martes, 2 de octubre de 2012

LA PREVENCIÓN DE LOS RIESGOS NATURALES, UN ASUNTO PENDIENTE




PUBLICADO EN ABC Y VARIOS MEDIOS
PURIAS, AL FONDO LAS MONTAÑAS DE LORCA Y PUERTO LUMBRERAS, FOTO DE JOSE GABRIEL BERTOS RUBIO


Está claro que la ley del suelo va por un lado, la especulación por otro y la realidad constructiva por otro diferente, el resultado es catastrófico, los responsables de tales desavenencias para el patrimonio natural, cultural y social del país están en las administraciones.

La especulación ha podido a través de su poder de seducción llenando bolsillos campar a sus anchas, ahora no nos quejemos de lo que tenemos, esas prácticas no solamente han puesto en peligro nuestra economía, también el medio físico en el que desarrollamos nuestra existencia. 

Pero podemos adelantarnos con armas efectivas desde la idea de que determinados elementos del medio humano pueden ofrecer resistencia a los efectos negativos de una catástrofe. 



1. INTRODUCCIÓN, LA SINRAZÓN ESPAÑOLA Y EL MEDIO FÍSICO

La triste cifra de diez muertos de estas recientes inundaciones se suma a los nueve de hace dieciséis meses por el terremoto. Cientos de heridos entre ambas catástrofes, las indemnizaciones por los daños causados a la agricultura y la ganadería esta vez podrían elevarse a cientos de millones de euros, según una previsión "aún muy provisional" de varias entidades entre las que se encuentran Agroseguro, el Consorcio de Compensación de Seguros, etc. Se suman también a los 1.650 millones de euros de pérdidas que nos legaron aquellos terremotos, es probable que hablemos de más de 2.000 millones en 16 meses, una veintena de víctimas y miles de damnificados de por vida.

Una media de 200 litros por metro cuadrado en unas horas con picos cercanos a los 245 en Puerto Lumbreras nos hacen recordar los 252 de la tragedia de Biescas de 1996, algo más que la de Bolnuevo de 1989 pero menos que la pantaná de Tous que superó los 1.000. El Sureste español es una región que en torno al agua vive en una constante tragedia, cuando no falta y se vive la angustia de la sequía, el agua es una masa asesina que arrasa. La gestión del agua aquí, es en pleno siglo XXI, la gran asignatura pendiente de sus dirigentes. Se pueden contar por decenas las inundaciones catastróficas sufridas sólo en el siglo XX y XXI.


IMAGEN DEL SATÉLITE DE AQUEL FATÍDICO 19 DE OCTUBRE DE 1982 CUANDO REVENTÓ LA PRESA DE TOUS: ACUMULACIÓN DE AGUA ATMOSFÉRICA Y PRECIPITACIONES EN EL MEDITERRÁNEO OCCIDENTAL, EL CÚMULO DE GOTA FRÍA MÁS ENÉRGICO SE FORMÓ SOBRE EL INTERIOR DE LAS PROVINCIAS DE VALENCIA Y ALICANTE, AUNQUE TAMBIÉN MURCIA, CASTELLÓN Y ALBACETE SUFRIERON LAS CONSECUENCIAS DE ESA PECULIAR CONFIGURACIÓN ATMOSFÉRICA OTOÑAL.

Una historia tan española como habitual y desconcertante, en la que nadie ha presentado todavía unas cuentas contundentes que nos hagan reaccionar; sabemos que entre la Comunidad Valenciana y Andalucía suman el 60% de todas las pérdidas de España por la mala planificación del agua. La Región de Murcia representa el 3%. Impredecibles y destructivos, los desastres por inundaciones son muy costosos, siguen pesando sobre las economías y las sociedades afectadas por décadas, y a veces, para siempre, al igual que los terremotos.

Sería deseable que las formas de aprender de las comunidades se desarrollasen a partir de la investigación y por lo tanto de la previsión, en vez que las lecciones dadas por la Naturaleza vengan de la mano de desastres y tragedias, es decir, en vez de por un desconocimiento del medio e inadaptación a su dinámica, lo cual es tremendamente costoso, por una prevención, adelantándose con armas efectivas desde la idea de que determinados elementos del medio humano pueden ofrecer resistencia a los efectos negativos de una catástrofe.

Este planteamiento vale para todos aquellos riesgos naturales que no deberían ser peligros, o no serlo tanto, y que conviven con nosotros desde que comenzamos a caminar sobre nuestro suelo español. Un país resiliente es un país con cultura, tanto a la escala del individuo como de la comunidad.


2. LA OPINIÓN DE LA POBLACIÓN

¿Pero qué piensa la población afectada? Un estudio de hace unos años nos dice que un 60% de la población que sufre estos fenómenos opina que la responsabilidad de que se produzcan inundaciones dañinas reside en la falta de previsión de las administraciones. Pero a la hora de concretar, esta imprevisión se explica como una inadecuación de las infraestructuras de defensa establecidas, lo que las convierte en ineficaces.

MERCANTE VARADO EN LA PLAYA DE VALENCIA (EFE)

Es interesante destacar que se atribuye a las administraciones municipales y autonómicas una responsabilidad dos veces superior a la del gobierno de la Nación. La extraordinaria complejidad del entramado jurídico español sobre la gestión del agua y la confusión derivada del frecuente uso del agua en el ámbito de los enfrentamientos políticos son responsables de ello. Tan sólo un 20 % cree que es culpa de los habitantes afectados.

Es significativo que en las zonas afectadas pervive un discurso que sitúa la preocupación por el riesgo de inundación, en cuestiones como los sistemas de predicción y los de alerta, mientras que la implantación de políticas preventivas, acordes con los rasgos ambientales, geológicos, climáticos, y de distribución del territorio, se advierten como algo difuso y limitativo de desarrollo económico.

Las actuaciones post-catástrofe se orientan mucho más hacia una exigencia de recuperación de la situación igual a la anterior que hacia la posibilidad de impulsar nuevas políticas que favorezcan la resistencia futura y la resiliencia.

Es de subrayar la muy minoritaria opinión (10%) que culpabiliza exclusivamente a los condicionantes naturales del territorio por el desencadenamiento de estas catástrofes. Sin duda se trata de un discurso vertical: si nuestros dirigentes insisten en sus grandilocuentes "soluciones definitivas" mucha gente (que no es especialista en estos temas) acaba adoptando esa visión como la única posible, una muestra más de la deficiencia pedagógica de nuestras instituciones y medios de comunicación de masas; en vez de divulgar soluciones resistentes y resilientes a medio y largo plazo. Y lo mismo vale para el agua que para los terremotos, a Murcia en dieciséis meses le han tocado ambos.

Pero España no es el único país desarrollado que sufre por la falta de visión y el poder especulativo. Con motivo del quince congreso internacional de ingeniería sísmica celebrado en Lisboa la semana pasada, Andrew Charleson nos mostró cómo en Nueva Zelanda las decisiones de urbanizar sobre zonas que habían sido catalogadas vulnerables por riesgo sísmico y por inundación, fueron sucesivamente recalificadas y reurbanizadas a zonas semi-urbanas; hoy ofrecen el dantesco panorama de haber sufrido dos terremotos en 2010 y 2011 y la licuación de su subsuelo. Miles de millones de dólares en pérdidas, ruina total de las viviendas y barrios y el 90% del patrimonio neozelandés arruinado son las consecuencias de haberse dejado seducir por la especulación y el cortoplacismo.

LO QUE OPINA LA POBLACIÓN SOBRE LA RESPONSABILIDAD DE LA MALA GESTIÓN  DEL AGUA CUANDO SE PRODUCEN CATÁSTROFES, ENCUESTA REALIZADA DESPUÉS DE LAS INUNDACIONES DE BOLNUEVO DE 1989



3. SOLUCIONES

Las soluciones resilientes están basadas en la prevención y en nuevas políticas del agua, pero parece que por doquier en el Sureste español se ejecutan y transmiten soluciones cortoplacistas mucho más ostentosas y grandilocuentes, fáciles de presentar en los medios de comunicación de masas como esas "soluciones definitivas". Pero el problema es que realmente no lo son, y no lo son por no estar basadas en un conocimiento adecuado y pragmático del medio, sino en otros intereses, incluidos los personales, especulativos o de partido.

Paradójicamente las armas existen, aunque guardadas en los cajones de los ayuntamientos, porque su implantación es a largo plazo, como sus irrefutables resultados; el artículo 15 de la nueva Ley del suelo prevé, la evolución y seguimiento de la sostenibilidad del desarrollo urbano, destacando la obligación de someter los planes urbanísticos a evaluación ambiental y a la elaboración de informes sobre la existencia de recursos hídricos para satisfacer las demandas de los nuevos desarrollos, el impacto de los mismos en las infraestructuras afectadas, la protección de la costa, y sobre todo se incluyen por fin los riesgos naturales del ámbito objeto de ordenación. Una cuestión que contribuye enormemente a poner fin a tanta desgracia sufrida por el ser humano, bien sea por desconocimiento del medio o por sus perjudiciales acciones sobre él. Aunque sin embargo hoy, el mayor número de abandonos de hogares no se debe a desastres naturales, se debe a los desahucios, es decir, a desastres financieros.

RED DE DRENAJE NATURAL ASOCIADA AL GUADALENTÍN A SU PASO POR LORCA, SOBRE MAPA LITOLÓGICO 1:50.000. UNA BASE SENCILLA PARA COMENZAR A DISTRIBUIR EL TERRITORIO ACORDE CON LA REALIDAD DE UNA ZONA SÍSMICA E INUNDABLE, ES DECIR, AMOLDANDO LAS ACTIVIDADES HUMANAS A UNA REALIDAD IMPUESTA POR LA NATURALEZA. EL OBJETIVO ES ADELANTARSE CON ARMAS EFECTIVAS BASADAS EN EL CONOCIMIENTO DEL MEDIO, Y SIEMPRE DESDE LA IDEA DE QUE DETERMINADOS ELEMENTOS DEL MEDIO HUMANO PUEDEN OFRECER RESISTENCIA A LOS ELEMENTOS NEGATIVOS DE UNA CATÁSTROFE

Está claro que la ley del suelo va por un lado, la especulación por otro y la realidad constructiva por otro diferente, el resultado es catastrófico, los responsables de tales desavenencias para el patrimonio natural, cultural y social del país están en las administraciones, la especulación ha podido a través de su poder de seducción llenando bolsillos campar a sus anchas, ahora no nos quejemos de lo que tenemos, esas prácticas no solamente han puesto en peligro nuestra economía, también el medio físico en el que desarrollamos nuestra existencia.

La tarea del urbanismo del siglo XXI, es encontrar soluciones de asignación de espacios físicos para la expansión urbana, de asignación de actividades sociales y económicas y de nuevas ideas y diseño de construcción, que faciliten la compatibilidad entre servicios ambientales de la ciudad, villa o pueblo, con las acciones humanas propias de una urbe, la intención final es la de minimizar los impactos negativos de éstas en el entorno o del entorno sobre éstas y potenciar el desarrollo social y económico. La palabra que se ha venido barajando en los últimos años para hablar de urbanismo holístico e inteligente es "sostenible".


INUNDACIONES EN LORCA, 28-IX-2012


ARTÍCULO DE ÁNGEL CARBAYO OLIVARES, PRESIDENTE DE WORLD GEOLOGISTS
Inundaciones: un desastre evitable
Publicado en "la gaceta de los negocios"






LA PROBLEMÁTICA INTERACCIÓN ENTRE EL SER HUMANO Y SU MEDIO (NATV)

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