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Podemos afirmar que la pobreza es el resultado de una inadaptación de una sociedad ―al completo― al complejo universo de interacciones entre dicha comunidad con el medio, sus recursos y entre los propios componentes; y no es solo un problema de inadaptabilidad de determinados individuos.
De la misma manera que deberíamos utilizar herramientas para la zonificación de nuestro territorio como itinerario de interacción armónica, la planificación del decrecimiento es la única vía posible para evitar la pobreza y un colapso indeseado de nuestras sociedades.
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1. CATÁSTROFES NATURALES Y SOCIALES, ALGO MÁS QUE UNA ANALOGÍA
Queridos lectores, en este blog como sabéis, hemos tratado desde 2011 aquellos aspectos sociales que han servido para la realización de estudios profesionales dedicados. Tras aquel año ―el más dañino y caro en desastres de la historia conocida, con catástrofes récord como el terremoto de Japón y la explosión de la central nuclear de Fukushima, o en España, con los terremotos de Lorca― intentamos crear un medio para compartir experiencias y potenciar la resiliencia o capacidad de sobreponerse de las comunidades y personas individuales afectadas o amenazadas, tanto a causa de las propias catástrofes como de las amenazas constantes muchas veces fruto de las actividades humanas, y muchas veces también mal previstas o calculadas. El objetivo que a veces conseguimos y otras fracasamos de manera contundente, ha sido y es la transformación de comunidades e individuos vulnerables en entidades mucho más resistentes, flexibles y adaptables.
A pesar de que existe abundante información que nos ayuda a evitar un desastre originado por amenazas relacionadas con el territorio, el clima o las grandes transformaciones del medio natural o urbano, como los terremotos, inundaciones, deslizamientos imparables, volcanes u otras de origen geomorfológico o hidrometeorológico, generalmente solo les prestamos atención y las tenemos en cuenta con cierto respeto y seriedad, cuando ya las tenemos encima o se incrementan sus manifestaciones. Pues bien, con las catástrofes de carácter social derivadas de organizaciones humanas basadas o desarrolladas en contextos económicos y naturales cambiantes, también pasa lo mismo.
Podemos afirmar que la pobreza es el resultado de una inadaptación de una sociedad ―al completo― al complejo universo de interacciones entre dicha comunidad con el medio, sus recursos y entre los propios componentes; y no es solo un problema de inadaptabilidad de determinados individuos, ese es el caso por ejemplo de sociedades cuyos niveles de exclusión llegan hasta un cierto nivel que normalmente nadie ha previsto ni estipulado, pero que en ciertos países es creciente, como por ejemplo España.
Podemos afirmar que la pobreza es el resultado de una inadaptación de una sociedad ―al completo― al complejo universo de interacciones entre dicha comunidad con el medio, sus recursos y entre los propios componentes; y no es solo un problema de inadaptabilidad de determinados individuos, ese es el caso por ejemplo de sociedades cuyos niveles de exclusión llegan hasta un cierto nivel que normalmente nadie ha previsto ni estipulado, pero que en ciertos países es creciente, como por ejemplo España.
Por supuesto, cuando más presente se hace una desavenencia es cuando ocurre la desgracia. Pero siempre se es consciente a posteriori. En el intervalo que dura el olvido, los científicos que trabajamos en la identificación y prevención, solemos ser tachados de agoreros, aguafiestas e incluso de apocalípticos, y no pocas veces pagamos ese esfuerzo de manera personal porque existen otros intereses que pueden proporcionar algún beneficio cortoplacista.
Hemos recorrido el itinerario de desaciertos como algo habitual. El ejemplo de los terremotos del Perdón al sur de Pamplona en 2013 que llegó al Parlamento, o los más de 7000 temblores de Jaén de 2012-2013 que acabaron siendo objeto de debate en el Senado, por no hablar de las constantes amenazas y las inestabilidades de Yesa en varias comisiones en las más altas instituciones de Navarra y Aragón; son ejemplos claros del papel protagonista que adquieren las amenazas físicas mientras suceden o después de los desperfectos, pero también del olvido o la sordera institucional compartida por buena parte de la ciudadanía mientras permanecen en estado latente, hasta que otra vez despiertan y vuelven a la actualidad; pero en general ni se toman medidas serias, ni mucho menos se abarca el problema desde la gravedad potencial que los científicos podemos cuantificar y exponer.
Menos aún se perciben sus implicaciones sociales con el derivado impacto económico o en el bienestar general, sobre todo si el sacrificio económico de muchas personas conlleva cierto beneficio y lucro a corto plazo para grandes corporaciones empresariales. Desde hace unos pocos años en España, las peores catástrofes relacionadas con el hábitat no son de tipo sísmico, tampoco por inundaciones, inestabilidades del terreno, volcanes o sequías prolongadas... El mayor número de catástrofes que afectan a los ciudadanos españoles no son de tipo natural sino financiero. El número de desahucios en España se acerca al millón desde el inicio de la crisis.
Menos aún se perciben sus implicaciones sociales con el derivado impacto económico o en el bienestar general, sobre todo si el sacrificio económico de muchas personas conlleva cierto beneficio y lucro a corto plazo para grandes corporaciones empresariales. Desde hace unos pocos años en España, las peores catástrofes relacionadas con el hábitat no son de tipo sísmico, tampoco por inundaciones, inestabilidades del terreno, volcanes o sequías prolongadas... El mayor número de catástrofes que afectan a los ciudadanos españoles no son de tipo natural sino financiero. El número de desahucios en España se acerca al millón desde el inicio de la crisis.
Hemos analizado en un contexto geológico dinámico, holístico e integral, algunos de los eventos que han venido sucediendo y en los que se ha trabajado activamente, centrando la atención en la relación del ser humano con su territorio y en definitiva con el planeta.
Los eventos naturales, mal llamados por algunos “desastres naturales”, son la expresión de una entidad que nunca está del todo quieta y en la que todo está en estrecha relación, una interrelación que los científicos detectores de vulnerabilidades estamos aprendiendo a identificar. Una inundación puede acabar para siempre con algunas especies o el hábitat de comunidades humanas en un área geográfica determinada, pero al mismo tiempo genera condiciones, regala lecciones y modifica el medio para que otras especies u otras comunidades humanas disfruten de un medio amable para alcanzar cierto desarrollo. Con respecto a las catástrofes sociales deberíamos ser conscientes de que la cuestión es exactamente igual.
2. ZONIFICACIÓN COMO ITINERARIO FÍSICO
2. ZONIFICACIÓN COMO ITINERARIO FÍSICO
Una de las mejores herramientas para evaluar y actuar en consecuencia sobre el territorio es la zonificación, sea ésta un mapa de riesgos sísmico-geotécnico, de inundabilidad, de vulnerabilidad a deslizamientos, etc; es un pronóstico basado en los accidentes geológicos o climáticos, el estudio de la geohistoria, de la historia física y de las características dinámicas de los territorios y terrenos que nos acogen, una división que puede hacerse por barrios, manzanas, ciudades, comunidades, y que nos permite conocer el medio sobre el que construimos nuestras casas, nuestros negocios, nuestro hábitat, adelantándonos a ciertas reacciones e impactos.
La confección de mapas de riesgo locales o microzonificación ha demostrado ser la mejor de las herramientas para adelantarse a los inevitables embates de la Naturaleza, también que su uso salva vidas y supone un importante ahorro en desgracias, además de económico para los estados; algo que está más que demostrado en los países de nuestro entorno que ya los tienen y utilizan.
Sin embargo uno de los mayores enemigos para desarrollar una sana planificación del territorio y vivir con mayor armonía sobre él es especialmente la pervivencia de un contexto económico prácticamente basado en el crecimiento a base de la creación de obra pública y grandes infraestructuras muchas veces inservibles, con importantes impactos en las dinámicas naturales alcanzadas durante milenios.
Sin embargo uno de los mayores enemigos para desarrollar una sana planificación del territorio y vivir con mayor armonía sobre él es especialmente la pervivencia de un contexto económico prácticamente basado en el crecimiento a base de la creación de obra pública y grandes infraestructuras muchas veces inservibles, con importantes impactos en las dinámicas naturales alcanzadas durante milenios.
El reto del futuro urbanismo, por tanto, deberá ser el cambio de perspectiva histórica, abandonar los postulados post-industriales del siglo XX y abrirse a este urbano siglo XXI regido por la ciencia, la cultura y las nuevas tecnologías. Porque la sismicidad y las inundaciones seguirán existiendo en el siglo XXI, además el cambio climático está trayendo más eventos extremos y los incendios, sequías, inundaciones o deslizamientos están creciendo al mismo tiempo que un porcentaje cada vez mayor de la población cae en las garras de la pobreza. Efectivamente hay una analogía y una conexión entre la manera como tratamos al medio que garantiza nuestra existencia y la planificación de nuestras sociedades.
3. PLANIFICACIÓN COMO ITINERARIO SOCIAL: DECRECIMIENTO O COLAPSO
Aunque aún no está muy extendida entre la población la idea del colapso, parece que nos dirigimos irremediablemente hacia uno con marcado carácter ambiental, pero también por ello económico y social. Vemos cómo las nuevas fuerzas descentralizadoras, descomplejizadoras, desglobalizadoras, desjerarquizadoras, que moldean nuestra actual organización social, ahora son más relevantes y vienen acompañadas de una mayor dificultad en el acceso a recursos no renovables cada vez más escasos, de peor calidad y caros de extraer, una relación inseparable que podemos seguir a través del tiempo en cualquier rincón de este blog; pero sobre todo, el haber basado nuestra economía y por tanto nuestra estructura social, desde la idea de que esos recursos no renovables iban a estar apuntalando por siempre nuestra voluntad, ha sido un fallo aún no reconocido desde nuestras instituciones. Además el exceso generalizado nos ha llevado a envenenar nuestro hábitat y con ello nuestra sangre, hoy encontramos sustancias muy nocivas por doquier, especialmente tenemos microplásticos no sólo en acuíferos profundos, sino en nuestros hígados, riñones, cerebros...
¿Qué podemos hacer? Está claro, echar pulsos a la dinámica natural nos ha demostrado que es contraproducente porque siempre los perdemos. Hemos creído que aglutinando ingentes cantidades de energía para "defendernos" de los embates naturales a nuestras centrales energéticas, presas u obras lineales, iba a ser siempre una tarea fácil, pero esa ausencia de dificultades tiene los días contados, tanto por la durabilidad de los materiales, como de los diseños estáticos o del nunca visto antes grado de vehemencia de una simple tormenta o terremoto, pero es que también entra en juego el cada vez más complicado mantenimiento, profundamente dependiente de la disponibilidad de abundante energía como la que propició su construcción y puesta en servicio. Y esa energía neta está en recesión.
En 1972 en "Los límites del crecimiento" Meadows et al., no nos presentaron una profecía, sino una simulación que calculaba utilizando la dinámica de sistemas, un conjunto de escenarios venideros si persistían una serie de dinámicas. Como era de esperar las previsiones se van cumpliendo y hoy la crisis se agudiza en su vertiente ambiental, económica y social, siendo el síntoma de la pobreza, como comentábamos más arriba, el exponente de la inadapatación de nuestras comunidades.
DENNIS L. MEADOWS, ES UNO DE LOS AUTORES DE "LOS LIMITES DEL CRECIMIENTO" |
Aquel informe era un llamamiento a actuar, no sólo una mera simulación de qué es lo que podría pasar y que desafortunadamente estaba en lo cierto. Daba pautas de en qué sentido había que actuar. Entonces se propuso un "estado de equilibrio" sin crecimiento. Sin embargo han pasado casi cincuenta años sin medidas de ningún tipo para evitar el colapso clmiático económico y social. Así que hoy por hoy detener el crecimiento no va a solucionar los problemas y seguir intentando crecer a base de deuda que pagarán las generaciones venideras ―además de la nuestra― menos aún.
Entretanto la comunidad científica da voces de alarma, pero nuestros gobiernos y burocracias sufren una sordera que se traduce en la más absoluta inactividad. El crecimiento económico se ha ido afianzado como el objetivo central del esfuerzo humano en este insólito planeta. Santo y seña de toda tendencia politica. Su motor ha sido el suministro de energía fósil fácil de obtener, la sangre geológica que ha movido y aún a duras penas mueve la economía mundial, pero con un grave inconveniente: era finita y la ingente acumulación de desechos y emisiones de gases de efecto invernadero sin medida tenía graves efectos secundarios.
No es de extrañar el actual auge de movimientos activistas y estudiantiles en el mundo entero de desobediencia civil pacífica, cuestionando el sentido de todo el sistema educativo en un mundo "sin futuro". Dado el volumen mundial de los impactos de medio siglo de retraso con la más desmesurada actividad económica y de polución sobre el medio que garantizaba nuestra existencia, la huella ecológica igual de desmesurada se ha vuelto en nuestra contra. Detener el crecimiento ya es insuficiente. Ahora nos hace falta decrecer.
No hay muchas líneas teóricas desarrolladas que traten de aportar conocimiento y prácticas sobre la organización de comunidades sin crecimiento, pero hasta la Organización de Naciones Unidas (ONU) ha trazado desde 2015 un itinerario para el denominado "objetivos de desarrollo sostenible" con una serie de metas que no se están cumpliendo. Obviamente la número uno no podría ser otra que "la pobreza". La Asamblea General de la ONU adoptó entonces la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, un plan de acción a favor de las personas, el planeta y la prosperidad, que también tiene la intención de fortalecer la paz universal y el acceso a la justicia.
La activista climática de 16 años, Greta Thunberg, pronunció un discurso en TEDxStockholm a finales de 2018 y en febrero de 2019 en un acto de la UE en Bruselas. La adolescente abrió un evento de la Comisión Europea frente al presidente Jean-Claude Juncker. Le dijo a los políticos que dejaran de "barrer su desorden debajo de la alfombra para que nuestra generación pueda limpiar". Greta defendió a los cientos de miles de niños que participaron en las huelgas escolares mundiales y dijo: "Si dicen que estamos perdiendo un tiempo valioso de colegio, permítame recordarle que nuestros líderes políticos han perdido décadas a través de la negación y la inacción, por eso hemos empezado a actuar".
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