SANT'ANTONIO (VISSO) |
Entre el pasado 26 de octubre de 2016 y hoy que se escribe este análisis, se produjeron en Italia decenas de terremotos en una zona cercana a Visso en Peruggia. Dos de los terremotos principales del día 26 con magnitudes 5,5 y 6,1 según el USGS, pueden considerarse réplicas tardías del ocurrido el 24 de agosto de 2016 M6,2 que causó cerca de 300 muertos y miles de millones de euros en pérdidas económicas. En realidad desde entonces se han producido más de 18.000 réplicas, más de 300 en las últimas 72 horas.
Desafortunadamente las réplicas van a seguir y extenderse durante meses, la población del centro de Italia convive con la amenaza sísmica desde que el ser humano comenzó a habitar el planeta. Esa zona en particular conoce la desgracia muy de cerca: l'Aquila, Asís, Peruggia, Amatrice... La zona de los Apeninos está en plena actividad de disipación de energía acumulada por el hecho de que Italia es el escenario de encuentro entre la placa africana y la euroasiática. El 13 de enero de 1915 en esa zona un terremoto M6,7 mató a 32.000 personas.
Los Apeninos son una cuña de acreción formada como consecuencia de una subducción o una inmersión de una parte de la corteza bajo otra. Esta región es tectónicamente y geológicamente muy compleja, esa subducción de varias microplacas bajo Eurasia y los Apeninos supone una colisión continental de difícil perfilado pero que participa en la construcción de los Alpes, abriendo también la denominada cuenca del Tirreno al oeste. Los terremotos de octubre se han dado dentro de la placa (intraplaca) como una expresión de la tectónica extensional este-oeste que ahora domina y se hace notar a lo largo del cinturón de los Apeninos. Este proceso se espera que continúe durante miles de años. Para entonces el ser humano (si aún existe) puede que ya haya articulado todo tipo de defensas encaminadas a paliar los efectos negativos de estas catástrofes. Así parece que se desarrolla el tortuoso camino de amortiguar los terremotos, y aunque no llega ni a un siglo la adopción de normas de construcción refinadas para ello, menos aún lo han sido los planes urbanísticos, ni italianos ni de otras zonas del planeta, pocos lugares lo han hecho contando con esta realidad, y los que los desarrollaron lo hicieron tras una catástrofe dolorosa.
Sin duda ésta es una de las mejores herramientas. Se trataría de implantar la zonificación geotécnica-sísmica como un pronóstico basado en los accidentes tectónicos, el estudio de la historia y las características dinámicas de los terrenos, una división que puede hacerse por barrios, manzanas, ciudades, etc., que nos permite conocer el medio sobre el que construimos nuestras casas, nuestros negocios, nuestro hábitat.
La confección de mapas de riesgo sísmico locales o microzonificación sísmica ha demostrado ser la mejor de las armas para adelantarse a semejantes embates de la Naturaleza, también es bien sabido que su uso salva vidas y supone un importante ahorro para los estados. Esto está más que demostrado en los países de nuestro entorno que ya los tienen y usan. El reto del futuro urbanismo, por tanto, deberá ser el cambio de perspectiva histórica, abandonar los postulados post-industriales del siglo XX y abrirse a este urbano siglo XXI regido por la ciencia, la cultura y las nuevas tecnologías. Desde el año 2010 más de la mitad de la población ya vivimos aglutinados en ciudades, una nueva experiencia para la vida en el planeta. La sismicidad seguirá existiendo en el siglo XXI. Repensar la ciudad es ya una necesidad planetaria.
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