jueves, 20 de septiembre de 2012

LA RESILIENCIA DE MÉXICO, 27 AÑOS DESPUÉS DEL TERREMOTO DE 1985




HOMENAJE A LAS VÍCTIMAS, LOS HÉROES, LOS DAMNIFICADOS, LA RECONSTRUCCIÓN...


En 2012 México dio otra lección al mundo. No solamente sus edificios se supieron optimizar para resistir los impactos de la fuerza sísmica, los nuevos criterios urbanísticos han salvado muchas vidas y evitado penurias, desgracias y ruinas; los barrios crecieron sobre terrenos previamente auscultados y catalogados, y las reacciones personales fueron las esperadas, al margen de los primeros momentos de pánico, los mecanismos aprendidos funcionaron.


Dentro de los actos celebrados para conmemorar el 27 aniversario de la tragedia más grande jamás sufrida por México, el presidente Calderón afirmó con entereza: "... la tragedia de 1985 suscitó la respuesta unificada de un pueblo que nunca se rinde ante la adversidad, así sea tan grande como la de aquella mañana. Un pueblo que siempre, siempre encuentra el camino que le permite salir adelante..."

México desde aquel 19 de septiembre de 1985 ha colaborado con la comunidad internacional activamente elaborando ejemplares planes de prevención, excelentes estudios sobre la distribución del territorio acorde con el tipo de riegos esperables, especialmente los sísmicos, una mejora considerable de los sistemas constructivos y una pedagogía de la cultura sísmica que salva vidas.

Comentó además que "... un legado de la tragedia no fue el abandono, sino que de esta dolorosa experiencia, más que la apatía o la indiferencia, el mayor legado fue la unidad ante la tragedia, el sentido de pertenencia a una comunidad y a un gran país; la importancia de tendernos unos a otros la mano y, desde luego, la conciencia de tomar medidas preventivas para proteger la vida frente a la posibilidad de cualquier desastre..."

En 1985, en la enorme y populosa Ciudad de México prácticamente nada ni nadie estaba preparado para una situación tan trágica; los elementos de rescate fueron insuficientes, se había vivido unos años antes, en 1957 "el terremoto del ángel", que sacudió México con una magnitud de 7,9. El epicentro estuvo muy cerca de Acapulco. En la capital murieron más de 700 personas, casi 3.000 resultaron heridas, miles de edificios quedaron en ruinas, y la emblemática Victoria Alada del Paseo de la Independencia se desplomó.

EL DESPLOME DEL ÁNGEL DE LA INDEPENDENCIA EN 1957

Pero en 1985 los bomberos, extasiados, salvaron a miles, y sí, fueron miles las personas atrapadas entre los escombros; fueron miles las personas que volvieron a nacer gracias al acto solidario de sus conciudadanos. Muchos, guiados por ese humano impulso que sale del alma lucharon hasta la extenuación, una vida salvada era el mayor de los regalos del cielo. México entonces dio al mundo una lección de solidaridad, una lección del corazón, todos lo vimos por las televisiones.




La participación de la sociedad civil fue fundamental para amparar a la ciudad del trauma en que se encontraba inmersa, vimos a Plácido Domingo buscando a sus familiares, cuatro de ellos perecieron bajo las ruinas de aquella ciudad infernal, como tantos otros compañeros del arte, Rockdrigo, Frederik Vanmelle y muchos más.

Posteriormente, México fue resurgiendo de sus escombros, las políticas preventivas fueron ejemplares, y dieron otra lección, pero esta vez con la cabeza y para las cabezas. El sismo de 8,1 grados de 1985 había dejado una herencia de casi 15.000 edificaciones destrozadas y más de 100.000 viviendas sufrieron algún tipo de daño, principalmente en las delegaciones Cuauhtémoc con un 56%, Venustiano Carranza el 18%, Benito Juárez 17% y en las otras delegaciones el 13%. La cifra oficial de víctimas no estuvo nunca clara pero, se especula que pudo haber entre 10.000 y 40.000 muertos.

¿Qué mejor forma de celebrar este aniversario que con un macrosimulacro? Además de los actos de recuerdo a víctimas, héroes y damnificados, la sofisticada, participativa y necesaria cultura de la prevención celebró ayer una cuestión fundamental y una garantía de seguridad demostrada el pasado 20 de marzo: su alto nivel de cultura sísmica y prevención, pero no sólo el de las instituciones o de las escuelas de geología o ingeniería, sino el de una población verdaderamente adaptada a un peculiar medio físico y urbano en pleno siglo XXI, una evidencia de haber conocido y comprendido su marco de existencia, y además de forma ya muy consolidada en la población en general.

Quedó rubricado el 20 de marzo de 2012, cuando un terremoto de escala 7,8 con epicentro en el estado de Guerrero volvió a sacudir al país y a México D.F., pero esta vez no hubo muertos (se han contabilizado dos muertes, una por infarto y otra por caída de ladrillo), unos pocos heridos, y leves daños materiales, además después de dos réplicas destacables de 5,0 y 5,3. Miles de personas en la capital después de reaccionar como aprendieron desde pequeños, salieron a las calles muy asustadas. Pero las lecciones ya se habían hecho carne, ya habían penetrado en lo más profundo de cada mexicano y automáticamente los resortes pedagógicos se accionaron, 27 años dieron su fruto.

En 2012 México ha dado otra lección al mundo. No solamente sus edificios se supieron optimizar para resistir los impactos de la fuerza sísmica, los nuevos criterios urbanísticos han salvado muchas vidas y evitado penurias, desgracias y ruinas; los barrios crecieron sobre terrenos previamente auscultados y catalogados, y las reacciones personales fueron las esperadas, al margen de los primeros momentos de pánico, los mecanismos aprendidos funcionaron. La gente, ya estaba educada desde la infancia, y en general se comportó como hay que hacer en estos casos, no salir corriendo hasta que termine el movimiento, ponerse debajo de vigas, en los dinteles de las puertas, reunirse en los lugares acordados cuando el temblor remita, etc. Pero sin duda, lo que más deslumbró al mundo, tanto en 1957, como después en 1985 y ahora en 2012, es la entrega, la capacidad de solidaridad y la abnegación de sus ciudadanos.

MÉXICO D.F., 20-III-2012: ORDEN, APOYO, SOLIDARIDAD , EDUCACIÓN, CULTURA Y MAYOR SEGURIDAD

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