Un hombre trata de coger agua en mitad del desastre. / Afp |
El diseño urbano de las ciudades tiene un efecto crítico sobre su capacidad para soportar, responder y recuperarse de los efectos de los terremotos, por ello, trasciende la resistencia estructural de los edificios, la resistencia física de los servicios e infraestructuras críticas y la geotecnia. Un reto para científicos, arquitectos y urbanistas que tendrán que aportar muchas y nuevas ideas para mitigar los desastres por venir.
La sismicidad en el Himalaya es una respuesta a la colisión continental de dos placas: la India, que no es sino un trozo de Antártida viajando hacia el norte, con Eurasia. Recientes estudios muestran que este fenómeno además de implicaciones tectónicas las tiene también climáticas y que ambas están muy relacionadas. Ese choque converge a una velocidad de cuatro a cinco cm al año; en consecuencia hace de esta zona una de las regiones sísmicas más peligrosas de la Tierra.
Un resultado es el levantamiento de las cadenas de montañas más altas del planeta, y tiene un efecto dominante en la distribución climática global. Ese levantamiento tectónico de las cadenas montañosas facilita su erosión, un esculpido del clima, lo que las vuelve a levantar por rebote isostático. El Himalaya es un regulador del clima de toda la Tierra, el tesón del agua ha sido su motor. Desde que Edmund Hilary culminara la cima del planeta por primera vez en 1953, ya se ha movido medio metro; millones de toneladas de rocas han sido arrancadas del coloso de la Tierra, todo ese peso perdido propicia su levantamiento. El terremoto del 25 de abril de 2015 es un resultado de esas complejas interacciones tectónicas y climáticas que se suma a esa dinámica.
MAPA DE INTENSIDAD SÍSMICA DE LA ZONA (USGS) |
Durante esta semana sismólogos, geólogos y científicos en general esperamos que aún se produzcan cerca de una docena de réplicas con magnitudes por encima de cinco. El servicio geológico de los EE UU (USGS), el más avanzado del mundo, estima que hay una posibilidad del 54% de una réplica mayor de 6 como la de 6,7 que apuntilló los daños infligidos por el devastador terremoto principal de 7,8. Además advierten en su web que hay un 7% de probabilidad de una réplica mayor de 7 durante este período de una semana.
Después, durante el mes que viene, y luego un año, esperamos varias réplicas por encima de 5, con una posibilidad significativa de más del 50% para terremotos de escala mayor de 6. Ahora bien, el temido potencial de una réplica más grande que el sismo principal de 7,8 permanece latente en nuestros números, los cuales cada vez se acercan más a la realidad de una dinámica planetaria que nos proporciona la vida y la muerte. No hay ciencia que se adelante a predecir cuándo, dónde y de qué magnitud va a ser un terremoto, aun así la probabilidad teórica de un terremoto escala 8 o más, es de entre el 1% y el 2% para el próximo mes y año.
Como la distribución de la sismicidad sigue modelos fractales (y en este caso logarítmicos), es decir, modelos en que una unidad de escala menor puede presentar de 10 veces más y de dos escalas menor 100 veces más, los sismos registrados de escalas 3 y 4 serán comunes en las próximas semanas o meses multiplicando el número esperado de las réplicas mayores de 5 por 100 o por 10 respectivamente. Actualmente las réplicas están ocurriendo en un área que se extiende unos 200 km del epicentro principal. Cuando se produce un terremoto tan enérgico la Tierra se reacomoda, las ondas viajan un tiempo por el interior estimulando otras zonas propensas del planeta durante semanas y hasta meses después.
El calentamiento global inducido por la acción del hombre está haciendo variar las pautas climáticas de la Tierra con más huracanes, monzones más devastadores, precipitaciones y sequías, inusualmente fuertes, etc. Hoy en día se reconoce ya la importancia de las variaciones climáticas sobre la corteza. Se ha incrementado la erosión de las montañas más altas como el Himalaya; la cinemática del movimiento de la placa India ha variado por el efecto erosivo del agua; se constata la recurrencia frecuente de los denominados 'climatequakes' o terremotos inducidos climáticos, así como los debidos a nuestras actividades industriales; el calentamiento global funde los casquetes polares y el nivel del mar sube lentamente a escala planetaria. Este 'trasvase' espacial de materia que va de agua congelada concentrada a agua líquida dispersa tiene varias respuestas, entre ellas el incremento de la sismicidad en esas zonas propensas.
Desde 2010 más de la mitad de la población mundial ya vivimos en ciudades, una nueva experiencia para la vida en el planeta. En 2012, en el XV congreso de ingeniería sísmica en Lisboa, un grupo de arquitectos, geólogos, ingenieros…, comprometidos con dotar a las ciudades de capacidad resiliente frente a los terremotos, organizamos y fundamos la Red Internacional para el Diseño de Ciudades Resilientes frente a Terremotos (INDERC) en la que uno de los firmantes fue la National Society for Earthquake Technology (NSET) de Nepal.
El diseño urbano de las ciudades tiene un efecto crítico sobre su capacidad para soportar, responder y recuperarse de los efectos de los terremotos, por ello, trasciende la resistencia estructural de los edificios, la resistencia física de los servicios e infraestructuras críticas y la geotecnia. El escenario de los terremotos destructivos es la ciudad como un sistema, y no sólo son sus piezas, los edificios. La resiliencia (recuperación fortalecida) de las ciudades frente a los terremotos y el cambio climático abarca su planificación como un todo, no se puede desligar de su entorno. Un reto para científicos, arquitectos y urbanistas que tendrán que aportar muchas y nuevas ideas para mitigar los desastres por venir.
MAPA DE DISTRIBUCIÓN DE LA DENSIDAD DE POBLACIÓN MUNDIAL: LA ZONA GOLPEADA POR EL TERREMOTO DEL 25 DE ABRIL DE 2015 ES UNA DE LAS TRES ÁREAS MÁS DENSAMENTE POBLADAS DEL MUNDO Y LA MÁS VULNERABLE. |
La seguridad sísmica empieza en la calidad de los materiales, en su combinación adecuada y continúa con el diseño de estructuras resistentes y edificios simétricos en planta y alzado; finalmente culmina en la ciudad como el verdadero escenario donde impacta un terremoto. A través del urbanismo, edificando en aquellas zonas menos propensas a comportamientos geotécnicos desfavorables, se puede paliar el daño desde varios niveles, teniendo siempre en cuenta que el diseño urbano de las ciudades tiene un efecto crítico sobre su capacidad para soportar, responder y recuperarse de los efectos de los terremotos, por ello, trasciende la resistencia estructural de los edificios, la resistencia física de los servicios e infraestructuras críticas y la geotecnia.
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