Sismicidad pirenaica más representativa en la década 1998-2008. En rojo el terremoto de Lizarraga del 27 de octubre de 1998 mb 5,2 e intensidad V. (Les Réseaux de surveillance sismique dans les Pyrénées).
Queridos lectores, hoy se cumplen 22 años del terremoto de Lizarraga, un evento sísmico que no aporta un gran peso específico a la consideración de este fenómeno natural en los planes de distribución del territorio en Navarra. Desde el mundo que investigamos el fenómeno sísmico, siempre hacemos hincapié en la necesidad de revisar y actualizar el conocimiento geohistórico, de incorporar su estudio a los equipos encargados de delinear normativas que tengan que ver con dicha distribución, el urbanismo, las leyes del suelo o los planes de Protección Civil, es la mejor manera de conocer el pasado de las comarcas a la hora de proyectar su expansión, el cuidado del patrimonio natural e histórico, obras lineales o grandes infraestructuras.
En España, con más motivo si cabe, dado que el territorio está configurado por siglos de historia expresando los diferentes trazados urbanos de cada época, de cada manera de concebir la villa, la ciudad, la comunidad, la persona. Desde la villa medieval a la ciudad capitalista y tecnológica, una serie de capas concéntricas —como las huellas del tiempo en el tronco de un árbol— rodean los cascos históricos a partir de las murallas defensivas desplegando sus primeros ensanches, los segundos, los barrios dormitorio, polígonos industriales, parques tecnológicos... Apenas hace un siglo que Pamplona decidió salir de sus murallas, lo cual ha configurado una singular personalidad al casco histórico, pero no exento de cierta vulnerabilidad, entre ellas estaría la sismicidad alrededor de la ciudad vivida desde los cuatro puntos cardinales. Lizarraga lo hizo el 27 de octubre de 1998 con magnitud 5,2 desde el oeste.
Los terremotos de la ciudad histórica de Lorca de la tarde del 11 de mayo de 2011 (M4,5 y M5,1 dos horas después) supusieron un hito histórico en la concepción de la sismicidad española en el siglo XXI; había sido relegada al olvido, incluso en plena euforia del ladrillo. Tras aquella atroz tarde, las imágenes vividas en directo y captadas por las cámaras que previamente se habían desplazado a la Ciudad del Sol, Eliocroca, dos horas después de haber sucedido el primer terremoto, el segundo M5,1 fue capturado en diferentes lugares en sus interminables seis segundos. Esas imágenes recorrieron las televisiones del orbe mientras entrevistaban a las personas que habían vivido el primero de 4,5 y grababan algunos desperfectos, a gente asustada, reacciones humanas... El impacto visual supuso un antes y un después en la concepción de la sismicidad ibérica. Todos quedamos tocados y advertidos.
La espadaña de San Mateo cae ante las cámaras en el lugar donde un reportero de TVE explicaba lo sucedido dos horas antes, a Santa María La Real de las Huertas se le cae su torre mientras entrevistan a un entrenador de juveniles, gente asustada que corre sin rumbo porque no sabe a dónde ir, la iglesia de Santiago colapsa, La Viña y San Fernando sufren daños irreparables, deberán ser parcial o totalmente demolidos..., y finalmente las víctimas, las que aterradas salieron corriendo porque no sabían cómo reaccionar ante algo así y les cayeron los ladrillos desprendidos, las tejas sueltas, los trozos de antepechos, de cornisas, de adornos arquitectónicos. Y es que nunca nadie les enseñó que salir corriendo iba a ser letal. Algunas ni siquiera conocían de qué era capaz el suelo que les sostenía.
Las imágenes de sus cuerpos tapados con esas mantas doradas abrieron los noticieros de cualquier país del mundo. ¡Pero si ha sido un sismito de 5,1!, nos decían en los congresos de ingeniería sísmica y de geofísica. Sin embargo, fueron varias las cosas que se dieron cita esa tarde para que España despertara un 12 de mayo recordando una lección que había olvidado: que aún vive sobre un territorio con un fenómeno natural, la sismicidad, capaz de matar, de arruinar comarcas enteras, de paralizar sectores económicos al completo, de destruir el rico patrimonio cultural del segundo país del planeta con más lugares patrimonio de la humanidad (UNESCO), de dejar comunidades arruinadas, heridas por años, por décadas, a veces para siempre. Así nació también este blog.
1. Navarra ante los enjambres sísmicos del siglo XXI
Con esas imágenes aún muy presentes, Navarra comienza a vivir los enjambres sísmicos más recientes alrededor de Pamplona. Primero en El Perdón en 2013 y años posteriores en Olave en 2017, hasta hoy en que vivimos inmersos en otro enjambre que de momento lleva 666 terremotos en el área de Lizoáin-Egüés-Esteríbar. El 14 de febrero de 2013 bajo Uterga-Adiós-Salinas, comienza una actividad sísmica de una densidad nunca antes conocida, salvado lo sucedido en el primer llenado de Itoiz en el período 2004-2008. En las entrañas de la sierra, con más de 400 terremotos, se producen días de hasta una treintena de impactos que durarán hasta el verano de aquel año. Dos impactos principales de magnitud local ML 4,2 (uno el 21 de marzo y otro el 20 de abril) sentidos con cierta intensidad en el sur de Pamplona, pero también en toda Navarra y comunidades limítrofes, fuerzan a una comisión parlamentaria de la que nacen varias promesas. Son de destacar tres:
- La primera, la necesaria actualización del Plan Especial de Proteción Civil ante el riesgo sísmico en Navarra (SISNA), como hicieron con los suyos varias comunidades que le dieron la debida importancia al fenómeno sísmico en sus territorios tras los estudios que realizamos en Lorca.
- Segundo, una revisión técnica del estado del parque inmobiliario de edificios anteriores a 1968, sobre todo los del casco antiguo, que evalúen el aspecto estructural desde el punto de vista del impacto sísmico.
- Y tercero, la incorporación en las escuelas y colegios de al menos una vez al año, de una charla formativa e incluso simulacros, como recomienda el SISNA. También entre el profesorado para continuar el hilo y los cuerpos de Protección Civil, como hicieron varios centros educativos y los colegios profesionales de arquitectos e ingenieros como ya se hizo de manera putual a través, por ejemplo, de de la Fundación Laboral de la Construcción.
Ninguna de esas promesas, que se sepa, se ha puesto en marcha. Como siempre, las "tormentas sísmicas" se apagan y la amnesia sísmica vuelve una y otra vez.
En 2017 los terremotos volvieron a sacudir a la capital de Navarra, esta vez desde el norte. El 10 de marzo (justo 114 años después del fenómenos sísmico que duró varios días, vivido en 1903 por nuestros bisabuelos) comenzó otro enjambre con cerca de 200 terremotos en la zona de Olave que alcanzó el otoño. Para entonces se hizo hincapié con el departamento de Protección Civil del Gobierno de Navarra en el aspecto histórico revisado, ya que es fundamental para clasificar la verdadera trascendencia del fenómeno natural de la sismicidad en Navarra.
El SISNA data de febrero de 2011. El terremoto más intenso tras el episodio de Pamplona de 1903 no sería quizás el de Lizoáin de 2004, como aún vemos en el SISNA, sino el conocido como terremoto de Lizarraga del 27 de octubre de 1998, en un principio se le adjudicó una intensidad de VI, luego se rebajó a V. Este evento sigue siendo conocido en círculos de expertos por haber sido durante 12 años la medalla de oro de los sismos ibéricos desde que opera la red analógica nacional e internacional cuando se usó en una época históricamente muy corta la magnitud mb (ver Sismicidad de la Península Ibérica en el periodo instrumental: 1985-2011 The Iberian Peninsula seismicity for the instrumental period: 1985-2011 Emilio Carreño Herrero y José F. Valero Zornoza), figura 3.
2. Lizarraga, martes 27 de octubre de 1998
La magnitud mb o magnitud de ondas internas (Veith y Clawson, 1972) fue utilizada para terremotos ocurridos a partir de 1998. Desde marzo de 2002 prácticamente todos los terremotos vinieron con la mejor afinada mbLg con la amplitud de la fase Lg (López, 2008), utilizada para terremotos ocurridos a partir de marzo de 2002 (ver figura 1a). Esta fórmula de magnitud ha sido referida a la fórmula de magnitud local de Richter, de manera que para un periodo de un segundo, ambas escalas coinciden a una distancia de referencia de 100 kilómetros.
La relevancia sobre papel del terremoto de Lizarraga de 1998 está sobre todo más al norte, vimos en las sucesivas actualizaciones cómo algunos departamentos franceses, sobre todo el Departamento de los Pirineos Atlánticos, lo han incorporado a su normativa sectorial y departamental con magnitud local (ML) que es la de Richter de 1935. La magnitud MbLg (M-MS), es la Magnitud a partir de la amplitud de la fase Lg (Mezcua y Martinez Solares,
1983). Fue utilizada para terremotos ocurridos entre 1962 y marzo de 2002. La fórmula utilizada
para cada registro depende de la distancia epicentral. Para más información ver la publicación "Descripción del tipo de Magnitud" del IGN.
Figura 1a. Terremotos más destacables sucedidos en el área oeste de Pamplona entre el 27/10/1998 y el 02/04/2003 y la convivencia de tres tipos de magnitudes, mb, MbLg y mbLg que se usaron esos años. Más información sobre el uso de diferentes tipos de magnitudes aquí. En la figura 1b se muestran los epicentros de la tabla 1a sobre un mapa físico.
Hoy, ese terremoto histórico, es precisamente el segundo de mayor magnitud de la era analógica en red que funciona desde 1985 en la Península Ibérica junto con el mbLg 5,2 de Ossa de Montiel de febrero de 2015, detrás del de Lecrín (Granada) que lo desbancó de lo alto del podio en 2010 con una magnitud mbLg de 6,2 (fugura 3). En ese tiempo (12 años) que transcurrió desde 1998 hasta 2010, fue Navarra la que permaneció a la cabeza de los terremotos ibéricos desde el despliegue de la red analógica y el uso de las diferentes escalas de magnitud.
Nuestros vecinos del norte presentaron su nueva normativa de construcción sismorresistente el día 1 de mayo de 2011, diez días antes de los terremotos de Lorca —tras un exhaustivo programa de actualización histórica que incluyó además del de Lizarraga del 27/10/1998 (mb 5,2-ML 4,9 RéNaSS) los de 2004 expresados en magnitud local ML o de Richter, fueron los de Lizóain (5,3) y Nagore (5,2) (figuras 2 y 5)— le adjudicaron a la sismicidad de la zona occidental de los Pirineos el calificativo de "moyenne" que se puede traducir como "mediana, moderada o significativa" (figura 2). Mientras tanto, en el SISNA de febrero de 2011 (página 11) se afirma: "... La baja sismicidad de Navarra explica que el tema del riesgo sísmico no haya recibido tanta atención por parte de la comunidad científica, como otros riesgos naturales...".
Figura 2. A la izquierda el resumen de la sismicidad histórica más relevante desde 1964 a 2008 que se utilizó para la confección de la norma de construcción sismorresietente francesa y sus mapas de zonas sísmicas (a la derecha) en términos de intensidad y aceleración.
Los tres terremotos han tenido un peso específico relativo en la confección de la nueva normativa sísmica francesa, especialmente en la zona pirenaica. En vigor desde el día 1 de mayo de 2011 (diez días antes de la catástrofe de Lorca) nuestros vecinos del norte incluyeron un amplio modelo probabilístico, no determinista. Sin ser demasiado insistente, ya hemos visto en el artículo dedicado al SISNA cómo la falta de estudios serios de estas cuestiones es proporcional al "optimismo", y cómo los franceses que han invertido hasta cuatro veces más en ello, han cuadruplicado también un parámetro esencial como la aceleración básica del terreno.
En España en otras áreas sísmicas se ha reaccionado tras importantes desgracias, pero en concreto en Navarra, hemos preferido no actualizarnos en nuestra endémica cultura de "amnesia sísmica" y aprender (aunque solamente sea un poco) a despertarnos cuando golpea la desgracia como en Lorca o cuando la suerte sitúa los epicentros a decenas de kilómetros del casco histórico, y ya luego, cuando la cuestión se calma, nos volvernos a dormir en la promesa nunca cumplida de "ya buscaremos un hueco y hacemos algo". Hoy el enjambre de 2020 que ya se dilata desde agosto a octubre (que es cuando se escribe este artículo), es el más denso e intenso conocido en la cuenca de Pamplona desde que tenemos registros históricos en 1612 en la ciudad histórica de Sangüesa.
Sin
duda, y al igual que han hecho los expertos franceses como acabamos de ver, no estaría de menos el destacar y estudiar con más detenimiento por su relevancia este terremoto del 27 de octubre de 1998 de magnitud 5,2 e
intensidad VI al SE de Lizarraga, tuvo la ventaja de desencadenarse en una zona ampliamente despoblada,
moderadamente lejos de Arbizu, Huarte o Echarri, y a unos 40 km de Pamplona, fue sentido especialmente en la capital navarra y en prácticamente toda Navarra, llegó hasta Vizcaya, Guipúzcoa y
sur de Francia.
Este terremoto tuvo un impacto social remarcable, tanto en medios de
comunicación habituales como técnicos, incluso sirvió de referencia en
2003 para la confección del "Dossier Départemental des Risques Majeurs Cellule d’Analyse du Risque et de l’Information Préventive de la PRÉFECTURE DES PYRÉNÉES-ATLANTIQUES de la République Française" al incluirlo en los terremotos que pueden impactar en territorio francés. Es además el segundo de los terremotos que más se destacan entre los círculos de expertos, cuando se habla de la sismicidad ibérica y en especial pirenaica, primero por su magnitud, y segundo, porque como hemos visto, la moderada lejanía a zonas urbanas le otorgó una intensidad moderada (V).
Figura 3. Tabla I de las series sísmicas más significativas registradas por la red sísmica desde 1985, año del establecimiento de la red sísmica analógica, hasta el 12 de diciembre de 2011, registradas en la península Ibérica. Ref: Sismicidad de la Península Ibérica en el periodo instrumental: 1985-2011 The Iberian Peninsula seismicity for the instrumental period: 1985-2011 Emilio Carreño Herrero y José F. Valero Zornoza.
De este terremoto, que por suerte como se ha comentado y se puede ver más abajo, se dio en
una zona bastante despoblada, hay testimonios recogidos en la prensa, se trata de personas que lo vivieron en localidades cercanas, tales como Lizarraga,
Torrano, Arbizu, Lakuntza, Arruazu, etc., y tuvieron la amabilidad de enviarme por correo electrónico sus experiencias y percepciones que quizás algún día puedan ser utilizadas en pro de la prevención, pues manifiestan aspectos geofísicos importantes sobre el tipo de onda y la situación geográfica y topográfica, además de la litología ya conocida. Fue tema de conversación entre
los vecinos durante varios días. Yo mismo tuve mi propia percepción del fenómeno, como tantas personas que a la sazón vivimos aquella experiencia en Pamplona.
Algunos de los que lo notaron no estaban precisamente cerca del epicentro, JLR, vecino de Torrano lo vivió en Alsasua, a 12 km de Arbizu:
"... Hacia las 12 ó 12:15 de la noche ya estaba acostado, con la luz apagada pero aún despierto. De repente una especie de zumbido bastante fuerte empezó a sentirse en toda la casa, las largas cortinas de la ventana de su habitación comienzan a balancearse y llegan a tocar la cama: se han desplazado del orden de 50 a 70 cm... Entonces la cama empezó a moverse desplazándose hacia arriba y hacia abajo, inicialmente muy despacio, rítmicamente, cada vez más y más rápido y luego se fue parando. Todo duró unos 5 segundos. En la casa nos dimos cuenta de que era un terremoto y nos levantamos de la cama. Al encender las luces y entrar en el salón observamos que la lámpara del techo, que es de varilla rígida aún se estaba balanceando. Al día siguiente no se observaron desperfectos en la vivienda ...".
A su hermano, FJR, que también vivía fuera, le pilló a 40 km de Arbizu: en el barrio pamplonés de la Txantrea:
"... Sobre las 12 de la noche estaba aún viendo la televisión, de repente se notó como una suave vibración que se fue haciendo cada vez más fuerte e intensa, y que duraría del orden de 10 a 15 segundos. Enseguida nos dimos cuenta en la casa de que era un terremoto y como era un primer piso y estaba cerca de la ventana, pensé que podría saltar por ella y salir rápidamente al exterior, pero paró y se pasó el susto. No hubo desperfectos...".
En Arbizu, a poco más de 7 km del epicentro se recogen como Huarte (a 6 km) una buena colección de testimonios.
JML, estaba leyendo en la cama en la parte alta de la casa cuando escuchó un ruido extraño: "...Poco a poco todo empezó a moverse, las camas, los armarios, las lámparas... No sabía lo que pasaba pero pensé en un terremoto. Ví a los vecinos que salían en tropel a la calle, muy asustados comentando lo que acababan de vivir...". Comprueba un poco más tarde que se ha formado una grieta en la pared.
También en Arbizu, AU que vivía en un segundo piso estaba con su familia sentado en el sofá viendo la televisión: "... De repente empezó a moverse la lámpara, mucho, y después todo el resto de las cosas de casa, así se mantuvo todo temblando unos segundos. Nos quedamos todos confusos, no sabíamos qué era lo había pasado, Salimos al balcón y vimos a los vecinos que ya habían salido alarmados a las calles, sólo fue un susto...".
Algunos de los que lo notaron no estaban precisamente cerca del epicentro, JLR, vecino de Torrano lo vivió en Alsasua, a 12 km de Arbizu:
"... Hacia las 12 ó 12:15 de la noche ya estaba acostado, con la luz apagada pero aún despierto. De repente una especie de zumbido bastante fuerte empezó a sentirse en toda la casa, las largas cortinas de la ventana de su habitación comienzan a balancearse y llegan a tocar la cama: se han desplazado del orden de 50 a 70 cm... Entonces la cama empezó a moverse desplazándose hacia arriba y hacia abajo, inicialmente muy despacio, rítmicamente, cada vez más y más rápido y luego se fue parando. Todo duró unos 5 segundos. En la casa nos dimos cuenta de que era un terremoto y nos levantamos de la cama. Al encender las luces y entrar en el salón observamos que la lámpara del techo, que es de varilla rígida aún se estaba balanceando. Al día siguiente no se observaron desperfectos en la vivienda ...".
A su hermano, FJR, que también vivía fuera, le pilló a 40 km de Arbizu: en el barrio pamplonés de la Txantrea:
"... Sobre las 12 de la noche estaba aún viendo la televisión, de repente se notó como una suave vibración que se fue haciendo cada vez más fuerte e intensa, y que duraría del orden de 10 a 15 segundos. Enseguida nos dimos cuenta en la casa de que era un terremoto y como era un primer piso y estaba cerca de la ventana, pensé que podría saltar por ella y salir rápidamente al exterior, pero paró y se pasó el susto. No hubo desperfectos...".
En Arbizu, a poco más de 7 km del epicentro se recogen como Huarte (a 6 km) una buena colección de testimonios.
JML, estaba leyendo en la cama en la parte alta de la casa cuando escuchó un ruido extraño: "...Poco a poco todo empezó a moverse, las camas, los armarios, las lámparas... No sabía lo que pasaba pero pensé en un terremoto. Ví a los vecinos que salían en tropel a la calle, muy asustados comentando lo que acababan de vivir...". Comprueba un poco más tarde que se ha formado una grieta en la pared.
También en Arbizu, AU que vivía en un segundo piso estaba con su familia sentado en el sofá viendo la televisión: "... De repente empezó a moverse la lámpara, mucho, y después todo el resto de las cosas de casa, así se mantuvo todo temblando unos segundos. Nos quedamos todos confusos, no sabíamos qué era lo había pasado, Salimos al balcón y vimos a los vecinos que ya habían salido alarmados a las calles, sólo fue un susto...".
3. Conclusiones
El terremoto de Lizarraga de octubre de 1998 se sumaría al de Legarda de 1982 y al de Pamplona de 1903, así como los tres ocurridos la pasada madrugada del 1 de octubre de 2020 —con magnitudes 4,6, 4,0 y 4,4 en un intervalo de dos horas de un total de 107 eventos sucedidos ese día— como terremotos representativos de episodios sísmicos a tener en cuenta para la necesaria y obligatoria revisión y actualización del Plan especial de Riesgo Sísmico en Navarra (SISNA), que hemos mostrado en varias ocasiones anteriores y que se puede ver más completada aquí, sobre todo en su aspecto histórico, tal y como hemos mostrado.
Por lo tanto, varios retos quedan establecidos para la sociedad navarra del siglo XXI que deberán ser los pilares de actuación institucional en cuanto a la renovación del SISNA:
I) Análisis de los riesgos que pudieran incrementar la vulnerabilidad y aumentar considerablemente el daño (aludes, desprendimientos de laderas, inundaciones, casos como Yesa o las laderas caídas tras el enjambre de 2013 en toda la cuenca...).
II) Análisis de vulnerabilidad y daños estimados en la actividad económica (contempla catastro y el uso). No sólo bienes inmuebles, también negocios comerciales.
III) En referencia a la guía de actuación se tendría que introducir un curso de formación de profesionales (arquitectos, arquitectos técnicos e ingenieros, esto se puede coordinar con los colegios y organizar cursos, se acreditan técnicos) para la evaluación rápida de daños tal y como se ha realizado en otras comunidades del Estado.
IV) Una vez formados los profesionales en evaluación rápida de daños hay que facilitarles una herramienta o app de móvil, que les permita la coordinación para la evaluación, dotándoles de la información que ya tenemos en el SIG del catastro, e incluso de la vulnerabilidad. Cuanto más información mejor podrán hacer su trabajo y menos riesgos correrán ellos y toda la sociedad navarra.
Figura 4. La noticia en Diario de Navarra.
Figura 5. Extracto del BCSF. Observations sismologiques 2003-2005. "La sismicidad general de la zona sur de Pirineos es bastante baja excepto en su zona oeste, donde varios terremotos se han producido en la región de Pamplona. Un sismo de magnitud ML (RéNaSS) = 4,9 se produjo el 27 de octubre de 1998 así como otros dos, el 18 y el 30 de septiembre de 2004 de magnitud ML (ReNaSS) = 5,2 y 5,3..." (página 19).
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