Un blog abierto a la reflexión, enfocado a la cultura de mitigar desastres naturales o activados por el ser humano, potenciando una visión holística y participativa, clara y crítica. Un espacio transdisciplinar para el intercambio de ideas entre personas interesadas en salvar lecciones aprendidas y ponerlas en acción, potenciando la resiliencia o capacidad de sobreponerse, ayudando a las comunidades a salir fortalecidas con las mejores herramientas: la cultura, la ciencia y la información.
Queridas y queridos lectores, reproduzco la entrevista (ahora completa) que, en parte, publicó Patricia Ruiz en Diario de Noticias de Navarra con motivo del primer aniversario de las catastróficas inundaciones ocurridas en Navarra en diciembre de 2021 y la charla-debate con los afectados de Burlada el pasado 13 de diciembre de 2022 en la Casa de Cultura de la villa (figura 3). La entrevista lleva el título “No estamos preparados para que vuelva a ocurrir una riada de la envergadura que tuvo la última”. Seguramente, por falta de espacio, se dejaron aspectos que considero relevantes. Os dejo la entrevista completa y este acceso a la presentación (también al final de este artículo) a petición de algunos profesores de institutos y de colegios que vivieron la catástrofe del año pasado y acudieron a la charla-debate.
Antonio Aretxabala, Pamplona, 15 de diciembre de 2022
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• ¿Realmente estamos preparados para una nueva riada de la envergadura de la última? ¿Cree que hemos puesto en marcha medidas preventivas para minimizar los daños?
No, no lo estamos. Prueba de ello es que cada vez que se produce una crecida importante, como la media docena de ellas vividas en la última década, nos echamos las manos a la cabeza, buscamos soluciones rápidas, muchas veces contraproducentes y los políticos salen en los medios a ver quién dice la barbaridad más grande.
Esta manera de abarcar un problema cada vez mayor —que nos ha traído desde 2019 al menos tres víctimas mortales en Navarra, la declaración de varias áreas como zonas catastróficas y millones de euros en pérdidas, no solo ahora, sino sobre las obras acometidas anteriormente para el mismo propósito— muestra que no acabamos de asumir en toda su plenitud que “las inundaciones son fenómenos naturales inevitables” como sabemos tanto desde la ciencia como desde la sabiduría del medio rural; aquí podríamos incluir a la Directiva Marco del Agua (DMA, 2007, CE) desde la Comunidad Europea en su primera parte del Dictamen 2007/60/CE sobre inundaciones.
Menos de una semana después de las inundaciones de diciembre de 2021, el Consistorio pamplonés, por ejemplo, lanzó una campaña en los medios enfatizando que iban a encargar un estudio para acometer acciones “contra las inundaciones”. No podemos acometer nada contra ellas, por mucho que nos empeñemos.
Esta mentalidad de confrontación o guerra contra las dinámicas naturales ha sido mi objeto de análisis este último año en congresos y seminarios en los que he participado (figura 1), pues se trata de una anomalía histórica en la forma de entender y relacionarnos con la naturaleza, nacida de otra anomalía: la introducción de un excedente de energía no renovable que alcanzó prácticamente el 90%. De ello hablaremos en Burlada el martes y en la Txantrea el miércoles, donde nos acompañará Antonio Turiel.
• ¿No sabemos a qué nos podemos enfrentar este invierno o el próximo? ¿Siempre puede ser peor?
Por supuesto, además se percibe en las últimas siete décadas una tendencia generalizada al descenso de caudales en todas las estaciones anuales, bastante más significativa en la cuenca del Ebro en otoño e invierno. Si consideramos los últimos cuarenta años se nota aún más, pero a causa del cambio climático los caudales en momentos de riada están aumentando.
Un ejemplo lo podemos ver en estos primeros 22 años de siglo XXI en los 14 eventos sucedidos con caudales que superaron las 1500 toneladas de agua cada segundo en Castejón (figura 2), seis de ellos entre 2000 y 2011 y ocho de 2011 a 2022. A pesar de haber disminuido las precipitaciones, estos eventos crecen en frecuencia y en cantidad, calculé un incremento en torno a 100 toneladas de agua por segundo cada década.
Figura 2. A pesar de haber disminuido las precipitaciones, estos eventos crecen en frecuencia y en cantidad en torno a 100 toneladas de agua por segundo cada década. Las inundaciones son fenómenos naurales inevitables. El Salto (2022).
• ¿Qué están haciendo otros países de Europa para para evitar inundaciones en zonas inundables?
Si se refiere usted a los más avanzados, seguir las indicaciones de la DMA y escuchar a los expertos. La retirada estratégica avanza como la solución más efectiva.
• ¿Qué estación le preocupa más?
Ninguna en particular. Hemos tenido eventos extremos en cualquiera de las cuatro en la última década.
• ¿A más sequía más posibilidad de fenómenos climatológicos extremos?
En cierto modo sí, la sequía es una maldición para la vida, pero también hay un aspecto geológico que no se suele considerar: el suelo seco es incapaz de retener e infiltrar el agua de lluvia cuando ésta vuelve como una aparente bendición. El suelo semisaturado lo hace, el suelo seco provoca erosión, arrastre y a la larga un empobrecimiento de la tierra, la capa fértil, las plantas, los ecosistemas y las comunidades que los habitamos.
• ¿Qué se debería haber hecho en municipios como Burlada para prevenir el impacto de la última inundación?
El río llegó a la calle Mayor y a la Casa de Cultura (ver figura 4), esto no había ocurrido nunca, como se suele decir. La magnitud de la crecida del pasado diciembre es la crónica de una riada histórica de verdad. Habría que hacer un estudio amplio de cómo se ha transformado la dinámica fluvial aguas arriba y recuperar zonas de expansión, vegetación y llanura aluvial, pero conlleva desandar y deshacer antiguas políticas especulativas y de una vez por todas comenzar una retirada estratégica de verdad, lo cual no es una derrota, sino una manera de garantizar el bienestar de las comunidades entre sí y con su entorno. Es así de simple, o eso o seguir perdiendo vidas y dinero en reparar algo que más temprano que tarde volverá a ser devorado por las aguas.
Figura 3. Burlada, 13 de diciembre de 2022. Casa de Cultura-Kultur Etxea.
• ¿Qué pueden mejorar en sus intervenciones instituciones como el Estado, el Gobierno de Navarra, la CHE o la Mancomunidad para que no haya este tipo de inundaciones?
Las inundaciones van a seguir produciéndose, lo que hay que buscar es cómo adaptarse a algo que es natural y cada vez más recurrente e intenso. El peor enemigo para la convivencia de las comunidades con su río es la arrogancia del ser humano que ya habita en las instituciones con sus políticas para favorecer la especulación urbanística. Ahí es donde hay que actuar.
• ¿Llegará un momento en el que tengamos que desalojar zonas no tan próximas a ríos?
Lo vamos a hacer, nos guste o no, por las buenas o por las malas. Sería deseable hacerlo de la primara manera.
• ¿Qué zonas de Navarra son las más vulnerables y qué medidas de peso son necesarias aunque requieran una gran inversión?
Las zonas más vulnerables son las más expuestas, aquellas donde se ha construido de manera desmesurada sin conocimiento. El caso de Tafalla en julio de 2019 fue la mejor lección de los últimos tiempos. La Directiva Marco del Agua (DMA, 2007, CE) pone el acento a que los Estados den más espacio a los ríos, teniendo en consideración el mantenimiento y el restablecimiento de las llanuras aluviales, así como medidas para prevenir y reducir los daños a la salud humana, el medio ambiente, el patrimonio cultural y la actividad económica a largo y no a corto plazo. Estos planes de gestión del riesgo de inundación deben ser revisados periódicamente y en caso de necesidad actualizarse, teniendo en cuenta las repercusiones del cambio climático en la incidencia de inundaciones.
Las lecciones que se aprenden de las inundaciones. O no...
El principio de solidaridad (DMA 2007, CE) adquiere así un papel protagonista en la gestión del riesgo de inundación, quedando rechazadas las actuaciones locales que lo único que hacen es derivar el problema aguas abajo en la falsa creencia de poder acometer acciones “contra” las inundaciones en un determinado tramo en perjuicio de las comunidades a las que habitualmente se les encañona un caudal que, en cuanto pueda, se expandirá e inundará lo primero que encuentre, sean huertas, granjas, polideportivos, zonas https://m.youtube.com/watch?v=LgdijZRiHmY o bosques de ribera: podemos intentar disminuir el problema en la Rochapea pasándolo a San Jorge.
Las consecuencias de no haber comprendido el principio de solidaridad de la DMA siguen siendo nefastas porque el auzolan no consigue entrar en las mentes esculpidas y formadas en aquel mundo de constante expansión y crecimiento que ya no existe.
Figura 3. Burlada, 10 de diciembre de 2021. Diario de Noticias de Navarra.
Queridas y queridos lectores, quisiera compartir unas reflexiones desde la playa de Arnao en Castrillón, Asturias (figura 2), porque es aquí donde comenzó la explotación industrial de hidrocarburos y con ello el primer ferrocarril de la España peninsular a principios del siglo XIX. Estas rocas del Devónico y del Carbonífero son un auténtico libro abierto de más de 400 millones de años. Podemos leer las páginas del viaje de Iberia desde el hemisferio sur hasta nuestras actuales latitudes, pero además, esta deslumbrante geología nos ayuda a comprender por qué hemos avanzado tan poco en cooperar entre nosotros mismos por nuestro bienestar, habiendo aprendido de maravilla a quemar cosas para tener cosas que quemar.
Integrando los datos de consumo, emisiones, destinos de los "fondos de recuperación y resiliencia" y unas cuantas variables más, vemos que vivimos en un momento crítico en que las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) se han disparado en todo el mundo con un impacto nulo o negativo en nuestras economías, pero esto ya sucedía antes de la guerra de Ucrania y de la pandemia. Por tanto, deberíamos asumir un diagnóstico certero para no tomar decisiones que nos abocan al fracaso. Y eso, tomar decisiones que pagaremos muy caras nosotros, pero sobre todo nuestros hijos, es lo que estamos haciendo.
Estamos quemando lo peor que hemos encontrado en nuestra historia, y de manera desesperada para obtener cada vez menos energía. Algo, por otro lado, de lo que desde la comunidad científica ya se advirtió. Estamos, literalmente, quemando porquería porque no sabemos hacer otra cosa. Y las modernas tecnologías de captación de energías renovables, no han venido a sustituir nada, simplemente se han sumado a esta macabra fiesta de los excesos.
Sobre Arnao, su historia y su importancia para comprender nuestro presente, recomiendo este artículo en la Revista 151515 que escribí cuando se cerró la última mina de carbón española (se decía no rentable) en 2019 y
comenzamos a trazar una Transición Energética de la que ya disponemos de
una buena mirada por el retrovisor, pues más de tres años apuntan a que
hemos tomado el camino opuesto al que nos habíamos propuesto.
Han pasado, además, casi otros tres años desde que se pusieron en marcha los itinerarios de recuperación y resiliencia basados en las nuevas economías verdes, digitales y de adaptación a los impactos ante eventos extremos derivados del cambio climático antropogénico debido al calentamiento global de apenas 1,2ºC, cuando ya tenemos que asumir que no vamos a poder frenar la maquinaria que nos lleva a los 1,5ºC del acuerdo de París de 2015. Aquí estarían incluidas las que afectan a nuestra salud física, mental y social de manera cada vez más difícil de separar. Desde olas de calor, incendios y sequías históricas, hasta inundaciones que se calificaron como prácticamente imposibles en 500 años, los impactos físicos, por ejemplo en Navarra, han sido catastróficos al menos cuatro veces en la última década. Imaginar alcanzar los 2ºC que están a la vuelta de las esquina debería hacernos reaccionar de manera radical (desde la raíz).
Antonio Aretxabala
Arnao, Asturias, 18 de noviembre de 2022
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Primera generación que ha quemado lo de nuestros abuelos y lo de nuestros nietos (el fantasma de la deuda con el pasado y con el futuro)
La estrella del cambio de modelo productivo son los fondos Next Generation EU con la proliferación de las tecnologías de captación de energías renovables y la electrificación de la economía. Pero no es nada nuevo, han pasado también tres lustros desde el colapso de los mercados de 2008 y la consolidación de "la crisis" de la que somos incapaces de salir. Fue entonces cuando Europa ya se comprometió a transitar por una economía verde y digital basada en la incorporación de las tecnologías de la información y el conocimiento (TIC) con la propuesta Smart 2020. La meta apuntaba a 2020. Gracias a los servicios digitales se podría refundar el capitalismo (Merkel, Sarkozy, 2009) con una caída cercana al 20% en emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y un aumento global del 20% del PIB.
Pero nada de todo aquello llegó a suceder. Las emisiones de CO2 no disminuyeron, se incrementaron en más del 15% y vivimos de una deuda impagable con las “Next Generations”. El montante que pagamos y pagarán nuestras nietas ha ido a parar a las mismas grandes corporaciones que nos trajeron a esta situación de crisis económica, desigualdad, saqueo a las arcas públicas y caos medioambiental. Hoy, además, ostentamos el récord de sobrepasar las 420 ppm de CO2 por primera vez en tres millones de años (figura 1), cuando el homo sapiens aún no existía. La adaptación a estas alturas, sigue chocando, por ejemplo, contra una especulación inmobiliaria agonizante que aún ejercitan los ayuntamientos.
Figura 1. Concentraciones de CO2 atmosférico (en rosa) en comparación con datos de núcleos de hielo (línea continua negra) y otros indicadores relativos al 18O (%) y la Tª global (ºC). Las temperaturas medias globales nunca excedieron los niveles preindustriales en más de 2ºC en los últimos tres millones de años. La comparación de isótopos de oxígeno estables modelados y observados (Lisiecki y Raymo 2005) en núcleos de sedimentos profundos abarca esos últimos tres millones de años. El área sombreada en gris indica el período caracterizado por la transición de ciclos glaciales con un período de 40.000 años a ciclos con un período de 100.000 años. La línea roja representa el aumento de CO2 observado desde el comienzo de la revolución industrial y el cuadrado rojo indica el valor observado a finales de 2018 (411 ppm). Modeling perspectives on the mid-Pleistocene transition Willeit M. & Ganopolski A. (2019).
En los sectores estratégicos no está sucediendo absolutamente nada de lo propuesto. Aunque la tecnología digital ya se ha extendido ampliamente entre los itinerarios productivos y la mayoría de procesos se han optimizado con las cadenas de montaje y suministro de bienes materiales o virtuales, las emisiones de todos los sectores continuaron en aumento hasta marzo de 2020, cuando debido a la pandemia de COVID-19 se frenaron, pero posteriormente se volvieron a desbocar y hoy más que nunca debido sobre todo a la vuelta al carbón.
A pesar de ello entramos en recesión. Las grandes corporaciones empresariales y sus medios culpan a la pandemia, a China o a la guerra en Ucrania, pero los síntomas son muy anteriores y desde la comunidad científica ya se vino avisando del problema hace décadas. ¿Entonces, qué es lo que realmente está ocurriendo con la energía? Negacionismos de varias índoles cada vez más sorprendentes.
Negacionismo teórico, negacionismo dopado y, ¿nuevas oportunidades?
Hoy necesitaríamos abrir cientos de minas de litio, cobalto, níquel o grafito (que funcionan con diésel) de aquí a 2035 para poder completar las expectativas de movilidad verde y “sostenible” que nos hemos propuesto. ¿Vamos a ser capaces de cumplir el sueño del desacoplamiento de la economía? Recomiendo leer esto al respecto.
Todo apunta a que seguir intentando avanzar en una sociedad termoindustrial es prácticamente imposible con energías renovables; pero tampoco como base para digitalizar a escala una economía basada en la automatización y las TIC. Considerar que eso es posible, que el consumo de recursos y materiales geológicos, energéticos o críticos, puede seguir creciendo a demanda y además, tomar así decisiones a largo plazo involucrando a las generaciones por venir, sin que ellas puedan decidir sobre sus vidas, nos está llevando a un nuevo fracaso económico y medioambiental.
Obviamente esta manera de actuar viene acompañada de una suerte de negacionismos de lo más absurdos y peligrosos y que, ignorantes o interesados, han permeado ya nuestras instituciones. Nuestras hijas y nietas están pagando muy caros los excesos y decisiones que tanto les afectan pero en las que no pudieron participar. Nuestras abuelas se echarían las manos a la cabeza si lo pudiesen presenciar.
La primera reacción ante quien pone sobre la mesa con toda crudeza estos hechos y los datos que los acompañan, es pedir una solución, generalmente técnica o tecnológica. Un ejemplo vivido por el autor hace casi un lustro, vino con la publicación en la revista Libre Pensamiento de este artículo, que fue devuelto hasta tres veces porque los revisores querían ver "una solución".
Realmente no existe "una solución" y menos aún que venga de la esfera tecnológica, al fin y al cabo toda tecnología sin una energía versátil (y sobre todo barata) de respaldo es escultura. Las soluciones son muchas, variadas y no sólo técnicas, sino sobre todo, de un cambio de organización social, pero no serán las mismas para cada comunidad. No es lo mismo solventar el problema de las entradas de energía o recursos básicos y las salidas de desechos en Madrid que en Arnao; una necesitará reinventarse completa y rápidamente, tal y como vimos aquí y otra tiene más fácil su transición de manera sosegada (las decisiones de Felipe II y la importancia de Arnao se explican en este artículo y en el siguiente vídeo se dan unas pinceladas).
Figura 2. Arnao, Castrillón, Asturias. Al fondo el castillete (hoy Museo de la Mina) por el que bajaban los mineros para extraer el carbón de las capas inclinadas en estratos ricos en hidrocarburos (Valey) llegando a introducirse decenas de metros bajo el nivel del mar. Más información en este artícuo de la Revista 151515.
Y es que una solución global se daría en un mundo globalizado, pero el nuestro ha comenzado su andadura por la desglobalización, nos guste o no, algo que también genera un negacionismo irracional e incluso la crítica violenta. Las fuerzas de descentralización son cada vez más fuertes porque se adaptan a entornos de menores flujos de energía versátil y barata, pero también podrían resultar más necesarias para la dignificación de la vida en esta innegociable transición que hemos comenzado prácticamente a la fuerza. Con la geología no se negocia.
Lo que sí se debe hacer es intentar reforzar el comprender nuestro papel como seres humanos en relación a lo que hemos denominado nuestro "patrimonio natural" o nuestro "patrimonio geológico", dando muestras así de una mentalidad muy moderna, pero también conlleva una voluntad de apropiación. Nos hemos hecho dueños (unos más que otras) de algo que apenas comprendemos, pero que menos aún podemos controlar.
Tenemos en nuestras manos la responsabilidad de mejorar nuestras vidas con la de la de las personas que nos acompañan y la de nuestros descendientes, y lo vamos a lograr, siempre que, desde un diagnóstico certero, seamos capaces de vivir de manera creativa, cooperativa y fecunda en armonía con un mundo al que hemos sometido a cambios importantes. Pero dichos cambios son el reflejo de nuestra manera de pensar, de vivir y de relacionarnos entre nosotros y con el medio que garantiza nuestra propia existencia. Ahí está la solución, una cuestión tan ética, social y política como tecnológica y científica.
Nueva economía verde y digital en un planeta recalentado
Energía, caos climático y organización social
Vídeo completo: presentación, mesa de reflexión y debate
Con Rosa M. Tristán, Joseph Tainter, María Alegre y Antonio Aretxabala. Organizado por la Green European Foundation (GEF) con la colaboración de la Fundación Transición Verde y La Casa Encendida de Fundación Montemadrid (pinchar sobre la imagen).
Queridas y queridos lectores, dejo aquí la traducción al castellano de esta conversación con Ion Orzaiz publicada por Berria en euskera a la que también podéis acceder pinchando en la imagen de arriba. Salud.
Antonio Aretxabala.
Pamplona, 21 de septiembre de 2022
El geólogo Antonio Aretxabala (Vigo, Galicia, 1963) cree que los datos de los embalses en Euskal Herria son "el reflejo de una tendencia". Según el investigador, cada vez habrá más fenómenos extremos; por ello, ha instado en numerosas ocasiones a las autoridades a "adaptarse a la situación".
El tema de la sequía está en los titulares de los medios. ¿No es lo habitual entre agosto y septiembre?
El problema es que tendremos cosas así cada vez con más frecuencia, pero en cuanto llueva, la gente se olvidará. Las lluvias de los próximos días no solucionarán el problema de raíz. Tendemos a pensar que aquí llueve, y que la sequía es un problema actual en este momento. Desafortunadamente, la evidencia científica nos muestra que estas sequías serán cada vez más comunes y que tendremos que estar preparados para enfrentar lo que pueda venir en el futuro.
¿Cuál es la situación en Navarra?
En Navarra tenemos el problema de la sequía principalmente en el embalse de Yesa. En este momento, el nivel del agua (y barro) en Yesa es de aproximadamente un 15%. El nivel de los embalses de Eugi e Itoiz también es bajo por la sequía, pero no tanto. ¿Por qué? Por el uso del agua. Entre el 85% y el 93% del agua de Yesa se utiliza para regadío (aquí hay muchas cosas). En los últimos años, las hectáreas de regadío en Navarra han aumentado de forma desproporcionada.
¿Se necesita tanta agua para regar los campos agrícolas?
Si el objetivo es mantener un modelo agrícola intensivo, sí. Este modelo también requiere de muchos productos derivados del petróleo: fertilizantes, herbicidas, pesticidas... ¿Y por qué se prioriza este tipo de agricultura? Básicamente, porque deja mucho dinero en manos de unas pocas empresas. Además, la mayoría de las verduras y productos que se producen aquí se exportan. Navarra no es el único caso: a pesar de ser una de las zonas más secas de Europa, la Península Ibérica gasta una cantidad desproporcionada de agua cada día para vender tomates y lechugas en París o Londres. Aquí es donde va más del 80% de nuestra agua.
¿Qué soluciones proponen las administraciones para este problema?
Básicamente, poner la responsabilidad sobre la espalda de los ciudadanos: cerrar el grifo, no ducharse demasiado, no lavar el coche... Bueno, todo eso está bien, pero yo haría dos puntualizaciones: por un lado, no se puede comparar lo que gastamos la ciudadanía (12-15%) con lo que gastan las empresas y, por otro lado, el consumo de agua en pueblos y ciudades ha disminuido considerablemente en los últimos años. Los ciudadanos ya hemos cumplido con nuestra parte.
También se han aprobado ayudas económicas para ayudar al sector...
La sequía es una tragedia climática, pero va más allá: es también una tragedia política, por las políticas sin sentido implementadas por las autoridades. Gastar mucho dinero (obras públicas, más infraestructuras, más embalses...) no creará agua; tampoco la construcción de infraestructuras cada vez más grandes, complejas y vulnerables. El embalse de Yesa es el ejemplo más claro: ahora mismo está al 15% (85% aire). Si se hubieran podido completar las obras de ampliación después de 21 años, ¿retendría más agua hoy? no. Almacenaría un 7,5% de agua y barro (92,5% de aire). El hecho de que el recipiente sea más grande no significa que sea más fácil de llenar. No estoy en contra de los embalses en general, pero pensar que un embalse producirá agua es de una ingenuidad gallarda.
YESA, 21 AÑOS DESPUÉS
Navarra Suma dijo que no había necesidad de implementar restricciones de agua en la comarca de Pamplona, gracias al embalse de Itoiz...
Necesitan ponerse medallas en las solapas, sí, pero es una visión completamente retrógrada y desinformada. ¿Cómo vendieron el binomio embalse de Itoiz-Canal de Navarra? Como una forma de llevar agua limpia del Pirineo a la Ribera. Pues bien, ya existía un sistema superior en ingeniería para transportar agua desde los Pirineos hasta la Ribera: el río Ebro. Los agricultores no querían usar esa agua porque estaba contaminada. Bueno, pensemos por qué sucede esto y pongamos los recursos para garantizar que esta agua nos llegue limpia. Se necesitan otras políticas, no embalses más grandes.
Hay una gran falta de inversión e infraestructura en esa región, así como una gran miopía política. Para EAJ-PNV, la solución es incluir a Karrantza en el Consorcio de Aguas de Bilbao Bizkaia (CABB), porque controlan la organización. Sin embargo, para los granjeros y ganaderos de Karrantza, eso sería un desastre económico. Por tanto, viendo que Karrantza rechaza históricamente su entrada en el consorcio, ¿cuál viene siendo la respuesta de las autoridades de Bizkaia? Dar la espalda a la comarca. Cabe señalar lo más trágico, y es que Karrantza es la despensa de Bizkaia: los vizcaínos comen lo que les ofrece Karrantza. La economía digital y el 5G no funcionan aquí. Las personas no funcionan con microchips y fibra óptica.
Pareja de vacas uncidas al carro con el verde para las vacas de la cuadra. El Cueto (Pando), 1977. Colección fotográfica del Valle de Karrantza. MSabino, Karratza. Visión gráfica del silo XX.
¿Cómo deben abordar las administraciones el tema de las sequías y el cambio climático?
El primer paso es acordar un buen diagnóstico. Y, entre los científicos, el consenso es casi completo: en los próximos años los caudales de los ríos disminuirán, pero los eventos extremos aumentarán. El caudal del río Aragón, por ejemplo, se reducirá en torno a un 10-20%, pero veremos inundaciones, sequías y lluvias torrenciales más frecuentes. Por tanto, deberíamos hacer un esfuerzo por adaptar los modelos agrícolas y ganaderos, la economía, el urbanismo y otras políticas a la situación actual. Si no entendemos que las inundaciones, sequías y otros fenómenos son parte de la naturaleza y serán cada vez más comunes, lo estamos haciendo mal.
¿Cómo será el futuro?
Como decía el investigador del CSIC Fernando Valladares, este último podría ser el verano más fresco de tu vida. La Península Ibérica se va saharizando. Las Bardenas se expanden hacia el norte, en unas décadas estarán llamando a las puertas de Pamplona. Esta evolución del clima no se puede evitar, pero el problema es que tenemos muchos negacionistas e ignorantes en puestos de responsabilidad.