lunes, 29 de noviembre de 2021

LA GEOLOGÍA QUE SUSTENTA LOS CIMIENTOS DE UNA CIVILIZACIÓN QUE SE TAMBALEA

Vista aérea de Norilsk el 6 de junio de 2020. Kirill Kukhmar a través de Getty Images
 
Queridas y queridos lectores, llamamos cimiento a la unidad estructural cuya misión es transmitir las cargas de una superestructura a la tierra, con objeto de ser sostenida y que tal sostenibilidad sea estable en el tiempo en previsión de cambios. Los cimientos distribuyen las cargas de forma que no se supere una tensión admisible ni se produzcan cargas zonales que pongan en peligro toda la construcción, y se debe conseguir tanto desde impactos externos: terremotos, deslizamientos o empujes de viento, como internos: colapso del suelo por saturación, consolidación, pérdida de cohesión, etc. 

Cimientos 
 
Podemos considerar nuestros pies como nuestros cimientos físicos personales, o nuestra cultura como los cimientos de los impulsos sociales, igual que las zapatas o los pilotes lo son de nuestras casas y ciudades estratificadas en pisos y plantas.
 
Nuestra organización social también estratificada, con sus diferentes plantas, agricultura, industria, sectores sanitarios, de cuidados, cultura, educación, arte, tecnología, informática…, tiene sus cimientos que también se sustentan sobre la Tierra (figura 1). Es la minería y la extracción, refinado y transporte de recursos geológicos energéticos la base sobre la que hemos podido construir nuestra compleja sociedad tecnológica e industrial, da igual que se trate de hidrocarburos o de minerales para captadores de energías renovables. 


Sabemos que sobrecargar los edificios con más plantas sin reforzar la parte más importante, pero que no vemos porque está enterrada y casi ni le damos la importancia que tiene, puede poner en peligro la estructura al completo. Sabemos también que perturbar la propia tierra o roca que interactúa con la base que suponen los cimientos, puede provocar el colapso inminente de toda la estructura.

Esta metáfora geotécnica nos viene como anillo al dedo para señalar que la base que sustenta nuestro modo de vida se ha visto tocada por una crisis que viene de muy lejos, pero que ha golpeado con una nueva ola llamada COVID-19. Sabemos lo difícil que es arreglar el cimiento por cuestiones de accesibilidad y economía, en comparación, al tejado, una ventana o el circuito de electricidad. Y si no que se lo pregunten a los rusos. La minería, los cimientos de nuestra sociedad se está tambaleando, urge una actuación.

Cimientos que se tambalean, aunque sean del mejor hormigón armado

El país más grande del mundo, Rusia, está en estado de emergencia geotécnica y minera desde mayo de 2020 por un accidente relacionado con el hundimiento de unos cimientos muy importantes a causa del derretimiento del permafrost: Norilsk, uno de los mayores complejos mineros del mundo, vio en la primavera de 2020 hundirse sus depósitos de carburante y derramarse en el Ártico el gasoil que alimenta el complejo con más de 20.000 toneladas de combustible perdido y disperso dispuesto a contaminar el que es quizás, el ecosistema más frágil de nuestra casa común.

En el verano de 2021 se repitió el patrón de fusión del permafrost, algo que viene sucediendo de manera especialmente intensa desde hace una década aproximadamente, era la capa siempre congelada a la que se confió el apoyo de las cargas de ciudades enteras de más de un millón de habitantes como Novosibirsk o Krasnoyarsk (figura 2), además de infraestructuras gasísticas, petrolíferas, puentes, ferrocarriles...
 
Figura 2. Novosibirsk (1.511.000 habitantes) y Krasnoyarsk (1.070.000 habitantes) al sur de Norilsk (177.600 habitantes) en Siberia.
 
Entonces, en el verano de 2020, se había registrado la mayor concentración conocida por el homo sapiens de CO2, con 418 ppm (hacía unos dos millones de años que los registros geológicos no mostraban estas cifras, pero homo sapiens no existía entonces). En mayo de 2021 ya eran 420 ppm, a pesar del parón económico por la pandemia de COVID-19 y las promesas de la Cumbre de París.
 
Ahora, tras la COP26 de Glasgow nada indica que le podamos dar buenas noticias al permafrost. Mayo de 2020 fue también el mes más caluroso de la serie medida desde 1850 con 1,3ºC por encima de la media preindustrial. El permafrost abarca el 25% de la tierra emergida en el hemisferio norte y el 70% del territorio de la Federación Rusa. En Siberia especialmente se está descongelando de manera alarmante y no sólo lo hace permitiendo que se hundan las obras del ser humano, lo hace también liberando millones de toneladas de metano retroalimentando el calentamiento global.

Vladimir Putin declaró entonces el estado de emergencia, sus infraestructuras y ciudades se hunden en lo que antes era una sólida roca helada y ahora es arena, limo y arcilla mojada. Centrales nucleares, térmicas, complejos de minería, carreteras, puentes y esas ciudades (donde aún viven cerca de diez millones de personas) confiaron en apoyar las cargas geotécnicas sobre la parte que se creyó estaría siempre congelada bajo el suelo, pero ésta se funde sin solución (figura 3).

Dentro del Círculo Polar Ártico se alcanzaron en junio de 2020 temperaturas de 38ºC en el aire y 45ºC en el suelo, nadie había visto nunca nada igual hasta ese año. Pero 2021 llegó con sorpresas y en Canadá se alcanzaron los 50ºC en un infierno que supuso la muerte y desaparición de millones de organismos terrestres y acuáticos; junto con la extrema sequía que aún asola California, todo derivó en el consumo de ingentes cantidades de carbón para aliviar la situación que no se pudo solventar con energía hidroeléctrica, los embalses estaban en mínimos nunca vistos, todo un escollo para la Transición Energética a la que se sumó la volatilidad de los precios del petróleo, tal y como vimos aquí.
 
La emergencia declarada por Rusia (y también en cada rincón del planeta) supone la revisión y refuerzo urgente de las infraestructuras del país más grande del mundo tras los vertidos de gasoil en Siberia y los imparables incendios que asolan la tundra sin dar tregua siquiera en invierno. Según estudios recientes la broma del permafrost puede costarnos más de 62 billones de euros. Las autoridades de la provincia de Krasnoyarsk demandarán también a la empresa minera Nornickel tras conocer que ésta deberá pagar unos 1.600 millones de euros al ente regulador medioabiental.

Figura 3. Norilsk. (A) Ejemplo de deformación estructural de un edificio causada por un diseño estructural inadecuado agravado por la fusión del permafrost. (B) Ejemplo de erosión criogénica de la base por efecto de ciclos de congelación y descongelación en cimientos y parte baja de la base de apoyo. (C) Fugas y acumulación de agua alrededor de los pilotes de una cimentación profunda. (D) Asentamiento en el suelo bajo cargas mínimas, en este caso un pequeño quiosco que debido a la fusión del permafrost se está hundiendo. (Fotografías de V.I. Grebenets y N.I. Shiklomanov). Conquering the permafrost: urban infrastructure development in Norilsk, Russia. (E) Extensión del permafrost en el hemisferio norte (25% de la superficie emergida del planeta). International Permafrost Association.

Los cimientos de nuestras sociedades

En el verano de 2020 presentamos en Pamplona un informe advirtiendo de cómo han quedado los injustamente denostados cimientos de nuestra sociedad, el sector minero, sobre el que nos apoyamos pensando que nunca sufrirá falta de suministros y siempre contará con la posibilidad de su expansión globalizada.
 
Es muy habitual acusar de todo el mal de nuestros problemas ambientales a la base de la pirámide que nos conecta directamente con la tierra, pero también es verdad que lo podemos hacer mientras cómodamente y de manera irreflexiva encendemos todas las luces para hacer un clic con el ratón o escribir en nuestro móvil esculpido y diseñado con cobre, oro, plata, hierro, níquel, zinc, rodio, paladio, berilio, magnesio, molibdeno, vanadio, galio, cobalto, tántalo, carbonato de calcio, carbonato de sodio, mica, talco, boratos, caolín, wollastonita, cuarzo, feldespatos…, lo malas que son las empresas extractoras y lo crueles que son en África, Asia o Latinoamérica (figura 4).

Figura 4. ¿De qué están hechos nuestros móviles?: Un 57% de plásticos, están en la estructura externa, teclado, circuitos impresos y otros componentes. Un 15% de cerámica y vidrio en pantalla y componentes internos. Otro 24% son metales, circuitos impresos, piezas mecánicas y componentes electrónicos. El 3% de cristal líquido en la pantalla y el 1% de otros elementos. Informe: Departamento de estudios medioambientales. Universidad de Yale.

Quizás en alguna ocasión se han ganado a pulso esa mala fama, también en Navarra, y ejemplos hay de sobra. Hoy, tras la crisis de 2008 y su gigantesca nueva ola representada por la COVID-19, nuestros cimientos están comenzando a tambalearse y así lo debemos dar a conocer, sin medias tintas.
 
Existe un impulso contradictorio que nace en el seno de un sector necesitado de adaptación a la nueva y prometedora era de transición y simplificación de las viejas estructuras hipertrofiadas y que construimos en los últimos años a costa de destruir el medio que garantiza nuestra existencia. Pero también se quiere abrir paso una nueva forma de reposición; también de pensar y comunicar, y por lo tanto de vivir, de comprar, de compartir y de gestionar las cargas de nuestro edificio social.

Hacia una economía local de verdad, o lo que es lo mismo, hacia una contracción económica

El día 2 de julio de 2020, estas consideraciones estuvieron muy presentes en la presentación de un diagnóstico multidisciplinar del estado de nuestra base o cimiento social: la minería en Navarra; fue en la sala de conferencias de Katakrak, con Sustrai Erakuntza y varios medios de comunicación local (se puede ver un resumen de la jornada en esta página de la fundación). Allí fuimos comprendiendo la imparable revolución de frugalidad que se le impone a nuestras instituciones y a nuestra sociedad al completo, aunque éstas se resistan o simplemente lo ignoren (figura 5).
 
Fundamentalmente, porque a la base sobre la que se asientan sus privilegios (la explotación de los recursos geológicos) no se le puede exigir que soporte aún más nuestros faraónicos y arrogantes caprichos tecnológicos e industriales y además nos esté constantemente demostrando a los señoritos que, no sólo es resistente y nos va salvar de la fusión de nuestro permafrost particular, sino que además, lo va hacer de manera limpia y a ser posible que no se vea mucho, porque eso de remover piedras y levantar polvo no nos agrada.

Como sociedad podemos mejorar de forma sostenible nuestro bienestar sin necesidad de aumentos en el PIB, una medida que bajo el prisma de los objetivos del desarrollo sostenible de la ONU (Agenda 2030) no es necesariamente indicativo de bienestar; bajo la lupa del Dictamen SC/048 de la UE sobre nuevas economías, presentado el 21 de noviembre de 2019 en Pamplona por el Gobierno de Navarra, podría también definirse el viejo PIB como una medida de la destrucción de los ecosistemas, de la degradación del medio que garantiza el bienestar y de la desposesión de las comunidades.

Nuestro objetivo ahora es superar una dinámica económica que si no crece no funciona, y si crece destruye las bases naturales que la hacen posible, incluidos sus cimientos. La minería en España y en Navarra se va a desarrollar en un contexto histórico en que esta sensibilidad emergente está impregnando ya a toda la sociedad. Escuchémosla.
 
Figura 5. "LA MINERÍA EN NAVARRA ANTE EL NUEVO CONTEXTO HISTÓRICO DE TRANSICIÓN ENERGÉTICA Y GLOBAL” Informe realizado para Sustrai Erakuntza, presentado el día 2 de julio de 2020 en Katakrak (Pamplona).

El papel de la minería en nuestra sociedad y en todo el territorio de Euskal Herría
El futuro de la minería en Navarra ante el nuevo contexto histórico
El accidente de Norilsk como metáfora

Noticia y vídeo sobre el accidente de Norilsk en EL PAIS
Por María R. Sahuquillo:

Mapa de las centrales nucleares en la Federación Rusa


1 comentario:

Alejandro Artacho dijo...

Magnífico artículo que deja sin aliento. Ojala que de verdad, como dices, esa sensibilidad emergente esté impregnando ya a toda la sociedad, yo sí percibo algo en mi entorno, pero no sé si es sensibilidad, que emerge del conocimiento debidamente adquirido y del duelo bien transitado, o tan solo estupefacción, miedo, parálisis.

Falta mucha pedagogía aún, y no hemos de desistir en repetir las cosas un millón de veces, poco a poco irá calando el mensaje. Poco a poco la gente irá entendiendo que los optimistas somos nosotros, no ellos, y nuestra esperanza, claro, reside en que ellos se quiten la venda de los ojos, y vean lo ilusionante que podrá ser aprovechar las ventanas de oportunidad que se vayan abriendo, una vez comience a escampar la niebla de híper-complexificación tecno-social a la que hemos llegado.

Me pregunto cuántos peldaños más necesitaremos descender de la que yo llamo "la escalera de la rata". Esta metáfora está inspirada en la de "la carrera de la rata" (https://www.facebook.com/photo/?fbid=2363201957145026&set=a.267239226741320) que explica cómo la gente es impulsada una y otra vez por el sistema hacia más acumulación material con el pretexto de que cada ciclo va a ser el último y definitivo que nos lleve a la felicidad. Pues la "la escalera de la rata" es igual, pero destacando la dinámica de descenso por la curva de Hubbert, en la que tras descender un escalón tratamos de repuntar hacia arriba una vez más, porque seguimos movidos por el dogma del crecimiento, hasta toparnos de nuevo con el techo, que cada vez está más bajo.

Y es que tenemos el gran problema de vivir sometidos por una "dictadura de la felicidad" y no vemos otro objetivo que no sea ser felices por esa vía. Sobre lo que creo que hay que meditar profundamente es sobre qué clase de felicidad nos interesa explorar, seguir con aquella que nos inculcan como un flujo químico continuo que se nos puede administrar al margen de que todo se desmorone a nuestro alrededor, o por el contrario tratar de indagar en eso que solo puede emerger de una experiencia cognitiva compartida a partir de una reconciliación con el resto de redes de vida.

Sé que todo el refinado conocimiento científico y el arte, que tanto placer nos proporciona degustar, se sustenta en milenios de saqueo, y me pregunto cuánto de este edificio de conocimiento cimentado sobre la complejidad adquirida a base del ejercicio de la dominación y la desconexión con Gaia y el prójimo, podrá mantenerse a medida que profundicemos en el descenso. Y creo sinceramente en que el objetivo ha de ser mantener todo lo que se pueda de eso, en la medida que la reconexión con nuestra matriz de vida lo permita, claro.

Para ello creo que es fundamental comprender que la complejidad tecnológica de la matriz de vida que ahora estamos aniquilando está a años luz de nuestra complejidad tecno-social (por ejemplo a nivel de reciclado y coordinación, ver la imprescindible Teoría de Gaia Orgánica de Carlos de Castro), y que la segunda solo puede crecer a expensas de la primera. Pero la clave está en entender que para comprender esta verdad y mantener la lección aprendida es necesario también sustentarla desde el conocimiento científico, por tanto, hay que mantener ese conocimiento, porque si lo perdemos, volveremos a incurrir en el mismo error y dinámicas depredadoras tras el descenso y recuperación de la capacidad de carga de la biosfera, si es que llegáramos a sobrevivir al descenso y esa recuperación se diera.

Saludos cordiales.