lunes, 7 de mayo de 2012

HACIA UNA TERCERA MODERNIDAD URBANA: EL PLANEAMIENTO URBANO EN LA CONFIGURACIÓN DE CIUDADES RESILIENTES


PAMPLONA: LA CIUDAD MEDIEVAL AMURALLADA             

Las diferentes trayectorias en que se desvinculan ya del modelo industrial dominante las sociedades occidentales cambian vertiginosamente los usos de los espacios urbanos e interurbanos, son consecuencia de un profundo cambio en las formas de pensar, las ciencias, la tecnología, las relaciones sociales, las desigualdades y las oportunidades de participación democrática y económica de los ciudadanos. Semejantes mutaciones empujan aunque permanezcan estáticos, a los políticos, dirigentes y urbanistas a repensar la ciudad, su gestión, su crecimiento, pero especialmente su significado, su función y su seguridad.

Las puertas de la tercera modernidad urbana se han abierto de la mano de la alta velocidad, los transportes low cost, un modelo de ocio estándar, facebook, twitter, tuenti, whatsapp y un sinfín de redes sociales capaces de aglomerar a miles de personas en una actividad común en ésta o en la ciudad vecina. La ciudad clásica y la ciudad industrial son sus antepasadas, hoy la sociedad debe dotarse de nuevas herramientas, pero sobre todo de una nueva forma de pensar la ciudad, hacerla útil, no alienante y mitigar sus posibles riesgos. Un nuevo urbanismo es necesario y no puede ser otro que el que se corresponda con estas nuevas formas de pensar, relacionarse y actuar: es el urbanismo de la tercera modernidad. Sus herramientas principales son la ciencia y la cultura. El desafío: una sociedad que se empeña en la individualización del espacio-tiempo y una tendencia imparable a vivir en ciudades.

1. INTRODUCCIÓN: HISTORIA, CONCIENCIA Y  URBANISMO

Lo podemos seguir por los libros de historia: la primera modernidad de la historia de la humanidad dio lugar a una verdadera revolución urbana. La ciudad medieval se convierte en ciudad clásica, en ella el poder del Estado se impone de forma prácticamente unidireccional, desde la propia concepción del Estado hacia sus creaciones a imagen y semejanza: las ciudades. 

Durante la segunda modernidad, cuyo resultado es la ciudad industrial, un nuevo urbanismo se hizo necesario sin atender o raramente atendiendo cuestiones de seguridad y riesgo, durante el siglo XIX y XX, directamente en relación con el individuo y el nivel social, el urbanismo de esos siglos traza avenidas, plazas y jardines urbanos que acaban con callejones y huertas, aleja o transforma las murallas que ya no son defensivas, redefine y segrega lo público de lo privado, los espacios interiores se transmutan, y los exteriores suelen ser públicos, se asignan funciones muy específicas y especializadas a los ámbitos de la ciudad, inventamos las aceras, las plazas concebidas para resaltar las diferencias de clases sociales, los escaparates, los hipermercados en el centro y de las afueras. Las ciudades se extienden al ritmo de su gemación: los barrios y los polígonos son consecuencia de la "especialización"
 
 PAMPLONA: EL ENSANCHE DE LA CIUDAD DE LA MANO DEL SIGLO XX.


Se aglomeran poblaciones y actividades como nunca antes se vio. La segunda revolución urbana comenzó siendo agrícola, incrementó la producción de alimentos pero expulsó del campo a buena parte de los propios agricultores de la mano del desarrollo del capitalismo industrial que ya se alzaba en protagonista de la historia. Este doble proceso provocó un enorme crecimiento demográfico casi exclusivamente en ciudades que se adaptaron o nacieron de la nada. Comienza a preocupar lo insalubre, algunas ciudades ahogan a sus ciudadanos, tanta concentración y tanta polución son el caldo de cultivo de un nuevo tipo de enfermedades de corte social.

La eficiencia demográfica hace que las familias cada vez tengan menos hijos, pero una gran mayoría supera la edad de reproducción, a principios del siglo XX pocos sobrepasaban los 15 ó 16 años, las mujeres tenían muchos hijos, un bajo porcentaje que pudiera continuar la estirpe llegaba a adulto. En 1900 la esperanza de vida en España era de 34 años, hoy es de 84. Las mujeres pueden dedicar su vida a cuestiones que no sean tener y cuidar hijos para garantizar su llegada a la edad adulta. En los años de entreguerras comienza a hablarse ya de la inversión de la pirámide poblacional y la insostenibilidad de un sistema de bienestar.

No es nada nuevo, el sistema nunca se ha caído, la actividad puede llevarse con salud plena más allá de los 60 años. A pesar de las grandes guerras del siglo XX, en las que murieron cerca de 100 millones de personas, la migración hacia las ciudades y el aumento de población fue imparable con los crecientes ritmos del siglo XX. Esa cifra es la misma que en los próximos 10 años (otros 100 millones de personas) abandonarán el campo solo en China. Aquel ritmo del siglo XX parece una caricatura de lo que será el del siglo XXI.

En aquel contexto surgieron de forma constante y casi invariable las nuevas ideas sobre la ciudad, marcadas fundamentalmente por las mismas lógicas que impulsaron a un mundo industrial dominante y arrogante en los siglos XIX y XX basado en el capitalismo o el marxismo. El urbanismo moderno de esos siglos lo copia y repite como modelo ideal, adopta los principios que establecieron los ingenieros en la industria y los plasma en las ciudades. La noción fundamental es precisamente la "especialización", ésta es el alma y el infalible dogma del cambio moderno de esos siglos pasados.

Ese urbanismo moderno pone en práctica desde finales del siglo XIX la zonificación, en España aparece el primer ensanche, luego el segundo. Le Corbusier y la Carta de Atenas llevarán esta forma de visión paradigmática a un límite que hoy ya, y en ocasiones muy claras, se ha hecho peligroso. Especialmente en las ciudades que han crecido cercanas a zonas sísmicas. Afirmar estas cuestiones aún parece una herejía para los que "diosifican" a aquellos pensadores del contexto industrial del siglo XX, pero muchas de sus proyecciones sobre nosotros son ya un gran obstáculo para el desarrollo. Especialmente el mecanismo mental que articuló su diseño de las ciudades.

SANTANDER, 1941: UNA CIUDAD QUE RESURGIÓ DE SUS CENIZAS CON CRITERIOS URBANÍSTICOS PECULIARES

La ciencia en general, pero sin duda la electricidad, tuvo el papel decisivo en las posibilidades de crecimiento de las ciudades durante los siglos XIX y XX; verticalmente con los rascacielos y ascensores y horizontalmente con las telecomunicaciones, el trolebús, el tranvía y también el automóvil cuyo reinado perdura. Los transportes urbanos constituyen el sistema circulatorio de la ciudad industrial, a la par que segregan a las personas por sectores y clases.

A cada una de las dos primeras fases de la modernización, la ciudad clásica y la industrial, correspondió una mutación profunda en las maneras de pensar, producir, utilizar y gestionar los territorios en general y las ciudades en particular, en especial la circulación de las personas y la información: el transporte colectivo, los diarios, la radio, la televisión y las telecomunicaciones. El resultado en la psicología es notorio: hay dos mundos que se miran con curiosidad o con recelo: los de ciudad y los del campo, incluso esa diferencia es objeto de una cultura y una literatura que lo remarca, quizás Miguel Delibes con "los santos inocentes" fotografió esa realidad con suma claridad. Aquel pseudocosmopolitismo de carácter urbano, ignorante del valor del patrimonio y mal entendido, es junto con la especulación, el artífice de nuestro peculiar "urbanismo bulldozer".

VIGO: EJEMPLO Y PARADIGMA DE LOS ESTRAGOS, LA ESPECULACIÓN Y EL URBANISMO BULLDOZER

Podemos decir que en Europa ya hemos conocido dos modernizaciones del urbanismo y de transformación de nuestras ciudades, pudiendo hoy observar sus capas de sedimentación de forma concéntrica como en los troncos de los árboles. A pesar del "urbanismo bulldozer" impuesto en las últimas décadas en especial en España, todavía se puede practicar una arqueología que rescate aquellos modos de vida de cuando menos del 30% de la población vivíamos en ciudades y el intercambio con el campo era de dentro hacia fuera. A pesar de semejante desgracia, España continúa manteniendo el estátus de segunda potencia mundial en cuanto a patrimonios de la humanidad (UNESCO).

Pero hoy ya somos más de siete mil millones de almas en este planeta, la tendencia a la concentración en las ciudades es imparable, para dentro de 20 años más del 60% de la población mundial viviremos en ciudades, medias, grandes o muy grandes. Muchas de ellas se han construido en muy cortos lapsos de tiempo con los criterios heredados de los planteamientos de los grandes urbanistas y arquitectos del siglo XX. La capacidad de seducción e inercia de aquellos postulados industriales siguen casi imparables. 

TASA DE URBANISMO EN ESPAÑA (1900-2010) INE.

Al iniciarse el siglo XX sólo un 30% de la población era urbana española era mantenida por la menguante población dedicada al sector primario eminentemente rural. De cada 10 personas 7 trabajaban en el campo frente a los 3 que vivían en la ciudad. Entre 1960 y 1980 la tasa de abandono del campo alcanzó el 1% de la población a nivel estatal cada año, coincidiendo con el impulso de las carreteras, pasando de poco más de la mitad en 1960 a que tres de cada cuatro españoles ya se habían mudado o vivían desde su nacimiento en una ciudad en 1980. Madrid era la mayor receptora, la mayor y más central de las mega-urbes españolas.

Fue en esa década de 1980-1990 cuando se invirtieron y consolidaron los papeles con respecto a 1900, hasta el máximo actual de 8 a 2 que ya da señales de agotamiento con la volatilidad constante y el relativamente elevado precio de la energía fósil. La única, de momento, capaz de dar respaldo al resto de tecnologías, incluidas también el resto de las energéticas (desde la proyección, construcción y mantenimiento hasta el desmantelado de centrales de energía fotovoltaica, hidroeléctrica, nuclear, eólica, refinerías o de ciclo combinado, además de la infraestructura de transporte). Pero en un momento dado, su impacto ineconómico comenzó a pesar más que la presión y contaminación sobre el medio que garantiza nuestra existencia.
 
En Europa y en España mismo, el crecimiento desmesurado sobre auténticas bombas de relojería es ya manifiesto cuanto más conocemos el medio en que vivimos. A partir del año 2020 más de 5500 millones de personas viviremos en ciudades, más que la suma de la población urbana y rural de 1990 y más de la mitad viviremos en aglomeraciones urbanas. Una nueva experiencia sobre esta Tierra que exige una nueva mentalidad urbana y urbanística en cuanto al uso, crecimiento, evolución y relaciones. 

Un terremoto, un huracán, un incendio en la Naturaleza son como la lluvia, la nieve o las estaciones, ya que por sí mismos no son peligrosos, pero con ritmos diferentes cada fenómeno natural, algunos ciertamente caprichosos no dan tiempo a despertar a su presencia, el caso de los grandes eventos sísmicos europeos, como el de Lisboa de 1755 (Mw 8,5) se produciría con ritmos de más de 200 ó 300 años. Sin embargo viviremos un siglo XXI, que seguramente será recordado por la recurrencia de grandes desavenencias en sus ciudades no resilientes. Las relaciones personales han cambiado mucho, luego veremos a grandes rasgos hacia dónde se dirigen, pero el motor de esas relaciones ya no es la cercanía física, es la elección tecnológica.


TERREMOTOS MUNDIALES Mw >7 DESDE 1973 HASTA 19-XII-2012


Casi nadie conoce a sus vecinos ya, nadie establece lazos afectivos, por lo que tampoco nadie se percata de su ausencia para indicar a los servicios de emergencia donde podrían encontrarse e ir a rescatarlos si ha habido una desgracia. De esa manera murió mucha gente bajo los escombros en ciudades japonesas, neozelandesas, chilenas o italianas, sin embargo en las comunidades rurales que sufrieron asimismo el azote sísmico, enseguida se echaba de menos a un vecino o familiar, por lo que esas personas fueron enseguida rescatadas. Trágicamente, una parte muy significativa de estas ciudades también de Europa y España están localizadas cerca de regiones de conocida (o aún no) actividad sísmica o inundable. Potenciar el encuentro y actividades colectivas entre las personas físicamente cercanas, ya se estila en Tokio y otras megalópolis mundiales.

España se ha mega-construído en muchas ocasiones sobre ramblas, llanuras de inundación, abanicos aluviales, fallas activas... Las próximas generaciones deberán adecuar las villas y ciudades a una ley del suelo como la de 2008, que aún está sin desarrollar por las Comunidades Autónomas, tan sólo Aragón ha dado algunos pasos en esa dirección después de haber sufrido catástrofes como las de Biescas.

El proceso de urbanización y de crecimiento de nuestras ciudades que acompañó a las dos primeras fases de la modernización continúa, pero ya va cambiando y lo deberá hacer con nuevos criterios. Los ciudadanos ya han cambiado sus maneras de relacionarse, familiares, vecinales, de negocio, las administraciones van mucho más lentas, no reflejan la evolución de los primeros. Bilbao, ciudad moderna, es un ejemplo de una ciudad que se preparó y reinventó para afrontar azotes naturales o económicos, para eso fueron necesarias varias desgracias y un empuje ciudadano definitivo al que poco se ha destacado a pesar de su importancia como un ejemplo para el resto de España y Europa.

BILBAO, 1983: UNA CATÁSTROFE Y UN PUNTO DE INFLEXIÓN PARA UNA CIUDAD HOY RESILIENTE


2. UNA NUEVA VISIÓN DE LA SOCIEDAD: UNA NUEVA VISIÓN DEL URBANISMO


Y es que se ha iniciado una nueva fase de la modernización, ésta ha empezado en los ciudadanos y en sus nuevas relaciones reticulares, neuronales y en las que la distancia casi no es un obstáculo: los cambios que se esbozan en el urbanismo actual van dando forma a una tercera revolución urbana basada en esos cambios adelantados por nosotros y nuestras elecciones personales. Las posibilidades de acción e interacción a distancia espacial y temporal son ahora las protagonistas, la sociedad de la información y de la interacción exige una nueva visión, más amplia también, del urbanismo. 

La imparable diversificación social transforma en una medida mayor de la que creemos las estructuras familiares y vecinales, y cada día es mayor, por lo tanto más pronto que tarde cambiarán las ciencias sociales y la configuración de las ciudades. La familia típica será en breve minoritaria en el Sur de Europa, siéndolo ya en el Norte. Las familias tradicionales están a su vez más diversificadas, un 25% son hijos con más de ocho abuelos, hermanos de otras etnias y razas, algunos medio hermanos. Los ciclos de la vida cambian y sus prioridades aparecen y desaparecen a edades no determinadas por ciclos vitales; a los 16 ó 18 años podemos ya ir a vivir fuera de casa para volver a los 40 después de haber convivido o compartido la vida con varias parejas. Los sistemas de valores entran y salen de los hogares y de las ciudades a igual velocidad que las personas; es todo un problema para las concepciones tradicionales de la vida, para los abogados, jueces, para los educadores y para los profesores de niños, adolescentes y jóvenes. Pero no lo será menos para los planificadores de las ciudades, los arquitectos y los constructores.

LA PRESIDENTA DE NAVARRA CON LOS MONJES TIBETANOS
 EN EL IV SALÓN DE ESOTERISMO CELEBRADO EN PAMPLONA
Antes, cada generación reproducía las costumbres de vivienda, comunicación, religión, valores, de las generaciones precedentes. Los gustos y costumbres de jóvenes y adolescentes de países muy alejados ya son a veces más similares a miles de kilómetros que si los contrastamos con los de la puerta de al lado, por no hablar de los progenitores. La movilidad física de las personas y de la información participa también activamente en la diferenciación social que se puede ya medir en términos de movimiento, ello es un riesgo cuando el desplazamiento físico es hacia zonas vulnerables o que no están preparadas para el riesgo, y cada vez viajamos más.

Las ciudades del siglo XXI, deben afrontar una regeneración del transporte en su sentido interno y externo, medioambiental, cultural y de servicios. La apuesta por la tecnología y la cultura son imparables, y más aún cuando hablamos de España: la segunda potencia de turismo cultural del mundo. Bilbao es un ejemplo de ciudad española que ha sabido prever la nueva constelación de relaciones y dar pasos en la dirección marcada por sus ciudadanos. Hoy es candidata al "World Design Capital 2014".

BILBAO: TRANSFORMACIÓN FASCINANTE

El movimiento es simultáneamente un instrumento y un resultado. Hace posible los contactos y los intercambios esporádicos o regulares fuera de las proximidades, incluso una nueva visión para desarrollar la amistad, el amor, el negocio. Amplía de este modo las bases sobre las que se apoyan las diferenciaciones con la misma lupa que lo hace sobre las afinidades.

Las personas somos ya, aunque no nos guste, socialmente multipertenecientes y transpertenecientes, y lo hacemos perteneciendo a grupos de índoles muy variadas, plurales y a veces deslocalizados. Entre un joven español y uno francés puede haber un par de kilómetros, y a pesar de la unión política europea, más diferencia cultural que con un joven de México o Arkansas, los cuatro se pueden alimentar de hamburguesas y juegan a los mismos videojuegos, leen (si lo hacen) y escuchan a los mismos autores. Los cuatro seguramente, acabarán hablando inglés si se conocen algún día, la cercanía física con los padres puede suponer una enorme distancia.


UN NUEVO MUNDO DE RELACIONES MOLDEA LAS CIUDADES
Volviendo a la ciudad: la imposición imparable de las aglomeraciones por densificación, está dando paso también a un crecimiento físico externo, es decir, por absorción o fagocitado de otras ciudades y pueblos cada vez más alejados hacia su zona de funcionamiento cotidiano. Los límites y las diferencias físicas y sociales entre campo y ciudad se vuelven cada vez menos precisos. La expansión de los territorios urbanos quita importancia a la proximidad en la vida cotidiana: el vecindario ha dejado de ser lugar de integración de las relaciones de amistad, familiares, profesionales. Otra vez los valores se desplazan y se esparcen.


Los vecinos son cada vez menos amigos, parientes o colegas de trabajo o profesión, si exceptuamos algunos guetos tanto de ricos como de pobres que se quieren anclar o no pueden desarrollarse. Lo local cambia de naturaleza y sentido: cada vez se elige más y la palabra lejos cambia, ya no importa su significado físico, el valor de su esencia apunta a algo mucho más espiritual que antaño. Nos desplazamos mucho más a menudo, a veces incluso a diario, y cada vez más lejos, lo cual debe acompañarse de una nueva cultura adecuada a los lugares a que acudimos, de negocios, vacaciones, por amor o por dinero. La tercera fase de la modernización se caracteriza por unos vínculos sociales más débiles y menos estables, pero mucho más numerosos y variados, pegados a unas redes múltiples de una sociedad de la información reticular y multicolor. Esto complicará el funcionamiento de la democracia representativa, cuya crisis será imparable si no se transmuta y reinventa ella también al ritmo ciudadano. 

También este nuevo cúmulo de relaciones reticulares, multicolores sin distancia, deslegitima poco a poco las concepciones estáticas y cristalizadas del mundo, organizaciones que pretenden integrar posiciones morales, éticas o filosóficas sobre las cuestiones más diversas en un mismo conjunto ideológico se van quedando fosilizadas y comienzan a ser residualmente sedimentadas. Este cambio tiene ya numerosas consecuencias que forman parte de la tercera revolución urbana: nace la ciudad de los riesgos.

LORCA: LA CIUDAD QUE NOS DESPERTÓ EN PLENO SIGLO XXI A QUE VIVIMOS EN CIUDADES CON RIESGOS

3. LA CIUDAD DE LA LIBERTAD ES LA CIUDAD DE LOS RIESGOS

La ciudad se ha erigido con el paso de los siglos en el lugar de la libertad, pero también el lugar de los peligros físicos y morales. De hecho, las ciudades siempre han sido desde el punto de vista de la seguridad muy seguras, y muy inseguras también, garantizando a un tiempo una protección que a su vez nos rodea de todo tipo de peligros. Esta doble naturaleza de la ciudad se manifiesta en la gestión del riesgo, físico, moral, económico, especulativo. Es típico de la sociedad moderna querer conocer y controlar el futuro, y para ello intenta desarrollar ciencias específicas que no suelen comunicarse unas con otras, no son holísticas, conocer y medir las probabilidades de que se produzca un acontecimiento, aprender, estudiar y tomar las decisiones necesarias para mitigarlo o hacerlo desaparecer es una prioridad imposible de abarcar con modelos del siglo XX. El riesgo es una noción típica de la modernidad, ha crecido con ella, domina en la actualidad a la ciudad y por lo tanto lo que hay en ella: todas las costumbres y relaciones sociales. Podemos afirmar que ya somos la sociedad del riesgo.

CANALES DE PARTICIPACIÓN: PREVENIR ES MEJOR QUE LAMENTAR

Los avances de la información difunden de forma inmediata o a tiempo real los sucesos de toda índole, el hecho de su divulgación tiene que ver más con la importancia que se le da y la manipulación de la información que con la trascendencia cultural, científica, lo que contribuye a dar la impresión de un mundo sobre todo urbano y lleno de peligros. Por un lado, la exigencia de seguridad aumenta y por otro, la inseguridad se incrementa de verdad, no es una cuestión de mayor capacidad de información como a veces se apunta.

El avance de la técnica ofrece nuevas posibilidades pero también acentúa los daños que podemos provocar en el medio físico, cultural y espiritual que nos arropa. La Naturaleza, que tanto nos da y nos quita, es ya una cuestión social porque la hemos hecho social, cuando decimos "patrimonio natural" expresamos una actitud profundamente moderna, pero también de apropiación de una dinámica que apenas comprendemos y menos aún podemos controlar. Nunca mejor que antes se puede percibir: cada vez más jugamos con fuego, fuego como elemento arquetípico: físico, anímico, intelectual y espiritual.

CIUDADES RESILIENTES ¿HEMOS COMENZADO A CONSTRUIRLAS?

La tercera revolución urbana moderna suscita cambios profundos en las formas de pensar, construir y gestionar nuestras ciudades. La evolución a nuevas necesidades, a nuevas formas de pensar y actuar, de los vínculos sociales, el desarrollo de nuevas ciencias y nuevas tecnologías ya presentes y el cambio de naturaleza y escala de los desafíos colectivos, dan lugar poco a poco a un nuevo urbanismo muy alejado ya de las propuestas carentes de resiliencia de aquel paleourbanismo del siglo XX que necesitaba formas de gobierno firmes, decididas y que dispusieran de poderes fuertes, para ser capaces de mantener el orden.

Esa autoridad se apoyaba en la intermediación social de un estilo de familia tradicional, de la escuela, la Iglesia, el comercio, era un tipo de gobierno protegido y centralizado que hoy vemos cómo desaparece. Hoy ni siquiera está siendo capaz de dar una respuesta contundente y satisfactoria a una desgracia natural. Es necesario un modelo interactivo Sociedad-Naturaleza que enfatice en el hecho de que ésta no acabe con aquella y viceversa. Los científicos sociales raramente se adelantan y se atreven a avanzar pautas generales y flexibles, participan en políticas de diagnosis que alimentan estudios de urbanismo, consultorías y hasta departamentos de urbanismo de universidades, con una influencia anecdótica en planes y proyectos, grandes o locales, las administraciones menos aún, no está ya en su genética el adelantarse a un conocimiento mucho más refinado, holístico y participativo del medio: LA CIENCIA y de las relaciones humanas con él, entre nosotros y nuestra herencia histórica: LA CULTURA. Los dos pilares sobre los que se debe pensar el multidisciplinar urbanismo del presente, su escenario es una sociedad que ya es capaz de individualizar el espacio-tiempo en unas ciudades que se dilatan de manera imparable.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy buen articulo;pero la Sociedad esta llena de otra musica;Eufemismos,Politicamente correcto,Lenguajes cripticos,Alianza de zapaterizaciones,todo en un fogonazo,aqui y ahora.Nadie esta interesado en que se busque la cosa esa que vale lo mismo cuando la digan Agamenon o su porquero.Pese a todo, conmigo,cuenta.Oscar,como yo voy de frente y no tengo perfil,Anonimo