EPICENTRO, 7 DE NOVIEMBRE DE 2012 |
- A pesar de la violencia de este nuevo evento sísmico que los guatemaltecos no vivían desde 1976 y con la misma magnitud (7,2-7,5), las cifras son sensiblemente mejores, una clara señal de que los países de Centroamérica hacen bien las cosas.
- La Ciudad de Guatemala estuvo a punto de desaparecer a causa de una serie de seísmos consecutivos entre 1917 y 1918, pero afortunadamente sobrevivió y en la actualidad alberga a más de millón y medio de habitantes que volverán a recordar su pasado: saber cómo sobreponerse. El urbanismo español de finales del XVIII tiene mucho que ver en ello, tristemente en Europa se ha olvidado.
- España fue pionera en Europa y América de muchas cuestiones relacionadas con la actividad de la Tierra, era la cabeza. Pero hoy, nuestras corruptas instituciones no dejan aflorar ya las históricamente brillantes ideas de los que se conocieron, y aún a pesar de la amnesia institucional, se conocen metafóricamente como pertenecientes a "la cabeza de Europa". Perder la memoria es perder la cultura y la destreza atávica no llega al presente.
- De ella, de la históricamente maltratada y estoica cabeza europea, Guatemala fue gratamente beneficiada, veremos cómo esa profundización en el conocimiento de la Madre Tierra, supuso uno de los mejores laboratorios y éxitos españoles. Pero hoy, la historia nos muestra el triste rol de una cabeza enferma y perdida que arrastra a un organismo al completo. Es la ineludible ley biológica, cultural y social: cuando la cabeza no funciona, no podemos esperar el desempeño del resto del organismo europeo. Mientras Europa agoniza porque no reconoce a su cabeza perdida, Centroamérica entera y en especial Guatemala, se encuentra a sí misma y se levanta.
1. PARADOJAS Y CIENCIA: EN CENTROAMÉRICA SE VATICINÓ BAJA ACTIVIDAD SÍSMICA PARA 2012
Al contrario que en otras zonas de la Tierra, que parecía que el fenómeno sísmico estaba en auge, las estadísticas indicaban que 2012 sería un año en el que habría pocos terremotos en Centroamérica; hasta que se produjeron los terremotos en México, El Salvador, Costa Rica, y ahora en Guatemala, donde la última revisión es a la baja, se ha reducido a 48 el número de víctimas; también hubo algún sismo en la frontera con California, varios en México y alguno más de menor energía en el mar.
Angélica Múñoz, es directora de geofísica de Ineter desde donde habían advertido que la red sísmica nicaragüense ya confirmaba en fechas pasadas una fuerte bajada desde 2009 del número de temblores de tierra a unos 1.400 por año, cuando el promedio anual suele estar entre los 1.500 a 2.000. Algo se estaba cociendo en las entrañas de la Tierra.
Esa reducción en el promedio de sismos en los últimos tres años es un indicio de que se liberó menos energía de lo acostumbrado. De momento 2012 cierra con una actividad sísmica que ha roto todas las expectativas incluidas las alertas de tsunami de las que ya casi ni se acordaban.
Angélica Múñoz, es directora de geofísica de Ineter desde donde habían advertido que la red sísmica nicaragüense ya confirmaba en fechas pasadas una fuerte bajada desde 2009 del número de temblores de tierra a unos 1.400 por año, cuando el promedio anual suele estar entre los 1.500 a 2.000. Algo se estaba cociendo en las entrañas de la Tierra.
Esa reducción en el promedio de sismos en los últimos tres años es un indicio de que se liberó menos energía de lo acostumbrado. De momento 2012 cierra con una actividad sísmica que ha roto todas las expectativas incluidas las alertas de tsunami de las que ya casi ni se acordaban.
A pesar de la violencia de este nuevo evento sísmico que los guatemaltecos no vivían desde 1976 y con la misma magnitud (7,2-7,5), las cifras son sensiblemente mejores, una clara señal de que los países de Centroamérica hacen bien las cosas. En 1976 cerca de 24.000 personas perdieron la vida, hubo casi 80.000 heridos y 1,2 millones quedaron sin hogar. El Servicio Sismológico de México informó ese mismo día de un sismo premonitorio con una magnitud preliminar de 6,3 grados en el vecino estado de Oaxaca, cerca de la localidad de Río Grande. No se tienen datos sobre posibles víctimas o daños materiales graves en México, aunque sí escenas de pánico en los estados más cercanos al epicentro de los temblores.
ENORMES DAÑOS A EDIFICACIONES SE EXTIENDEN POR EL OESTE DE GUATEMALA |
2. GUATEMALA Y ESPAÑA, A TRAVÉS DEL URBANISMO "ANTI-SÍSMICO", MUCHO MÁS CERCA DE LO QUE CREEMOS
LA ANTIGUA GUATEMALA |
Lo suscribimos desde este blog, aunque con orgullo, impotencia y dolor por igual, pero de ella, de la históricamente maltrecha cabeza europea, Guatemala supuso uno de sus mejores laboratorios y éxitos.
Los terremotos de Santa Marta, de 1773, paralizaron el desarrollo de la ciudad de Santiago de los Caballeros, capital del Reino de Guatemala (hoy la Antigua Guatemala); el entonces Presidente y Capitán General, Martín de Mayorga, decidió como conveniente su traslado a otro lugar.
Era el primer urbanismo que contaba con una incipiente mirada geotécnica que luego se comprobó muy positiva. En la búsqueda del nuevo emplazamiento se localizaron varios lugares; un paraje en Chimaltenango, un valle en Jalapa y el valle de la Ermita en Guatemala; a fines de agosto de 1773 se determinó que provisionalmente sería el Valle de La Ermita o de Las Vacas el nuevo asiento de la capital.
El 21 de julio de 1775, casi veinte años después del mayor terremoto y tsunami que sacudirían Europa, y que especialmente se ensañó con Portugal y España (Mw 8,8) con más de 100.000 muertos, se emitió en España la Real Cédula aprobatoria del cambio de lugar, la cual llegó a Guatemala el día 1 de diciembre, entonces toda Europa, consternada aún, empezaba a despertar a su mortífera realidad telúrica de una manera más moderna, casi científica. Pero poco a poco la mayor parte de la población ya caía en el recurrente olvido europeo de la sismicidad, habían pasado dos décadas del terremoto de Lisboa.
Algo más les duró a los europeos la tregua sísmica y el olvido se dilató casi tres décadas, pero enseguida, 8 años después de comenzar el nuevo proyecto de la ciudad de Guatemala, en 1783, Calabria se lo volvió a recordar a toda Europa. Poco a poco Europa se sumiría en su particular amnesia sísmica, y ya volverían a ser pocos los brotes que despertaran a semejante realidad la memoria europea: 1802 en Vrancea (Rumanía), Almería en 1804, en Alicante, Torrevieja en 1829, el gran terremoto napolitano de 1857, en 1881 en Chios (Grecia), en 1884 en Colchester (Inglaterra) y ese mismo año en Arenas de Rey, conocido como el terremoto de Andalucía rubrica y pone fin a una época de algo más de un siglo en la que los temblores de tierra formaron parte de la cultura europea, se estudiaban en colegios y universidades y se daban pautas de qué hacer si brotaban. Esa cultura nunca más volvió.
Desde entonces, hace ya casi 130 años, tan sólo las desgracias, como las recientes italianas y españolas, nos recuerdan a los europeos la realidad sísmica de nuestras tierras, no la prevención, la resistencia o las políticas resilientes, como en Centroamérica; hoy ese olvido ha traído las lamentables imágenes italianas y españolas que todo el orbe ha visto alarmado en 2009, 2011 y 2012, son las instantáneas de la incapacidad para sobreponerse, de la amnesia, de la dejadez, de esa falta de cultura (en especial sísmica) que en pleno siglo XXI sigue siendo letal en Europa, el olvido del pasado frustra un futuro brillante, es la ley.
Algo más les duró a los europeos la tregua sísmica y el olvido se dilató casi tres décadas, pero enseguida, 8 años después de comenzar el nuevo proyecto de la ciudad de Guatemala, en 1783, Calabria se lo volvió a recordar a toda Europa. Poco a poco Europa se sumiría en su particular amnesia sísmica, y ya volverían a ser pocos los brotes que despertaran a semejante realidad la memoria europea: 1802 en Vrancea (Rumanía), Almería en 1804, en Alicante, Torrevieja en 1829, el gran terremoto napolitano de 1857, en 1881 en Chios (Grecia), en 1884 en Colchester (Inglaterra) y ese mismo año en Arenas de Rey, conocido como el terremoto de Andalucía rubrica y pone fin a una época de algo más de un siglo en la que los temblores de tierra formaron parte de la cultura europea, se estudiaban en colegios y universidades y se daban pautas de qué hacer si brotaban. Esa cultura nunca más volvió.
Desde entonces, hace ya casi 130 años, tan sólo las desgracias, como las recientes italianas y españolas, nos recuerdan a los europeos la realidad sísmica de nuestras tierras, no la prevención, la resistencia o las políticas resilientes, como en Centroamérica; hoy ese olvido ha traído las lamentables imágenes italianas y españolas que todo el orbe ha visto alarmado en 2009, 2011 y 2012, son las instantáneas de la incapacidad para sobreponerse, de la amnesia, de la dejadez, de esa falta de cultura (en especial sísmica) que en pleno siglo XXI sigue siendo letal en Europa, el olvido del pasado frustra un futuro brillante, es la ley.
La llegada de aquel proyecto a Guatemala en diciembre de 1775 fue toda una celebración, era el primer proyecto para la nueva ciudad y ya el 2 de enero de 1776 estaba en marcha. Esa vez España tuvo la habilidad de encontrar rápidamente un patrón urbano efectivo y sencillo, fueron pocas las variantes de aquella innovadora propuesta que luego se aplicaron a todas las regiones que se fueron conquistando. El aspecto más interesante y novedoso fue el gran espacio abierto y público de la Plaza Mayor, centro de poder y actividad cívico-religiosa. Un calco de las modernas ciudades europeas de la segunda modernidad urbana.
El autor del primer proyecto de traza de la ciudad fue Luis Díez Navarro. Como en la anterior capital (Santiago), los principales edificios civiles y eclesiásticos se ubicaron alrededor de la Plaza Mayor, Carlos III aprobó el informe de su arquitecto Sabatini, y como consecuencia de ello y porque se suponía que había escasez de constructores capaces en Guatemala, se envío a Marcos Ibáñez, quien reestructuró el proyecto original.
En lo que atañe a aquellos centros urbanos que todavía eran españoles, se transplantó el patrón de agrupamiento característico de Europa aunque, salvo casos muy aislados ya no había murallas; se diseñó de acuerdo a un trazado urbano “moderno”, reticular, de manzanas cuadradas. Es admirable cómo semejante experiencia de ultramar hubo de ser importada en 1829 a Europa, el modelo con pocas reservas o variabilidad llegó a ser aplicado en la mismísima "Madre Patria".
Cuando el terremoto de Torrevieja (Alicante) destruyó varias villas y asentamientos que fueron posteriormente sometidos a similares planes urbanísticos "anti-sísmicos", la experiencia ya vivía en la genética cultural española y por lo tanto europea. A la sazón pudo materializarse tras ser pensada, proyectada, y puesta en escena en Guatemala con un éxito que aún hoy nos sorprende gratamente a los mismos españoles, aunque muchos, incluso tristemente en círculos de estadistas que distribuyen nuestro estoico territorio, lo ignoren.
Cuando el terremoto de Torrevieja (Alicante) destruyó varias villas y asentamientos que fueron posteriormente sometidos a similares planes urbanísticos "anti-sísmicos", la experiencia ya vivía en la genética cultural española y por lo tanto europea. A la sazón pudo materializarse tras ser pensada, proyectada, y puesta en escena en Guatemala con un éxito que aún hoy nos sorprende gratamente a los mismos españoles, aunque muchos, incluso tristemente en círculos de estadistas que distribuyen nuestro estoico territorio, lo ignoren.
1917, LA SEXTA AVENIDA ENTRE 17 Y 18 CALLES, AL FONDO LA IGLESIA DEL CALVARIO |
Pero a Guatemala le esperaba su peor crisis sísmica cuando ya prácticamente no caminaba por la historia de la mano de España (la burguesía criolla de aquella época decidió declarar su independencia, tanto política como económica, el 15 de septiembre de 1821, aprovechando el caos político que se vivía en España). Entre 1917 y 1918, más de un año de temblores acabaron con buena parte de la capital; mientras tanto Europa se desangraba en una cruel guerra donde se experimentaban las nuevas armas de destrucción, gases, bombardeos desde el aire, venenos, ametralladoras, granadas y los nuevos proyectiles en racimo.
Varios de los eventos sísmicos de esa época que comenzó a finales de 1917 impactaron violentamente en la capital, que comenzó a ser reconstruida sobre los cimientos de la antigua ciudad española; desafortunadamente para guatemaltecos y todos los habitantes de la Tierra muchos edificios históricos, que eran auténticos tesoros, no se reconstruyeron. Las familias que tuvieron los medios, emigraron a lo que entonces era la periferia, la Avenida la Reforma y sus alrededores, allí construyeron sus casas de baja altura y con los criterios resistentes de la época, principalmente urbanísticos, ya que los materiales supuestamente "dúctiles" como el hormigón armado, aún eran un embrión, pero el acierto fue que se puso el énfasis en aspectos como las alturas, el número y forma de las plantas, el lugar, etc. El sur de la ciudad se vio muy afectado por la emigración de aquellas familias, se crearon nuevos barrios periféricos, como el Gallito y la Palmita.
Varios de los eventos sísmicos de esa época que comenzó a finales de 1917 impactaron violentamente en la capital, que comenzó a ser reconstruida sobre los cimientos de la antigua ciudad española; desafortunadamente para guatemaltecos y todos los habitantes de la Tierra muchos edificios históricos, que eran auténticos tesoros, no se reconstruyeron. Las familias que tuvieron los medios, emigraron a lo que entonces era la periferia, la Avenida la Reforma y sus alrededores, allí construyeron sus casas de baja altura y con los criterios resistentes de la época, principalmente urbanísticos, ya que los materiales supuestamente "dúctiles" como el hormigón armado, aún eran un embrión, pero el acierto fue que se puso el énfasis en aspectos como las alturas, el número y forma de las plantas, el lugar, etc. El sur de la ciudad se vio muy afectado por la emigración de aquellas familias, se crearon nuevos barrios periféricos, como el Gallito y la Palmita.
La reconstrucción de Guatemala se benefició de la inmigración de constructores europeos que huyeron de la Primera Guerra Mundial (1914-18). Pero muchas fueron las edificaciones que no sobrevivieron a aquellos terremotos, la Plaza de Toros, la Escuela Central para varones, la Normal de Pamplona, los Teatros Colon, Abril y Variedades. El Cementerio General quedó casi en su totalidad destruido, muchas Iglesias se perdieron, varios edificios gubernamentales desaparecieron o fueron totalmente reconstruidos.
La Ciudad de Guatemala estuvo a punto de desaparecer a causa de esa serie de seísmos consecutivos, pero afortunadamente sobrevivió y en la actualidad alberga a más de millón y medio de habitantes que volverán a recordar su pasado de saber cómo sobreponerse, un país resiliente y con experiencia que no olvida ni su historia ni deja de mirar a su entorno físico. Este nuevo terremoto de 2012 ya ha sido infinitamente menos dañino que los de hace décadas.
Hoy la ciudad se subdivide en quince zonas, cada una de las cuales a su vez tiene su propia organización en cuadrícula perfecta. Aunque casi no quedan edificios de estilo colonial español, un ejemplo paradigmático de la típica ciudad colonial española, convertida en centro comercial y representativo de la capital, es la Plaza Mayor.
3. LAS POLÍTICAS RESILIENTES DE CENTROAMÉRICA
Las políticas resilientes llevan años implantadas en Centroamérica, la optimización en la construcción sismorresistente se ha combinado con una adecuada distribución y microzonificación de las áreas a construir, con un cuidado diseño arquitectónico y un mayor conocimiento del comportamiento de los materiales de construcción. Al mismo tiempo el suelo sobre el que se edifica es considerado un volumen, no meramente un plano sobre el que trazar avenidas, barrios, servicios, o especular... A todo ello hay que añadir una cultura afianzada por años desde las escuelas, los colegios, las universidades, la cultura sísmica americana es holística, por ello es en buena medida responsable de la mitigación observada ante tanta violencia, su expresión, ya lo hemos dicho, está sellada en una forma adecuada de construir, una manera razonable de planificar y una cultura extendida por toda la población, y aunque aún hay mucho por hacer, en Europa tenemos mucho que aprender.
Las normas de construcción sismorresistente no han sido suficientes, no lo son y nunca lo serán, así nos lo recordó la experta internacional en configuraciones urbanas anti-sísmicas, Teresa Guevara en Madrid, con motivo de la mesa de reflexión 'Configuraciones urbanas y catástrofes: la desequilibrada interacción entre el ser humano y su medio' celebrada el 6 de noviembre de 2012 en la la Sede de Másteres de la Universidad de Navarra en Madrid.
Quizás el mejor ejemplo que demuestra que una política enfocada a atajar y prevenir desde frentes urbanísticos y pedagógicos es la manera correcta, lo hemos tenido también este mismo año, el 20 de marzo de 2012, cuando un terremoto de escala 7,8 con epicentro en el estado de Guerrero volvió a sacudir a México DF por enésima vez; pero esta vez no hubo muertos (se contabilizaron dos muertes, una por infarto y otra por caída de ladrillo), unos pocos heridos, y leves daños materiales, además después de dos réplicas destacables de 5,0 y 5,3. Miles de personas en la capital después de reaccionar como aprendieron desde pequeños, salieron a las calles muy asustadas.
Pero las lecciones ya se habían hecho carne, ya habían penetrado en lo más profundo de cada centroamericano y automáticamente los resortes pedagógicos se accionaron, 27 años dieron su fruto en México, 36 en Guatemala, 26 en El Salvador. Cientos de años no parecen ser suficientes en la vieja Europa, l'Aquila, Lorca, Emilia no levantan cabeza. Ni siquiera nos acordábamos de los terremotos, vivimos inmersos en una amnesia sísmica.
Pero las lecciones ya se habían hecho carne, ya habían penetrado en lo más profundo de cada centroamericano y automáticamente los resortes pedagógicos se accionaron, 27 años dieron su fruto en México, 36 en Guatemala, 26 en El Salvador. Cientos de años no parecen ser suficientes en la vieja Europa, l'Aquila, Lorca, Emilia no levantan cabeza. Ni siquiera nos acordábamos de los terremotos, vivimos inmersos en una amnesia sísmica.
4. EUROPA Y CENTROAMÉRICA, LAS COMPARACIONES SON ODIOSAS (PERO REALES)
En Europa expulsamos hace tiempo a los historiadores de la investigación de nuestras catástrofes, y eso que ellos la empezaron. Arquitectos, ingenieros, geólogos, físicos, no tenemos métodos de estudio históricos adecuados, el resultado es por eso tan pobre, no tenemos buenas bases para distribuir nuestras ciudades, o nuestro territorio, de la manera más óptima mirando al siglo XXI, desconocemos nuestro pasado, a pesar de anunciar a bombo y platillo nuestro interés por el futuro, cualquier mente pensante con un mínimo de cultura y sensibilidad histórica sabe que es una contradicción y una empresa fracasada pretender conquistar un futuro exitoso desconociendo el pasado.
Por ello se subestima el riesgo sísmico en cada sucesiva normativa entregada, que siempre lo calcula al alza, aunque luego es criticada por exagerada y enseguida la Naturaleza se encarga de que se vuelva a quedar corta, y así llevamos 40 años; España e Italia son buenos ejemplos de olvidos letales, al mismo tiempo la capacidad de respuesta de sus ciudades es casi nula; l'Aquila, Lorca, Emilia, son incapaces de resolver adecuadamente sus futuros sociales, económicos, laborales o sectoriales. El concepto de resiliencia aún no ha llamado a la puerta de los urbanistas y administradores.
Por ello se subestima el riesgo sísmico en cada sucesiva normativa entregada, que siempre lo calcula al alza, aunque luego es criticada por exagerada y enseguida la Naturaleza se encarga de que se vuelva a quedar corta, y así llevamos 40 años; España e Italia son buenos ejemplos de olvidos letales, al mismo tiempo la capacidad de respuesta de sus ciudades es casi nula; l'Aquila, Lorca, Emilia, son incapaces de resolver adecuadamente sus futuros sociales, económicos, laborales o sectoriales. El concepto de resiliencia aún no ha llamado a la puerta de los urbanistas y administradores.
El mayor esfuerzo que realizará en los años venideros el país más tecnológico y adelantado en temas sísmicos de la tierra: Japón, en lo que a previsión y mayor conocimiento de las recurrencias históricas de los sismos se refiere, vendrá de la mano de una generosa inversión en el estudio histórico y que lo realizarán sus historiadores, en Italia también lo preparan. El buen camino hacia el futuro comienza inexorable conociendo el pasado, tomemos nota en España de nuestra peligrosa contradicción.
Haber vaticinado una baja actividad sísmica para Centroamérica a principios de 2012 no parece una cuestión alarmante como en Europa, aquí este tema también se nos ha ido de las manos; ¿deberían enviar a sus geólogos a la cárcel como en Italia? Lo que ocurrió el 26 de agosto de 2012 en las aguas del océano Pacífico, frente a las costas de El Salvador, cuando se registró el terremoto de magnitud 6,7 en la escala abierta de Richter, que fue reportado con magnitud 7,3 por el Ineter y culminó diez días después, el 5 de septiembre de 2012, cuando se registró el terremoto de 7,6 en el Pacífico de Costa Rica, no estaba ni previsto ni anunciado.
OTTO PÉREZ MOLINA, PRESIDENTE DE GUATEMALA
Está claro que en Centroamérica las cosas se han hecho mejor, pero mucho mejor, callan cuando hay que callar y hablan cuando hay que hacerlo. Prueba de ello es la rápida respuesta en los ritmos de reconstrucción, seguimiento y concienciación social y urbana de la existencia de terremotos, inundaciones, avalanchas, ciclones, tormentas...
Mientras tanto, Lorca, l’Aquila, Emila, nos recuerdan la realidad de la capacidad europea para adelantarnos o sobreponernos; no son sino reflejos de que eventos considerados por los centroamericanos como “sismitos” (así los llaman en los congresos cuando son menores de 6 grados) en Europa pueden ser muy, pero que muy dañinos, y además desencadenan no sólo las desgracias personales que todos hemos conocido, también han cambiado la vida de los individuos y las familias, cambiaron las relaciones sociales, ricos patrimonios demolidos, dañados o reducidos a escombros, con profundas modificaciones en las comunicaciones urbanas, remarcando a veces las eternas ruinas o grietas que quedaron por el paisaje español, italiano, griego o portugués.
Mientras tanto, Lorca, l’Aquila, Emila, nos recuerdan la realidad de la capacidad europea para adelantarnos o sobreponernos; no son sino reflejos de que eventos considerados por los centroamericanos como “sismitos” (así los llaman en los congresos cuando son menores de 6 grados) en Europa pueden ser muy, pero que muy dañinos, y además desencadenan no sólo las desgracias personales que todos hemos conocido, también han cambiado la vida de los individuos y las familias, cambiaron las relaciones sociales, ricos patrimonios demolidos, dañados o reducidos a escombros, con profundas modificaciones en las comunicaciones urbanas, remarcando a veces las eternas ruinas o grietas que quedaron por el paisaje español, italiano, griego o portugués.
¿Por qué tanta desgracia con mucha menos violencia? ¿quién paga un coste tan alto? Impredecibles y destructivos al igual que en Centroamérica, los desastres sísmicos europeos son muy costosos, pero el problema es que siguen pesando sobre las economías y las sociedades afectadas por décadas, y a veces, para siempre.
LA PLAZA MAYOR DE GUATEMALA CIUDAD |
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