domingo, 22 de enero de 2012

SANTANDER: LA CIUDAD QUE RESURGIÓ DOS VECES DE SUS CENIZAS


LA TORRE DE LA IGLESIA DE LOS JESUITAS PERDIÓ LA CRUZ QUE
LA CORONABA EN EL TERREMOTO DE ARREDONDO DEL 16-X-1938
LOS DAÑOS A EDIFICACIONES VIEJAS Y POBRES FUERON NOTABLES
Dos veces Santander tuvo que sobreponerse a sendas desgracias y resurgir de sus cenizas, la primera el 3 de noviembre de 1893, y la segunda el 15 de febrero de 1941 cuando no habían pasado ni tres años del impacto del terremoto de Arredondo, ni cuatro desde los crueles bombardeos sobre la ciudad.

Viento y fuego se aliaron para arrasar por dos veces una ciudad que supo reincorporarse a semejantes desgracias y reinventarse reforzada, aunque en cierta medida, por cómo se hizo y quién lo llevó a cabo, perdió algo de su ancestral y genuina identidad.

Hoy aquella no es tan fácil de rescatar, pues se borró de su genética una buena parte del carácter ligado a la mar, tanto arqueológico como de las relaciones vecinales, sociales y comerciales contemporáneas.

Era un carácter que hasta 1941 compartía con otras ciudades con similares medios de vida, como San Sebastián, Gijón, La Coruña o Vigo.

Sin embargo, Santander lo perdió y fue sustituido por un cúmulo de relaciones basadas en la exaltación de las diferencias de clase ligadas al régimen de Franco bajo el paraguas de las entonces modernas y deslumbrantes (para el régimen) leyes urbanísticas de la Italia fascista de Mussolini.

Desde que el año sin verano de 1816, por culpa de la explosión de un volcán en Indonesia, supusiera una catástrofe agrícola y alimenticia en el Santander de la constitución de 1812, la ciudad ha ido aprendiendo de varias desgracias, de manera muy curiosa los contextos históricos han dejado su huella. Entonces, las actas del Cabildo de Santander de 6 de noviembre de 1816 dejaron constancia del impacto. En varias actas sucesivas de aquel año se da noticia de la escasísima recolección de maíz y otros productos. Unos años después la explosión del carguero Machcichaco conmovió nuevamente a la ciudad, el terremoto de Arredondo y la guerra civil con sus bombardeos sobre el centro histórico precedieron a la más conocida de las catástrofes acaecidas en Cantabria: el incendio de Santander.

EL SANTANDER DE LOS AÑOS 20 DEL SIGLO XX

Santander resurgió de sus cenizas, pero a costa de un singular "lavado de cerebro social", que todavía hoy está muy presente y podría volver a repetirse. En la madrugada del 15 al 16 de febrero del año 1941, Santander sufrió una importante catástrofe. Casi medio siglo después de la explosión del vapor Cabo Machichaco (1893), Santander sufrió el incendio más demoledor de la historia de España.

La recuperación de la ciudad dejó la firma urbanística de la ideología dominante a través de, a la sazón deslumbrantes para el régimen de Franco, leyes del suelo italianas y alemanas, gestadas bajo la perspectiva dominante fascista y totalitaria; ese proyecto aún es palpable hoy a través de la metamorfosis residual de su vasta implantación en todos los niveles: físico, anímico, espiritual... del Santander erigido en símbolo del poder de un régimen totalitario y de corte discriminatorio, pues sustenta y mediatiza no pocas de las relaciones de los santanderinos, entre ellos, con sus vecinos cercanos de la provincia y de alrededor, y también con el exterior más lejano.

Ésta es una visión más, ya hay varias analizadas, aquí se intenta resaltar la original y a veces extraña al visitante personalidad de Santander, que desde dentro no se percibe, porque no se puede (o no se quiere) adoptar; el desconocimiento de sus ciudadanos de cómo se les impuso una manera de relación social basada en la exaltación de la diferencia de clases es manifiesto y desconcertante. Santander fue (y no poco le cuesta dejar de ser) el paradigma que el régimen franquista quiso para España entera y que comenzó precisamente aquí: en Santander.

El natural carácter marítimo, costero, se sustituyó de forma artificial por un cúmulo de relaciones sociales basadas en acentuar las diferencias de clase y la discriminación, no solamente desde el punto de vista económico o social, también de ubicación de la actividad sectorial, zonas de vivienda, recreo e incluso de paseo..., algo que el subconsciente santanderino ha incorporado a su carácter y llega con una asombrosa y palpable proyección hasta hoy, adoptando los santanderinos desde niños esa visión discriminatoria en sus relaciones personales, cuyo origen es una distribución de ciudad que respondía a las creencias de una sociedad de corte fascista.

La ciudad se convirtió en el primer campo de experimentación en cuanto a la imposición física de los principios de la dictadura a través de la distribución de la ciudad y de la artificial ubicación de la población y los sectores después del incendio; pero la manipulación fue también espiritual, pues en cuanto a la implantación de sus ideales y prácticas, Santander se comportó como una auténtica esponja después de la redistribución interesada de la población. Esa docilidad caló tan profundamente que no parece que hayan pasado los años suficientes para poder sacudírselo de encima. La sombra de aquellos intereses llega hasta hoy de manera demasiado consolidada y por lo tanto muy difícil de percibir por sus ciudadanos. La Plaza Porticada es un símbolo: el de la recuperación física y estructural, pero también se pensó como núcleo y foco de enfatización y exhibición de los ideales de la ciudad franquista, algo que sus ciudadanos desconocen porque la mayoría viven inmersos en esa corriente, todavía no se percibe, menos aún como algo anormal.

En este blog se analiza la recuperación de ciudades golpeadas por catástrofes con perspectiva histórica; reflexionamos sobre la resiliencia o capacidad de sobreponerse a una adversidad (o más de una); en el caso de Santander, se pagó el precio de una recuperación digna, pero por circunstancias históricas, la segunda vez, se produjo en los albores de la dictadura de Franco y dejó su sello de identidad en una ciudad recuperada física y urbanísticamente pero espiritualmente desarraigada.

La Santander contemporánea se muestra al visitante como una ciudad que en lo que atañe a la convivencia esperable en el siglo XXI, no acaba de encontrarse a sí misma, es muy difícil conectar con su ambiente, sus poco relajadas relaciones sociales se basan en una excesiva preocupación por la apariencia; por otro lado, se puede vivenciar cierta falta de acogida al forastero, tal y como la que se puede disfrutar en ciudades vecinas hermanas históricas, estas cuestiones hacen que a veces los propios santanderinos se refieran a sí mismos como "secos" y "cerrados". La ciudad de las dos adversidades a pesar de estas manifiestas percepciones tan comentadas por los visitantes, es sin duda una referencia resiliente.

Una primera adversidad física fue la catástrofe del buque Cabo Machichaco (1893), la segunda también física 48 años después en forma de incendio (1941) trajo lo que podríamos llamar una tercera desgracia social: la redistribución de la población con criterios fascistas como exhibición de fuerza y poderío; hoy más de 70 años después del incendio, según varias plataformas ciudadanas una potencial cuarta desgracia acecha: según ellos el capital, personificado en la especulación de la banca, quiere convertir también a Santander en un símbolo de su fuerza y poderío, tal es la percepción que muchos residentes tienen del avance de las obras emblemáticas ligadas al Banco de Santander, especialmente son sensibles a la ubicación y construcción del denominado Centro Botín.

El esfuerzo de la segunda recuperación en los años posteriores al incendio, coincide con la oligarquía franquista y se incrementa notablemente el cambio de ciudad, de portuaria trabajadora, pescadora y de cara a la mar, pasa a ser la ciudad paradigma de un régimen obsesionado en subrayar las diferencias de clases sociales, construyendo la nueva ciudad de cara a una sociedad caciquil, una reconstrucción muy por debajo de las necesidades reales y siguiendo un criterio selectivo e interesado.

La zona directamente afectada por el fuego se remodela a través de la iniciativa privada enriqueciendo a familias afines al régimen, se construyen edificios destinados a uso oficial, comercial y de residencia acomodada, burguesa y simpatizante de los sectores en el poder, pero ello siempre en detrimento de las clases trabajadoras que sustentan la economía, éstas eran antes del incendio los legítimos habitantes del centro trabajador, que a diferencia de sus hermanas históricas como San Sebastián, Bilbao, Gijón, La Coruña o Vigo, mantuvieron esos centros activos de cara al sector primario.
 
Pero en Santander esas personas son expulsadas a la periferia, transformando el ambiente de la ciudad de arriba abajo. Analizamos cómo esa peculiaridad aún hoy es palpable, y cómo el santanderino medio no es consciente de ello, pues es víctima directa de ese cambio en las relaciones sociales de su ciudad, así como el pez, que no es consciente del agua, porque no la experimenta, el santanderino medio desconoce dónde, cómo y cuándo nació el etiquetado de la ciudad más "pija" de España, achacándoselo erróneamente a los veraneos de la realeza, su séquito y una ciudad que jugó y juega a ser querida mientras se aprovechan de ella.
 
1. LA EXPLOSIÓN DEL BARCO A VAPOR CABO MACHICHACO, AÑO DE 1893

Construido en Newcastle en 1882, el 3 de noviembre de 1893, el Cabo Machichaco, después de haber pasado la cuarentena, ya que se habían dado varios casos de cólera en Bilbao, estaba atracado en el muelle de Maliaño. Harina y material siderúrgico, varios garrafones de ácido sulfúrico y algo más de 51 toneladas de dinamita (de cuya existencia no se había dado parte, o bien fue omitido por las autoridades portuarias) de Galdácano, esperaban llegar a su destino que eran los puertos del Sur, excepto 20 cajas que eran para la ciudad de Santander.

EL CABO MACHICHACO ARDIENDO

Sobre la una y media de la tarde las autoridades locales recibieron la información de que se había declarado a bordo un incendio, y se intentó apagar con los pocos medios disponibles del barco, los de los bomberos y los de la Junta del Puerto. Ante la situación, la mayoría de las autoridades locales y técnicos se involucraron en el incendio para tratar de sofocarlo. El incendio, que empezó en la cubierta y después se propagó por las bodegas de proa, surgió como consecuencia de la explosión de una bombona de vidrio con ácido sulfúrico.

 
Cabe destacar que también acudieron a prestar su ayuda las tripulaciones de los barcos cercanos y de los demás buques que estaban en Santander, entre ellos el mercante inglés Eden, el francés Galindo y el trasatlántico español Catalina. Un tripulante de este buque, Pachín González, será el protagonista de la novela del escritor José María de Pereda. Debido a la tremenda explosión fallecieron 32 tripulantes del Alfonso XIII, incluido su capitán. El fuego atrajo multitud de curiosos ajenos a lo que había en la bodega.

ÚLTIMA FOTO ANTES DE LA EXPLOSIÓN
Contemplaban el fuego cuando a las cuatro de la tarde, con el incendio todavía presente, se supo lo de la dinamita. A pesar de ello, el público no fue retirado de la zona por las autoridades. El resultado de la explosión fue de 590 muertos y unos 2.000 heridos. Cabe destacar que en aquel momento había 50.000 censados en la ciudad de Santander. Fallecieron la mayor parte de las autoridades civiles y militares de Santander, incluido el gobernador civil, además de bomberos, trabajadores y curiosos que se habían acercado a observar cómo ardía el barco.



LOS EFECTOS INMEDIATOS:

Los edificios cercanos se derrumbaron.

La onda expansiva se propagó por toda la bahía de Santander matando y destrozando.

Fragmentos de hierro salieron disparados a varios kilómetros de distancia.

La explosión produjo una tromba de agua de millares de toneladas, arrastró a muchas personas y luego las engulló hacia el mar.

Todos los que subieron al barco, incluidos 32 tripulantes del Alfonso XIII y el capitán del mismo, Francisco Jaureguizar, dejaron su vida en la explosión.

La magnitud de la explosión fue tal, que un calabrote llegó hasta la localidad de Peñacastillo, a 8 kilómetros de distancia, allí cayó y mató a una persona.

Un guardia halló dos piernas sobre el tejado de un almacén de maderas a una distancia de unos 2 km.

En la playa de San Martín, a varios km de distancia, apareció el bastón del gobernador civil, un tal Somoza, con las demás autoridades de la ciudad que se hallaban a bordo falleció en la explosión.

Una ermita medieval situada en la mies de San Juan de Maliaño, a varios km de distancia, no pudo resistir la onda expansiva de la explosión y se derrumbó.

Asunción Muriedas, una de las cronistas, corrió como muchos el 3 de noviembre de 1893, a ver el barco que ardía. Fue la curiosidad la que llevó a esta mujer a acercarse a un barco cuya mercancía ardía en los primeros muelles de aquel embarcadero. La explosión del Machichaco le cortó una pierna, Asunción, ante el estupor de los presentes, voló por los aires en un salto sin igual. Se ganó el sobrenombre de 'La Voladora' hasta su muerte.

Pero a Santander que tardó años en sobreponerse a la tragedia de aquella explosión, le esperaba 48 años después otra desgracia si cabe peor, y cuyas consecuencias hoy todavía se pueden palpar en el ambiente urbano y psicológico de la ciudad: el incendio de 1941. Después de haber pasado una guerra y haber sido, como otras ciudades europeas, bombardeada desde el mar y desde el aire, supone el cambio más denso y radical en lo que a urbanismo, distribución de las clases sociales y dado que se da en la época de posguerra, repercute en la propia psicología y relaciones personales del nuevo escenario del siglo XX,  cuya sombra aún se proyecta en nuestros días.

2. EL INCENDIO DE LA CIUDAD, AÑO DE 1941
 
El elemento desencadenante de la catástrofe de febrero de 1941 no fue el fuego de por sí, sino el fuerte viento que, desde la tarde del día 15 azotó la ciudad, alcanzando rachas de hasta 140 km/h, fue acompañado por una depresión atmosférica de gran intensidad. El incendio se inició en la calle Cádiz, cerca de los muelles, y avivado por el fuerte viento Sur, las llamas alcanzaron pronto la Catedral, al estar situada en la zona más alta, se convirtió en el foco difusor del fuego hacia las calles próximas. Desde la vieja puebla con la Catedral, los límites del fuego coinciden casi totalmente con el espacio amurallado de la villa del siglo XVI. Esta circunstancia catastrófica fue al mismo tiempo el caldo de cultivo de la ciudad moderna pero también el de una distribución de ciudad acorde con el régimen vigente y las nuevas relaciones de clases a él sometidas.

SANTANDER, ANTES Y DESPUÉS DEL INCENDIO
 
Pronto llegan bomberos de Bilbao, San Sebastián, Palencia, Burgos, Oviedo, Gijón, Avilés y Madrid. Ya en el día 17, la ausencia de viento favorece los trabajos de extinción. Empiezan a desaparecer de las calles los muebles y transeúntes sin hogar. Los bomberos penetran en la zona calcinada, y se apagan los últimos focos. A los dos días, el gobernador difunde un Boletín Oficial de Información dando instrucciones a la población y aportando datos sobre la magnitud de lo ocurrido.  
 
Se difundieron consignas, órdenes e instrucciones concretas sobre suministros y distribución de alimentos. Esa misma noche arribó a puerto el Canarias, con suministros y comida para la población. El cambio del viento en dirección NO y el comienzo de la lluvia ayudó a las labores de los bomberos. Se limpió la atmósfera de la ciudad, aumentó considerablemente el riesgo de derrumbamientos, hubo accidentes y se tomaron medidas especiales, entre ellas el día 20, el gobernador civil dicta un decreto por el que se obliga a todos los propietarios a reparar los tejados de los edificios y las salidas de humos en un plazo de 48 horas.

Por necesidad urgente de material para la reconstrucción, se procede a la incautación de las tejerías La Covadonga, Trascueto y Agustín García. Era necesaria la ubicación de más de 10.000 personas que se quedaron sin hogar, sin trabajo y sin un lugar a dónde dirigirse.

El resultado del terrible desastre fue la destrucción casi completa de la zona histórica de la ciudad. Fueron alrededor de 10.000 los damnificados que quedaron sin hogar ni negocios y unas 7.000 personas en paro forzoso (en Santander vivían poco más de 101.000 almas).

EL CENTRO LOS DÍAS POSTERIORES
El crucero Canarias abasteció a la devastada ciudad tras la catástrofe. Al tiempo del desastre, se crea el cargo de "Delegado especial del Gobierno para la Reconstrucción de Santander", que se encargó del nuevo espacio y del futuro urbanístico de la ciudad. España acababa de salir de una guerra y el entorno europeo estaba inmerso en plena segunda guerra mundial, la situación socio-económica era tremendamente desfavorable, por lo que una catástrofe de esta magnitud acrecentó la mala situación por la que pasaba tanto la ciudad como la región.

3. LA RECONSTRUCCIÓN

Tras finalizar la Guerra Civil Española comienza el conocido como "período de la autarquía" y durante el mismo se inicia un proceso de elaboración de la formulación conceptual parejo a la institucionalización administrativa del planeamiento urbanístico que culmina en 1956 con la Ley del Suelo de España. Sobre la década de los años cuarenta, se han realizado estudios urbanísticos, algunos mediatizados por las diferentes tendencias políticas. Como ejemplo se pueden citar: “Arquitectura y urbanismo durante la autarquía”, coordinado por Antonio Bonet, 1981 y “Aproximación a la influencia de los modelos alemán e italiano en la arquitectura y el urbanismo español de los años 1939-1945”, en Revista de la Universidad Complutense, nº 115, 1979; de Delfín Rodríguez.

LA COTIDIANEIDAD FASCISTA INUNDA LA VIDA DE LOS AÑOS 40

Efectivamente, bajo la influencia de los acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial, el franquismo, cuya política exterior se alineó con Alemania e Italia, acentuó y transmitió los rasgos fascistas que le definían hasta que el cambio de suerte de los acontecimientos bélicos (al final de 1942) le obligó a acudir a una operación de maquillaje de cara al mundo occidental. Entonces se produjo un acercamiento a las potencias vencedoras; pero Santander ya estaba inmersa en el influjo del momento fascista que se proyectó hasta la mitad de los años 50, catapultando algunos aspectos de esa forma de vivir hasta hoy.

Recientemente se ha llevado la atención y la curiosidad de los estudiosos y críticos de la arquitectura sobre un empeño en el que se mezclan en diferentes dosis los deseos de contribución a un real conocimiento crítico de los hechos históricos, pero también a una cierta intención denigratoria que airea vergüenzas de aquella etapa con verdadero regocijo. Tampoco se trata de eso, pero sí quiero explicar el hecho de que algunos cántabros que llevamos décadas fuera, vemos en Santander una peculiaridad tan anudada a ese pasado y tan presente en la actualidad que no deja de ser por lo menos curiosa. Muchos lo intuían pero nadie hasta ahora lo había descrito de manera tan descarnada.

En España, se articuló el espacio urbano con la consolidación de los ensanches desde finales del siglo XIX, y así crecieron muchas ciudades. El principal protagonista durante la autarquía es el extrarradio de la ciudad; va a ser considerado a efectos administrativos como ciudad, por lo que tiene que cumplir todos los postulados de la organización de la ciudad. Por lo demás, cada ciudad vio su planeamiento de acuerdo a criterios muy variados que fueron función de una época muy convulsa. A Santander le tocó ser un escaparate del régimen de Franco y de su capacidad para recuperar ciudades golpeadas por desastres.

En el plan de reconstrucción se abrió la nueva calle de Juan de Herrera, de carácter comercial, que une el Ayuntamiento con Hernán Cortés, respetando la Iglesia de La Compañía, que fue salvada del incendio. El incendio tuvo una notable incidencia en el planeamiento urbano y un impacto indiscutible en la reorganización social de la ciudad de Santander.

Se estimularon nuevos procesos urbanos tanto en el centro como en las áreas periféricas a las que se dirigió gran parte de la población desalojada por el siniestro.

Ello es fundamental para comprender la dinámica del espacio urbano santanderino en la etapa previa a la gran expansión de los años 60. En España por entonces no hay una ley del suelo hasta 1956 (LS/1956) hasta ese momento, y antes de promulgarla, las influencias e inspiración vienen sobre todo de la Italia fascista y la Alemania nazi, países que viven una euforia totalitaria y sirven de referencia a urbanistas de varias localidades europeas, pero que sin embargo es Santander el primer escenario en el que se plasman completamente fuera de esos países, la misma LS/1956 se hereda ya en la forma de un texto confuso como resultado de esas influencias iniciales que continuaron en España. 

Se establece entonces que la actividad urbanística debe realizarse mediante un sistema jerarquizado de planes urbanísticos competencia de la Administración, cuya autorización es necesaria para cualquier actividad urbanística, los criterios jerárquicos vienen así de la mano de una concepción fascista y totalitaria de la distribución de la actividad ciudadana. Santander es el primer escenario sobre papel en el que se plasma esa concepción de la vida de las personas, a la que hay que añadir la exigencia de un reparto físico y poco práctico (es de corte discriminatorio y divisionista)  de la actividad sectorial.

PLANEAMIENTO URBANO DE SANTANDER Y ALREDEDORES, HEREDADO DE AQUELLA PRIMERA INICIATIVA DERIVADA DE UNA CATÁSTROFE. LA CIUDAD SALIÓ AIROSA Y LA EXPERIENCIA HA SIDO, ES Y SERÁ DURANTE AÑOS, UN EJEMPLO DE CIUDAD RESILIENTE. HOY EL NUEVO ORDEN Y PODER DE CONCENTRACIÓN DE CAPITAL DE LA BANCA, PUEDE PERJUDICAR APLICANDO PROYECTOS CONTROVERTIDOS Y NUEVAMENTE NO DEMOCRÁTICOS A LA IMAGEN RESILIENTE DE ESTA CIUDAD.


LA CONTROVERTIDA ESTATUA RETIRADA EN 2008
Recordemos los ideales del régimen de Franco y su necesidad de subrayar las diferencias de clases; Santander se alzó en principio en favor de la democracia, pero al finalizar la guerra y sobre todo después del incendio, abrazó como casi toda aquella España famélica su perspectiva nacionalcatólica: la vivienda obrera se sitúa en puntos aislados del casco urbano,  distantes del centro. La gestión para la edificación parte de organismos estatales municipales que construyen casas baratas de tipo suburbial como se puede rescatar hoy en el barrio pesquero, Tetuán o San Martín. 

Asimismo, se sostuvo la necesidad de construir una plaza principal como nuevo centro de la ciudad franquista, aristocrático de la época a más no poder, que acentuase las diferencias de clase y además, representativo de la ciudad: la Plaza Porticada, sede de algunos edificios oficiales, el Gobierno Civil, la Delegación de Hacienda, el Gobierno Militar, la Cámara de Comercio, Industria y Navegación, y en la actualidad, cómo no, también comprende la sede de Caja Cantabria.

En el Paseo de Pereda, hasta poco después de la muerte de Franco existía la acera de los señoritos (la del Banco de Santander) y la acera de los pobres (la de las lanchas), imagen que dice mucho del carácter urbano endémico, y no muy lejano en el tiempo, del santanderino de a pie, esa imagen se ha volcado en el folclore popular:

"Vale más un marinero con el remito en la mano, que cincuenta señoritos por el muelle paseando"


Letra de la canción que pone de relieve esa concepción de antaño en el que el paseo del muelle, hoy Paseo de Pereda; era exclusivo de señoritos cuya distracción más notoria sería precisamente ese paseo. Asímismo no puedo perder esa imagen de sus cafeterías con las señoras que se tenían (y tienen) a sí mismas por "la flor y nata" de la ciudad correcta y ejemplar, pegadas toda una tarde a un café, radiografiándote de arriba abajo. Imagen que hoy, en pleno siglo XXI y a mis casi 50 años, aún experimento, pero claro, paseo sin el jersey anudado sobre los hombros.




ASPECTO DE LA CATEDRAL TRAS EL INCENDIO


Volviendo al urbanismo: un gran acierto fue la revalorización de los edificios religiosos, sacando partido a sus no muy grandes posibilidades estéticas que salieron muy dignas de la operación. Por ello se dedicó tiempo a la reconstrucción de la Catedral de Santander, la iglesia de la Anunciación y se construyó la Plaza de la Asunción. Por último, una realización importante de los años 40 fue el desmonte realizado entre la Catedral y la actual calle de Ruamayor.



INTERIOR DEL CLAUSTRO

La Catedral de Santander es un conjunto histórico y monumental, construido entre finales del siglo XII y el XIV sobre el antiguo monasterio; en un principio sirvió como Abadía, consagrada a San Emeterio y San Celedonio, conocida como la Abadía de los Cuerpos Santos. El templo es ampliado en los siglos XVI y XVII incorporándose nuevas capillas. En 1754 se crea la diócesis de Santander, convirtiéndose la iglesia en catedral. Ésta, tras sobrevivir a la Guerra Civil Española, y los primeros bombardeos civiles de la historia, sufrió en 1941 las consecuencias del incendio.

Guerra, incendio, bombardeos..., Santander, una ciudad que vivía del sector primario fue destruida y reorganizada de acuerdo a los postulados de una ideología que pregonaba y parcticaba la diferencia de clases, la ciudad  quedó seriamente dañada, se hizo necesaria una reconstrucción y ampliación entre los años 1942 y 1953, los arquitectos encargados de tal tarea fueron: José Manuel Bringas y Juan José Resines del Castillo.

TRAINERA VISTA DESDE EL BARRIO PESQUERO 
Paralelamente a todo lo anterior, se producen dos fenómenos fundamentales: el desplazamiento de la población de lo que en ocasiones se obligó a ser clases bajas, asentadas en las viejas casas del centro, hacia la periferia, fueron echados en favor de los más simpatizantes con el régimen de Franco, lo que originó el consiguiente crecimiento de la ciudad en sus márgenes y la consolidación de una ciudad franquista, clasista y muy anclada en las apariencias. Aún hoy, este aspecto es una percepción interior tanto del ciudadano culto como del visitante, hay que decirlo: ese ambiente aún se puede respirar.

De esta manera se puede hacer seguimiento de cómo una ideología proyecta su sombra durante décadas, imprimiendo su sello en el urbanismo y en la psicología social, y luego a través de la cobardía, la manipulación y la complicidad de sectores interesados, además de recuperar físicamente una ciudad y modificar su faz destrozada, aprovecha el momento para sacrificar también las relaciones humanas esculpidas por siglos y mediatizar las futuras relaciones sociales a través de ese desarraigo obligado, trato de favor y caciquismo social. Su huella aún está presente.


EL INCENDIO DE 1941


4. SANTANDER HOY

UNA CIUDAD PRIVILEGIADA QUE MIRA HACIA EL SUR, ESTE HECHO DIFERENCIA SU LUZ DE OTRAS CIUDADES DEL NORTE

A pesar de ser una ciudad como muchas otras españolas, acechada por la nueva corrupción, si volvemos a los aciertos del pasado, vemos que en primer lugar se intentó solucionar el problema viario construyendo un nuevo trazado para el tranvía que superara las disfuncionalidades derivadas de las calles estrechas e irregularmente distribuidas del casco histórico. Para ello se acepta un proyecto que sigue las directrices del modelo del ensanche, con una trama octogonal compuesta por calles amplias en las zonas de mayor confluencia de tráfico. En este sentido, es ilustrativo del ensanchamiento de la antigua calle de Atarazanas para constituir la actual Avenida de Calvo Sotelo.

El segundo criterio fundamental viene dado por la orientación comercial y de residencia burguesa y acomodada que prioritariamente se adjudica a esta área, en especial en las calles de San Francisco, Calvo Sotelo y Juan de Herrera. Algo que, entre otras cosas, ha influido desde entonces en una medida mayor de lo deseable, en la peculiar personalidad de la ciudad y su tendencia artificial a la "tontería, apariencia, querer y no poder y pijismo". Otro producto más de la ignorancia histórica de algunos de sus habitantes, que ni el siglo XXI ha erradicado. Una imposición asimilada de la oligarquía.
 
BAÑOS DE OLA: UN PRIVILEGIO POPULAR 

Este ambiente que tanto nos llama la atención a los cántabros que volvemos a nuestra tierra a menudo, en cierta medida dificulta las mejores posibilidades turísticas de la ciudad y debiera ser motivo de reflexión si los santanderinos de la capital conociesen su pasado, y por lo tanto su estilo de vida forzosamente impuesto por una ideología oligárquica heredada, a la que los mismos santanderinos han laureado, alimentado y alentado, pero a costa de un gran sacrificio.

 
 
El ejemplo urbanístico y estético dado por Santander, puede, para muchos historiadores, escritores y ciudadanos, abortarse e ir al traste en fechas próximas. A la derecha el proyecto del polémico "Centro Botín", que para muchos es un atentado a la estética y a la resiliencia de una ciudad que se ha mostrado ejemplar a la hora de aprovechar sus escasos recursos, sacar el mayor partido de ellos y ser referencia y ejemplo para aquellas que ahora como Lorca y otras en el futuro, quieran salir de su pasividad a la hora de sobreponerse.

Para los santanderinos de hoy, que deberían reforzar por comparación su acervo cultural con visitas a otras ciudades no muy lejanas, Oviedo, Gijón, Bilbao, Vitoria, Burgos o la mismísima Torrelavega que se muestra menos "pueblerina" (manera peyorativa muy utilizada en la capital de Cantabria para referirse a quienes sustentan a los urbaletos capitalinos) que la capital, etc..., es muy difícil darse cuenta y hacerse conscientes de hasta qué punto sus relaciones vecinales, personales, sociales..., se derivan de un estilo de vida impuesto por una ideología alienante en manos de los "nuevos amos", casi creyéndose lo que no son e intentando aparentarlo.

EL PROYECTO Y SU IMPACTO (DE SANTANDER EN PELIGRO)

Discordante con lo que la Naturaleza les ha otorgado, e impuesta por un régimen caciquil con mucho más peso que la propia herencia natural, se les dirigió a una manipulación interesada, pues tanto en la cultura como en la vida social, Santander es aún hoy, una auténtica "fachada", vive en una superficialidad en la que poco más de lo que se ve hay para rascar. Quizás por eso seamos tan "rutones" y todos los demás nos parecen "raqueros".

LOS RAQUEROS HABITARON EL CENTRO, HASTA LA NUEVA DISTRIBUCIÓN DE CIUDAD DESPUÉS DEL INCENDIO
 
En Santander, la actividad constructiva en los años posteriores al incendio se incrementó notablemente, pero por debajo de las necesidades reales y siguiendo un criterio demasiado selectivo, y ya basado en la especulación y el enriquecimiento de familias privilegiadas por la dictadura. Así, la zona directamente afectada por el fuego se remodela a través de la iniciativa privada, que construye edificios destinados a uso oficial, comercial y de residencia acomodada, burguesa y simpatizante del régimen, en detrimento de las clases trabajadoras que sustentan la economía pero son expulsadas a la periferia.

Hoy Santander es una bellísima ciudad, si no la más bella de España, y una de las más cómodas donde vivir; Santander no ha perdido ese impuesto carácter provinciano, clasista y elitista, y un algo "tonto" pero aún así la resiliencia mostrada en los peores momentos de la historia reciente de nuestro país, tras dos catástrofes físicas, ha sido, es y será un modelo para aquellas ciudades que quieran tomar ejemplo de cómo se puede salir airosa y aprender no de una, sino de dos adversidades; aire y fuego fueron sus verdugos.

La especulación que  acecha no debería suponer una cuarta adversidad, tras la tercera que hemos visto que supuso al mismo tiempo la recuperación de la ciudad quemada y la desaparición de la genética ancestral de ciudad de cara a la mar: una redistribución de ciudad y comunidad con criterios franquistas basados en la ley de distribución del territorio de la Italia fascista.

5. SANTANDER: UNA APUESTA POR EL SABER

La iniciativa cultural más admirada y conocida de Santander en todo el orbe es sin duda la Universidad Internacional Menéndez Pelayo; fue creada en 1932 por Decreto del Gobierno de la II República, propuesta del Ministro de Instrucción Pública, Fernando de los Ríos, con la denominación inicial de Universidad Internacional de Verano de Santander. Por otro lado, a título personal, destaco como una bella y enriquecedora experiencia la visita al MMC (Museo Marítimo del Cantábrico).

5.1 LA UNIVERSIDAD INTERNACIONAL MENÉNDEZ PELAYO

Se fijó la sede en el Palacio de la Magdalena, que había sido residencia de verano de los Reyes de España entre 1913 y 1930 por donación del Ayuntamiento de Santander al rey Alfonso XIII. Sus primeros rectores fueron el historiador y filólogo Ramón Menéndez Pidal y el físico Blas Cabrera. Por el mismo Decreto, se nombró Secretario General al poeta y profesor Pedro Salinas, verdadero impulsor del nuevo enfoque más universal de la institución universitaria.
 
En los últimos veinte años, la UIMP ha desarrollado sus actividades no sólo en Santander, su sede natural, sino en otras ocho ciudades. El culto y el respeto a los saberes humanísticos y científicos son considerados por la propia institución como su razón de ser. Desde el primer momento tuvo como objetivo satisfacer dos necesidades igualmente apetecibles e indispensables para una formación cultural moderna: atención a los requerimientos humanos universales que deben suscitarse en toda conciencia sensible, y destreza en el esclarecimiento de problemas técnicos minuciosamente delimitados y que representan un avance positivo en una especial disciplina.


LA UIMP, ACTIVIDADES 2011 UNA VISTA RÁPIDA

Ha ido aumentando el número y la especialización de los cursos programados,  ciencias sociales, humanísticas, experimentales y tecnológicas. También se extendieron las actividades culturales de música, teatro, recitales poéticos, cine, etc., especialmente apreciadas por los estudiantes extranjeros. Durante los últimos veinte años, la UIMP ha desarrollado sus actividades en sus otros ocho centros (Barcelona, Valencia, Sevilla, Santa Cruz de Tenerife, La Coruña, Cuenca, La Línea de la Concepción y Pirineos).


Desde el año 2009 la UMIP forma parte, con la Universidad de Cantabria, del Cantabria Campus Internacional (CCI), consiguiendo ser elegido por el Ministerio de Educación y Ciencia como Campus de Excelencia Internacional de ámbito regional.

5.2 EL MUSEO MARÍTIMO DEL CANTÁBRICO

Una de las más ricas y variadas propuestas museográficas, dedicada a la mar y a los hombres de la mar, de todas las que se ofrecen en España. Muestra la vida marina y todas las formas de relación del hombre con la mar a lo largo de su historia. Un patrimonio cultural y natural de incalculables valores presentado con elegancia y gusto inigualables, estructurados en un plan expositivo diseñado por José Luís Casado Soto, en cuatro secciones:

VISITANTES EN EL AQUARIUM  DE LA PLANTA CERO
“La vida en la mar” (Naturaleza-Biología Marina), “Pescadores y pesquerías” (Etnografía Pesquera), “El Cantábrico y la mar en la historia” (Historia marítima) y “Vanguardia tecnológica frente a la mar” (Tecnología marítima). Su misión se encamina a la salvaguarda y transmisión del patrimonio cultural marítimo, basada en las funciones propias del museo: documentación, investigación, conservación y difusión. La actividad marítima ha sido, por lo menos, desde hace dos mil años, importante factor, tanto de articulación espacial como de dinamización económica de este entorno geológico y geográfico.
 
De los puertos cantábricos salieron innumerables barcos y hombres de mar hacia todos los horizontes del planeta, siendo ejes del control del territorio, exploradores, inmigrantes, enclaves mercantiles. La organización de los puertos, su defensa, el comercio y la guerra sobre la mar, los barcos y las expediciones científicas ilustradas, constituyen algunos de los aspectos que se explican en el MMC. Todo en torno a la mar y sus gentes.

El visitante tiene la oportunidad de adentrarse en el seno de las aguas del Cantábrico a través de los acuarios donde conviven especies representativas de este mar. Tras acercarse al ambiente del primer laboratorio permanente dedicado al estudio del mar, se explica y describe la diversidad de entornos y especies marinas del Cantábrico. Los acuarios representan distintos entornos naturales submarinos, desde la orilla, con el movimiento de las mareas, hasta los fondos de la plataforma a 100 metros de profundidad, sumándose un total de 20 acuarios que alojan más de un millón de litros de agua marítima.

No se descuida la cuestión dedicada a las gentes de la mar relacionadas con la pesca y el marisqueo, desde las primeras comunidades que se enfrentaron al medio marino y sus recursos. El oficio, los barcos, las peculiares formas de vida, indumentaria, creencias y organización social, así como las modalidades de venta e industria conservera. Se analiza y muestra la evolución de las embarcaciones tradicionales de pesca hasta las modernas y tecnológicas usadas actualmente en las regatas de remo y vela.
 
VIDEO TURÍSTICO DE SANTANDER

11 comentarios:

Antonio Odriozola Romillo dijo...

Estupendo y documentado artículo. Sigo lo que ocurre en Santander desde la lejanía de Granada, y me preocupan los cambios que se pretenden realizar en la zona portuaria en el entorno del Banco de Santander. Creo que no hay que ceder a los intereses, cualquiera que sea su tipo, de los "poderosos". Esa zona está ahora como no estuvo nunca, limpia, bonita, tanto que atrae a muchos paseantes que disfrutan de la limpieza de vistas sobre la bahía. Y sería volver a hacer obras sobre las obras recién terminadas, pues no hace tanto se terminaron los colectores y la remodelación de los Jardines de Pereda.
Y, respecto de los criterios estéticos del citado Banco de Santander o de la Fundación Botín, miedo me da después del atentado visual que han hecho con la construcción de su Centro de Cálculo, que altera la vista del pié del pico de Solares y por la noche parece un faro de color rojo.
Esperemos que reine la cordura. Saludos.

Antonio Aretxabala dijo...

Hola Antonio, gracias por participar en mu blog. Ya sabes que los cántabros que vivimos fuera pero con un pie dentro, vemos las cosas con una perspectiva quizás más amplia, sí, la tierruca... La capital, desde el incendio sobre todo es el pueblón más grande del norte peninsular, esas cosas de las familias de toda la vida y la sumisión a los nuevos amos llama demasiado la atención, ahora toca someterse a otro tipo de caprichos, éstos van de la mano del dinero, y si te digo la verdad, puede que la densísima transformación que sufrió Santander después del incendio y que tanto tiene que ver con la psicologia de la ciudad, sea una nimiedad comparada con lo que le espera si se convierte en el parque temático del Banco de Santander. Luego será una ciudad mausoleo dedicada a su amo. Pero qué pena de ciudad.

Anónimo dijo...

Antonio, felicidades por tu trabajo y reflexiones. Has creado una pieza realmente hermosa. No solo por el texto, sino por los elementos multimedia que has añadido como las fotografías antiguas y modernas, postales, grabados, mapas y, sobre todo, los videos como el Nodo de 1941 titulado "Temporal de fuego", más otros de YouTube.

Tus comentarios me han descubierto cosas habladas pero que nunca había leído. Todo ello, por una parte, me ha llevado al mundo de las emociones, y, por otro, al de la razón. Enhorabuena por ser activo con tu actitud, voluntad, la acción que desarrollas y las ideas que expones para favorecer la mejora de nuestra ciudad.

Carlos F. Báscones Arias (Dpto. de Prensa, Gobierno de Cantabria)

Antonio Aretxabala dijo...

Gracias Carlos. No paro de pensar que la vida está llena de dulces casualidades, y que allí arriba un coro de ángeles lo deben pasar bomba trazando líneas de destinos que se cruzan, pasan tangentes, secantes o paralelas hasta que algún capricho sale de sus compases y cartabones y las cruzan, entonces se embriagan con los vapores de nuestros estupefactos sentires y desbocan una fiesta angelical, y cuando le toca a uno, sabe que la fiesta es en su honor. Pues que se diviertan señores mensajeros (angeloi) que mientras sea a nuestra costa, si se produce una fiesta de alegría y están ahí arriba, baila y juega y ríe... que sean muchas más ¿no te parece Carlos? Ha sido genial conocerte y charlar contigo.

Un abrazo

Pablo Lupino dijo...

Me ha encantado tu artículo Antonio, da gusto leer artículos así de buenos sobre nuestra ciudad, decirte q estoy de acuerdo contigo en todo. Nunca nadie hasta ahora me había explicado el x q de la tontería q tiene la gente en esta ciudad y ahora leyendo tu artículo me entero y me da más pena aún. Lo dicho Antonio gracias x el artículo una maravilla, ha sido un placer leerlo. Gracias de verdad

David dijo...

Una maravilla Antonio. Gracias por compartir, Seria ideal que todos pudieran leer el articulo y asi tomar al menos un poquito más de conciencia sobre sus y nuestras santanderinidades.
Queria leer la letra de la cancion del marinero y el buscador me condujo a esta entrada o a la explicación mas apropiada sobre el sentido de la cancion. Jaja somos de santander y aqui no hay mas que hablar!
Un saludo
Un chavalón

María Jesús Pozas Pozas dijo...


En primer lugar, quiero felicitarte por tu brillante análisis de la historia urbana y sociológica de la ciudad de Santander, y sobre todo por el sentido crítico y sin concesiones. Como historiadora, "montañesa", amante de mi tierra comparto tus opiniones. Te animo a seguir haciendo una historia independiente, frente a esa otra historia basada en la complacencia y en la apología, que no es la nuestra.
Un cordial saludo.
María Jesús Pozas.
Dra. En Historia Moderna y Contemporánea. Investigaciones sobre la historia de Santander en el siglo XVIII.

Historiesdebombers dijo...

Perdona, pero creo que hay un error.
Dice que "Pronto llegan bomberos de Bilbao, San Sebastián, Palencia, Burgos, Oviedo, Gijón, Avilés y Madrid (un total de 72.211 bomberos, en una ciudad de poco más de 101.000 habitantes)".
Es imposible que se mobilizaran mas de 72.000 bomberos. En esa época, en plena postguerra, los cuerpos de bomberos españoles, como mucho tenian unos 300-500 bomberos, así que para llegar a la cifra de 72.000 bomberos, se tendrian que haber mobilizado mas de 240 cuerpos de bomberos con todo su personal dejando sin bomberos sus ciudades.
Aún así, felicidades por el artículo!

Antonio Aretxabala dijo...

Muchas gracias, es verdad y lo he cambiado, hay un error que aparece rastreando por ejemplo "72.211 bomberos" y sale la fuente que es Diario Montañés y otros que copia-pegamos... Un honor tener centinelas así, seguro que hacéis vuestro trabajo igual o mejor, reitero mis gracias, un abrazo. El enlace a DM: http://cabeceras.eldiariomontanes.es/imagenes-municipios/de-autor/1856/el-origen-del-incendio-de-santander.html

Marta Ramos González dijo...

Si algún día voy de nuevo a Santander, puedo decir que tengo con tu artículo una estupenda guía. Haces un retrato de la ciudad desde tantas perspectivas (histórica, arquitectónica, sociológica, política, etc.) que no creo que nadie se atreva a dudar de tu criterio.
La conocí hace ya tiempo y pude percibir ese tufillo señorial y el trazado urbanístico al que haces referencia. Pero veo, que hay muchos Santanderes en Santander. La próxima vez estaré atenta.

curro dijo...

Extraordinario artículo. Soy uno de esos santanderinos que vivían sumergidos sin darse cuenta en el urbanismo y la psicología de la ciudad. Gracias por explicarlo ta bien.

Sería estupendo que hicieses una continuación con lo que creo que es el penúltimo proceso de gentifricación: El Barrio Pesquero.

Después de resistir a la plaga de heroína, quizás como un primer intento de gentrificación, ahora se viene la urbanización de la zona más golosa de Santander:"el puerto". Van a aparecer 5.000 metros cuadrados frente a la bahía.
https://www.europapress.es/cantabria/noticia-ayuntamiento-puerto-santander-retoman-grupo-trabajo-desbloquear-proyectos-20231102122334.html