Figura 1: el éxtasis y euforia de la energía fácil consumida a través de la quema de combustibles fósiles ya ha pasado a la historia de la especie humana, fue un pico cuya existencia creció y ya declina de una manera muy rápida. Es justamente la época que nos ha tocado vivir, pero nos guste o no, nosotros ya estamos en la fase de decadencia que explica esta crisis, como vamos a ver, de la que ya no se puede salir. Desde que las civilizaciones comienzan a utilizar la escritura hasta el pico del petróleo, han pasado unos 5000 años. Viviremos muy pronto sin la ayuda de los combustibles fósiles que permitieron las cotas de consumo energético per capita y desarrollo tecnológico que conocemos en los últimos decenios; estos niveles de consumo no habían sido vistos jamás en la historia de la humanidad, y sólo un milagro (y el frácking no lo es) energético podría volver a recrearlos, el planeta y sus recursos ya no dan para más, la proyección futura de Hubbert es también de 5000 años en adelante desde que lees esto. La segunda ley de la termodinámica es inviolable. |
Sólo para mantener la producción, las empresas dedicadas al fracking tienen que perforar más y más e incurrir en más deuda, aun cuando los ingresos son decepcionantes. Gran parte del capital que entró ha sido destruido.
Se han enfrentado a unos precios del gas que han sido tan bajos que la mayoría de los pozos no generarán suficiente dinero para cubrir los costos de producción. El mercado del fracking, además de ser un "timo", también está enfermo.
1. INTRODUCCIÓN: ¡ATÓNITO!
Leo atónito hoy que Angers Fogh Rasmussen, Secretario General de la OTAN, ha dicho recientemente en Chatham House, un laboratorio de ideas en asuntos internacionales de Londres y en respuesta a una pregunta tras una conferencia de prensa, que “me he reunido con aliados que me han informado de que Rusia, como parte de sofisticadas operaciones de información y desinformación, se han asociado activamente con las denominadas organizaciones no gubernamentales, grupos ecologistas que trabajan contra el gas de lutita, para mantener la dependencia europea del gas ruso”.
ANGERS FOGH RASMUSSEN ¿¿¿COMORRRLLL??? |
Ya todo el mundo lo sabe (con sólo profundizar un mínimo): el gas de lutita y su extracción por medio de fractura y estimulación responde al auge y caída de un producto financiero con otra burbuja a punto de explotar tras de sí. Las empresas que en un principio comenzaron a explotarlo lo van abandonando exasperadas por culpa de un engaño muy bien orquestado (ya hay en tribunales de EEUU acusaciones de estafa); habían invertido en una tecnología que prometía el oro y el moro, pero todo se ha quedado en un agujero que ya suma más de 110.000 millones de dólares este año.
Los datos suministrados no son míos o de fuentes sospechosas (figuras 2 y 5), son del gobierno de los EEUU, publicados por la Agencia de Información de la Energía (AIE). Para rellenar ese agujero de 110.000 millones de dólares que habían cavado en sólo un año, las 127 mayores empresas del petróleo y el gas aumentaron su deuda neta en 106.000 millones de dólares. Pero incluso eso no fue suficiente. Para recaudar más dinero en efectivo y seguir "convenciendo" de lo maravilloso del inexistente traje (ahora viene el cuento) a los analistas, también vendieron 73.000 mil millones en activos. Casi convencen..., pero las consecuencias van a ser calamitosas.
Figura 2: las tres fuentes de dinero en efectivo de las grandes compañías energéticas: operaciones (verde), incremento neto de la deuda (gris oscuro) y venta de activos (gris claro). Los incrementos netos de deuda representaron más del 20% de la entrada de efectivo desde 2012; por ejemplo, en 2013 las operaciones suministraron sólo el 60% de las necesidades de efectivo; la mayor parte del resto se tomó prestado (AIE). Se trata de un claro ejemplo de decrecimiento y desinversión, algo mucho más preocupante de lo que aparentemente pueda parecer. El primer trimestre de 2014, con el monstruoso incremento de perforaciones se asemeja a 2012. Las cinco grandes empresas mundiales del sector: BP, Exxon, Chevron, Total y Shell, están vendiendo activos, comprometiendo de esta manera su actividad futura y por tanto acelerando la recesión energética; la caída de actividad económica mundial va paralela, el decrecimiento es la ley.
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2. EL OTRO CUENTO
El cuento de Hans Christian Andersen sigue siendo una referencia inveterada, hercúlea y de actualidad para explicar el cómo una y otra vez nuestros dirigentes caen en los mismos errores desde que el ser humano habita este planeta; no hay mejor manera de demostrarlo que llegando a abarcar cotas de poder, tal y como reza el cuento. Es así como se demuestra el movimiento: andando, es así como se demuestra la ineptitud: mirando para otro lado.
La transferencia tecnológica de las empresas de EEUU dedicadas hoy a su pesar al fracking, que ya no encuentran sino pérdidas por doquier en el nuevo mundo (figuras 2 y 5), como vemos, es un bocado muy apetitoso para los mercados, porque en Europa no la hay, así el alquiler y suministro de maquinaria para fracturar conllevaría una suerte de beneficios que si además se subvenciona, mejor que mejor...
Vivimos una época en la que la cultura basada en el pensar lógico y no ideológico se percibe como un adorno de la sociedad, pero todavía quedan gestos que demuestran que la verdadera inversión, la de los frutos a largo plazo, la que no está atenazada por intervalos electorales de cuatro años para cambiar de traje es precisamente la cultura, una entidad inmaterial difícilmente susceptible de ser objeto de especulación financiera, aunque no imposible.
Pero claro, como en el cuento de Hans Christian Andersen hay que ser mínimamente inteligente para verlo, y a los responsables, se les montaba un telar simulando que se trabajaba; no había nada en la máquina, se les decía que sólo los inteligentes lo podrían ver. A pesar de ello, se hicieron suministrar las sedas más finas y el oro de mejor calidad que se embolsaron; mientras tanto, seguían haciendo como que trabajaban en los telares. Al final, el traje invisible del emperador lo vieron (casi) todos.
3. MINIMIZANDO, QUE ES GERUNDIO...
Figura 3: 28 de marzo de 2014: el ministro de industria, José Manuel Soria, anunciaba la inmediata aplicación del real decreto que regulará los precios de la electricidad. Desde el 1 de Abril de 2014 ya se puede aplicar y las empresas tuvieron tres meses para adaptarse a la nueva normativa. España lleva años de abusos, preguntas, mentiras, palos de ciego, cambios y paradojas en su política energética. Las consecuencias sobre el consumidor y las empresas son que en septiembre de 2014 la energía es casi un 12% más cara. A la par, el consumo energético base del (de)crecimiento económico, cae desde 2008. Todo apunta a que pueden continuar o acrecentarse con esta nueva “etapa energética" en un país que está condenado a pagar una factura energética que se acerca al 99,6% como energía del exterior. El fracking, si algún día llegase a realizarse, ante esta cruda realidad, no sería el milagro salvador que algunas empresas del sector pregonan, sino el intento desesperado de eternizar un sistema energético que desde la UVI se resiste a morir, y si como se dice, se quiere importar la experiencia norteamericana, el inevitable hundimiento y colapso de un país que aún no asume su inefable decrecimiento estará aderezado con una carga medioambiental cuyas consecuencias aún estarían por determinar. La factura energética en España es comparable a los ingresos por el "turismo barato" desarrollado en el segundo país del orbe con más lugares Patrimonio de la Humanidad y también el segundo con más Reservas de la Biosfera (UNESCO) que aún desconoce el potencial económico de su cultura histórica y científica, España después de tanto despropósito institucional ocupa aún ese puesto, pero al mismo tiempo es el primer país de Europa y el tercero del mundo que peor los cuida. |
Figura 4: la relación entre el PIB (línea negra continua) y la producción de petróleo (línea discontinua) está íntimamente ligada. Según Robert Hirsch (anticipado en julio de 2012), la caída en la producción del petróleo arrastra irremisiblemente al PIB (GDP en inglés). La predicción de este analista y su equipo nos sitúa, como estamos viendo, en este escenario entre 2012 y 2015; sus aciertos durante los primeros años del siglo XXI son infalibles. En España, por primera vez, la deuda pública superará este año el 100% del PIB.
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Juan Carlos Muñoz de Shale Gas España analiza el contexto sociológico y el porqué del rechazo popular a la Fractura Hidráulica, "... cuando hay el doble de reservas que para gas convencional, el papel negativo de las corrientes de pensamiento ecologista, la actividad de sus asociados ..., con su power-point yendo de pueblo en pueblo contando en las zonas donde potencialmente queremos desarrollar esto, que esto era un técnica perversa y que íbamos a hacer un gran destrozo..., con mensajes en internet llenos de mitos y falsedades y creando alarma social entre gente insatisfecha, en un momento de anarquía social lógica posiblemente por el tiempo que vivimos..., un fenómeno social que ha encontrado un calado en grupos sociales y que se estudiará en profundidad y no dentro de mucho, en las universidades de sociología y escuelas de negocio..." , (El Fracking Y La Exploración de Recursos Naturales, Sede Del ICOG, Madrid, 6 de Junio de 2013)
La AIE (Agencia de Información de la Energía) se apresuró en minimizar el problema, afirmando que esta deuda que ha estado fuera de control no era "necesariamente un indicador negativo". Los bajos tipos de interés permitieron a las empresas obtener capital de deuda para cubrir sus déficit de caja en las operaciones. Así acumular deuda "para impulsar el crecimiento" es una estrategia típica, sobre todo entre los pequeños productores. Por si era poco, además, a la creciente deuda se le sumó un aumento de la producción, perforando y perforando sin control, generando más ingresos para atender los pagos de deuda del futuro (figuras 2 y 5).
Eso es exactamente lo que está sucediendo. Es una cuesta arriba cada vez más costosa. Sólo para mantener la producción, las empresas tienen que perforar más y más e incurrir en más y más deuda, aun cuando los ingresos son decepcionantes. Además, paradójicamente las perforadoras tienen fuerte dependencia del gas natural: se han enfrentado a unos precios del gas que han sido tan bajos desde hace unos años que la mayoría de los pozos no generarán suficiente dinero para cubrir los costos de producción. Y gran parte del capital que entró en ellos ha sido destruido. El mercado del fracking también está enfermo.
4. LA CRUDA REALIDAD: LA IMAGEN DE LAS MIL Y UNA PALABRAS O EL CRECIMIENTO INECONÓMICO
Figura 5: ha estado sucediendo durante años: en 2010, el agujero dejado por fracking fue de sólo 18 mil millones de dólares. Durante cada uno de los últimos tres años, la diferencia era de más de 100 mil millones. Arriba el gráfico de una industria con los flujos de caja libre en negativo aparentemente permanentes. (AIE). La deuda acumulada podría superar los 400.000 millones de dólares. Acompañado con la venta de activos por parte de las principales empresas, en algunos casos para pagar dividendos, el futuro energético de un planeta que ya no da más de sí es de color chapapote. El sistema capitalista (como el comunista) se está muriendo de éxito. |
Lo aquí expuesto es un ejemplo muy claro que puede comprenderse mejor con la ayuda del trabajo de Herman Daly, los tres límites del crecimiento, traducido al español por Ferrán P. Vilar:
Tanto a la producción creciente como al consumo creciente se les puede denominar crecimiento económico sólo hasta un límite económico puro. Más allá de este punto el crecimiento se convierte en ineconómico (ver figura 5), pues hace aumentar los costes en mayor medida que los beneficios, haciéndonos así más pobres, y no más ricos. Es el caso que hemos visto con el endeudamiento y la venta de activos.
Lamentablemente parece que seguimos llamándole crecimiento económico, es más: no es posible encontrar el término crecimiento ineconómico en ningún libro de texto de macroeconomía. Todo crecimiento del PIB es denominado crecimiento económico (figura 4), aun cuando haga aumentar, como es el caso, más los costes que los beneficios.
Adoptar una economía de estado estacionario nos permite evitar ser empujados más allá del límite económico. Podríamos tomarnos nuestro tiempo y evaluar adecuadamente esta nueva tecnología, en lugar de permitirle ciegamente que contribuya a un crecimiento que bien podría ser ineconómico como se está viendo. Además el estado estacionario nos ofrece cierta garantía contra el riesgo de catástrofe ecológica, que aumenta con el dogma del "crecentismo" y con la impaciencia tecnológica.
5. UN DOCUMENTAL QUE LO ACLARA
EL DOCUMENTAL: FRACTURA, LA MALDICIÓN DE LOS RECURSOS
Si mi querido lector ha visto el documental, le habrá quedado claro que la actividad económica está basada (sin opción a ninguna otra cosa) en el consumo de energía (figura 4). Las disciplinas económicas clásicas dominantes prácticamente relegan este hecho a una suerte de ausencia metafísica paralela, como el teletransporte o la máquina de energía eterna, algo con lo que no hay forma de disponer de entradas ni salidas de datos porque es irreal, como la mentira (por definición).
Consideran que el crecimiento es posible siempre, al margen de la disponibilidad de energía, lo cual es un error (o mentira) físico, aunque dogma metafísico, concretamente un error (o mentira) termodinámico, un error (o mentira) que ciega el hecho de que en las condiciones actuales y con la inercia del pasado siglo XX, el ciclo produce más entropía (energía disipada) que energía concentrada.
Con respecto a la actividad económica per se, ésta no produce nunca un aumento de energía del medio, por muy eficiente y rentable que una determinada actividad sea, tal error (o mentira) parece ser la premisa de la mayoría de las previsiones económicas actuales. Transformar en valor económico los recursos naturales disponibles supone una transformación netamente física, no metafísica o milagrosa, eso lleva consigo aparejado una mayor entropía, o lo que es lo mismo, una inevitable pérdida y disipación de la energía disponible, nunca un incremento.
Algunos directivos de los lobbies de empresas energéticas son perfectamente conscientes de este hecho, por ello la única manera que tienen de seguir pregonando la posibilidad del crecimiento infinito es hinchando de manera artificial las cifras de las reservas energéticas (recursos accesibles), confundiéndolos con los propios recursos naturales (aunque sean inaccesibles; es como si yo vendo energía solar y afirmo que dispongo de una fuente infinita: el Sol como reserva), pero otra vez, como dijimos, se cae en el error de la irrealidad, es decir, de la mentira.
Los científicos naturales lo sabemos, los economistas clásicos aplican el dogma metafísico contrario en sus predicciones porque no consideran que quien suministra esa energía física y no "abstracta" o "metafísica" es la propia Biosfera. Justamente el escenario donde la actividad económica dispone de sus recursos y su energía. Nunca "un mundo paralelo" o "un más allá" desvinculado de una actividad económica capaz de crear energía por sí misma. Lo entenderemos mejor con la introducción del último libro de Jeremy Rifkin. La sociedad de coste marginal cero:
EL GRAN CAMBIO DE PARADIGMA: DEL CAPITALISMO DE MERCADO AL PROCOMÚN COLABORATIVO
La teoría convencional de base capitalista no considera la relación indisoluble entre la actividad económica y los condicionamientos ecológicos impuestos por las leyes de la energía. En la teoría económica clásica y neoclásica, las interrelaciones que rigen la biosfera terrestre son simples externalidades no influyentes sobre la actividad económica.
Los economistas convencionales no reconocen que las leyes de la termodinámica rigen también la actividad económica. Las leyes primera y segunda de la termodinámica establecen que «la energía total en el universo es constante y la entropía total aumenta continuamente». La primera ley, la ley de la conservación, sentencia que la energía no se crea ni se destruye, que la cantidad de energía del universo siempre ha sido la misma desde el principio de los tiempos y lo seguirá siendo hasta el final.
Pero aunque la energía permanece constante, se transforma continuamente en una sola dirección, de disponible a no disponible. Aquí es donde entra en juego la segunda ley de la termodinámica: la energía siempre fluye de lo caliente a lo frío, de lo concentrado a lo disperso, del orden al caos. Por ejemplo, si quemamos un trozo de carbón, la suma total de la energía no variará, pero esa energía se dispersará en la atmósfera en forma de dióxido de carbono, dióxido de azufre y otros gases. Aunque la energía no se ha perdido, el hecho de que se haya dispersado le impide producir un trabajo útil. Los físicos denominan entropía a esta energía que ya no se puede utilizar.
Toda actividad económica se basa en aprovechar la energía disponible en la naturaleza —en forma sólida, líquida o gaseosa— y convertirla en productos y servicios. En cada paso del proceso de producción, almacenamiento y distribución se utiliza energía para transformar recursos naturales en productos y servicios terminados. En la energía incorporada en cualquier producto o servicio se debe contar la energía utilizada y perdida —la factura entrópica— para «mover» la actividad económica a lo largo de la cadena de valor. Llegado el momento, los bienes que producimos se consumen, se desechan, se reciclan y se devuelven a la naturaleza con otro aumento de la entropía.
Los ingenieros y los químicos señalan que, en relación con la actividad económica, nunca se produce un aumento neto de energía: siempre se produce una pérdida de la energía disponible en el proceso de transformar los recursos naturales en valor económico. La gran pregunta es cuándo habrá que pagar la factura. Y la factura entrópica de la era industrial ya ha vencido.
La acumulación de emisiones de dióxido de carbono en la atmósfera a causa de la combustión de ingentes cantidades de combustibles fósiles ha dado lugar al cambio climático y a la destrucción sistemática de la biosfera terrestre poniendo en tela de juicio el modelo económico actual. En general, la economía aún debe hacer frente a la realidad de que la actividad económica está condicionada por las leyes de la termodinámica. La manifiesta incomprensión que esta profesión tiene de su propia especialidad es lo que provoca un replanteamiento del paradigma desde disciplinas como las ciencias naturales y sociales.
Septiembre de 2014.
6. EXTRACTO DE "EN BUSCA DE UN MILAGRO"
LA PUERTA EQUIVOCADA
Observamos cada día los inútiles procesos oficiales que se continúan desarrollando entre los gobiernos nacionales, así como las instituciones políticas y financieras globales, mitigando de boquilla el cambio climático y las catástrofes medioambientales relacionadas que van avanzando en el mundo. Estas crisis no son solo el cambio climático y la escasez inminente de combustibles fósiles, sino que incluyen también el agotamiento profundo de otros recursos clave, como agua dulce, suelos fértiles, vida oceánica, madera, minerales cruciales, biodiversidad y aire respirable, etc. Todas estas crisis están alcanzando puntos que requieren una actuación urgente, y son el resultado de valores y sistemas de funcionamiento equivocados.
Incluso las grandes esperanzas que alguna vez tuvimos de que los gobiernos del mundo se unirían para conseguir resultados positivos en algunos temas, por ejemplo, en las charlas sobre el cambio climático de las Naciones Unidas en Copenhague, así como en otras reuniones, se han demostrado tristemente vanas. Pero algunas cosas son incluso más claras: las instituciones globales, los gobiernos nacionales, e incluso muchos activistas sociales y medioambientales están llamando a la puerta. Individualmente y como grupo, no se han enfrentado a toda la gravedad y significado de la cuestión de la energía global (y los recursos). Continúan funcionando en gran parte con el mismo conjunto de suposiciones que todos hemos tenido en el pasado siglo: que no serán necesarios cambios fundamentales sistémicos; que nuestro conjunto de problemas se puede resolver con innovación humana, ingenuidad y eficiencia técnica, junto a unos pocos cambios en nuestra elección de sistemas de energía.
Y lo más importante de todo, las instituciones imperantes siguen creyendo en la primacía y la eficacia del crecimiento económico como indicador clave del bienestar del sistema, incluso a la luz de unos recursos en continua disminución. No sería necesario, según este dogma, aceptar la realidad de que un crecimiento económico en continua expansión es en realidad un absurdo en un sistema finito, algo ridículo, y que pronto acabará incluso aunque los activistas no hagan nada para oponerse a él.
Tampoco la corriente dominante reconoce que los sistemas económicos, el capitalismo principalmente, que exigen tal crecimiento sin fin para su propia viabilidad, pueden estar condenados a no muy largo plazo. De hecho, ya están mostrando signos de colapso. ¿Y sobre cualquier necesidad de cambios sustanciales en las formas de vida personal, o controlar y limitar los hábitos de consumo material? Más bien se propone lo contrario; aumentar las ventas de coches, las «ayudas a la construcción de nuevas viviendas» y el incremento de la producción industrial siguen siendo los objetivos de nuestra economía, incluso con Obama, y los siguen celebrando cuando se producen, sin pensar para nada en las consecuencias medioambientales. No se fomentan los cambios en los marcos conceptuales que tengan en cuenta los ahora claramente visibles límites de la naturaleza, que es tanto la fuente raíz de todos los beneficios planetarios como el inevitable sumidero tóxico de nuestros hábitos excesivos.
En esta visión dominante, con un pensamiento optimista y de autoengaño, hay también una entregada evasión de la necesidad de cualquier redistribución significativa de los recursos naturales cada vez más escasos hacia acuerdos más equitativos entre las naciones y los pueblos -para al menos mitigar ligeramente siglos de saqueo colonial y empresarial del Tercer Mundo-. ¿Y sobre la cuestión igualmente ignorada de la viabilidad continuada de un pequeño planeta que puede necesitar pronto tener que mantener 8-10 mil millones de personas? Algunos dicen que en realidad eso es algo bueno. Deberíamos pensar en estos miles de millones como nuevos consumidores que pueden ayudar a animar el crecimiento económico, como reza este argumento. Pero solo si encontramos unos cuantos planetas cercanos más, quizá en un universo paralelo en alguna parte, lleno de petróleo, gas, agua, minerales, madera, ricas tierras agrícolas y una atmósfera virginal.
En esta visión dominante, con un pensamiento optimista y de autoengaño, hay también una entregada evasión de la necesidad de cualquier redistribución significativa de los recursos naturales cada vez más escasos hacia acuerdos más equitativos entre las naciones y los pueblos -para al menos mitigar ligeramente siglos de saqueo colonial y empresarial del Tercer Mundo-. ¿Y sobre la cuestión igualmente ignorada de la viabilidad continuada de un pequeño planeta que puede necesitar pronto tener que mantener 8-10 mil millones de personas? Algunos dicen que en realidad eso es algo bueno. Deberíamos pensar en estos miles de millones como nuevos consumidores que pueden ayudar a animar el crecimiento económico, como reza este argumento. Pero solo si encontramos unos cuantos planetas cercanos más, quizá en un universo paralelo en alguna parte, lleno de petróleo, gas, agua, minerales, madera, ricas tierras agrícolas y una atmósfera virginal.
La escala de la negación es impresionante. Porque como el análisis de Heinberg lo deja depresivamente claro, no habrá NINGUNA combinación de soluciones energéticas alternativas que pueda permitir a largo plazo la continuación del crecimiento económico, o de sociedades industriales en su forma y escala actuales. En última instancia las soluciones que buscamos desesperadamente no vendrán de un genio e innovación técnica cada vez mayor. Los mejores y potencialmente más exitosos caminos solo pueden venir de un agudo cambio hacia objetivos, valores y prácticas que enfaticen la conservación de recursos materiales y energía, la localización de más marcos económicos, y una reducción de la población gradual para mantenerse dentro de las capacidades del planeta.
Publicado por el Post Carbon Institute & International Forum on Globalization
Febrero de 2012, disponible en Resilience.org
DE GAIL TVERBERG: NUESTRO MUNDO FINITO |
7. EL NUEVO TRAJE DEL EMPERADOR
Hace muchos años había un Emperador tan aficionado a los trajes nuevos, que gastaba todas sus rentas en vestir con la máxima elegancia.
No se interesaba por sus soldados ni por el teatro, ni le gustaba salir de paseo por el campo, a menos que fuera para lucir sus trajes nuevos. Tenía un vestido distinto para cada hora del día, y de la misma manera que se dice de un rey: “Está en el Consejo”, de nuestro hombre se decía: “El Emperador está en el vestuario”.
La ciudad en que vivía el Emperador era muy alegre y bulliciosa. Todos los días llegaban a ella muchísimos extranjeros, y una vez se presentaron dos truhanes que se hacían pasar por tejedores, asegurando que sabían tejer las más maravillosas telas. No solamente los colores y los dibujos eran hermosísimos, sino que las prendas con ellas confeccionadas poseían la milagrosa virtud de ser invisibles a toda persona que no fuera apta para su cargo o que fuera irremediablemente estúpida.
-¡Deben ser vestidos magníficos! -pensó el Emperador-. Si los tuviese, podría averiguar qué funcionarios del reino son ineptos para el cargo que ocupan. Podría distinguir entre los inteligentes y los tontos. Nada, que se pongan enseguida a tejer la tela-. Y mandó abonar a los dos pícaros un buen adelanto en metálico, para que pusieran manos a la obra cuanto antes.
Ellos montaron un telar y simularon que trabajaban; pero no tenían nada en la máquina. A pesar de ello, se hicieron suministrar las sedas más finas y el oro de mejor calidad, que se embolsaron bonitamente, mientras seguían haciendo como que trabajaban en los telares vacíos hasta muy entrada la noche.
«Me gustaría saber si avanzan con la tela»-, pensó el Emperador. Pero había una cuestión que lo tenía un tanto cohibido, a saber, que un hombre que fuera estúpido o inepto para su cargo no podría ver lo que estaban tejiendo. No es que temiera por sí mismo; sobre este punto estaba tranquilo; pero, por si acaso, prefería enviar primero a otro, para cerciorarse de cómo andaban las cosas. Todos los habitantes de la ciudad estaban informados de la particular virtud de aquella tela, y todos estaban impacientes por ver hasta qué punto su vecino era estúpido o incapaz.
«Enviaré a mi viejo ministro a que visite a los tejedores -pensó el Emperador-. Es un hombre honrado y el más indicado para juzgar de las cualidades de la tela, pues tiene talento, y no hay quien desempeñe el cargo como él».
El viejo y digno ministro se presentó, pues, en la sala ocupada por los dos embaucadores, los cuales seguían trabajando en los telares vacíos. «¡Dios nos ampare! -pensó el ministro para sus adentros, abriendo unos ojos como naranjas-. ¡Pero si no veo nada!». Sin embargo, no soltó palabra.
Los dos fulleros le rogaron que se acercase y le preguntaron si no encontraba magníficos el color y el dibujo. Le señalaban el telar vacío, y el pobre hombre seguía con los ojos desencajados, pero sin ver nada, puesto que nada había. «¡Dios santo! -pensó-. ¿Seré tonto acaso? Jamás lo hubiera creído, y nadie tiene que saberlo. ¿Es posible que sea inútil para el cargo? No, desde luego no puedo decir que no he visto la tela».
-¿Qué? ¿No dice Vuecencia nada del tejido? -preguntó uno de los tejedores.
-¡Oh, precioso, maravilloso! -respondió el viejo ministro mirando a través de los lentes-. ¡Qué dibujo y qué colores! Desde luego, diré al Emperador que me ha gustado extraordinariamente.
-Nos da una buena alegría -respondieron los dos tejedores, dándole los nombres de los colores y describiéndole el raro dibujo. El viejo tuvo buen cuidado de quedarse las explicaciones en la memoria para poder repetirlas al Emperador; y así lo hizo.
Los estafadores pidieron entonces más dinero, seda y oro, ya que lo necesitaban para seguir tejiendo. Todo fue a parar a sus bolsillos, pues ni una hebra se empleó en el telar, y ellos continuaron, como antes, trabajando en las máquinas vacías.
Poco después el Emperador envió a otro funcionario de su confianza a inspeccionar el estado de la tela e informarse de si quedaría pronto lista. Al segundo le ocurrió lo que al primero; miró y miró, pero como en el telar no había nada, nada pudo ver.
-¿Verdad que es una tela bonita? -preguntaron los dos tramposos, señalando y explicando el precioso dibujo que no existía.
«Yo no soy tonto -pensó el hombre-, y el empleo que tengo no lo suelto. Sería muy fastidioso. Es preciso que nadie se dé cuenta». Y se deshizo en alabanzas de la tela que no veía, y ponderó su entusiasmo por aquellos hermosos colores y aquel soberbio dibujo.
-¡Es digno de admiración! -dijo al Emperador.
Todos los moradores de la capital hablaban de la magnífica tela, tanto, que el Emperador quiso verla con sus propios ojos antes de que la sacasen del telar. Seguido de una multitud de personajes escogidos, entre los cuales figuraban los dos probos funcionarios de marras, se encaminó a la casa donde paraban los pícaros, los cuales continuaban tejiendo con todas sus fuerzas, aunque sin hebras ni hilados.
-¿Verdad que es admirable? -preguntaron los dos honrados dignatarios-. Fíjese Vuestra Majestad en estos colores y estos dibujos -y señalaban el telar vacío, creyendo que los demás veían la tela.
«¡Cómo! -pensó el Emperador-. ¡Yo no veo nada! ¡Esto es terrible! ¿Seré tan tonto? ¿Acaso no sirvo para emperador? Sería espantoso».
-¡Oh, sí, es muy bonita! -dijo-. Me gusta, la apruebo-. Y con un gesto de agrado miraba el telar vacío; no quería confesar que no veía nada.
Todos los componentes de su séquito miraban y remiraban, pero ninguno sacaba nada en limpio; no obstante, todo era exclamar, como el Emperador: -¡oh, qué bonito!-, y le aconsejaron que estrenase los vestidos confeccionados con aquella tela en la procesión que debía celebrarse próximamente. -¡Es preciosa, elegantísima, estupenda!- corría de boca en boca, y todo el mundo parecía extasiado con ella.
El Emperador concedió una condecoración a cada uno de los dos bribones para que se las prendieran en el ojal, y los nombró tejedores imperiales.
Durante toda la noche que precedió al día de la fiesta, los dos embaucadores estuvieron levantados, con dieciséis lámparas encendidas, para que la gente viese que trabajaban activamente en la confección de los nuevos vestidos del Soberano. Simularon quitar la tela del telar, cortarla con grandes tijeras y coserla con agujas sin hebra; finalmente, dijeron: -¡Por fin, el vestido está listo!
Llegó el Emperador en compañía de sus caballeros principales, y los dos truhanes, levantando los brazos como si sostuviesen algo, dijeron:
-Esto son los pantalones. Ahí está la casaca. -Aquí tienen el manto... Las prendas son ligeras como si fuesen de telaraña; uno creería no llevar nada sobre el cuerpo, mas precisamente esto es lo bueno de la tela.
-¡Sí! -asintieron todos los cortesanos, a pesar de que no veían nada, pues nada había.
-¿Quiere dignarse Vuestra Majestad quitarse el traje que lleva -dijeron los dos bribones- para que podamos vestirle el nuevo delante del espejo?
Quitose el Emperador sus prendas, y los dos simularon ponerle las diversas piezas del vestido nuevo, que pretendían haber terminado poco antes. Y cogiendo al Emperador por la cintura, hicieron como si le atasen algo, la cola seguramente; y el Monarca todo era dar vueltas ante el espejo.
-¡Dios, y qué bien le sienta, le va estupendamente! -exclamaban todos-. ¡Vaya dibujo y vaya colores! ¡Es un traje precioso!
-El palio bajo el cual irá Vuestra Majestad durante la procesión, aguarda ya en la calle- anunció el maestro de Ceremonias.
-Muy bien, estoy a punto -dijo el Emperador-. ¿Verdad que me sienta bien? - y volviose una vez más de cara al espejo, para que todos creyeran que veía el vestido.
Los ayudas de cámara encargados de sostener la cola bajaron las manos al suelo como para levantarla, y avanzaron con ademán de sostener algo en el aire; por nada del mundo hubieran confesado que no veían nada. Y de este modo echó a andar el Emperador bajo el magnífico palio, mientras el gentío, desde la calle y las ventanas, decía:
-¡Qué preciosos son los vestidos nuevos del Emperador! ¡Qué magnífica cola! ¡Qué hermoso es todo!
Nadie permitía que los demás se diesen cuenta de que nada veía, para no ser tenido por incapaz en su cargo o por estúpido. Ningún traje del Monarca había tenido tanto éxito como aquél.
-¡Pero si no lleva nada! -exclamó de pronto un niño.
-¡Dios bendito, escuchen la voz de la inocencia! -dijo su padre; y todo el mundo se fue repitiendo al oído lo que acababa de decir el pequeño.
-¡No lleva nada; es un chiquillo el que dice que no lleva nada!
-¡Pero si no lleva nada! -gritó, al fin, el pueblo entero.
Aquello inquietó al Emperador, pues barruntaba que el pueblo tenía razón; mas pensó: «Hay que aguantar hasta el fin». Y siguió más altivo que antes; y los ayudas de cámara continuaron sosteniendo la inexistente cola.
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EL FLAMANTE NUEVO TRAJE HECHO CON LAS SEDAS MÁS FINAS |
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FIN
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