MELILLA, 26-I-2016 |
Las comunidades que no dieron importancia a la seguridad sísmica quedan afectadas por años, por décadas, a veces para siempre.
La seguridad sísmica se fundamenta sobre tres pilares: las normas de construcción sismorresistente, la distribución inteligente del territorio y la educación de los ciudadanos. Sobre las primeras, España es un país pionero, pero nuestra norma NCSE02 de 2002 quedó obsoleta en Lorca, las expectativas de movimiento del terreno (aceleración básica) se cuadruplicaron; el segundo aspecto España lo dominó en América, Filipinas e incluso Torrevieja se trazó de manera ordenada después del terremoto del 21 de marzo de 1829. Tras varios avisos, la tierra tembló entonces con una intensidad tal que acabó con varios pueblos y ciudades de la zona. Se le ha adjudicado una magnitud de 6,6 y ha quedado para siempre en la memoria española. Desde entonces la amnesia sísmica fue instaurándose en España. Los éxitos de Guatemala se olvidaron. Ni siquiera la educación sobre qué hacer en caso de terremoto volvió, como en las escuelas españolas del siglo XIX. Todas las víctimas de Lorca murieron por no saber qué hacer.
La falla de Azores Gibraltar generó el terremoto más destructivo jamás visto por Europa el uno de noviembre de 1755. Un seísmo de 8,5 azotó Marruecos, Portugal y España. Un tsunami con olas de hasta 15 metros remataron las costas. El conocido como terremoto de Lisboa provocó cerca de 100.000 muertos.
LISBOA, 1 DE NOVIEMBRE DE 1755
Este nuevo terremoto de 6,3 generado frente a las costas de Alhucemas es muy parecido al de 2004 (6,5) cerca de la ciudad, entonces hubo 628 muertos y daños cuantiosos. También en 1969 un terremoto de 7,3 azotó Cádiz, Sevilla y hasta Madrid llegaron sus ondas. Hubo un pequeño tsunami. Ayer no, el movimiento ha sido de desgarro, horizontal. Para que se produzca un tsunami, el movimiento debe ser vertical.
El sureste peninsular es la zona de Iberia donde se concentran la mayor parte de nuestros desastres sísmicos. Desde el año 1048 en Orihuela hasta el 2011 con Lorca, una veintena de terremotos han provocado enorme destrucción. Iberia está llena de fallas, nos preceden en el tiempo, ya estaban sacudiéndose antes de que nosotros pintásemos bisontes en Altamira, algunas aún ni las conocemos. La asesina falla de Alhama de Murcia, descubierta y bautizada en 1979, solo necesitó 32 años para matar, provocar que ricos patrimonios se perdiesen, modificar paisajes, causar dramas personales incurables y destruir productivos sectores económicos. Las comunidades que no dieron importancia a la seguridad sísmica quedaron afectadas por años, por décadas, a veces para siempre.
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