miércoles, 10 de diciembre de 2025

EL TERREMOTO M4.0 DE IRUÑA DE OCA (ÁLAVA). DICIEMBRE DE 2025. EL MAYOR DE EUSKADI DESDE QUE HAY REGISTROS

Queridas y queridos lectores, muchas han sido las consultas que he tenido sobre el sorprendente terremoto del que vamos a hablar. Como estaba de viaje por tierras gallegas no pude atender a todos los medios que me lo pidieron, por ello les pido disculpas. He querido hacer un resumen de los temas más importantes que han salido a la luz. Tener la inmediatez o la primicia en el relato suele ser mala consejera en cualquier ámbito informativo. Especialmente en temas de sismicidad el contenido en medos de actualidad dura un par de días y se olvida precisamente cuando los datos científicos más relevantes comienzan a aflorar y las reflexiones alcanzan cierta solidez. 

A las 00:10h del 8 de diciembre de 2025 se produjo un terremoto de magnitud mbLg 4,0 con epicentro al sur de Transponte, al NE de Iruña de Oca y a 9 km al oeste de la capital alavesa, Vitoria-Gasteiz. El terremoto no fue precedido por otros sismos más pequeños (terremotos premonitorios) ni más de tres días después se habían detectado réplicas. Esta parte de la corteza está construida por materiales formados durante el Cretácico Superior. Se trata de alternancias de margas, calizas, dolomías, calcarenitas y otras variantes sedimentarias que se engloba en el área conocida como Pirineos-Vasco Cantábrica en atención a su origen y actividad tectónica.

1. Introducción

Esta parte de la Península Ibérica se caracteriza por estar muy fracturada. Aquí miles de fallas pequeñas y algunas no tanto, determinan las piezas de la corteza sobre la que vivimos y están sometidas a empujes que, desde África, van acumulando tensiones que se reparten entre todas esas fracturas y piezas al ritmo, más o menos, que nos crecen las uñas. Muchas de esas fracturas o fallas ni siquiera son conocidas, como podría ser el caso. Abajo a la izquierda de la figura 1 puede verse en negro un grupo de ocho fallas de las que denominamos «normales» cartografiadas sobre GEODE (y por lo tanto estudiadas a algún nivel geológico de importancia científica o sectorial) con direcciones NO-SE y N-S. Presentarían longitudes entre 1 y 4 km que bien podrían generar un terremoto de magnitud 4 e incluso algo más, como veremos.

No obstante, al situarse a más de 5 km al SO del epicentro, nos lleva a pensar que ninguna de ellas generó el evento M4 de diciembre de 2025 y que lo más probable es que exista una falla o grupo de fallas, desconocidas o no cartografiada aún, que involucren a la Formación Olazagutía con algún contacto mecánico con la Formación del Valle de Losa o de la Ribera Alta.

 Figura 1. Localización del epicentro al sur de Transponte, a 9 km al oeste de Vitoria-Gasteiz.

2. Sobre el origen del terremoto

Para comprender por qué se ha podido generar un terremoto de esa intensidad (IV-V) y de una magnitud energética equivalente al de una pequeña bomba atómica en un lugar en el que no hay precedentes, además de haber fulminado los récord históricos no sólo de Álava, sino de todo Euskadi (hasta ahora el récord era en Azilu, Álava, M3,8 el 31/07/1965), tendremos que comprender que ha involucrado a una falla de longitud similar a las que vemos en la figura 1 en la parte de abajo a la izquierda del epicentro (1 a 4 km) y que la magnitud del terremoto es proporcional al tamaño del segmento de la propia falla que se desliza o desgarra unos centímetros (ver figura 2) tras acumular energía por décadas o siglos. 

Figura 2. Relación entre el tamaño de la falla, el deslizamiento o desgarre y la magnitud del terremoto M4. El tamaño del plano de falla se define como la dimensión equivalente de la longitud en m, que representa el diámetro de un plano de falla circular que se ha deslizado. Figura cortesía de Mark Zoback, Universidad de Stanford.

3. La aceleración básica del terreno 

La aceleración básica del terreno es el parámetro que utilizamos hoy en geofísica para el cálculo de estructuras y comprender mejor los impactos sísmicos. Más allá de la intensidad o la magnitud, cuando hablamos de impacto sísmico, hablamos en términos de «g» que es la aceleración de la gravedad, el latigazo que golpea las estructuras y construcciones sobre el que calculamos los posibles efectos negativos de un terremoto. Cuanto mayor sea g mayor es el daño; cada lugar tiene adjudicado un valor previo de la g esperada en función del conocimiento que tenemos de la geología y de la historia. Con ese valor se proyectan los edificios, las infraestructuras y diseñamos (o deberíamos) la distribución territorial.

Cada municipio tiene su valor y los mapas que lo reflejan, éstos aparecen en las normas y sus actualizaciones. Por ejemplo, a Pamplona —ciudad en la que, de media, al menos una vez al año vivimos un M4—, en la última actualización de 2012-2015 se le adjudicó 0,09g (el 9% de la aceleración de la gravedad). Este valor aumenta si el tipo de terreno que sustenta el edificio, presa, central de energía, palacio de los deportes, circuito de velocidad o campo de fútbol, se considera poco competente y susceptible de amplificación de ese valor. Para Álava tenemos que en la actualización del mapa de 2015 de la norma NCSE-02 de 2002 se esperan aceleraciones de 0,03g a 0,06g que son las que se han estimado con este terremoto (figuras 3 y 4).

Figura 3. Actualización de 2015 del mapa de aceleración para la norma de construcción sismorresistente NCSE-02 que involucra a Álava con aceleraciones esperadas de entre 0,03 y 0,06 g. Navarra aparece con aceleraciones que triplican esos valores.
 
Por el conocimiento que ahora tenemos del medio y por otros motivos que venimos apuntando desde la geofísica, la actualización de los mapas de peligrosidad sísmica debe ser obligatoriamente tenida en cuenta en el diseño de edificaciones y grandes obras de infraestructura en España. Sin embargo, por ejemplo, el 10 de marzo de 2017, el acelerógrafo de Pamplona registró 0,16 g durante el terremoto M4,2 de las 8:43 horas de la mañana (hay más información sobre ese evento en este informe preliminar). El valor quedó bastante cerca del de la aceleración espectral de periodo 0,2 segundos (SA 0,2s) para un período de retorno de 475 años, que como podemos ver, para Pamplona es de 0,18g.

Recordemos que el terremoto superficial típico europeo, español, francés o italiano, nada tiene que ver con el latinoamericano, japonés o californiano profundo, porque si atendemos exclusivamente a la magnitud, podríamos malinterpretar el daño. Cuando vamos a los congresos internacionales y los expertos de esos países veían las fotografías y vídeos de los impactos de Lorca y nos preguntan por las magnitudes (4,5 y 5,1), quedaban estupefactos: «¡pero si eso son sismitos!».

Así es la sismicidad superficial (1-2 km de profundidad) a escasos 1,5 km de una ciudad y con una cierta direccionalidad. La aceleración generada en el medio urbano, o el golpe explosivo de unos segundos fue más letal que muchos de los terremotos profundos (20-40 km de profundidad) con bastante mayor magnitud que no afectan tanto a las estructuras modernas o al patrimonio cultural. Por eso las normativas se basan en diagnósticos cartografiados sobre un valor esperado de la aceleración y su posible amplificación por suelos blandos, sueltos, terrenos cuaternarios, que se comportan como «lupas sísmicas».

En la siguiente figura 4 podemos ver el pico de aceleración horizontal del suelo —estimada y extrapolada de los valores medidos por acelerógrafos y a partir de la intensidad— que se produjo a las 00:10h del día 8 de diciembre de 2025 al oeste de Vitoria-Gasteiz. Vemos que en el área epicentral de Iruña de Oca se superó el 5% (0,05g) de la aceleración de la gravedad, coincidiendo con las expectativas de la actualización del mapa para la norma NCSE-02 (figura 3).
 
  
Figura 4. Pico de aceleración horizontal del suelo a las 00:10h del día 8 de diciembre de 2025 al oeste de Vitoria-Gasteiz. En el área epicentral de Iruña de Oca se superó el 5% (0,05g) de la aceleración de la gravedad.

4. La seguridad sísmica

Cuatro son los factores que van a determinar la amenaza sísmica repartida en el tiempo en un determinado lugar y para una población concreta: 
  • a. La actividad sísmica local es la más importante de las cuestiones a considerar, por eso conocer y no olvidar la historia es vital. Recordemos que la falla que generó el terremoto M4,0 a 9 km al oeste de Vitoria-Gasteiz no está cartografiada en GEODE ni hay bibliografía sobre ella.
  • b. Las características del terreno que acogerá las ondas, la geología, la topografía, las formaciones cuaternarias locales (terrenos sueltos) y la interacción terreno-cimiento. Es interesante comprobar el comportamiento de la llanada alavesa y otra zonas de Álava que incluyen a Vitoria-Gasteiz, como zonas de sombra sísmica donde los terremotos son muy poco sentidos, en contraste al área metropolitana de Donostia, donde las ondas sísmicas se amplifican y, obviamente las intensidades también.
  • c. La posibilidad de ocurrencia de sismos a determinada distancia de la ciudad, es decir, la presencia de accidentes tectónicos destacables cerca de los núcleos englobados en su zona de acción, los cuales, en interacción con los terrenos que acojan las ondas con características dinámicas determinadas, pueden amplificar la aceleración en superficie. 
  • d. La educación sísmica de la población, una cultura que salva vidas. 
Una de las mejores herramientas para evaluar y actuar en consecuencia es la zonificación geotécnica-sísmica como la presentada para el área metropolitana de Iruña-Pamplona en el libro Geología y Ciudad; es un pronóstico basado en los accidentes tectónicos, el estudio de la historia y las características dinámicas de los terrenos, una división que puede hacerse por barrios, manzanas... Nos permite conocer el medio sobre el que construimos nuestras casas, barrios, negocios, en definitiva, nuestro hábitat. Debemos mantener la idea de que ciertas disposiciones y actitudes a la hora de asumir este fenómeno natural, pueden paliar los efectos negativos de un evento catastrófico y nunca deberemos descartarlo.
 
5. Teorías y redes sociales: canteras, caída del nivel freático, fracking...
 
Si observamos el mapa de intensidades del terremoto (figura 5), podemos ver que la extensión horizontal del temblor abarca varios territorios: Álava, Navarra, Gipuzkoa, Bizkaia, La Rioja y Soria. Es obvio que ninguna cantera, por explosión, puede generar un evento de este tamaño. La cantera de Nanclares ha sido objeto de sospecha y se ha visto en diferentes grupos de wasap, Twitter, Facebook...
 
En muchas partes del planeta, propensas o no tanto a la sismicidad, se recogen efectos sísmicos derivados de la explotación de rocas industriales, áridos o minería tras décadas de movimientos de tierras con acumulados, vaciados o deforestación que, con el tiempo, llevan a la desaparición o reubicación de millones de toneladas de suelo y roca perturbando las condiciones tensionales corticales y generando una sismicidad somera y de reajuste que rara vez alcanza intensidades como las que vemos en la figura 5. La mejor manera de explicar el problema es estudiándolo y haciendo públicas las conclusiones.
 
Es bien conocida y contrastada la influencia de los cambios en el nivel freático y el disparo de la sismicidad, tanto por embalses como por eventos climáticos extremos (ver Itoiz 2004 en Geología y Ciudad o el enjambre sísmico de 2013 sucedido al sur de Pamplona recogido también en ese libro). Este tipo de sismicidad, hidrosismicidad natural o inducida, se suele caracterizar por decenas o miles de pequeños temblores que conforman un enjambre sísmico en el que es difícil o imposible discriminar cuál es el evento principal y cuáles terremotos premonitorios o réplicas. También por redes sociales se ha apuntado a la minera Heildelberg Material, que opera en Nanclares, de haber variado los niveles freáticos con las explosiones. Una simple recopilación del histórico de los niveles de los acuíferos previos al evento despejaría toda duda.
 
Hace más de una década se hicieron pruebas de fracturación hidráulica para la extracción de gas de formaciones lutíticas utilizando agua del acuífero de Subijana (nunca se supo cuánta ni cómo). Dado que ya quedó demostrado que el fracking es una ruina económica y medioambiental consistente en derrochar tanta o más energía que la obtenida en el proceso, solo los avispados buscadores de subvenciones convencieron entonces a la clase política más mediocre de la historia (con la inestimable ayuda de algún deshonesto geólogo) de las bondades de la técnica, puestos de trabajo, décadas de suministro de gas, crecimiento económico como el de los EE.UU. de entonces, inocuidad para las opblaciones o algún sillón en los consejos de administración de alguna energética. La técnica es sismogénica y ya es bien conocido el mecanismo que genera la sismicidad inducida. Una vez más, el estudio abierto de la posible influencia de aquellas pruebas despejaría toda duda.
 
Figura 5. Mapa de intensidades del terremoto del 8 de diciembre de 2025 al oeste de Vitoria-Gasteiz.

6. Mirando al futuro: Euskal Herria y el fenómeno sísmico
 
En la sexta parte de Geología y Ciudad, dedicada a la seguridad sísmica, se hace un repaso histórico de los acontecimientos relacionados con el fenómeno sísmico alrededor de las ciudades bajo influencia de la dinámica geológica pirenaica, especialmente de Iruña-Pamplona, cuya mayor exposición al fenómeno sísmico supera a cualquier otra ciudad de Euskal Herria. Sin embargo, las administraciones solo se han tomado el problema en serio cuando los terremotos golpean con intensidad y durante meses. Se acuerdan de Santa Bárbara cuando truena.
 
Por ello analizamos con el rigor histórico y la frialdad de los datos cómo ha cambiado la percepción del fenómeno sísmico a lo largo de la historia, especialmente basándonos en los datos históricos y en el conocimiento geológico actualizado. Tras los acontecimientos vividos con la entrada del siglo XXI la perspectiva ha cambiado notablemente. Algunos impactos relevantes del pasado han llegado muy velados o no han llegado por causas culturales y religiosas. Era una vergüenza ante los reinos colindantes que Dios te castigase con un terremoto, claro síntoma de pecado y vicios, por lo que se tachaban o se velaban de los archivos y no nnos llegó esa información vital, hasta que las técnicas del siglo XXI y la pasión por la ciencia rescataron parte de aquel conocimiento.
 
Con la llegada de la era científica y la edad moderna solo cambia el dios: el dinero. Ahora es la especulación con el territorio, las burbujas del ladrillo y el cemento con sus beneficios cortoplacistas quienes ven como un obstáculo a la contención constructiva e incluso la prevención, por lo que actúan prácticamente igual que cuando los prejuicios eran religiosos, ocultando la información o matando al mensajero o ambas cosas a la vez.
 
¿Quién calcula entonces el riesgo sísmico sin conocer algunos detalles importantes del pasado? Hay un terrible problema de  subestimación interesada o no de los impactos. No hay diálogo con los historiadores. Además, hay un problema de método de evaluación de los peligros (sismicidad histórica seleccionada de acuerdo a ciertos criterios más la aceleración básica en zonas con sismicidad muy diferente). El resultado es que no se revela el riesgo a quienes toman las decisiones, los administradores, pero tampoco a la ciudadanía.
 
Tanto en comisiones parlamentarias sobre el fenómeno sísmico, como en nuestras publicaciones, se proponen itinerarios para garantizar la seguridad adecuada a los diferentes terrenos involucrados desde una nueva visión geotécnica acorde con las nuevas normativas constructivas y urbanísticas. Pudimos comprobar con el estudio integrado de la geohistoria, la necesidad de avanzar en una seguridad que no se actualizó al mismo ritmo que el conocimiento y los hechos.
 
Creemos que el fenómeno está subestimado en Euskal Herría y especialmente alrededor de Iruña-Pamplona se detectan muchas carencias por el tipo de enfoque recibido. A partir de ahora, y con el tiempo y las fallas ocultas indicándonos el camino que ya previmos, se debería evitar el basar los nuevos estudios exclusivamente en distribuciones epicentrales ya conocidas y considerar la necesidad de estudios de campo de las innumerables fallas desconocidas que están generando terremotos cerca de las ciudades, su longitud, su potencial, sus tasas de deformación y su distribución espacial.
 
Es muy interesante y significativo el interés que estos temas generan en las comunidades que los experimentan. Recomendamos esta comparativa entre Galicia, Euskadi y Navarra al respecto. Por cada terremoto gallego que se produce de manera bastante dispersa en un territorio (29.574 km²) que ocupa el triple de superficie que Navarra (10.391 km²), se producen casi dos navarros —generalmente concentrados alrededor de la cuenca de Pamplona (368.000 habitantes)— y por cada terremoto en territorio vasco (7.234 km²) se producen en Navarra, ¡casi diez!
 
La efectividad del trabajo centrado en gabinete, sobre todo con el recuento y valoración de los catálogos sísmicos, es claramente menor en Euskal Herría que en otras áreas con mayores tasas de deformación y menos fracturas, pero conocidas, como es el sureste peninsular, lo que sugiere que la distribución epicentral de los catálogos históricos dejó de ser una base efectiva con la entrada de la segunda década del siglo XXI para la prevención de futuros terremotos destructivos en el territorio.
 
Antonio Aretxabala, 11 de diciembre de 2025.
 
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Algunas intervenciones, entrevistas o referencias en medios de comunicación se pueden consultar aquí.
 
Y algunos copia-pega de otros medios que ni siquiera escriben bien el apellido (me han convertido en «Aretxabaleta», lo que sorprende especialmente en EL PAIS o Diario de Noticias de Álava tras años de colaboraciones) se pueden ver aquí.
 
 

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