lunes, 10 de septiembre de 2018

EL HORMIGÓN ARMADO COMO ICONO DEL CAPITALISMO FOSILISTA


Ruina Industrial. Antom Santos

Queridos lectores, el pasado mes de agosto de 2018 mantuve una serie de conversaciones muy fructíferas con Manuel Casal Lodeiro, escritor, pensador, activista, y muchas cosas más, tras el colapso del viaducto Morandi de Génova y la pasarela de Vigo durante el festival de O Marisquiño. Dichas conversaciones culminaron en este artículo para la revista 15/15\15, "Revista para una nueva civilización": El hormigón armado, icono del capitalismo fosilista.

El hormigón es esencialmente arena y grava unidas con cemento. También es el material de construcción más utilizado en el planeta, prácticamente un 70% de los habitantes de este mundo vivimos bajo hormigón. Cada año consumimos más de dos veces de hormigón que de acero, aluminio, plástico y madera juntos. Es una forma casi mágica de crear, barata, rápida y fácil. En un abrir y cerrar de ojos geológicamente hablando implantamos carreteras, puentes, presas, centrales energéticas, viviendas para un gran número de personas... Es quizás uno de los mejores indicadores que se han expandido por todo el planeta para poder determinar algún límite para el Antropoceno.

Desde el año 2010 más de la mitad de la población vivimos en ciuadades; esta nueva experiencia para la vida en el planeta supone además que la ciudad se erigió en una nueva unidad estructural planetaria que consume recursos y genera desechos como nunca ante se vio en la historia. El número de habitantes urbanos aumenta en alrededor de 65 millones de personas cada año, según la División de Población de las Naciones Unidas. Sería el equivalente a agregar 21 nuevas Madrid, 40 Barcelonas, 185 Bilbaos ó 325 Pamplonas, al planeta, ¡cada año!

Tendemos a suponer que el hormigón es tan durable y permanente como la roca sedimentaria a la que quiere imitar, pero realmente no lo es. El hormigón se fatiga, se debilita, se degrada..., falla y se fractura, y lo hace en infiidad de maneras. El calor, el frío, el viento, los terremotos, los terrenos inestables, los productos químicos, la sal o la humedad atacan esa roca artificial aparentemente sólida, la debilitan y la rompen, desde fuera y desde adentro. Podría decirse que nuestras ciudades son como castillos de arena mal pegada y hemos asumido que siempre estarán disponibles las tecnologías adecuadas que lo hagan eterno.

Pero toda tecnología funciona porque tras ella hay una energía que la sustenta, el mismo hormigón es una tecnología absolutamente fósil-dependiente que imita los procesos geológicos de erosión, transporte y sedimentación gracias a la simultaneidad histórica del desarrollo de ambas tecnologías: el hormigón armado y el uso de hornos de gas, carbón y transporte mecanizado. Con su mantenimiento pasa exactamente lo mismo: vivimos en un mundo cada vez más necesitado (como explico en el artículo) de reparación y conservación de infraestructuras envejecidas, pero con las fuentes de energía barata, abundante y versátil en decadencia, así que el problema de derivar cada vez más recursos para seguir en el mismo lugar, se amplifica. Sufrimos el síndrome de la Reina Roja de Alicia (en el país de las maravillas), cada vez tenemos que correr más deprisa para seguir en el mismo lugar.

Ilustración de John Tenniel de la Reina Roja hablando con Alicia

El hormigón armado (HA) es posiblemente el producto tecnológico más importante en el desarrollo y modificación del medio natural que sin precedentes se da en la historia del ser humano. Supone por tanto que el pasado siglo XX, además de verlo nacer como una tecnología de éxito icónico, propició las condiciones para su implantación a escala global. Actualmente la urbanosfera —red neuronal que dibuja el planeta desde el año 2010, cuando más de la mitad de la población mundial comenzamos a vivir en ciudades— no se comprendería sin su presencia. Su total expansión y conquista global han decorado nuestra casa común como lo ha hecho el propio ser humano. Esta conquista de cada rincón del planeta no hubiese sido posible sin un factor crucial que simultáneamente catapulta su desarrollo y expansión: los combustibles fósiles...

Antonio Aretxabala
Pamplona, 10 de septiembre de 2018





Otras referencias: 

Enpresa eta arduradun askok garrantzia kendu diete mantentze lanei. Berria (euskera)

Entrevista en Aragón Radio (15-VIII-2018) (Despierta Aragón)

Deslizamientos, hormigón, y mantenimiento. X Jornadas de Gerencia de Riesgos y Emergencias Donostia-San Sebastián