MÚSICA: SCHILLER, HERZSCHLAG (SEHNSUCHT)
LOS ÚLTIMOS TERREMOTOS EN CENTROAMÉRICA |
Las políticas resilientes llevan años implantadas en Centroamérica, la optimización en la construcción sismorresistente se ha combinado con una adecuada distribución y microzonificación de las áreas a construir, con un cuidado diseño arquitectónico y un mayor conocimiento del comportamiento de los materiales de construcción. Al mismo tiempo el suelo sobre el que se edifica es considerado un volumen, no meramente un plano sobre el que trazar avenidas, barrios o servicios.
No cabe duda de que se están haciendo mejor las cosas, México ha sido protagonista durante 2012 y de manera muy bien demostrada, de que los proyectos a largo plazo y en los que se involucra la comunidad científica, los dirigentes, las administraciones, la población en general, y se despliega una cultura acorde con la realidad física que ha tocado vivir, funciona. Las actividades y puestas en marcha de lo que en su momento fueron anhelos o expectativas, si son llevadas lejos del estado atenazado por cortos plazos, normalmente marcados por fechas electorales, demuestran que el éxito está garantizado.
Pero no sólo México nos da lecciones a los europeos, buena parte de Centroamérica también. Angélica Múñoz, es directora de geofísica de Ineter desde donde habían advertido que la red sísmica nicaragüense había confirmado una fuerte bajada desde 2009 del número de temblores de tierra a unos 1.400 por año, cuando el promedio anual suele estar entre los 1.500 a 2.000 temblores. Algo se estaba cociendo en las entrañas de la Tierra. Esa reducción en el promedio de sismos en los últimos tres años es un indicio de que se liberó menos energía de lo acostumbrado.
"Dicha energía tenía que liberarse en cualquier momento", decía Angélica Múñoz, y seguramente de forma violenta como consecuencia de tanta acumulación, lo que ocurrió el 26 de agosto de 2012 en las aguas del océano Pacífico, frente a las costas de El Salvador, cuando se registró el terremoto de magnitud 6,7 en la escala abierta de Richter, que fue reportado con magnitud 7,3 por el Ineter y culminó diez días después, el 5 de septiembre de 2012, cuando se registró el terremoto de 7,6 en el Pacífico de Costa Rica.
Ayer, 10 de octubre de 2012, un movimiento telúrico (M=4) pasó inadvertido para la mayoría de la población salvadoreña, la cual vive con el recuerdo del trágico terremoto de 7,5 que devastó la capital San Salvador y zonas aledañas el viernes 10 de octubre de 1986, justo hacía 26 años. Todos los que lo vivieron lo recuerdan: en cinco segundos una poderosa onda en forma de ola recorrió la ciudad. Entonces el epicentro del sismo fue localizado a 8 kilómetros de profundidad, en fallas situadas bajo la zona turística de Planes de Renderos, en las afueras de San Salvador. Cerca de 2.000 personas perdieron la vida, un centenar fueron dados por desaparecidos y 10.000 sufrieron heridas de diversa gravedad. Cerca de 15.000 quedaron sin hogar y sin trabajo debido a los daños sufridos por más de 60.000 viviendas y 3.000 negocios, grandes, medianos o pequeños. Centroamérica se encuentra en el llamado Cinturón del Pacífico, con volcanes, algunos activos actualmente y fuente de ingresos por turismo, frente a sus costas chocan las placas.
Por la frecuencia de los temblores, los conquistadores españoles llamaron a la zona donde se asienta la capital "El Valle de las Hamacas". Al contrario que en otras zonas de la Tierra, las estadísticas sísmicas indicaban que 2012 sería un año en el que habría pocos terremotos en Centroamérica, hasta que se produjeron los citados terremotos en El Salvador y Costa Rica, también el de California en México. Según cifras del Ineter, en enero pasado ocurrieron 102 temblores, sin embargo, en agosto pasado la cifra ya se había más que duplicado y se elevó hasta 235.
Tanto el sismo de El Salvador como el terremoto en Costa Rica activaron el Sistema de Alerta Temprana (SAT) ante tsunami en Nicaragua y en el resto de Centroamérica, aunque sólo el primero causó variación en el oleaje, y sin daños. El seísmo se registró a 119 kilómetros de la costa, con una profundidad de alrededor de 20 kilómetros, según informó el Observatorio Geológico de Estados Unidos (USGS). En un primer momento se anunció una magnitud de 7,4.
Como consecuencia del terremoto, el Centro de Alerta de Tsunamis del Pacífico (PTWC) emitió una alerta de tsunami, cancelada poco después, para El Salvador, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Guatemala, Panamá y México, e informó de que ya había llegado un pequeño tsunami a la ciudad portuaria salvadoreña de Acajutla. Los servicios de emergencias de El Salvador y Guatemala informaron entonces de que el seísmo no había causado daños significativos y que no había datos sobre víctimas en ningún punto de la región.
La última vez que se produjeron terremotos con magnitudes similares fueron los del 13 de enero y el 13 de febrero de 2001, en El Salvador, éstos dejaron un millar de muertos y cerca de 100.000 personas sin hogar. Esta vez, tres terremotos de semejantes magnitudes han provocado muchos daños materiales un número de desplazados o personas que han perdido sus hogares mucho menor, no ha habido víctimas directas y las pérdidas han sido solventadas en buena medida. Los costaricenses aún recuerdan la tragedia de Cinchona.
Las políticas resilientes llevan años implantadas en Centroamérica, la optimización en la construcción sismorresistente se ha combinado con una adecuada distribución y microzonificación de las áreas a construir, con un cuidado diseño arquitectónico y un mayor conocimiento del comportamiento de los materiales de construcción. Al mismo tiempo el suelo sobre el que se edifica es considerado un volumen, no meramente un plano sobre el que trazar avenidas, barrios, servicios... A todo ello hay que añadir una cultura afianzada por años desde las escuelas, los colegios, las universidades, la cultura sísmica es en buena medida responsable de la mitigación observada ante tanta violencia, su expresión, ya lo hemos dicho, está sellada en una forma adecuada de construir, una manera razonable de planificar y una cultura extendida por toda la población.
UNA EDIFICACIÓN ARRUINADA EN COSTA RICA |
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