sábado, 31 de diciembre de 2016

2016: ¿HAY UN AUMENTO DE LA SISMICIDAD GLOBAL?

 
Tasa de rebote de la corteza terrestre tras el fin de la última edad de hielo, Paulson et al. (2007) NASA.


Las actividades humanas industriales y nuestro nuevo estilo de vida, con emisiones de gases y otros cambios que hacen el clima más extremo, conllevarán en no muy largo plazo, un aumento de más de 4°C en la media del planeta. 

La adopción de un enfoque uniforme que contemple los cambios atmosféricos y los telúricos en estrecha relación es ya una mirada emergente cada vez más presente entre los científicos. Vivimos inmersos en el gran cambio.



1. INTRODUCCIÓN. INCREMENTO DE LA ACTIVIDAD SÍSMICA DEL PLANETA

A través de redes sociales y medios online, se hace recurrente la cuestión del título de este artículo. Hace ya varios meses, sobre todo desde el verano, nos vienen preguntando muchos ciudadanos interesados y periodistas del ámbito científico, a las personas que de una u otra manera tocamos el tema de los terremotos, por este disparo momentáneo de la actividad sísmica del planeta. Los datos son muy pocos porque la red internacional de medición comenzó en 1973, un suspiro en la historia de la dinámica de la Tierra. El hecho de que en un par de meses haya tantos M>6 no quiere decir que se avecine un big one.

Durante el año 2016 se han producido 14.128 terremotos M>4 y 1.521 M>5. Ha habido 129 terremotos M>6 en el planeta (146 en 2015, 155 en 2014, 142 en 2013, 133 en 2012, 207 en 2011 y 175 en 2010), cuatro de ellos en Europa que fueron los tres italianos de agosto y octubre del presente (Nursia 6,2 y 6,6 y Visso 6,1) y el del 25 de enero frente a las costas de Melilla y Andalucía de 6,3. Durante todo el año 2015 hubo 146 terremotos M>6 y 19 terremotos M>7 (como en 2013), en 2016 tuvimos 17 eventos M>7 destacando por su virulencia el de Nueva Zelanda M7.8 del 13 de noviembre. El mundo vio 19 terremotos M>7 en 2015, 12 en 2014, 19 en 2013, 16 en 2012, 20 en 2011 y 24 en 2010 siendo éste el récord hasta el momento.


Figura 1. Terremotos con magnitud entre 6 y 7 desde 1963 hasta 2011 (USGS)
De acuerdo con los registros a largo plazo (desde aproximadamente 1900), esperamos de media unos 16 grandes terremotos al año que incluyen 15 terremotos en el rango de magnitud 7 a 8 y un terremoto de magnitud 8 o mayor. Desde 1973 a 2015, nuestros registros muestran que hemos superado en diez ocasiones el número promedio de terremotos a largo plazo: en 1976, 1990, 1995, 1999, 2007, 2009, 2010, 2011, 2013 y 2015. En lo que va de año ya ha habido 15 terremotos entre 7 y 8 de magnitud.

El año con el mayor número total fue 2010, con 24 terremotos mayores o iguales a la magnitud 7. Otros años el total estuvo muy por debajo de los 16 por año esperados, basados ​​en el promedio a largo plazo: 1989 sólo vio 6, mientras que 1988 vio sólo 7 grandes terremotos. En lo que llevamos de siglo XXI y sin contar aún este movido 2016 se puede deducir un ligero incremento global, se han presentado este tipo de modeliaciones muy significativas como la que podemos ver en el siguiente video.


TERREMOTOS DURANTE LOS 15 PRIMEROS AÑOS DEL SIGLO XXI


Figura 2. Terremotos mundiales y localización durante 2016.


 2. ACTIVIDADES INDUSTRIALES, FRACKING

Que la actividad sísmica esté incrementándose si la miramos desde una perspectiva algo más amplia, es una realidad, no sólo el hecho de que las comunicaciones y la sensibilidad de nuestros aparatos de medida hayan mejorado de manera notable nos hacen percibir este hecho. La realidad es que sí se está produciendo un incremento en las últimas décadas. Si nos fijamos en los terremotos M>2 desde 1973 hasta 2011 tenemos una gráfica como la mostrada a continuación en la figura 3.

Figura 3. Terremotos mundiales de magnitud 2 a 10 desde 1973 hasta 2011. Fuente: USGS.

También tenemos claro ya que la actividad sísmica de una determinada zona puede verse incrementada como consecuencia de nustras actividades industriales. Tal es el caso por ejemplo de Oklahoma, estado que antes del año 2010 apenas presentaba actividad sísmica, siendo una zona intraplaca donde no hay convergencia de placas. Sin embargo las inyecciones de aguas contaminadas provenientes del sector de los hidrocarburos, en especial del fracking, ha determinado que el nuevo mapa sísmico para aplicar las normas de construcción sismorresistente de EEUU haya convertido a este estado en tan sísmico como California, habiéndose adelantado incluso en el número de terremotos registrados los años pasados.

Figura 4. Un laboratorio a escala real para visualizar el incremento de sismicidad debida a la inyección de aguas residuales de la industria del fracking: Oklahoma. En rojo las zonas con mayores tasas de inyección de agua. Los puntitos grises son los terremotos M>3 desde 2009 hasta septiembre de 2016. Los puntitos negros los terremotos M>3 desde 1979 hasta 2008. La estrellita roja es el terremoto M5.8 récord hasta el momento debido a actividades humanas (terremoto de Pawnee del 3 de septiembre de 2016, entonces escribí este artículo) desbancando al de 2011 en Prague (también Oklahoma) M5.6 (estrellita rosa). Desde septiembre se está regulando la inyección y se han reducido el número de terremotos. La acumulación de presión resultante de la inyección de aguas residuales puede extenderse por grandes áreas y desencadenar terremotos a decenas de kilómetros de los pozos de inyección. Fuente: Science Advances.
Figura 5. Incremento acumulado de la actividad sísmica en unidades de terremotos M>3 en la zona central de EEUU desde 1970 hasta 2015. A partir de 2006, se produce una mayor tasa de terremotos, que desde 2010 se disparan coincidiendo con la expansión de la fractura hiráulica (fracking) como método de extracción de hidrocarburos.


3. CAMBIO CLIMÁTICO ANTROPOGÉNICO

Por otro lado la relación con el cambio climático antropogéncio, el calentamiento global y la subida del nivel del mar ha venido relacionándose con el incremento de la actividad sísmica. La verdad es que aún disponemos de muy pocos datos para poder afirmar algo tan rotundo pero los científicos poco a poco vamos viendo evidencias que apuntan a investigar el hecho aquí apuntado.

El año 2016 marca también un par de récords muy a tener en cuenta: en primer lugar, desde hace más de dos millones de años no hay una concetración atmosférica por encima de 400ppm de CO2, el homo sapiens no existía y en segundo lugar, también el mayor récord de sismicidad histórica conocida y asumida como de origen humano con un consenso científico del 100%: el terremoto M5,8 de Pawnee mencionado y localizado en la figura 4 con una estrellita roja (figuras 4 y 5).

Figura 6. Incremento de la sismicidad en el período que va de 1973 (desde que disponemos de una red analógica internacional) hasta el año pasado 2015. En azul terremotos mayores de M5.0, en rojo de M6.0 a M6.9 y en verde los mayores de M7.0.
Figura 7. Tierra, Atmósfera y capas de hielo en calentamiento (rojo), de 0-700 metros el calor contenido en el océano (OHC) (azul claro) y entre 700-2.000 metros (azul oscuro). Nuccitelli et al.(2012) , y añadido a la SkS .
Figura 8. Cambios históricos globales en el nivel del mar desde 1800 proyectados hasta el año 2100. Se trata de series temporales del nivel medio global del mar (desviación de la media de 1980-1999) en el pasado y proyectadas hacia el futuro. Para el período anterior a 1870 no se dispone de mediciones globales del nivel del mar. El sombreado gris muestra la incertidumbre en la tasa estimada a largo plazo de los cambios del nivel del mar. La línea roja es una reconstrucción de nivel medio global del mar de mareógrafos y el sombreado de color rojo indica la gama de variaciones de una curva suave. La línea verde muestra el nivel medio global del mar observado desde la altimetría satelital. El sombreado azul representa el rango de proyecciones del modelo para el escenario SRES A1B para el siglo XXI, relativo a la media de 1980 a 1999, y se ha calculado independientemente de las observaciones. Más allá de 2100, las proyecciones dependen cada vez más de los escenarios de emisiones de gases de efecto invernadero. Durante varios siglos o milenios, el nivel del mar podría subir varios metros. Fuente: IPCC.

La adopción de un enfoque uniforme que contemple los cambios atmosféricos y los telúricos en estrecha relación, es ya una mirada emergente cada vez más presente entre los científicos que contemplamos los procesos naturales concatenados. El reconocimiento de las diferencias de potencial, tanto en ritmo y en escala del período de calentamiento post-glacial es también una visión que explica muchos de los enigmas de la dinámica terrestre.

De ello se deduce asimismo la posible influencia del cambio climático antropogénico en relación con una serie de características geológicas y geomorfológicas peligrosas a través de una variedad amplia de ajustes ambientales que afectan tanto a la atmósfera como a la hidrosfera y también a las zonas profundas que sustentan nuestras ciudades y por lo tanto nuestras relaciones personales, culturales, afectivas...

Figura 9. Terremotos M>5 durante 2016. La raya verde muestra la media de los 6 últimos años, 2016 ha estado algo por debajo y la raya gris la media de los últimos 50 años, 2016 es una año de sismicidad "normal".


Figura 10. Los 20 mayores terremotos de la historia acontecidos desde que tenemos registros instrumentales.

martes, 15 de noviembre de 2016

LOS TERREMOTOS DE NUEVA ZELANDA, REVISIÓN DE MAGNITUDES Y LECCIONES APRENDIDAS


Figura 1. A lo largo de su historia la catedral de Christchurch ha sido dañada por diversos terremotos: 1881, 1888, 1901, 1922, 2010 y 2011. El 22 de febrero de 2011, un fuerte terremoto de magnitud 6,3 sacudió la ciudad de Christchurch, la catedral quedó prácticamente destruida y la torre en aguja se derrumbó completamente cayendo a la plaza. A pesar de que su estructura quedó muy dañada, la mayor parte del cuerpo del edificio no colapsó. El 13 de junio de 2011, la catedral volvió a recibir el impacto de otro terremoto de 6,3 grados, el rosetón oeste de la catedral cayó y se planteó la posibilidad de si la catedral debería ser desacralizada y demolida. El 28 de octubre de ese año se anunció oficialmente que la catedral debería ser desacralizada y al menos parcialmente demolida. Finalmente el 9 de noviembre tuvo lugar una emotiva ceremonia de "desacralización".

Sobre Nueva Zelanda y sus terremotos ha habido interpretaciones variables en cuanto a magnitud, es una zona tectónicamente muy compleja. La enorme tasa de movimiento de las placas en esa zona ha dado muchas lecciones: desde tener que cambiar mapas, teniendo que ajustarlos para que los vehículos sin conductor (en especial agrícolas) no se salgan de la trayectoria programada (hablamos de hasta 2 m de desfase cada 10 años), hasta las exigencias en créditos estructurales para todos los arquitectos que quieran seguir ejerciendo su profesión, sean éstos nuevos o veteranos.


1. Magnitudes revisadas

El terremoto (y réplicas) que azotaron Nueva Zelanda el día 13 de noviembre de 2016 ha planteado muchas preguntas sobre la cambiante magnitud que con el transcurso de las horas variaba y lo hacía bastante. Tras serle adjudicadas varias magnitudes, desde 6,9 hasta 7,9, pasó 10 horas con 7,8 después con un 7,4 otras 24 horas y finalmente parece que otra vez esa magnitud de 7,8 vuelve a ser la definitiva según el USGS. Hay algunas intervenciones al respecto en twitter que se pueden ver aquí.

Las magnitudes de los terremotos, así como su profundidad o epicentro, están siempre sometidas a revisión, incluso durante años, especiamente aquellos terremotos importantes, y en particular los de trascendencia histórica, como fue para Europa el terremoto de Lisboa del 1 de noviembre de 1755, debido a que no había instrumental de medición. Concretamente este evento catastrófico ha cambiado de magnitud y localización más de una docena de veces. El último en Nueva Zelanda con cientos de réplicas es un caso muy complejo.

Figura 2. Avisos de tsunami en las autopistas
El terremoto de ayer que produjo un tsunami con olas entre 1 y 4 metros en la costa oriental de la isla sur de Nueva Zelanda ha sido especialmente cambiante en cuanto a magnitud divulgada en los medios. Normalmente se habla de Magnitud en la escala de Richter o Magnitud Local (ML) inicialmente aplicada en California y que fue referencia durante décadas. Pero tiene ciertas limitaciones: en particular es difícil relacionarla con las características mecánicas del origen altamente variante de los terremotos, de las zonas y de los accidentes tectónicos que generan las sacudidas. 


En muchas ocasiones existe un efecto de saturación matemática para magnitudes cercanas a 8,3-8,5 incluso con terremotos de diferentes energías liberadas. La magnitud no es sino una cifra (un número) que caracteriza el tamaño relativo de un terremoto. Se basa en la medición del máximo movimiento registrado por un sismógrafo. Se han definido varias escalas pero las más utilizadas son: 1: la magnitud local (ML), comúnmente conocida como "la de Richter", 2: la magnitud de ondas superficiales (Ms), 3: la magnitud de onda interna (Mb), y 4: la magnitud momento Mw. Las tres primeras tienen un alcance y aplicabilidad limitada pues no miden de manera satisfactoria el tamaño de los terremotos más grandes.

La escala de magnitud momento Mw, basada en el concepto de momento sísmico es teórcamente aplicable de manera uniforme a todos los tamaños de terremoto, pero es más difícil de calcular que los otros tipos. Todas las escalas de magnitud deberían obtener al final aproximadamente el mismo valor para cualquier terremoto dado. En España utilizamos la denominada magnitud mbLg o magnitud a partir de la amplitud de la fase Lg. Viene siendo utilizada para terremotos ocurridos a partir de marzo de 2002. Esta fórmula de magnitud ha sido referida a la fórmula de magnitud local ML de Richter (1935), de manera que para un periodo de 1 segundo ambas escalas coinciden a una distancia de referencia de 100 kilómetros.

Sin embargo, los métodos tradicionales de magnitudes (ML, Mb y Ms) producen estimaciones de magnitudes muy similares incluso con terremotos muy diferentes en cuanto a profundidad, intensidad o expansión horizontal. Desde que comenzó el siglo XXI la mayoría de los geólogos y sismólogos consideran obsoletas las escalas de magnitudes tradicionales, poco a poco vinieron siendo reemplazadas por la cuarta medida, algo más significativa. En 1979 cuando Thomas C. Hanks y Hiroo Kanamori, investigadores del Instituto de Tecnología de California, propusieron la escala de magnitud momento Mw o también llamada momento sísmico; intentaron así, que desde una sola cifra se relacionasen parámetros físicos importantes como la dimensión del área de rotura que desata las diversas sacudidas y la energía liberada por el evento.

Figura 3. Proyección en superficie de la distribución del deslizamiento superpuesto sobre batimetría GEBCO. La línea blanca indica los principales límites en el choque de las placas. Los círculos grises son los epicentros del terremoto principal y las réplicas más importantes.

Hoy podemos leer en el catálogo del Servicio Geológico de los EEUU (USGS) que el terremoto de ayer tuvo una escala ML de 7,8 que se corrigió a 7,9, luego a 7,5 y el día 15 a 7,4 tras cruzar los datos de 72 estaciones, finalmente el día 16 de noviembre se volvió a cambiar a 7,8; en el Centro Sismológico Euromediterráneo (EMSC) donde podemos consultar mucha información y una magnitud momento Mw de 7,9.

2. ¿Qué sucede en Nueva Zelanda?

El margen oriental de la placa de Australia es una de las áreas más activas del mundo desde el punto de vista sísmico. Las altas tasas de convergencia entre las placas del Pacífico y Australia, de entre 8 y 20 centímetros al año, es responsable de tener que retocar y cambiar el concepto hasta de los mapas digitales ya que existe maquinaria agrícola que se maneja por satélite, o vehículos sin conductor y otras aplicaciones que se ven distorsionadas hasta 2 metros cada década, algo que claramente dirigido sobre un plano con un par de metros de distorsión podría en un futuro provocar distorsiones e incluso accidentes. Los nuevos mapas digitales se están adecuando a una corteza dinámica, no estática, precisamente en la inquieta Australia. Tanto movimiento en esa zona es también la responsable de una acumulación de esfuerzos muy peligrosa.

Desde 1900 ha habido quince terremotos con magnitudes mayores de 7,5 registrados cerca de Nueva Zelanda. Nueve de ellos, incluyendo el de 1989 de magnitud 8,2 y el de 8,1 en el año 2004 que se produjo 200 km al oeste del borde de la placa (es decir, dentro de ella), nos está indicando la enorme deformación intraplaca y las superlativas tasas de movimiento. El terremoto más grande registrado en Nueva Zelanda fue el terremoto de 1931 que alcanzó una magnitud de 7,8 en la bahía de Hawke, hubo 256 vívtimas mortales. El último terremoto por encima de 7,5 dado a lo largo de la falla de los Alpes neozelandeses fue hace 170 años; Los estudios de acumulación de tensiones en las fallas sugieren que es probable que ocurran de nuevo.

Figura 4. La catedral de Christchurch tras los terremotos de 2011

Durante los años 2010 y 2011 se produjo una catastrófica crisis sísmica que impactó especialmente en la ciudad de Christchurch, de la que todos recordamos el colapso de su catedral. Desde entonces la práctica de la arquitectura ha cambiado mucho, y lo ha hecho paralelamente a la percepción que ahora tienen los neozelandeses del medio; los daños del terremoto principal, el terremoto del 4 de septiembre de 2010 en Christchurch de magnitud 7,1 y el del 22 de febero de 2011 de 6,3 con el del 13 de junio de 2011 también de 6,3 remataron la faena de tener que demoler lo que quedaba: las ruinas de la vieja catedral. Pero los enormes daños en las ciudades afectadas plantearon serias dudas en cuanto a la adecuación de la formación sísmica de los arquitectos e ingenieros.

La calidad y cantidad de créditos exigidos para el diseño de estructuras en las escuelas de arquitectura de Nueva Zelanda dio un notable salto cualitativo, no sólo para los nuevos arquitectos, sino también para los arquitectos con más experiencia a los que se les requirió desde entonces esa formación si querían mantener su registro profesional. En sólo cinco años se han aprendido muchas lecciones sobre todo de carácter geotécnico, tales como no construir urbanizaciones y grandes infraestructras en zonas susceptibles de colapso y licuefacción sin antes tomar medidas efectivas, fenómenos geológicos que fueron muy dañinos en amplias zonas del país. Una cultura que salva vidas.

Figura 5. Fenómenos de licuefacción del terreno se dieron en 2010, 2011 y ahora en 2016 con los terremotos que siguen azotando Nueva Zelanda. El daño a edificios y pertenencias de momento, es incalculable.


COLAPSOS DEL TERRENO, DESLIZAMIENTOS, LICUACIÓN Y VACAS AISLADAS

lunes, 31 de octubre de 2016

LOS TERREMOTOS, UNA ASIGNATURA PENDIENTE DE EUROPA

LA BASÍLICA DE SAN BENITO DE NURSIA TRAS EL TERREMOTO M6.6 DEL 30 DE OCTUBRE DE 2016

Los terremotos que están azotando Italia desde agosto están siendo de los más fuertes vividos en Europa en toda su historia, también en la propia Italia han pasado siglos en que no se vivía algo así. Hace un par de días, tras el terremoto doble de Visso 5,5 y 6,1, adelantábamos que la zona de Peruggia, la que hoy está sufriendo un golpe sísmico sin tregua, seguiría siendo vapuleada, también que allí se vivió un terremoto de 6,7 en enero de 1915, entonces la energía acumulada mató a 32.000 personas. Hoy los habitantes de prácticamente todo el país se han despertado con un nuevo impacto de 6,6.

Europa desde hace prácticamente un siglo y medio vive algo despistada inmersa en una realidad que ha esculpido parte de su personalidad. ¿Pero cómo llegó a labrarse esta amnesia sísmica europea?

Los mayores éxitos europeos para paliar estos desastres son bastante modernos y, aunque muchos españoles no lo sepan, es España la pionera en luchar contra los efectos adversos, catastróficos y letales de este fenómeno natural. Pero ese brillante y valioso conocimiento se aprendió lejos de Europa. La más moderna de dichas experiencias comenzó tras los terremotos de Santa Marta, de 1773, paralizaron el desarrollo de la ciudad de Santiago de los Caballeros, capital del Reino de Guatemala (hoy la Antigua Guatemala); el entonces Presidente y Capitán General, Martín de Mayorga, decidió como conveniente el traslado de la ciudad a otro lugar.

EL PLANO DE LA NUEVA GUATEMALA DE MARCOS IBÁÑEZ (24-IX-1778) INCLUYE ALGUNAS MODIFICACIONES RESPECTO DEL PROYECTO ORIGINAL FRUTO DE LA OBSERVACIÓN DIRECTA "IN SITU" DE LA TOPOGRAFÍA, INCIPIENTE GEOLOGÍA PAISAJÍSTICA Y ASPECTOS PRAGMÁTICOS Y URBANÍSTICOS.

Era el primer urbanismo que contaba con una incipiente mirada geotécnica; luego se comprobó como una providencial decisión muy positiva. En la búsqueda del nuevo emplazamiento se localizaron varios lugares; un paraje en Chimaltenango, un valle en Jalapa y el valle de la Ermita en Guatemala; a fines de agosto de 1773 se determinó que provisionalmente sería el Valle de La Ermita o de Las Vacas el nuevo asiento de la capital.

El 21 de julio de 1775, casi veinte años después del mayor terremoto y tsunami que sacudirían Europa (Lisboa, 1 de noviembre de 1755), y que especialmente se ensañó con Portugal y España (Mw 8,8) con cerca de 100.000 muertos, se emitió en España la Real Cédula aprobatoria del cambio de lugar, la cual llegó a Guatemala el día 1 de diciembre, entonces toda Europa, consternada aún, empezaba a despertar a su mortífera realidad telúrica de una manera más moderna, casi científica. Pero poco a poco la mayor parte de la población ya caía en el recurrente olvido europeo de la sismicidad europea, habían pasado dos largas décadas tras el terremoto de Lisboa.

Algo más se dilató entre los europeos la tregua sísmica y el olvido se extendió por casi tres décadas, pero enseguida, ocho años después de comenzar el nuevo proyecto de la ciudad de Guatemala, en 1783, también Italia desde Calabria, se lo recordó a toda Europa. Poco a poco Europa se sumiría en su particular amnesia sísmica, y ya volverían a ser pocos los brotes que despertaran a semejante realidad la memoria europea: 1802 en Vrancea (Rumanía), Almería en 1804, en Alicante, Torrevieja en 1829 cuya reconstrucción siguió los pasos de Guatemala, el gran terremoto napolitano de 1857, en 1881 en Chios (Grecia), en 1884 en Colchester (Inglaterra) y ese mismo año en Arenas de Rey, conocido como el terremoto de Andalucía rubrica y pone fin a una época de algo más de un siglo en la que los temblores de tierra formaron parte de la cultura europea, se estudiaban en colegios y universidades y se daban pautas de qué hacer si brotaban. Esa cultura popular nunca más volvió.

Desde entonces, hace ya 132 años, tan sólo las desgracias, como las recientes italianas y españolas, nos recuerdan a los europeos la realidad sísmica de nuestras tierras, no la prevención, la resistencia o las políticas resilientes, como en Centroamérica; hoy ese olvido ha traído las lamentables imágenes italianas y españolas que todo el orbe ha visto alarmado en 2009, 2011, 2012 y 2016. Son las instantáneas de la incapacidad para sobreponerse, de la amnesia, de la dejadez, de esa falta de cultura (en especial sísmica) que en pleno siglo XXI sigue siendo letal en Europa. Decenas de miles de millones de euros son el coste de un olvido que frustra un futuro brillante. Lorca, Nursia, Peruggia, Asís, Amatrice..., y otros tantos lugares que albergan patrimonios y tesoros de la humanidad parecen encontrarse a merced de los caprichos de una naturaleza vehemente. Las imágenes de la basílica de San Benito de Nursia, destruida esta mañana, están dando la vuelta al mundo dejando un poso de tristeza e impotencia.

BASÍLICA DE SAN BENITO DE NURSIA ANTES DEL TERREMOTO M6.6 DEL 30 DE OCTUBRE DE 2016

¿Y qué pasó con la España de ultramar? Aquellos centros urbanos que todavía eran españoles vivieron una innovación protectora: el patrón de agrupamiento característico de Europa aunque, salvo casos muy aislados ya no adoptaba murallas, se diseñó de acuerdo a un trazado urbano “moderno”, reticular, de manzanas cuadradas. Es admirable cómo semejante experiencia de ultramar hubo de ser importada en 1829 a Europa (Torrevieja), el modelo con pocas reservas o variabilidad llegó a ser aplicado en la mismísima piel de toro de Iberia.

Cuando el terremoto de Torrevieja (Alicante 1829 M6,7) destruyó varias villas y asentamientos que fueron posteriormente sometidos a similares planes urbanísticos "anti-sísmicos", la experiencia ya vivía en la genética cultural española y por lo tanto europea. A la sazón pudo materializarse tras ser pensada, proyectada, y puesta en escena en Guatemala con un éxito que aún hoy nos sorprende gratamente a los mismos españoles, aunque muchos, incluso tristemente en círculos de estadistas que distribuyen nuestro estoico territorio, lo ignoren. La especulación y la voracidad constructiva de finales del siglo XX y principios del XXI nos reservan unas cuantas desavenencias, y aunque sea duro decirlo, más de una desgracia.

El haber roto con aquella valiosa experiencia y tradición del incipiente urbanismo geotécnico, tarde o temprano pasará factura. Sin embargo, los estamentos científicos y los geólogos que trabajamos en la recuperación de las comunidades azotadas o amenazadas por cualquier amenaza, incluida la sísmica, no somos bien comprendidos. Al igual que Casandra fue castigada por Apolo para ver el futuro y no ser escuchada cuando los troyanos aceptaron el regalo del caballo de los aqueos e hicieron caso omiso de sus advertencias, muchos científicos hemos sido castigados por Mercurio, dios del comercio y la codicia, para no ser escuchados y tachar nuestras advertencias como agoreras, alarmistas o enemigas del desarrollo. Las normas de construcción sismorresistente no han sido suficientes, no lo son y nunca lo serán. ¿Por qué sufrimos los europeos tanta desgracia a pesar de que nuestros terremotos se producen con mucha menos violencia? ¿Quién paga un coste tan alto? Impredecibles y destructivos al igual o peor que en Centroamérica, los desastres sísmicos europeos son muy costosos, pero el problema es que siguen pesando sobre las economías y las sociedades mucho tiempo después, las comunidades europeas quedan afectadas por años, por décadas, a veces para siempre.


sábado, 29 de octubre de 2016

LOS TERREMOTOS DE ITALIA SIGUEN SIENDO RÉPLICAS TARDÍAS DEL DE AGOSTO


SANT'ANTONIO (VISSO)

Entre el pasado 26 de octubre de 2016 y hoy que se escribe este análisis, se produjeron en Italia decenas de terremotos en una zona cercana a Visso en Peruggia. Dos de los terremotos principales del día 26 con magnitudes 5,5 y 6,1 según el USGS, pueden considerarse réplicas tardías del ocurrido el 24 de agosto de 2016 M6,2 que causó cerca de 300 muertos y miles de millones de euros en pérdidas económicas. En realidad desde entonces se han producido más de 18.000 réplicas, más de 300 en las últimas 72 horas.

Desafortunadamente las réplicas van a seguir y extenderse durante meses, la población del centro de Italia convive con la amenaza sísmica desde que el ser humano comenzó a habitar el planeta. Esa zona en particular conoce la desgracia muy de cerca: l'Aquila, Asís, Peruggia, Amatrice... La zona de los Apeninos está en plena actividad de disipación de energía acumulada por el hecho de que Italia es el escenario de encuentro entre la placa africana y la euroasiática. El 13 de enero de 1915 en esa zona un terremoto M6,7 mató a 32.000 personas.

Los Apeninos son una cuña de acreción formada como consecuencia de una subducción o una inmersión de una parte de la corteza bajo otra. Esta región es tectónicamente y geológicamente muy compleja, esa subducción de varias microplacas bajo Eurasia y los Apeninos supone una colisión continental de difícil perfilado pero que participa en la construcción de los Alpes, abriendo también la denominada cuenca del Tirreno al oeste. Los terremotos de octubre se han dado dentro de la placa (intraplaca) como una expresión de la tectónica extensional este-oeste que ahora domina y se hace notar a lo largo del cinturón de los Apeninos. Este proceso se espera que continúe durante miles de años. Para entonces el ser humano (si aún existe) puede que ya haya articulado todo tipo de defensas encaminadas a paliar los efectos negativos de estas catástrofes. Así parece que se desarrolla el tortuoso camino de amortiguar los terremotos, y aunque no llega ni a un siglo la adopción de normas de construcción refinadas para ello, menos aún lo han sido los planes urbanísticos, ni italianos ni de otras zonas del planeta, pocos lugares lo han hecho contando con esta realidad, y los que los desarrollaron lo hicieron tras una catástrofe dolorosa.

Sin duda ésta es una de las mejores herramientas. Se trataría de implantar la zonificación geotécnica-sísmica como un pronóstico basado en los accidentes tectónicos, el estudio de la historia y las características dinámicas de los terrenos, una división que puede hacerse por barrios, manzanas, ciudades, etc., que nos permite conocer el medio sobre el que construimos nuestras casas, nuestros negocios, nuestro hábitat.

La confección de mapas de riesgo sísmico locales o microzonificación sísmica ha demostrado ser la mejor de las armas para adelantarse a semejantes embates de la Naturaleza, también es bien sabido que su uso salva vidas y supone un importante ahorro para los estados. Esto está más que demostrado en los países de nuestro entorno que ya los tienen y usan. El reto del futuro urbanismo, por tanto, deberá ser el cambio de perspectiva histórica, abandonar los postulados post-industriales del siglo XX y abrirse a este urbano siglo XXI regido por la ciencia, la cultura y las nuevas tecnologías. Desde el año 2010 más de la mitad de la población ya vivimos aglutinados en ciudades, una nueva experiencia para la vida en el planeta. La sismicidad seguirá existiendo en el siglo XXI. Repensar la ciudad es ya una necesidad planetaria.

martes, 4 de octubre de 2016

GRANDES INFRAESTRUCTURAS Y BOMBAS DE RELOJERÍA


ESPECULACIÓN, DELITO E IGNORANCIA

La semana del 23 al 28 de mayo de 2016 tuvieron lugar en Donostia-San Sebastián las X JORNADAS DE GERENCIA DE RIESGOS Y EMERGENCIAS a las que como en años previos me invitaron a mostrar algunas de las conclusiones sobre las amenazas relacionadas con todas aquellas configuraciones urbanas, industriales y en general, grandes infraestructuras, creadas por el ser humano e identificar sus vulnerabilidades. Tal ejercicio es necesario para evitar el correr riesgos innecesarios y evitar accidentes.

El ser humano en las últimas décadas, gracias sobre todo al trabajo hecho por los combustibles fósiles, ha conquistado espacios que antes ni se hubiese imaginado, laderas, llanuras de inundación, zonas excavadas o rellenadas por él mismo..., ha modificado el medio natural a su antojo y ha trastocado muchos de los patrones dinámicos de la corteza, la biosfera, la hidrosfera o la atmósfera.

Al medio ambiente, recientemente se le denomina ya patrimonio natural. Actuando así adoptamos una postura muy moderna, pero refleja una actitud de apropiación; nos hemos apropiado de una dinámica que apenas conocemos y menos aún podemos controlar. Los gastos anuales en concepto de reparación y reinicio de grandes infraestructuras industriales o urbanas, debidos a problemas de estabilidad geológica o termodinámica, están creciendo por una serie de causas que se analizan en este artículo.

Si se extrapolan los datos de disponibilidad de energía neta que garantizaba dicha estabilidad hacia un futuro que siga la tendencia de la última década, en lo que a consumo y uso útil de energía primaria se refiere, ésta es claramente decreciente. Por ello será más difícil apuntalarlas o mantener a raya espacios conquistados a base de bulldozer.

CONSUMO DE ENERGÍA PRIMARIA EN ESPAÑA (ktep o miles de toneladas de equivalente de petroleo entre los años 1990-2014) DISTRIBUIDO POR FUENTES. (MINISTERIO DE INDUSTRIA, ENERGÍA Y TURISMO, GOBIERNO DE ESPAÑA, LA ENERGÍA EN ESPAÑA 2014). Obsérvese la caída en el período 2007-2014 de cerca de un 22%, la tendencia ha seguido. Con los datos suministrados por la AIE (OCDE) en el WEO 2016 la tendencia de los próximos años va a ser aún más acentuada.

Un porcentaje cada vez mayor de un flujo de energía decreciente (con un declive de entre un 3% y un 6% anual) se tiene que desviar al mantenimiento de grandes infraestructuras. Aspectos como el cambio climático antropogénico, un mayor conocimiento de las amenazas de un medio que por esa causa y otras es más vehemente y violento, el declive en la tasa de retorno energético (TRE) de nuestras fuentes de suministro y además la volatilidad en los precios de las materias primas, ponen en entredicho la viabilidad de algunas obras o contextos urbanos audaces, y tanto peor cuanto mayor grado de inestabilidad e insostenibilidad mostrasen en los estudios previos y actualizados.

Hablando con algunos economistas que no consideran el problema termodinámico del uso de energía en obra pública, o lo que es lo mismo, el vivir cotidiano, he llegado a la conclusión de que es harto difícil sugerirles que tengan una visión puramente física y práctica de este problema y no exclusivamente analítica o económica. El PIB, íntimamente ligado al consumo de energía, ha sido modificado en ocasiones acomodándolo a la actividad económica y erigiéndolo en un indicador de desarrollo que sería discutible.

No obstante, la energia (y por tanto la economía) desviada al objeto de paliar desastres debidos a las audacias humanas o a los eventos extremos derivados del cambio climático, son cada vez mayores. Ello computa en el PIB puesto que la puesta en marcha de maquinaria, movilización de materiales de construcción, transporte, etc., para arreglar "desaguisados" no deja de ser actividad económica, pero en realidad no hay crecimiento (desarrollo) alguno. Se están parcheando destrozos para volverlos a un estado anterior o similar (a veces incluso en peores condiciones) a la catástrofe. Así, la ausencia de resiliencia mortifica toda eficiencia. La energía no es una mercancía o servicio más que se compra y se vende sometida a las inviolables leyes de la oferta y la demanda, la energía es un precursor de la actividad económica y sin la primera no se puede desenvolver la segunda.

Tomando como hilo argumental y telón de fondo el problema de los costosos deslizamientos sufridos en Euskadi y Navarra el invierno pasado y anteriormente también, se dio un repaso a los retos cada vez más difíciles de afrontar por las comunidades ante el reguero de obras inservibles, mantenimiento de infraestructuras sobredimensionadas y otros despropósitos caros e inútiles que hemos heredado de la euforia constructiva y proyectiva de la década pasada; en algunos casos verdaderas amenazas para el medio natural y para el medio humano.

 
Tratamiento del riesgo de deslizamientos (una visión social)
Donostia-San Sebastián, 24 de mayo de 2016

Actualmente nos encontramos ante una paradoja histórica. La mayoría de nuestros dirigentes, embriagados por las grandes corporaciones del beneficio a corto plazo, apuestan por aquel modelo que ya no podemos sostener, ni siquiera mantener. Arreglar el problema si no es gastando ingentes cantidades de dinero, energía y recursos desviados de necesidades básicas como la salud, la cultura, la comida o la energía doméstica, no va a ser fácil para ellos, pero menos para nosotros en nuestro quehacer diario. Además de impopular, la imagen de mediocridad de nuestras instituciones, alimentada constantemente por tamaña borrachera, crece sin cesar. Corren el mismo peligro que algunas de sus obras faraónicas.

Indemnizaciones abusivas a grandes corporaciones por imposibilidad de explotación (ya se habla del Efecto Florentino), expropiaciones forzosas, abandono de urbanizaciones, infraestructuras obsoletas irreparables…, son un legado letal de una época de euforia que ya se advirtió como injustificada y que cuando se dieron los avisos pertinentes, los mensajeros fueron tachados de aguafiestas, agoreros, alarmistas, apocalípticos... Muchas de ellas son ya auténticas bombas de relojería.


El caso de la ladera de Ondarroa (Bizkaia) en marzo de 2016 (eitb) 


Esta introspección en la búsqueda de vulnerabilidades con el objeto de que una vez detectadas y evaluadas, puedan ser corregidas, fue el detonante para escribir y publicar en la revista 15/15\15 Revista para una nueva civilización  un artículo titulado como el que encabeza este post y al que añadí "sociedad colaborativa" pues creo que el concepto refleja la mejor, la más económica, la más práctica e inteligente manera de afrontar los retos de un siglo XXI que ya se nos presenta hasta con una nueva era geológica: El Antropoceno.

Dejo aquí y más abajo un enlace directo a dicho artículo. Una serie de reflexiones basadas en la observación de problemas derivados de lo anteriormente expuesto, pero sobre todo en los inapelables datos de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) ponen de manifiesto que el ser humano aprende a base de errores y además tarda mucho en darse cuenta de los mismos, es más, en muchos casos huye hacia delante haciendo los problemas cada vez más graves y dañinos.

Como los insumos energéticos que vivimos desde 2007 son menguantes (aunque haya picos de subida puntuales), conociendo las reservas y las nuevas tecnologías de extracción, la tendencia es a seguir disminuyendo el aporte de energía neta a la sociedad; por lo tanto apelar a la eficiencia y el ahorro puede suponer mantener a raya temporalmente grandes infraestructuras cuya efectividad ya ha quedado en entredicho, y como comentamos, algunas se han convertido o lo harán en un futuro no muy lejano en grandes amenazas. Son nuestras bombas de relojería.


(15/15\15 Revista para una nueva civilización)


jueves, 8 de septiembre de 2016

¿CÓMO PREVENIR LA AMENAZA SÍSMICA? UN ANÁLISIS SOSEGADO TRAS EL DEVASTADOR TERREMOTO DE AMATRICE



“Nosotros, los científicos hemos hecho un hermoso mapa de amenaza sísmica detallada, mostrando claramente las zonas de mayor necesidad de medidas preventivas. Sin embargo, las autoridades públicas no están tomando las medidas pertinentes”. Giulio Selvaggi


PUBLICADO EN TIERRA Y TECNOLOGÍA Y EN VARIOS MEDIOS
EPICENTRO DEL TERREMOTO M6.2 DEL 24 DE AGOSTO DE 2016


Algo más de una semana después del devastador terremoto (M 6,2) de Amatrice, Italia, que ocasionó casi 300 víctimas mortales, cerca de como lo hizo el terremoto de L’Aquila en 2009, tenemos ya una serie de datos interesantes que atañen a las ciencias de la Tierra y al trabajo que los geólogos brindamos a una sociedad que se empeña en vivir aglutinada en ciudades. Recordemos que más de la mitad de la población del planeta ya vivimos en ellas desde 2010, por lo que comenzó así una nueva experiencia para la vida sobre la Tierra. Aunque esta vez el golpe sísmico haya sido en una zona mucho menos poblada que en 2009, el daño es similar e incluso mayor (entonces se habló de cuatro mil millones de euros). La prevención de las nefastas consecuencias que estos fenómenos naturales ocasionan sobre la población humana se está viendo cada vez más próxima al conocimiento y respeto hacia la propia Naturaleza que a la producción de una normativa “anti”.

La historia nos ha traído infinitud de ejemplos de cuando a la ignorancia del hombre se le suma la soberbia, entonces el fracaso está garantizado. Sabemos que la mejor manera de evitar la destrucción por riadas e inundaciones es no construyendo en el cauce de ríos y llanuras de inundación, o hacerlo acorde con esa realidad y sus frecuencias tomando medidas paliativas o asumiendo el impacto.

La mejor manera de minimizar los efectos catastróficos de un terremoto es no construyendo en los puntos críticos, en esas áreas donde la naturaleza disipa su energía interior. A ningún soldador se le ocurre poner el dedo sobre la fractura a soldar.

Una información que vale para cualquier tiempo histórico futuro y cualquier cultura que se imponga es la localización de las válvulas de escape (fallas) y las zonas de amplificación de las ondas y por lo tanto del daño (terrenos cuaternarios, cubetas sedimentarias, topografía...). La mejor prevención contra los efectos sísmicos es una zonación detallada de las características geológicas y respuestas geotécnicas del subsuelo ante un impacto sísmico, una radiografía de la zona más externa de la corteza sobre la que hemos decidido habitar, establecer nuestras actividades industriales, culturales, educativas, nuestras vidas. Cualquier consideración para echar un pulso y creer vencer a la vehemencia de la Naturaleza es simplemente un acto de ignorancia y soberbia.

Giulio Selvaggi, director de investigación en el Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología, en Roma, y uno de los que inicialmente fuera condenado y posteriormente absuelto tras el terremoto de L’Aquila de 2009, al igual que los científicos que asomamos nuestra curiosidad al mundo de la sismicidad, afirmó que estaba sorprendido por la muerte y la destrucción causada por el terremoto de la semana pasada. La región montañosa de Amatrice está escasamente poblada, pero la cifra final de muertos podría superar el de la más poblada y urbanizada L'Aquila. Las respuestas de aceleración del terreno y desplazamiento horizontal nos han dejado atónitos. Un terremoto de esa magnitud y a esa escasa profundidad no se esperaba ni para un retorno de 2500 años.

El geólogo italiano protagonizó una protesta pública por el fracaso de las autoridades tras dar prioridad a la construcción y refuerzo de edificios más resistentes, señalando y subrayando que suministraron mapas de vulnerabilidad sísmica a las autoridades. Afirmó: "nosotros, los científicos hemos hecho un hermoso mapa de amenaza sísmica detallada, mostrando claramente las zonas de mayor necesidad de medidas preventivas. Sin embargo, las autoridades públicas no están tomando las medidas pertinentes". La amenaza sísmica no consiste solamente en vivir cerca de fallas.

Cuatro son los factores que van a determinar la amenaza sísmica repartida en el tiempo en un determinado lugar y para una ciudad concreta, es fundamental el diálogo con los historiadores, también tener estudios de paleosismicidad, conocer la recurrencia temporal del fenómeno sísmico debe ser parte de la cultura de las poblaciones englobadas en zonas sísmicas, pero también de las que no lo son:

1. La actividad sísmica local, es la más importante de las cuestiones a considerar.

2. Las características del terreno que acogerá las ondas, la geología, la topografía, las formaciones cuaternarias locales y la interacción terreno-cimiento.

3. La posibilidad de ocurrencia de sismos a determinada distancia de la ciudad, es decir, la presencia de accidentes tectónicos destacables cerca de los núcleos englobados en su zona de acción, los cuales en interacción con los terrenos que acojan las ondas con características dinámicas determinadas, pueden amplificar la aceleración en superficie.

4. La educación sísmica de la población, una cultura que salva vidas.

La amenaza y la vulnerabilidad son por lo tanto variables que dependen la una de la otra. Los terremotos y las tipologías de suelos o rocas, por sí mismos no tienen por qué ser una amenaza para la ciudad. Las tormentas, las nevadas, el viento, son también fenómenos naturales que de por sí no son dañinos, hemos aprendido a convivir con ellos.

Para que se produzca una desgracia tienen que darse cita una serie de componentes físicos y sociales que se mantengan expuestos y que no se hayan identificado. Un edifico o un barrio puede ser vulnerable a un tipo de terremoto mediano, pero a otro de mayor magnitud y diferente manera de propagación no tiene por qué serlo.

Una de las mejores herramientas para evaluar y actuar en consecuencia es la zonificación geotécnica-sísmica; es un pronóstico basado en los accidentes tectónicos, el estudio de la historia y las características dinámicas de los terrenos, una división que puede hacerse por barrios, manzanas, etc., que nos permite conocer el medio sobre el que construimos nuestras casas, nuestro hábitat.

La confección de mapas de riesgo sísmico locales o microzonificación sísmica ha demostrado ser la mejor de las armas para adelantarse a semejantes embates de la Naturaleza, también que su uso salva vidas y supone un importante ahorro para los estados está más que demostrado en los países de nuestro entorno que ya los tienen. El reto del futuro urbanismo, por tanto, deberá ser el cambio de perspectiva histórica, abandonar los postulados post-industriales del siglo XX y abrirse a este urbano siglo XXI regido por la ciencia, la cultura y las nuevas tecnologías. La sismicidad seguirá existiendo en el siglo XXI.


ENTREVISTA PARA LOS DIARIOS

2016, DOS RÉCORDS A TENER EN CUENTA: SISMICIDAD INDUCIDA (OKLAHOMA M5.8) Y 400 ppm DE CO2



Figura 1. Los procesos del fracking desde la perforación hasta la activación de fallas y generación de terremotos: 1- Perforación e inyección a presión de los fluidos fracturando el macizo rocoso. 2- Extracción de los hidrocarburos a la superficie. 3- Inyección de las aguas residuales a zonas profundas. 4- Activación de fallas profundas y terremotos inducidos.

En realidad, lo que sucede con el cambio climático antropogénico no son fenómenos de un tipo muy diferente al relacionado con la actividad sísmica de la Tierra. 

Con nuestras actividades industriales o geomorfológicas introducimos una serie de variables no poco despreciables que deberían ser tomadas en cuenta por igual

En 2016 sobrepasamos las 400 ppm de CO2. Nunca más en la vida estaremos ya por debajo de las 400 ppm de CO2, ni nuestros hijos, ni los hijos de nuestros hijos...

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Daniel McNamara, geofísico del USGS

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¡UN CAMBIO QUE YA COMENZÓ!

La última semana me he sentido un tanto miserable, inquieto, he estado siguiendo los acontecimientos derivados del último terremoto de Oklahoma M5.8 revisado al alza (en principio se le asignó 5.6 y luego 5.8 por el USGS) como récord de la sismicidad inducida por nuestras actividades industriales, ligado como todo el mundo sabe a las actividades de extracción mediante fractura hidráulica (fracking) y posterior inyección de las aguas utilizadas en zonas profundas (figura 1). Más inquieto aún al ver cómo todavía hay quienes por algún interés particular, sectorial o por simple ignorancia, lo niegan. Las pruebas circunstanciales son infalibles, el resto es querer negar la evidencia.

Cada vez rompemos más récords, cada vez son más violentos y cada vez nos mostramos más indiferentes, da igual que decenas de millones de personas llamen a nuestras puertas o sean engullidos por el mar, muertos bajo los escombros o de hambre en nuestras ciudades de occidente. Creemos que necesitamos su petróleo, su pesca, su uranio, su litio, su gas... Da igual que figuras del calado mediático de Francisco nos adviertan con cientos de alertas. Nos hemos acostumbrado a vivir rodeados de imágenes de violencia, sean éstas largas colas de parados, niños hambrientos en colegios de Madrid, o bajo los escombros en Alepo...


Hasta Francisco pide urgentemente el cambio

No he podido dejar de pensar en el mensaje que varios científicos, humanistas y personas de muchos sectores productivos, de diversos ámbitos de la ciencia, la espiritualidad o la lógica intentamos divulgar y recalcar para concienciar a nuestros dirigentes, debemos tomar una serie de medidas sencillas, pero a la velocidad a la que vamos si no giramos ahora el timón, lo haremos ya muy tarde.

Al introducir en el medio que sustenta y garantiza nuestra propia existencia una serie de acelerados cambios físicos, químicos, morfológios o sociales..., y que siempre tienen respuesta, no podemos seguir mirando a otra parte. Se nos imponen prácticas cuyos resultados nos están asfixiando, envenenado y en definitiva, matando poco a poco, no sólo no se investigan en profundidad para una vez desveladas sopesar su idoneidad, sino que se están incrementando sin ni siquiera imaginar sus consecuencias.

Precisamente el problema es que no nos estamos tomando en serio esas respuestas de un medio natural sometido a mucho estrés. Con las altísimas temperaturas de un septiembre desbocado, me vino a la cabeza entonces el caluroso año de 2012 y su récord de mínimos en el espesor de hielo de Groenlandia, del trasvase de energía de unas zonas a otras del planeta que sobre todo, me produjo tanto sobresalto entonces aquel 2012, las noticias eran muy inquietantes.

Tras el trabajo de Dana Nuccitelli et al. sobre la acumulación de energía en la corteza, océanos y capas de hielo (figura 2) quedé convencido a la sazón, de que más pronto que tarde veríamos lo que pudimos corroborar justo a finales de ese año en cuanto a reacciones telúricas y climáticas excepcionales, tales como los brotes de sismicidad antrópica y climática que tristemente saltaron a la fama, y no por no ser advertidos, El Castor, la Loma de Úbeda, el sur de Pamplona... En 2016 sobrepasamos las 400 ppm de CO2. Nunca más en la vida estaremos ya por debajo de las 400ppm de CO2, ni nuestros hijos, ni los hijos de nuestros hijos... No se trata de echar leña a un creciente fuego ya de por sí demasiado extenso, se trata de identificar por dónde podríamos comenzar a construir algunos cortafuegos. Es una cuestión de habitabilidad, adaptación y gestión de los violentos impactos derivados; para muchas personas una cuestión de supervivencia.

Figura 2. Tierra, Atmósfera y capas de hielo en calentamiento (rojo), de 0-700 metros el calor contenido en el océano (OHC) (azul claro) y entre 700-2.000 metros (azul oscuro). Nuccitelli et al.(2012) , y añadido a la SkS .


¿UNA BOMBA DE RELOJERÍA?

Sí, así es como se está creando una bomba de relojería global fundamentalmente en los océanos (Nuccitelli et al. 2012) aunque también en la parte sólida y gaseosa. El trabajo de Dana Nuccitelli y sus colaboradores dejó entonces bien claro que esta acumulación de ingentes cantidades de energía iba a tener respuestas violentas en algún momento.

La tendencia ha sido aún más acentuada en estos 4 años, se han batido todos lo récords... En primer lugar lo que hay que hacer es asumirlo, prepararnos para los impactos y repensar nuestro hábitat. Un papel que recae en los científicos, urbanistas, ingenieros y arquitectos, también sobre nuestros dirigentes, pero especialmente sobre toda la población en general. Hay cuestiones pedagógicas que hay que abarcar desde las instituciones, aunque el mensaje no sea de color de rosa la ciudadanía agradece la verdad, ésta se nota, subestimar la ciencia popular es el mayor de los errores de cualquier administración; la historia demuestra el fracaso de los paternalismos.

Desde 2010 más de la población del planeta ya vivimos en ciudades. Nunca antes el planeta vivió algo así, esta nueva experiencia para la vida en en la Tierra coincide con el final de la capacidad de extracción de recusos energéticos fáciles y asequibles. Ya no dispondremos de recursos enegéticos fáciles de obtener para enfrentarnos al monstruo energético que se los ha engullido y seguir manteniéndolo a raya. Los eventos extremos derivados de la cada vez más violenta redistribución de la energía liberada se comen más y más PIB cada año. Mientras los economistas clásicos lo contabilizan como crecimiento, termodinámicamente no son sino costosos parches para volver a estados anteriores a las catástrofes. Es como caer en la casilla de la muerte del juego de la oca y tener que volver a empezar. Se trata de un crecimiento ineconómico.

Y es así como desde la ciencia y no desde la economía, se está poniendo en tela de juicio el modelo económico actual. No hay otro mundo para seguir igual, ni físico, ni como enfoque sobrenatural; este último enfoque es en el que parece confiar una ciencia económica fiel a toda eficiencia, como si existiese alguna actividad económica capaz de crear energía por sí misma. La gran pregunta es cuándo habrá que pagar la factura. Y la factura de la era industrial ya ha vencido.

Debemos ser conscientes: hemos consumido buena parte de la energía solar acumulada durante millones de años en capas profundas del planeta (energía fósil) y en menos de dos siglos la hemos liberado; un regalo que sirvió para apuntalar una civilización tecnológica. Sin esa energía como puntal, hubiera sido inviable. Indirectamente y por varios procesos complejos (físicos, químicos, geológicos, biológicos...) esta energia se ha disipado en la única dirección posible: de disponible a no disponibleHa ido a parar a la hidrosfera, la litosfera y la atmósfera en forma de calor. El mundo industrial globalizado se ha diseñado y construido a sí mismo una trampa termodinámica por la que se está deslizando...

En general, la economía aún debe hacer frente a la realidad de que la actividad económica está condicionada por las leyes de la termodinámica. La energía ni se crea ni se destruye, solo se transforma, y lo hace como decimos en una sola dirección: de disponible a no disponible. Es especialmente notorio el impacto cuando los límites físicos para crecer ya se han sobrepasado.


UN PLANETA INTERCONECTADO

Tal acumulación de energía no disponible, supone que los procesos naturales (patrones climáticos, telúricos, sísmicos, volcánicos...) que antes llamábamos "normales" hoy se vean amplificados, simplemente porque están más potentemente catapultados. Como todas las teorías científicas sobre las causas de los sucesos sísmicos, volcánicos o tectónicos, se han concebido desde la idea de que el movimiento espacial de la materia mineral es el único acontecimiento a tener en cuenta, no se ha contado con la variación y acumulación de energía en las capas sólidas, líquidas y gaseosas del planeta, por tanto no es de extrañar que ninguna de ellas hasta ahora, haya resultado realmente satisfactoria, incluso para el pensamiento de orientación más mecanicista.

En realidad, lo que sucede con el cambio climático antropogénico no son fenómenos de un tipo muy diferente al relacionado con la actividad sísmica de la Tierra. Con nuestras actividades industriales o geomorfológicas introducimos una serie de variables no poco despreciables que deberían ser tomadas en cuenta por igual

Figura 3. Incremento de la sismicidad en el período que va de 1973 (desde que disponemos de una red analógica internacional) hasta el año pasado 2015. En azul terremotos mayores de M5.0, en rojo de M6.0 a M6.9 y en verde los mayores de M7.0. 

El incremento de la sismicidad observado (sometido ahora mismo a una importante y dañina amnesia sísmica) en los últimos años, a la par que el aumento del nivel del mar y la acumulación de energía no disponible por doquier, debiera hacernos reflexionar para repensar nuestra relación de habitabilidad con un medio cada vez más energético e incontrolable, sobre todo tras la menguante capacidad para el manejo de la contraparte energética sí disponible que lo domine o mantenga a raya. Es "LA CRUDA REALIDAD" y nos guste o no, deberemos vivir con ella, mirar a otra parte nos hace (si cabe) cada vez más débiles.

El medio ambiente es a menudo señalado como un patrimonio natural (también social). Pensando de esta manera adoptamos una postura muy moderna, no obstante denota apropiación; nos hemos apropiado de una dinámica que apenas conocemos y menos aún podemos controlar. Aún deberemos demostrar que somos capaces de cambiar una dinámica de sistemas impulsada por nosotros, y que en ocasiones se nos vuelve en contra. Y eso quiere decir demostrar más inteligencia que los organismos unicelulares creciendo y reproduciéndose en un matraz con glucosa, hasta que agotan los recursos, mutan, se alimentan de desechos, se fagocitan y desaparecen.

Las ciencias de la Tierra son vistas cada vez más como una serie de disciplinas que practican científicos cualificados y avezados para dotar a la sociedad de armas eficientes con las que resistir los embates de la Naturaleza, adelantando propuestas efectivas para que el medio humano y la propia Naturaleza no lleguen a destruirse mutuamente; adelantándose también a los acontecimientos desde la idea de que determinados elementos del medio humano, pueden ofrecer resistencia a los efectos negativos de una catástrofe natural o inducida.

Decenas de millones de personas ya intentan desplazarse para poder comer, otras, a nuestro alrededor hacen cola en Cáritas, o las cocinas solidarias de todo occidente. Justo ahora despertar a Poseidón es lo que menos necesitábamos.

Figura 4. Oklahoma a mediados de 2016 ya sustenta el segundo récord de su historia de terremotos M>4 con 19 eventos registrados. Oklahoma (intraplaca) ya adelanta a California (interplaca) en lo que a este tipo de registros se refiere.