Un blog abierto a la reflexión, enfocado a la cultura de mitigar desastres naturales o activados por el ser humano, potenciando una visión holística y participativa, clara y crítica. Un espacio transdisciplinar para el intercambio de ideas entre personas interesadas en salvar lecciones aprendidas y ponerlas en acción, potenciando la resiliencia o capacidad de sobreponerse, ayudando a las comunidades a salir fortalecidas con las mejores herramientas: la cultura, la ciencia y la información.
UN GRUPO DE MINEROS ACCEDE AL POZO EMILIO DEL VALLE, EL CUAL, A PARTIR DE 2013 PASARÁ A LA HISTORIA DE UN SECTOR CASTIGADO DE MANERA SECULAR (FOTO: ABC)
Los fayuqueros (así llamados por la abundancia de hayas y sus nutritivos hayucos), en tiempos de posguerra ya se organizaron y podían llegar a cobrar cuatro pesetas por trabajar dentro de la mina, o dos cincuenta si lo hacían fuera.
La Naturaleza nos recuerda que también de ella es la muerte, que en pleno siglo XXI vivimos sobre su faz, que la energía que guarda es mucha y que nuestras medidas de prevención pueden quedarse cortas, muy cortas.
Hacía casi dos décadas que no oíamos hablar de accidentes tan graves en una mina. El grisú, cuyo componente principal es el metano, vuelve a la actualidad después de tanto tiempo. Es el fantasma de los mineros, hoy ha vuelto a reaparecer. En los setenta y ochenta llenó páginas de diarios y muchos telediarios. Todo parece indicar que una de esas bolsas de gas atrapadas en las formaciones del Carbonífero se extendió por la galería. El grisú tiene el mismo origen que el carbón, ambos se forman a la vez. Se conoce como carbonificación al proceso geológico de formación de materiales con contenido creciente en carbono; durante su desarrollo, el carbón desprende diversos elementos: hidrógeno, carbono, oxígeno, agua, dióxido de carbono, metano, etc.
Estos gases en parte quedan retenidos en la capa de carbón y estratos adyacentes, el proceso que ha durado millones de años proporciona hoy una fuente de energía; el ser humano desde que descubrió el fuego sabe de las propiedades energéticas de las piedras negras, también de las explosiones que acompañaban a veces sus extracciones. Tristemente hoy Llombera de Gordón, con toda la minería española reza a las víctimas que se suman a la, secularmente portadora de riqueza y muerte, minería asturleonesa.
LAS EXPLORACIONES A PRINCIPIOS DEL SIGLO XX
Llombera ya es citada como Plombera en el año 361 en el “Libro Gótico” de la catedral de Oviedo. En el siglo XIX comienza su explotación, familiar en principio, dentro de la necesidad que a más de 1.250 metros de altitud el implacable y aplastante invierno impone.
Los fayuqueros (así llamados por la abundancia de hayas y sus nutritivos hayucos), en tiempos de posguerra ya se organizaron y podían llegar a cobrar cuatro pesetas por trabajar dentro de la mina, o dos cincuenta si lo hacían fuera.
Hoy, lo gestiona la Hullera Vasco-Leonesa, fundada en 1893; ella fue protagonista del desarrollo industrial de España.
Mucho han visto esas piedras negras, mucho nos dan y también nos quitan, otra vez parece que veinte años no es nada, que las medidas de seguridad y los detectores de gas nos salvarían con el avance de la era tecnológica, pero cuando menos lo esperamos la vehemencia de la Naturaleza nos recuerda que también de ella es la muerte, que en pleno siglo XXI vivimos sobre su faz, que la energía que guarda es mucha y que nuestras medidas de prevención pueden quedarse cortas, muy cortas; y si no llegamos a conocerla bien, si no desarrollamos las herramientas adecuadas para convivir con ella, su enorme poder puede destruirnos. La Geología debe proporcionarnos esa posibilidad.
Sea lo que fuere lo que ha desencadenado el escape y la posterior muerte de nuestros mineros, el caso es que la desdicha vuelve a golpear a las comarcas mineras; un sector castigado por crisis superpuestas que no levanta cabeza, pero no lo olvidemos, fue la minería la que revolucionó buena parte de la conciencia moderna y contemporánea de nuestra sociedad. Hoy nos lo recuerda a fuerza de dolor, pero ahí, precisamente ahí, en Llombera de Gordón, en 1893 los fayuqueros comenzaron a construir una nueva era. Descansen en paz.
1928
SOBRE EL GRISÚ, EL PENITENTE, LOS COMBUSTIBLES FÓSILES...
El los últimos tiempos, se ha hablado, se habla, y sin duda mucho más se hablará, del impacto socioeconómico y ambiental que el proyecto de retomar la explotación de las minas de potasa en la Sierra del Perdón tendrá sobre las poblaciones de la zona de Erreniega, la cuenca de Pamplona y Navarra en general.
Por estas tierras navarras cualquier actuación sobre el medio, tales como embalses, autovías, líneas, férreas, grandes superficies, minería, centros de investigación..., tienen siempre una componente de contestación social, pública, mediática, política, etc., cuyo tono suele ser subido. En algunos casos no faltos de razón, pero en otros estaría por ver.
Tanto los que apoyan esas iniciativas como los que las critican, lo suelen hacer duramente, abundan las declaraciones de tono visceral, excluyente, vehemente, pero pocas son las reflexiones generosas, las concesiones a "escuchar" a quienes adoptan perspectivas contrarias a los criterios de quien defiende una determinada posición. Y lo habitual (síntoma manifiesto de cierta pobreza intelectual) es que sólo haya dos: sí y no.
1. NUESTRA RELACIÓN CON LA TIERRA Y LOS RECURSOS BRINDADOS
Hubo un tiempo en el que explotar la Tierra consistió básicamente en tomar de ella lo que al hombre le resultaba útil, atractivo, lucrativo. Fue dominando y aprovechándose de un medio virgen cuya evolución al principio apenas resultaba perturbada por las acciones humanas. Hoy nuestras acciones pueden provocar terremotos. La proyección histórica -salvando episodios intermitentes locales- de este modelo, ha dominado nuestra relación con el medio en que vivimos prácticamente hasta nuestros días.
Con la sociedad medieval, capitalista (y socialista), un modelo de explotación paternalista se fue abriendo paso; aún hoy se puede ver su sello en buena parte de pueblos y ciudades, también en Navarra; el urbanismo que respondió a ese modelo dejó su huella como los círculos concéntricos del tronco de un árbol, las configuraciones de nuestras ciudades reflejan la localización por sectores de la seductora época industrial; los frutos de la agricultura, minería, manufactura.
Pueblos enteros se construyeron con esos criterios de dominio del medio pensados sobre plano, las casas baratas de los trabajadores, el colegio de los niños, las lujosas mansiones de ingenieros y promotores, la cantina, la iglesia, la casa del cura, el polígono industrial… No hay más que darse una vuelta por las antiguas instalaciones de las minas de Potasa o las bodegas Sarría para saborear esa época que ya nunca volverá.
Las puertas de la tercera modernidad se han abierto de la mano de la alta velocidad, los transportes low cost, un modelo de ocio estándar, facebook, twitter, whatsapp y un sinfín de redes sociales capaces de aglomerar a miles de personas en una actividad común en ésta o en otra ciudad. La ciudad clásica y la ciudad industrial son sus antepasadas, hoy la sociedad se dota de nuevas herramientas, pero sobre todo de una nueva forma de pensar el medio, el pueblo, la propia ciudad, hacerla útil, no alienante y mitigar sus posibles riesgos. El medio humano y la Naturaleza no pueden destruirse mutuamente.
Antes, el primero se separaba con fronteras muy claras del natural, hoy no. Un nuevo urbanismo y una nueva relación con la Tierra piden paso y no pueden ser otros que los que se corresponden con estas nuevas formas de pensar, relacionarse y actuar: es la tercera modernidad. Las herramientas principales de esta nueva etapa son la ciencia y la cultura. El desafío: una sociedad que se empeña en la individualización del espacio-tiempo difuminando los pueblos para adherirlos a la ciudad y viceversa.
La nueva visión del mundo, del medio, trae nuevas maneras de valorización y utilización de la Tierra, de los recursos. Las comarcas que trabajan la vid o el espárrago, la sal o el patrimonio histórico, tienen tesoros que apenas nuestros dirigentes aciertan a valorar. El año que viene la comarca alavesa de Salinas de Añana se presentará a Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, al igual que Almadén, que ya lo es, después del abandono institucional y la explotación salvaje desde tiempos romanos, la tierra, la cultura, el turismo y la participación ciudadana han sido claves para transmutarse hacia tanto valor.
El modelo de las bodegas alavesas donde la exaltación de la cultura gastronómica, la salud a través de la tierra, de la uva, del vino, o lo emblemático de unas arquitecturas de belleza impactante que definen una nueva relación con el medio son un ejemplo a seguir, y la Sierra del Perdón no debiera perder esa perspectiva moderna, actual.
2. LA SAL, UN BIEN COMÚN CON MÁS VALOR QUE EL MINERAL
La sal es un bien con mucho valor histórico y económico, ahora en vez de luchar contra su extracción ¿por qué no la sabemos revalorizar a la par que la extracción define ese nuevo paradigma? Ni la sociedad ni las empresas buscan aquel paternalismo excluyente, clasista, a veces agresivo, expoliador, ahora son otros tiempos ¿Se justifica estar en contra de las nuevas potasas porque haya habido hundimientos, expoliación o terremotos?
Salinas de Añana, como la Sierra del Perdón o Etxauri antes de la aparición de nuestra especie los sufrió, y siempre los sufrirá, los depósitos de sal son tectónicos, las fallas sus compañeras. El abandono de las galerías tal y como se hizo debiera haberse juzgado como criminal, hoy sería así. Aquel modelo de sociedad de escasa ciencia y poca cultura fue el culpable. En la participación ciudadana está el no permitir que vuelva, pero sí apostar por el valor y la exaltación de nuestra Tierra.
LAS SALINAS DE AÑANA PRONTO PODRÍAN SER PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD POR LA UNESCO
Se nos dice que se está optando por seguir exprimiendo hasta el último recurso de las rocas por no querer afrontar un problema que tenemos delante y es ineludible: la transición de una economía basada en los combustibles fósiles, hacia sociedades con baja huella ecológica y tecnologías renovables y no contaminantes.
Es necesario de una vez por todas asumir que el actual modelo energético y de explotación de recursos es insostenible y por eso los nuevos impulsos basados en la ciencia y la cultura triunfan. Sería de estúpidos no adoptarlos. Las reservas de combustibles fósiles son cada vez más escasas, y los problemas ambientales asociados a la explotación no convencional (como la fractura hidráulica) su producción y consumo son casi un suicidio. Ante todo esto, o participamos de la creación o lo hacemos de la destrucción.
3. LAS CONTRADICCIONES (COMO SIEMPRE DE LA MANO DE LOS INTERESES DE ÉLITES POLÍTICAS)
¿Merecen la pena los riesgos que vamos a correr oponiéndonos de manera ciega a esta nueva mirada? ¿Están justificados los riesgos ambientales de seguir adoptando modelos caducos? La sociedad navarra, como la española y la europea, debe afrontar el reto energético, el ambiental, el progreso industrial y el tecnológico. Todos queremos llegar a casa y poder encender la luz, poder calentarnos. No podemos seguir apostando por modelos caducos, la eficiencia energética y las fuetes renovables son el único futuro posible, el único brillante. Las empresas que han crecido con la tercera modernidad aún son pocas, pero las hay, lo saben, y así actúan. Son en definitiva las que triunfan, ¿quién se atrevería a afirmar que Geoalcali no es una de ellas?
Sospechando del progreso, de la ciencia, de la cultura y de los nuevos retos energéticos y empresariales, no avanzamos y nos hundimos cada vez más, y lo haremos manipulados de la mano de algunos dirigentes interesados o corruptos, ellos viven muy bien y no quieren dejar de hacerlo, son quienes verdaderamente desde su ceguera nos imponen los antiguos modelos, la cristalización, la petrificación, siempre con su vuelta a la Edad Media. Pero una buena parte de la sociedad no está ciega, y la otra ya comienza a ver.
El cuidado del medio debe (y tiene que) ir de la mano del desarrollo de las comunidades, de la revalorización no sólo económica de nuestras tierras, de nuestro hábitat, de nosotros mismos; la cultura, la ciencia y una buena dosis de arte y sensibilidad deberán ser sus escultores, dejar algo tan importante como nuestra Tierra en manos de precisamente las élites que han demostrado una y otra vez ser las más corruptas, cínicas, mentirosas, contraproducentes, y obstáculos para el progreso o el medio ambiente, etc., es un error que los ciudadanos no nos podemos permitir. La puesta en valor es también humana, no es sólo empresarial, por ello la participación ciudadana es la clave, pero lo es para construir, no para destruir.
Es necesario un debate social que vaya más allá de la discusión visceral del estar "a favor" o "en contra". Los regalos como la sal en este caso, son como las dinámicas y respuestas de la Tierra; son mucho más que blancas o negras, mucho más que Madrid-Barça, la Esteban-la Campanario..., bastante más que un sí, o un no.
LAS SALINAS DE AÑANA CON DANI ÁLVAREZ E IÑAKI LÓPEZ EN LACES INTERESANTES:
La historia de España en los últimos siete siglos, está repleta de ejemplos de terremotos destructivos con intensidades por encima de VIII. Los “temblores de tierras” y el qué hacer si brotaban, eran temas de estudio en las escuelas y universidades hasta hace cien años. La cultura de la sismicidad es un fenómeno que no se ha actualizado como otros aspectos. Simplemente se olvidó.
ESPAÑA: Nº DE TERREMOTOS DESTRUCTIVOS INT. > VIII Y SIGLOS (IGN)
Por ejemplo, en la zona pirenaica cuatro grandes terremotos con magnitudes 6 a 7 han impactado durante los últimos seis siglos. Estos eventos destructivos tuvieron intensidades de hasta IX, el último fue en 1750, hace más de 250 años. La ausencia de terremotos catastróficos en el último siglo se refleja en la falta de conciencia social de este peligro, y también en la escasez de investigación científica e importancia dedicada al estudio profundo de las estructuras sismogénicas, algo muy de actualidad en el Golfo de Valencia, tan sólo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena.
Geógrafos e historiadores, pioneros en el siglo XIX y XX de la investigación sísmica y que impulsaron también la instrumental, han ido abandonando, o han sido apartados del estudio específico de los terremotos, pero no menos de las avalanchas y corrimientos de laderas, también de las inundaciones, tormentas o ciclones. Se ha producido una invasión en materias geográficas e históricas por parte de otros científicos ajenos a ese tipo de investigación, expertos en sus disciplinas pero sin buena metodología histórica, somos técnicos de la Física, Geología, Arquitectura, Ingeniería. El desenlace: grandes confusiones con muy bajo nivel en los resultados, unas pobres bases para hacer normativa y un coste económico y social que aún estaría por determinar.
Japón, probablemente el país más tecnológico de la Tierra, ha delegado en el estudio de la historia su particular y enérgica lucha contra la sismicidad, es el país del mundo que mejor la conoce, el que más veces se ha enfrentado a ella y ha tenido que mirar de frente su rostro amenazador. Quizás su contraparte europea sea Italia, ambos países ahora no apuestan sólo por la tecnología, la tienen casi toda, sino por recuperar la memoria; al primero, el más avanzado del mundo en la materia, el golpe fuerte le vino por el este, cuando todo el país se había preparado para recibir un impacto desde el norte. Si eso le pasa a Japón qué no podría pasar aquí. Ese detalle es el mejor reflejo del estado actual de esta ciencia.
A Italia, la amnesia sísmica le costó en abril de 2009 y en mayo de 2012 miles de millones de euros, centenares de víctimas, sectores arruinados, patrimonios demolidos, la tortura del olvido dejó paso a paisajes urbanos irrecuperables por décadas, quizás para siempre; l’Aquila, Ferrara, Módena, Finale, pagan las consecuencias de haber subestimado los seísmos de sus últimos 500 años. Se espera que en España hasta 2016 los desastres sísmicos directos supongan un coste de algo más de 500 millones de euros.
España fue pionera en Europa, Asia y América de muchas cuestiones relacionadas con la Tierra, su dinámica y nuestra interacción urbana para frenarla, hoy lo llevamos en nuestra genética cultural, aunque la debilidad política institucional no deje aflorar las históricamente brillantes ideas y posibilidades de a quienes ya se conocieron metafóricamente como los pertenecientes a "la cabeza de Europa".
Ahora trabajan fuera de aquí, como consecuencia de ello comenzamos a pagar muy cara su ausencia. Parte de su (nuestro) legado en forma de tesis doctorales o estudios dedicados, avisaban de la presencia de fallas activas en zonas donde manipulamos demasiado el territorio. Una más de las consecuencias de nuestra fuga de cerebros, hay que identificar y asumir nuestros errores para poder subsanarlos. Mirar hacia otro lado nos hace cada vez más débiles.
El investigador de la sismicidad histórica es un geohistoriador, debe tener muy claros los sistemas de búsqueda y las fuentes, la heurística, y así, una vez disponibles los datos, podrá operar con juicio interpretativo (hermeneútica). Es la base de una normativa sectorial que volvemos a comprobar deficiente, de ello van a depender las construcciones de embalses, centrales energéticas, nucleares, pozos de inyección. No es el momento de buscar culpables respecto de nuestros últimos terremotos con impacto en el medio humano, es el momento de cambiar de actitud, de aceptar que somos capaces de generarlos; de prepararnos ante su golpe mucho mejor de lo que estamos.
Tan sólo en el siglo XIII sucedió lo que ha pasado entre el XX y lo que llevamos de XXI: vivir nuestro devenir sin terremotos destructivos, es el lapso de tiempo más largo de nuestra historia en que estos fenómenos nos han dado una tregua. Pero la realidad histórica ha sido otra: al menos catorce terremotos muy destructivos han golpeado nuestra piel de toro en los seis últimos siglos, ninguno en el siglo pasado ni en el presente (ni siquiera Lorca cuenta). Cuatro en el siglo XVI aún marca el récord, tres en el XIX. Debemos aprovechar los últimos acontecimientos sísmicos para rescatar la memoria y prepararnos, ya somos 47 millones y la amnesia sísmica es letal.
TERREMOTOS MÁS FUERTES CERCANOS Y SENTIDOS EN PAMPLONA EN LOS ÚLTIMOS 200 AÑOS. LOS M=4,5-5,0 APARECEN CON UN CIRCULITO GRIS, LOS DE M=5,0-5,5 CON UN CÍRCULO MEDIANO EN NARANJA CLARO, LOS M=5,5-6,0 EN UN CÍRCULO GRANDE NARANJA Y LOS M>6EN GRANDES CÍRCULOS ROJOS. RECOPILACIÓN DE VARIAS FUENTES HISTÓRICAS Y CATÁLOGOS ESPAÑOLES Y FRANCESES Y DEL USGS. EN EL CENTRO DE LA IMAGEN PUEDE VERSE EL TERREMOTO DE Mw4,7 DE 1903. TAMBIÉN UNO DE LOS MÁS SENTIDOS QUE LLEGÓ A ESCALA VIII CERCA DEL EPICENTRO: EL TERREMOTO DE MARTES DE 1923 EN ROJO EN LA PARTE DE ABAJO, TAMBIÉN ABAJO A LA IZQUIERDA EL DE ARNEDO (LA RIOJA) DE 1817
La sismicidad desatada ahora no debe considerarse un dilema, si técnico o natural. Lo que la ha detonado es un problema cultural, y por ende humano y social.
Los geólogos debemos recordar constantemente que el medio humano y la Naturaleza no podemos destruirnos mutuamente. Es parte de nuestro quehacer.
UN PUNTO A FAVOR
En los últimos días la actividad sísmica en las inmediaciones del Castor disminuye en intensidad como se había previsto. Los últimos seísmos no llegaban a magnitud 3. Los epicentros, más desperdigados, se registraron también frente a la ciudad de Tarragona (un par de seísmos menores de 2 grados). Pero no podemos cantar victoria, aunque tenemos algo a favor, y es que la energía disipada después de tantos terremotos puede suponer que quede menos para relajar tensiones.
En el sur de Cataluña y norte de Castellón colisionan dos grandes estructuras corticales: la cordillera Ibérica y la cordillera costera Catalana. Debido a ello se generaron dos grandes familias de fracturas o fallas con direcciones NO-SE y NE-SO, ahora los epicentros marcan esas líneas. Dichas fracturas se estudiaron en superficie, progresan hacia el mar donde desplazan grandes bloques dislocados.
El fondo marino de la costa de Alcanar-Vinaroz quedó esculpido por esas dislocaciones resultado de la dinámica geológica de los últimos millones de años. Aquí se explotó el petróleo que rindió el pasado siglo y ahora se aprovecha para el proyecto Castor con inyección de gas en el almacén de calizas porosas a 1.750 m de profundidad.
Destaca la apuntada disposición coincidente de los epicentros, ahora están siendo revisados, lo que nos ayudará a detectar la o las fallas que protestan, dibujan el gesto físico global que las fuerzas tectónicas han modelado en ese área y hemos estimulado, ello no puede pasar desapercibido.
PERFIL SÍSMICO MOSTRANDO LAS FALLAS INTERPRETADAS DESDE EL NO AL SE, EN ROJO LA POSICIÓN DE LA PLATAFORMA EL CASTOR CERCA DE UNA DE LAS MÁS GRANDES. FUENTE: TESIS DOCTORAL, L'ESTRUCTURA DE LA CONCA CATALANO-BALEAR...' (EDUARD ROCA, 1995)
Las teorías científicas sobre las causas de los sucesos sísmicos, volcánicos y tectónicos, se han concebido como si el movimiento espacial de la materia mineral fuera el único acontecimiento a tener en cuenta. No es de extrañar que ninguna de las teorías hasta ahora, haya resultado realmente satisfactoria incluso para el pensamiento de orientación más mecanicista. En realidad, lo que sucede bajo el Castor con las inyecciones de gas no son fenómenos de un tipo muy diferente al relacionado con la actividad sísmica de la Tierra, el clima y el agua, y éstos deberían ser tomados en cuenta por igual.
Por eso no podemos cantar victoria aún. Deberemos considerar que la sismicidad tiene una importante componente de contagio, es decir la transferencia de esfuerzos es típica de estos fenómenos naturales, un efecto dominó que parece que se está resolviendo como en otras ocasiones cercanas en el tiempo y en el espacio (Jaén, Navarra, El Hierro...). Aparecen epicentros más alejados de las primeras fuentes y también hipocentros más profundos. Fallas dormidas de más longitud pueden perfectamente ser tocadas y sumarse a la “fiesta”. Algunas de esas fracturas recientemente despiertas por las inyecciones no son muy grandes, pero lo suficiente (10-20 km de longitud) como para provocar terremotos de mayor magnitud que hasta la fecha, éstas además continúan tierra adentro.
POTENCIAL SISMOGENÉTICO DE UNA FALLA (MATSUDA 1975) MAGNITUD (m) vs. LONGITUD (km)
Cierto es que las fuerzas isostáticas, o el levantamiento cortical juegan un papel fundamental, y tarde o temprano la transferencia de esfuerzos se reparte entre las piezas del sistema, pero no es menos verdad que un pequeño cambio en la presión debida a los cambios introducidos de manera artificial pueden modificar esa transferencia, lo cual supone que las actividades humanas juegan un papel primordial en la configuración espacial y temporal de esta sismicidad.
Pensemos en un alud, una pequeña piedra cae por la ladera, poco a poco más material se suma al fenómeno hasta el estruendo, éste puede ser catastrófico si el impacto final toca el medio humano. Así es la sismicidad. Las comunidades que no dieron importancia a la seguridad sísmica quedan heridas por décadas, a veces para siempre.
La sismicidad desatada ahora no debe considerarse un dilema, si técnico o natural. Lo que la ha detonado es un problema cultural, y por ende humano y social. No se consideró importante estudiarla a pesar de los avisos de geólogos y plataformas ciudadanas. Los geólogos debemos recordar constantemente que el medio humano y la Naturaleza no podemos destruirnos mutuamente. Es parte de nuestro quehacer. Hemos tomado medidas sismorresistentes razonables aunque mejorables cerca de las zonas de conocida sismicidad histórica, pero no en aquellas donde estamos cambiando el régimen hidrológico, climático, industrial. Tenemos que actuar en consecuencia y no pasarlo por alto, conocernos y querernos, y con tantos recortes en investigación no lo conseguiremos. Hoy sufrimos otro ejemplo de ello.