Un blog abierto a la reflexión, enfocado a la cultura de mitigar desastres naturales o activados por el ser humano, potenciando una visión holística y participativa, clara y crítica. Un espacio transdisciplinar para el intercambio de ideas entre personas interesadas en salvar lecciones aprendidas y ponerlas en acción, potenciando la resiliencia o capacidad de sobreponerse, ayudando a las comunidades a salir fortalecidas con las mejores herramientas: la cultura, la ciencia y la información.
Los océanos se están convirtiendo en verdaderas bombas de relojería calorífica que ya generan cada vez reacciones más extremas y violentas.
Desde 2010 más de la mitad de la población mundial ya vivimos en ciudades, toda una nueva experiencia para la vida en el planeta.
Septiembre comienza con la primera reunión en Bonn para negociar aspectos variados de la cumbre de París en torno al cambio climático y las medidas energéticas a tomar. Obama, que ha convertido la lucha contra el calentamiento global en su nueva bandera, realiza una excursión en barco por el Parque Nacional de los Fiordos de Alaska para ver los efectos del cambio climático de primera mano, así apoyará a Shell en las prospecciones del Ártico que tanta lucha ecologista está generando, subrayando las severas medidas de seguridad a que obligará toda actividad en zonas tan vulnerables del planeta. La encíclica del Papa Francisco, 'Laudato Si’', es ya un best-seller en círculos científicos, generando una semana sí y otra también algún artículo o programa de radio o televisión.
De aquí a diciembre vamos a ver mucha actividad medioambientalista, vamos a escuchar muy a menudo esos conceptos de cambio climático, calentamiento global, nuevo modelo económico, tasa de retorno energético...
Parece que nuestros mandatarios quieren dar una imagen veraz de preocupación con este enorme problema, pero si profundizamos un poco, vemos que son muchos los casos en que no van más allá del susto que provocan los estudios al respecto, como el más reciente de la NASA: desde 1992, el mar ha subido una media de ocho centímetros, 23 en el último siglo, y no solo por derretimiento del hielo: el mar está más caliente y, por lo tanto, dilatado. Los océanos se están convirtiendo en verdaderas bombas de relojería calorífica que ya generan cada vez reacciones más extremas y violentas.
Una imagen muy difundida por quienes alertamos sobre lo que viene, y que utilizamos para explicar y concienciar de la urgencia de tomar decisiones cuanto antes sobre el calentamiento global, es la de la langosta que descansa plácidamente al fondo de una olla: cuando hierve ya es demasiado tarde para escapar. Ilustramos así una incapacidad biológica basada en fuentes neurológicas para reaccionar ante los lentos, a escala humana,eventos geológicos que amenazan la supervivencia de nuestra especie, pero que en parte sabemos que son fruto de nuestras actividades.
A PARTIR DE 2011 EL CONSENSO CIENTÍFICO SOBRE EL CALENTAMIENTO GLOBAL DE ORIGEN ANTRÓPICO ES DEL 98%. PORCENTAJE DE ARTÍCULOS CIENTÍFICOS QUE ACHACAN EL CALENTAMIENTO GLOBAL A LAS ACTIVIDADES HUMANAS: ANTHROPOGENIC GLOBAL WARMING (AGW) EN LA VERTICAL vs AÑO EN LA HORIZONTAL(COOK ET AL. 2013).
Responsabilidad humana
Sin embargo, en el público en general se detecta una apatía fundada en que el problema es muy complejo, e incluso hay quienes no creen en él, a pesar de un consenso científico del 98%, el mayor de la historia. También sabemos que el restante 2% es sospechoso de trabajar para sectores energéticos con intereses cortoplacistas. Esa apatía se sostiene en el presupuesto de que los demás no hacen 'su parte', lo cual nos exime de hacer la nuestra. Asimismo, se alimenta de la percepción de que no podemos hacer frente a unos eventos geológicos tan poderosos: al fin y al cabo, esta casa común que nos sustenta ha cambiado y seguirá cambiando, y nos precede en su dinámica como seres humanos.
El ser humano puede hacer mucho para luchar contra el cambio climático. Cuando poco a poco llegamos a los cien millones de desplazados climáticos, cuyas tierras ya son estériles, sabemos que urge planificar nuestras ciudades, sobre todo las más vulnerables. Desde 2010 más de la mitad de la población mundial ya vivimos en ciudades, toda una nueva experiencia para la vida en el planeta. Cada vez más, las ciudades -enormes núcleos ansiosos de energía, alimentos, servicios, mercancías…, y productores de desechos- configuran una 'urbanosfera' (de la que muchos dirigentes aún no se han percatado) cuya continuidad y sostenibilidad debe ser articulada por el propio ser humano.
En un contexto de decrecimiento constante de los insumos energéticos netos, en un mundo donde las tasas de retorno energético van siendo cada vez menores, adquieren un papel protagonista la eficiencia, el nuevo urbanismo basado en la resiliencia, el ahorro y, sobre todo, como bien dice el Papa Francisco, el exigible cambio de mentalidad con respecto a nuestra casa común.
ESTIMACIÓN DE LA ENERGÍA FUTURA NETA (GAIL TVERBERG, OUR FINITE WORLD)
Es probable que la última era geológica que nos enseñaron en las escuelas, el Cuaternario Holoceno, haya dado paso ya al Antropoceno, la era en que el esculpido y la dinámica del planeta corren en buena parte de la mano de anthropos. En nuestra mano está el demostrar que las estructuras disipativas y autoorganizadas inteligentes pueden preservar el medio que las sustenta y así no destruirse mutuamente; que las estructuras disipativas no siempre acaban en plagas agotando el medio para desvanecerse.
El ser humano debe ahora demostrar que su inteligencia supera a la de los seres unicelulares, aquellos que perecen en un matraz cuando agotan el sustento, cuando después de su fenomenal multiplicación geométrica, basada en la disponibilidad inmediata pero finita de recursos, pasan por fases de autodestrucción escalonadas hasta que los agotan, toxifican el medio, y desaparecen…
La EPA ve en el fracking un daño limitado al agua. Pero la falta de cooperación de la industria para la realización del último estudio presentado podría socavar los resultados.
La EPA cree que el fracking no ha causado daños significativos al agua potable, pero sí plantea varios riesgos. En resumen: no se ha encontrado lo que no se buscaba.
Un nuevo estudio de la EPA afirma que la fracturación hidráulica plantea riesgos para el agua potable, pero que el daño es limitado. Existen dudas acerca de cómo se han manejado los datos limitados del estudio. En la fotografía fluidos de fracking son almacenados en tanques de contención en los pozos de petróleo cerca de Bakersfield.
Ayer jueves día 4 de junio de 2015, con la publicación del nuevo informe sobre fracking por parte de la Agencia para la Protección Medioambiental de los EEUU (EPA), "Evaluación de los impactos potenciales de la fracturación hidráulica para petróleo y gas sobre los recursos de agua potable", varios medios de comunicación, redes sociales, afectados, analistas independientes de todo el mundo, etc., se hacían eco del mismo y opinaban con argumentos contradictorios sobre las implicaciones medioambientales de la técnica. Desde quienes manifestaban que por fin quedaba claramente demostrada la absoluta limpieza del fracking hasta quienes argumentaban justamente lo contrario, se pudieron leer opiniones para todos los gustos.
He ojeado el informe completo de más de 900 páginas, el cual no he podido leer aún, pero no cambia mucho con respecto a otros anteriores; algunos de los análisis que he encontrado en los medios, en general evitan las calificaciones de "sistemático" o "contaminación", pero no faltan quienes los resaltan. En España los medios que he consultado reproducen también a su manera el contenido del borrador desde todos esos puntos de vista.
La verdad es que este nuevo informe de la EPA aporta más bien poco, aunque destacaría como pilar argumental principal que al menos han sido honestos al reconocer la falta de colaboración de la industria, o más bien la colaboración tergiversada o interesada aportada desde un sector que hace que volvamos a las sospechas originales, aquellas que envolvían a la controvertida técnica en una atmósfera de sospecha. No obstante este artículo del analista William Yardley para Los Angeles Times me parece de los más equilibrados que he encontrado y por ello lo he traducido; aporta no sólo comentarios a las conclusiones más polémicas, sino que además podemos saber lo que opinan algunos de los autores del informe, también lo que la propia industria ha acogido con alegría.
Los procesos del fracking desde la perforación hasta la activación de fallas: 1- Perforación e inyección a presión de los fluidos fracturando el macizo rocoso. 2- Extracción de los hidrocarburos a la superficie. 3- Inyección de las aguas residuales a zonas profundas. 4- Activación de fallas profundas y terremotos inducidos.
La fractura hidráulica ha transformado a los EEUU en un líder internacional en la producción de petróleo y gas, pero suscita profundas preocupaciones sobre sus riesgos medioambientales, no ha causado daño "sistémático" al agua potable, pero sí plantea riesgos, el Gobierno Federal concluyó así el jueves 4 de junio de 2015, después de una revisión de cuatro años detallada del controvertido método de perforación.
Sobre el nuevo estudio de la Agencia de Protección Medioambiental (EPA) de los EEUU
La Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA por sus siglas en inglés), en un proyecto de informe que suma más de 900 páginas, afirma que si bien las operaciones de fracking "no han dado lugar a impactos generalizados sistemáticos sobre recursos de agua potable, son posibles vulnerabilidades en el ciclo de vida del agua que podría impactar en el agua potable."
EXTRACTO DEL INFORME: "...Desde nuestra evaluación, concluimos que hay tanto en la zona alta como baja, mecanismos del terreno por los cuales las actividades de fractura hidráulica conllevan un impacto potencial sobre los recursos de agua potable. Estos mecanismos incluyen el consumo del agua en momentos o en áreas con baja disponibilidad, derrames de los fluidos de la facturación hidráulica y del agua utilizada, fracturación directa de las zonas subterráneas con recursos de agua potable, migraciones bajo el suelo de líquidos y gases, e inadecuados tratamientos y desalojo de las aguas de desecho...". El informe completo aquí.
El estudio encuentra claras evidencias de problemas asociados con ciertos procedimientos que implican la inyección de líquidos a alta presión en formaciones subterráneas para extraer petróleo y gas. Cita los casos específicos en los que la integridad del pozo y la gestión de las aguas residuales en relación con actividades de fracking han afectado a los recursos de agua potable, pero afirma que estos casos "son pocos en comparación con la gran cantidad de pozos fracturados hidráulicamente en todo el país".
Sigue en duda cuán vinculante y completo es este nuevo informe, tal y como la propia EPA afirma. Thomas Burke, asesor científico de la EPA, lo denomina "la compilación más completa de los datos científicos hasta la fecha", incluyendo más de 950 artículos técnicos e informes científicos publicados, así como las aportaciones de las partes con intereses en el tema. Pero el propio informe destaca los problemas bien documentados que ha tenido la propia EPA en la recopilación de información, incluyendo la negativa de la industria a cooperar con pruebas.
Limpiando un derrame en Sta. Bárbara
Estas limitaciones de los datos disponibles por parte de la EPA, según el informe, impiden una determinación "con certeza" de la frecuencia con que el suministro de agua se ha visto afectado por las actividades del fracking. En la fotografía de la izquierda, algunos manifestantes que advierten contra el uso de sustancias químicas en el condado de Santa Barbara, limpian un derrame de petróleo de la industria del fracking. La agencia de protección medioambiental (EPA) cree que el número relativamente pequeño de casos con efectos negativos que había identificado "podría reflejar como una rareza los efectos sobre recursos de agua potable, pero también podría deberse a otros factores limitantes".
Esos factores, afirma, podrían incluir datos suficientes sobre la calidad de los recursos de agua potable, tanto antes como después de la fractura hidráulica: la escasez de estudios a largo plazo o la presencia de otras fuentes de contaminación, por lo que es difícil establecer un vínculo definitivo con respecto al fracking, en especial "la inaccesibilidad a cierta información sobre la fracturación hidráulica".
Cuando se esbozó el estudio inicial en 2010, se esperaba que incluyera pruebas de referencia inicial de lugares donde los pozos se iban a perforar para más tarde seguir con las pruebas durante las operaciones de fracking; según Geoffrey Thyne, el geólogo de Wyoming que participó en la junta asesora científica inicial en el estudio entre 2010 y 2011, esos planes se detuvieron después de que la industria se negara a cooperar. "Estoy muy decepcionado al ver que no tenemos estudios prospectivos, como parte de este esfuerzo, y creo que así se socavan precisamente los puntos fuertes de las conclusiones", afirmó Geoffrey Thyne en una entrevista el jueves 4 de junio de 2015 al salir el informe.
La EPA aporta además que carece de información completa sobre "el número y la ubicación de los pozos fracturados hidráulicamente, la ubicación de los recursos de agua potable, y la información sobre los cambios en las prácticas de la industria". Señala que se basó en las fuentes de notificación voluntarias suministradas por la propia industria y financiadas por FracFocus para estudiar los productos químicos utilizados en el fracking, con una información muy limitada.
"Los operadores de perforación reclamaron al menos un producto químico como confidencial en más del 70% de los pozos reportados a FracFocus y analizados por la EPA", dice el informe. "La identidad de estos productos químicos y otras sustancias químicas en el agua producida, serían necesarios para entender sus propiedades y también ayudarían a informar sobre qué productos químicos habría que considerar para las pruebas que estableciesen las condiciones de referencia y así poder ponerlas a prueba en el caso de sospechas de impacto al agua potable".
La preocupación por la contaminación del agua del fracking ha sido particularmente alta en California, donde la agencia estatal que regula la industria del petróleo ha sido un auténtico desastre. El verano pasado, funcionarios de la agencia admitieron que durante años habían permitido inadvertidamente a las empresas el inyectar aguas residuales de las operaciones de fractura hidráulica y otra de producción de petróleo en cientos de pozos de eliminación dentro de los acuíferos protegidos, lo cual es una violación de la ley federal.
Desde marzo, la agencia ha cerrado 23 pozos de inyección no aprobados que se encontraban dentro de los acuíferos para uso potable, había sido la zona escogida ilegalmente para la eliminación de los residuos. Nuevos requisitos de información estatales han llevado a preocupantes revelaciones por parte de algunos perforadores de que el agua implicada para el fracking contenía niveles de benceno que en algunos casos eran miles de veces superiores a los estándares federales y estatales para el agua potable.
El informe de la EPA señala muchas maneras en que el agua puede ser afectada por el fracking, ya sea por los derrames, las grietas en los equipos destinados a sellar los pozos, la eliminación de las aguas residuales, la contaminación por productos químicos o de reducción de los niveles de agua subterránea... Cita un estudio de Texas que encontró "reducción excesiva" de agua subterránea local en una pequeña proporción: alrededor del 6% sobre la formación Eagle Ford Shale que subyace gran parte del sur de Texas y que está relacionada con el agua utilizada para las operaciones de fracking.
El informe también cita datos muy limitados que recopila deFracFocus en 453 productos químicos contaminantes utilizados para el fracking y que afirma que pueden "persistir en el medio ambiente como contaminantes a largo plazo". Señala que "una gran parte de los productos químicos para fractura hidráulica tienden a permanecer en el agua".
La industria del petróleo y el gas contenta con el informe
"Después de más de cinco años y millones de dólares, las pruebas reunidas por la EPA confirman lo que la agencia ya ha reconocido y lo que la industria del petróleo y el gas ha conocido" apunta Erik Milito, director del Upstream Group, Instituto Americano del Petróleo, éste dijo en un comunicado en la página web del instituto: "... La fracturación hidráulica se está haciendo de forma segura bajo la fuerte gestión ambiental de los reguladores estatales y las mejores prácticas de la industria...".
Amy Mall, una analista de políticas para el Consejo de Defensa de Recursos Naturales, ha negado la evaluación final que afirma que "Este estudio demuestra que se está haciendo de manera segura", dijo. Concluye que "... el fracking ha llevado a la contaminación de fuentes de agua potable, para mí no es seguro...".
Marcos Brownstein, vicepresidente del programa de clima y energía en el Fondo de Defensa Ambiental, asegura que "... los mayores riesgos del fracking serán a largo plazo...El proceso de fracking en sí es un factor de riesgo", concluye. "... Pero la integridad física permanente de los pozos y el problema de los millones de galones de aguas residuales procedentes del retorno a la superficie después del fracking son desafíos aún mayores...".
En menos de una década, el fracking ha aliviado temporalmente las preocupaciones sobre el suministro de energía a largo plazo de la nación, incluso habiendo planteado nuevas preocupaciones sobre el potencial del fracking para causar terremotos, amenazar los recursos hídricos subterráneos y contribuir al cambio climático.
Figura 1: La pirámide de nuestras conquistas sociales (flecha verde de la izquierda y lectura de abajo arriba dentro de la pirámide): éstas fueron cada vez más complejas gracias a la disponibilidad de una energía accesible y poco costosa (especialmente el nunca mejor llamado "oro negro") pero este estado, aunque muchos científicos no se hayan dado cuenta, no es eterno y en términos de energía neta (TRE) ya está cayendo como consecuencia de haber extraído la energía más fácil y accesible durante los últimos 150 años (figura 2). Toda la arquitectura de nuestros sistemas sociales basados en la disponibilidad de energía barata y accesible se ven afectados (flecha roja). Apelar al tecno-optimismo o el tecno-narcisismo para mirar a otro lado y pensar que más capas tecnológicas servirán para salir de esta crisis, es una falta de rigor intelectual indigna de ningún colectivo que busque explicar la realidad desde un marco científico. El tiempo apremia, las soluciones parche o las iatrogenias no sólo no nos van a salvar, sino que están acentuando un gran problema cuya factura económica, social y medioambiental no deja de apuntar hacia un abismo cada vez más cercano. El fracking es una de ellas.
El discurso medioambiental y la percepción social respecto al fracking
Entre ellas me han llamado la atención quienes me decían que no aportaba casi nada en el aspecto medioambiental, en especial sobre el cambio climático, otra de las aportaciones a través de las redes sociales ha tenido que ver con los precios del barril de petróleo, que ha sido tratado en numerosas ocasiones y del que pienso, ha sido objeto de demasiadas especulaciones y teorías conspiranoicas.
Creo que todo es mucho más sencillo y no hace falta apelar a las supuestas presiones de Arabia Saudita que se han querido resaltar para hundir la técnica en EEUU, o que éstos impulsaran el fracking para hundir y castigar a Irán, Rusia o Venezuela. El sistema al que llamamos capitalista dentro de su complejidad y salvando ciertos tópicos, acarrea algunos mecanismos simples y a veces muy torpes como está demostrando.
El consumo, el transporte, la economía en general están supeditados a la disponibilidad de energía, pues ésta los trasciende y sustenta (figura 1).
Lo repetiremos mil veces, aunque existan geólogos o ingenieros que aún no lo entiendan (lo contrario sería muy deseable), desde las ciencias de la Tierra, deberemos cultivar la mirada global que nos enseñaron en nuestras escuelas, una perspectiva con indicaciones prácticas e inteligentes que va a ser la única manera de aportar algo verdaderamente valioso para una sociedad que se ha vuelto inestable (insostenible).
La energía no es una mercancía más que se compra y se vende sometida a leyes de oferta y demanda, la energía es un precursor de la actividad económica y tanto los inputs como los outputs deben ser tenidos en cuenta (figura 1). Ahí es donde radica la inutilidad de fuentes de energía que se comportan como sumideros, tal es el caso del fracking, y nos guste o no ya puede ser considerado una iaterogenia más.
En el trasfondo del hilo argumental que he aportado estos años con respecto al fracking, rezuma un mensaje por los cuatro costados, y es que el ser humano se ha creído casi dueño de la creación; el hecho de haber conquistado altas cotas de poder sobre la materia y sobre la dinámica del planeta le ha hecho creerse una suerte de dios capaz de poder con todo (o casi todo). Cuando se habla de este tema de manera abierta y sin edulcorar, salen a relucir los retos que tenemos sobre nuestras cabezas, los partidarios de estas novedosas tecnologías pregonan una fe absolutamente infundada en que las innovaciones tecnológicas siempre son positivas y nunca restan pero, muchas de ellas no son otra cosa que iatrogenias.
Se trata de beneficios a corto plazo pero que traen graves impactos a largo plazo, y que se obvian, soterran o simplemente permanecen ocultos o minusvalorados. La energía nuclear es el ejemplo típico para explicarlo. Aportes minúsculos o inexistentes de energía neta (TRE) a la sociedad, se reparten de forma desigual a lo largo del tiempo de manera que las generaciones futuras que asumirán los costes no pueden intervenir en los dictámenes que les afectarán y perjudicarán de manera trascendental.
En lenguaje económico suele ser resuelto por las tendencias neoclásicas mediante el algoritmo de la capitalización. Se escoge un tipo de descuento que va minimizando el valor presente de los costes y en algún momento se amortiza. El truco se utiliza incluso para minimizar los efectos del cambio climático, pero carece de sentido real, ya que afecta a bienes y sistemas insustituibles, básicos para garantizar la vida humana. Los tipos de descuento que debieran aplicarse tendrían que ser negativos, y eso no existe dentro del marco conceptual de la economía neoclásica.
El tecno-optimismo nos ha dejado mensajes en los medios tales como la posibilidad de construir un túnel de España a Nueva Zelanda pasando por el manto y el núcleo, o extraer la energía para mantener nuestro estatus en el planeta triturando montañas y cordilleras si hace falta (sin caer en la obviedad del gasto energético que ello conlleva: muchísimo más del que obtengo), el caso es que en buena medida, tenemos lo que tenemos gracias al nunca mejor denominado "oro negro". Pensar que siempre va a ser así es, como poco naíf, pero no por ello deja de ser irresponsable.
Esta suerte de tecno-narcisismo, culmina en la creencia de que los rendimientos decrecientes pueden ser "resueltos" por capas de más tecnología; una pueril y simple idea que viene de la infundada expectativa de resolver el tremendo sobreendeudamiento mundial de la manera más absurda: pagando la deuda mediante la generación de más deuda. Asomarse al mundo por la ventana del smartphone no garantiza una comprensión de lo que realmente está sucediendo: el mundo se ha vuelto insostenible (inestable), el precio del petróleo también, la confianza en los mercados, el concepto de amistad...
Desde esta óptica, cualquiera que busque entender por qué hay un creciente debate público acerca de nuestros acuciantes problemas de suministro energético (en los que el fracking parece haber sido un importante catalizador) es tan tonto que no hace falta que siga leyendo este artículo, así que mejor no busque más allá de lo que la industria dice, pues la tecnología lo va a resolver todo. Es de esta manera cómo los directivos del sector, que presentan la propuesta del fracking a modo del gran salvador de occidente, argumentan siempre que se ponen en duda sus estimaciones económicas y promesas de creación de empleo...
Los problemas de la banca que vemos en todo el mundo no son sino una expresión directa de los límites del crecimiento (figuras 1 y 4) y el decreciente suministro de sangre al sistema (energía), específicamente manifiesto a través de los límites a la creación de la propia deuda. No podemos continuar pidiendo prestado del futuro para pagar por nuestros servicios y comodidades que habían funcionado hasta hoy porque ya tenemos la certeza de que esas deudas no pueden ser reembolsadas. Sin duda nos hubiera gustado hacerlo, y a los banqueros centrales que dirigen el sistema monetario mucho más.
Pretendimos hacer insignificante el costo de los préstamos de dinero con nuestra participación indirecta o la complicidad completa de los estados en el fraude contable generalizado; y es que la eficiencia del dinero también cumple el efecto rebote o la paradoja de Jevons en un sistema condenado a crecer sin límites, pero con el inconveniente de haberse dado de bruces contra dichos límites (figura 7); y ahora nadie encuentra otra solución que no sea el absurdo de pagar su deuda con más deuda; mientras tanto los estados colapsan, los cancerígenos campan y se extienden a sus anchas y las guerras por los recursos se intensifican.
Estos tipos de interés tan bajos que detonaron la burbuja del fracking sólo han servido para paralizar el funcionamiento de los mercados y pervertir el significado de las tasas de interés. En realidad, como resultado final, han servido para destruir toda propuesta resiliente en cualquier parte del planeta. Los clientes del petróleo van quebrando incluso más rápido que los productores, por eso bajan los precios ¿Alguien duda ya que el nivel de vida en los EEUU está cayendo a pesar de todas las extracciones masivas con el fracking o las infinitas aplicaciones de teléfonos inteligentes?
Hemos vivido una pequeña época de unos 150 años en la historia de la humanidad verdaderamente peculiar (figura 2), una sobresaliente y alegre disposición de una Tierra generosa a la que hemos esquilmado a un ritmo de 200 especies diarias. Ahora la hipertrofia poblacional, la bonanza energética, los viajes low cost, la híper-indiustrialización, se acabaron..., todos han llegado a sus límites de crecimiento (figura 7), y esos límites se expresan a sí mismos en el crecimiento de desorden global y de bancarrota universal: "la economía es sólo el lenguaje; el contenido es la energía neta" (volveremos sobre ello).
Figura 2: Hemos tenido la suerte o la desgracia de nacer y vivir justamente en la época en que hemos quemado la práctica totalidad de los combustibles fósiles accesibles. Ello nos ha permitido alcanzar el actual nivel de complejidad tecnológica y social, pero ya en plena decadencia, nos preguntamos si con TREs de 1:20 (por ejemplo, invertir un barril de petróleo para extraer 20) podremos continuar avanzando como hasta ahora y conquistar mayores niveles de libertad y bienestar. Desde que el hombre inventó la escritura hace unos 5000 años, hasta hoy, hemos vivido un intervalo de tiempo de unos 150 años (el 3% de esa historia de 5000 años) en compañía del oro negro, desde que la escritura supuso un intercambio de información con el consiguiente avance científico, tecnológico y social, hasta las recientes décadas en compañía de este lujo que se acaba: el oro negro; éste fue capaz de suministrarnos comodidades como nunca antes en la historia, y lo hizo durante décadas con TREs de 1:100. El gasto de un barril de petróleo permitía extraer 100 a principios del siglo XX. Con el fracking, hoy es probable que estemos en valores menores de la unidad, aunque posiblemente alcanzáramos valores puntuales de 1:8 ó 1:10 durante 2010 y 2011, cuando se perforaron las denominadas "manchas dulces" de las formaciones con hidrocarburos de los EE.UU. Para mantener un modelo de civilización tecnológica igual que el actual es necesario como mínimo 1:20 según diversos historiadores y científicos, si no, es necesario cambiar el modelo económico, puesto que el que no va a cambiar es el planeta, al menos para satisfacer nuestra insaciable demanda energética.
El cambio climático antropogénico: una estabilidad comprometida en muchos frentes
El ser humano ha llegado a las cotas más elevadas de la evolución gracias, entre otras muchas cosas, al conocimiento científico y a su aplicación en la adecuación del medio para su propia comodidad. Así, las ciencias naturales y sus especialidades en el campo de las ciencias de la Tierra contribuyeron a identificar los terrenos más adecuados y estables para proyectar, esculpir y hacer realidad según qué obras de infraestructura, centrales energéticas, nucleares, presas, obras lineales, extracción de energía, etc., con objeto de facilitarse a sí mismo la existencia. Los geólogos vivimos de ello.
Con el devenir de la modernidad y la disponibilidad de recursos geológicos que proporcionaban energías baratas y accesibles, la complejidad constructiva y el desarrollo económico llegaron a niveles nunca antes vistos en la historia, con ello también la noción de dominio del medio y de riesgo sufrieron un cambio paralelo en complejidad, siendo inicialmente ambas cuestiones concretas y sencillas, con el tiempo se convirtieron en difusas y complejas.
Cada vez más exigencias, condiciones más severas y restricciones que garantizaran el buen funcionamiento, la durabilidad y la estabilidad de nuestras obras y sociedades, fueron necesarios. Así tras analizar el fallo de las que habían fracasado por alguna inadecuada previsión o debido a accidentes, una visión más holística, completa e integradora, comenzó a crecer y abrirse paso en todos los sectores por pura necesidad: nuestra interacción con el medio tiene respuestas.
Adelantarse a esas respuestas es el papel de los científicos que identificamos vulnerabilidades, pero para ello es condición necesaria, aunque no suficiente, el haber aprendido algo del pasado, la historia recuerda cuán grande puede ser la caída (Fool's Overture, Supertramp). A estas alturas de arrogancia y éxito, el ser humano, cuyos movimientos sobre el planeta podrían tener unos dos millones de años, los hemos pasado (debe recordarse que el 99% de ese tiempo) realizando actividades más o menos sostenibles, hoy cada mes de marzo necesitaría 1,5 planetas para que la estabilidad-sostenibilidad estuviese garantizada.
Para el año 2115 necesitaríamos tres planetas si proyectamos el crecimiento económico que nos salvará del paro, la pobreza y reactivará la economía (el 2,7% prometido). Ciudades como Madrid albergarían a 70 millones de almas, pues el crecimiento económico sólo se sostiene con una población trabajadora e innovadora en proporción (son trazos muy gruesos de la demografía, pero ayuda a ver el absurdo del crecimiento exponencial infinito) habría que multiplicar por 15 las líneas de metro. Avilés contaría con 15 acerías como Ensidesa. San Sebastián con casi cuatro millones de habitantes generaría ese año cerca de seis millones de toneladas de basuras y residuos. Una España que hubiese crecido durante 100 años a ese ritmo demográfico, debería suministrar energía y alimentos a 650 millones de almas que generarían diariamente más de un millón de toneladas de basuras y residuos. El crecimiento infinito no sólo es absurdo, es imposible.
En lo relacionado con el problema energético, de carestía y de suministro futuro que se nos avecina, nadie pide nuestra opinión, es una mera imposición del planeta, puramente geológica, nada podemos hacer al respecto, el fracking no va a ser la salvación, sino otro gran problema entre tantos que estamos dejando para las generaciones por venir. Insistir en la dinámica de los mercados, en la importancia de las variables macroeconómicas en un marco de oferta y demanda, en las oportunidades de estas nuevas tecnologías, en brotes verdes..., oculta el apuntado hecho fundamental de que "la economía es sólo el lenguaje; el contenido es la energía neta" así lo puntualiza por ejemplo el informe de Tullett Prebon.
Hubo momentos del pasado en los que la no sostenibilidad (estabilidad) del medio que nos acoge y nos da la vida, supuso el colapso de la organización social. Son casi una treintena las sociedades que colapsaron cuando el trato con el medio se volvió inestable (insostenible). Roma pasó en unas décadas de albergar dos millones de almas a unas veinte mil. La isla de Pascua, Groenlandia, Mesopotamia, Perú, México, Egipto..., tuvieron que afrontar caídas en las que si la historia comienza hace 5000 años con la escritura, hemos o deberíamos haber interiorizado por el legado que nos dejaron. Que la autorregulación es primordial y que no se puede crecer indefinidamente sin perecer, es además una observación arquetípica, vale como modelo o ley, y vale para plagas, invasiones, incluso algas en un medio propicio o bacterias en un matraz. La amortiguada caída final supone un cambio adaptativo temporal, como alimentarse de algunos desechos a los que ni se consideraba en las etapas de crecimiento exponencial. En el caso particular del fracking está claro que esta etapa se cumple a rajatabla, nadie jamás hubiera optado hace años por explotar estas fuentes de tan baja calidad, contaminantes y tan costosas y difíciles de extraer.
Figura 4: LEVADURAS EN SOLUCIÓN DE GLUCOSA AL 10% (DAVID PRICE)
En las primeras etapas el crecimiento (como el nuestro en los últimos 150 años y gracias a los combustibles fósiles) se hace exponencial debido a la abundancia de nutrientes y condiciones favorables, cuando decae lo que el medio (que los sustenta) es capaz de suministrar, se dan etapas críticas que pueden amortiguarse con autorregulaciones en la reproducción, cambios en la fisiología, canibalismo, inhibición de funciones, etc., pero que lo único que consiguen es retrasar unos minutos, meses o años lo inevitable. El ser humano tiene ahora otra oportunidad de demostrarse a sí mismo que es un ser inteligente, o al menos que lo es más que esos organismos unicelulares, insectos o peces...
El cambio climático no viene sólo, ha venido para quedarse y para empeorar las cosas; y digan lo que digan y argumenten quienes sean lo que sea, o lo que se quiera para favorecer según qué negocios, las advertencias dadas por nuestras máximas instituciones interacionales como la ONU u observatorios científicos de la práctica totalidad de los países del mundo, con un consenso del 97%, advierten de manera clara y concisa lo que se nos viene encima.
Cuando el club de Roma advirtió en 1972 del final del crecimiento (figura 5), del calentamiento y de la factura social y medioambiental que comienza el mundo a sufrir cada vez más intensamente con coletazos más frecuentes, les trataron como a locos, eran los aguafiestas de la euforia del crecimiento infinito del PIB mundial, pero era a costa de sociedades dóciles y subdesarrolladas que fueron saqueadas. El sobredesarrollo pareció normalidad y es que el "homo tecnologicus" parece que nunca tiene suficiente, además de ser poco sensible a los peligros, el concepto de riesgo, como decíamos, se volvió difuso y complejo, con él, miedo y atrevimiento cambiaron de tonalidad hacia el rojo semafórico.
El fracking es un intento desesperado por seguir escribiendo una historia que traza con exactitud las líneas rojas de nuestra evolución, y que ya hemos sobrepasado con creces, no se trata de estar a favor o en contra de una determinada técnica. El problema es que este mensaje global comienza a calar tan profundo como la propia técnica en la ciudadanía de cualquier estado culto y responsable, pero no llega a unas instituciones que se dejan sobornar y corromper por intereses cortoplacistas, beneficiando a unas cuantas corporaciones o partidos y sacrificando el mínimo estatus de persona digna en una gran masa de población mundial. El fracking pasará a la historia como una técnica ligada a una concepción salvajemente depredadora y violenta de la obtención de recursos, aún sin querer mirar las respuestas, paradójicamente la ciudadanía ya lo advierte y los dirigentes hacen oídos sordos.
Figura 6: ¡EL VERTIGINOSO INCREMENTO DE CO2 EN NUESTRA ATMÓSFERA HA ALCANZADO LÍMITES DESCONOCIDOS!
Precio del petróleo, ¿conspiración o inestabilidad sistémica?
Asistimos a un momento de cambio radical en la historia del ser humano (figura 2), un momento apasionante en el devenir del planeta y de este extraño ser que se mueve, ¿piensa? y participa de la creación, pero que no es suya, aunque se lo pueda creer y haya perdido la cosmovisión de su papel si cree que lo tiene o escoge tenerlo; que no se engañe, no ha podido, no puede y no va a poder dominar la Tierra, los profesionales de las ciencias de la Tierra somos quienes debiéramos articular metodologías para que nuestros semejantes disfruten como nosotros lo hacemos conociendo a este robusto y enorme ser que a la vez se muestra frágil y pequeño.
Cuando denominamos Patrimonio Natural a nuestros bosques y llanuras, a nuestras montañas y pastos, estamos haciendo gala de una actitud profundamente moderna, pero también de apropiación de algo que nos da la vida, algo muy dinámico, con una fuerza que nos puede empequeñecer e incluso aniquilar, y sin embargo se trata de algo que no conocemos muy bien, y menos aún podemos controlar.
El precio del petróleo no es una conspiración de unos pueblos contra otros y el fracking lo toca de manera tangencial, quizás como una de esas regulaciones que surgen en los seres unicelulares, el fracking ha podido durante unos años amortiguar, acompañado de ciertos artificios financieros, una caída que ya estaba prevista y que lo sigue estando; el fracking sólo ha conseguido atrasarla un poco para posteriormente hacerla más pronunciada.
Creer que el pico del petróleo iba a ser un momento en la historia de altos precios y falta de suministro de energía con guerras por todo el orbe para hacerse con los recursos, no era la fotografía exacta. La caída de la demanda responde precisamente a un flujo de riqueza desde las mayores conquistas como colectivo (arte, cultura, sanidad universal, educación...) que requieren un mayor gasto energético (ver la figura 1 del encabezado), hacia la base de la pirámide social que las sustentaba: extracción, refinado y transporte de energía, las cuales gracias entre otras cosas al fracking, se ha vuelto extremadamente costosa.
El futuro se escribe desde el presente con la tinta del pasado
Un factor común a aquellas grandes conquistas del ser humano que se constituyeron como exitosas vino inicialmente del cultivado concepto de estabilidad, concepto al que no se le puede desligar del de sostenibilidad. Así la estabilidad inicial sobre la que se fundamentaba una determinada actividad económica, o una conquista social, se garantizaba “antes” de comenzar su expansión con la ayuda de sabios, de analistas, de científicos que investigaban el medio que la sustentara, su dinámica y su evolución, y si se encontraban eslabones en la cadena de estabilidad que pudieran fallar, se llevaba el proyecto a otro plano de la vida humana o se intervenía estabilizando el propio medio.
El mejor exponente de esta corriente ancestral de mejora de los hijos con respecto a los padres, pudo ser que éstos les dejaban lo mejor de lo que podían a las generaciones venideras, se canalizaba como herencias, ahorros conseguidos de un cierto sacrificio, salvando las guerras y hambrunas derivadas, y salvando regímenes autoritarios, el impulso parecía ser a duras penas una mejora de las condiciones de generación en generación. Hoy, no ya nuestros hijos, sino nosotros mismos nos estamos dejando lo contrario, vivimos inmersos en una cultura de acabar con los recursos nuestros y de nuestros descendientes, aún sin haberles dejado participar en las decisiones de lo que estamos haciendo.
Figura 7: El séptimo continente es de plástico y "mierda" y ya se extiende por todos los océanos, trastocando las cadenas tróficas e introduciendo disfunciones hormonales en muchas especies, el plancton se ha reducido en 50 años en un 40%.
En los tiempos en que los países fueron prósperos, pocos fueron los proyectos sociales en que según se avanzaba hubo que solventar vulnerabilidades, pues en todo caso, éstas ya habían sido detectadas y corregidas, y si no, se abandonaban o bien se modificaban con expectativas menos ambiciosas, pero más adecuadas y estables ante la realidad que se iba descubriendo. Así los diferentes modelos de sociedades alcanzaban estados más o menos estables si disponían de energía barata y accesible.
El medio social, como el ambiental, o el económico, se han vuelto inestables (figura 4), la volatilidad de los precios de la energía, la inestabilidad geopolítica, la social, las migraciones climáticas de decenas de millones de personas, las que lo hacen por conflictos bélicos, ideológicos..., envuelven ya al planeta en una atmósfera que bien tiene que ver con el complementario de ese binomio estabilidad-sostenibilidad y se ha trastocado en justo lo contrario: el mundo es ahora mismo insostenible y por ello es inestable. Todo es inestable, desde los precios del petróleo hasta la psicología social, se ha perdido una buena dosis de autopoiesis como condición de existencia en la continua producción de nosotros mismos.
Estamos condenados a parar una máquina que no sabemos cuándo se nos fue de las manos (figura 6); deberemos repensar nuestro destino, se ha hecho necesidad; hemos crecido, hemos llegado a una madurez crítica, como el adolescente que deja de crecer para hacerse adulto, físicamente casi no cambia, el mayor cambio no es ahora el tamaño, es inmaterial, una nueva manera más responsable de ver la vida, de distribuir las energías, las inquietudes, los objetivos, se abre paso. Si la educación y las condiciones de crecimiento fueron favorables se cultivará una juventud y una madurez brillante, pero el joven adulto tiene que darse cuenta él solito de que ya no es un adolescente, comienza una era de formalidad.
Es probable que la vida no desaparezca del planeta como nunca antes en los colapsos de las 26 civilizaciones anteriores desapareció, ni siquiera el ser humano lo hará, aquellas civilizaciones, estaban restringidas a zonas determinadas del planeta repartidas en el espacio y en el tiempo. Ahora no es así, el colapso que amenaza si no se reacciona sería global, es lo que tiene la globalización.
Estamos condenados a decrecer (figura 7), la escasez de materias primas y energía que nos espera y que viene de hace unas décadas no significa el fin del mundo ni el fin de un sistema civilizado que nos llevó hasta lo más alto de la pirámide de la evolución, significa solamente un cambio de tendencia, una reorganización de todo el tejido físico, energético y cultural, no exento de amenazas por inadaptación y desesperaciones (como es el fracking), pero visto desde la cosmovisión de la prehistoria es sólo un cambio. Asumirlo y saber que vendrá acompañado de un decrecimiento extendido, es una postura inteligente. El decrecimiento vendrá, nos guste o no, podemos hacer la transición por las buenas o por las malas, pero la haremos; es deseable que sea de la primera manera.
UNED: DESMONTANDO LA ENERGÍA. CAP. I: EL PICO DEL PETRÓLEO