lunes, 16 de octubre de 2017

#ARDEGALICIA #ARDEASTURIAS #ARDEPORTUGAL #ARDECANTABRIA ¿Y EL CAMBIO CLIMÁTICO?


BAYONA, PONTEVEDRA, ATARDECER DEL 15 DE OCTUBRE DE 2017 (FOTO: MANUEL FILGUEIRA)


Octubre de 2017. Con más de 400 incendios desde Portugal hasta Cantabria se cargan las tintas en la acción de los pirómanos e incluso el Presidente de la Xunta acusa a Portugal. A la Tierra no se le puede pedir más.

Esta es la manera en que hemos traído a nuestra casa a este invitado al que hemos llamado ‘cambio climático’, pero que no venía solo, de la mano traía la destrucción de la Biosfera, en términos económicos: la deuda.



Combinando imágenes de satélite y modelos matemáticos que estudian el transporte atmosférico de la sal marina (azul), polvo en suspensión (marrón) y humo (blanco) NASA nos regalan estas asombrosas imágenes de la venida de #Ophelia a Europa cuando los incendios estaban en su apogeo.



¡Qué gran oportunidad para prepararnos y concienciarnos de la amenaza del Cambio Climatico! Ningún medio ha llevado a expertos que adviertan de una planificación futura acorde con la realidad ambiental que ya tenemos aquí, y la Península Ibérica aparece en todas las publicaciones científicas como una de las zonas más vulnerables del planeta.

Octubre de 2017. Con más de 400 incendios desde Portugal hasta Cantabria se cargan las tintas en la acción de los pirómanos e incluso el Presidente de la Xunta acusa a Portugal. A la Tierra no se le puede pedir más.

Sin embargo:

- El abandono del mundo rural, la falta del ancestral mantenimiento adecuado, el envejecimiento de la población y la tradición europea (figuras 4 y 5) de quema de maleza perviven en las zonas más afectadas (hace dos semanas que había incendios, ver figura 5).

- Seis meses apenas sin lluvia (ver figura 1).

- Una noche con cerca de 30°C en octubre en el norte peninsular (ver figura 1).

- Fuertes vientos de los restos del único huracán de la historia que llegó a categoría 3 en el Atlántico oriental trayendo masas de aire caliente hasta zonas tan septentrionales como las islas británicas (figura 2).

- Un monocultivo (eucalipto) con impactos negativos en la edafología, evapotranspiración, biodiversidad y dinámica hídirca, además de ser una especie altamente inflamable (figura 3).

- Las dotaciones insuficientes de expertos en cuanto a gestión del fuego y privatización del servicio (unos 60.000 €/hora dependiendo de contratos), un "negocio de amiguetes" típico de lo que ya nos tienen acostumbrados los políticos españoles.

- El desconocimiento de la población (incluidos los dirigentes) sobre cómo actuar de manera individual y colectiva, una cultura que salva vidas.

- La pretensión de la Xunta de que ayude la población inexperta tras despedir a casi medio millar de profesionales, una declaración irresponsable de manifiesta inutilidad pública. Más grave aún es el absoluto delirio de que hay grupos organizados dedicados al "terrorismo incendiario", una manera bsatante grosera de "echar balones fuera" inadmisible en una administración pública; contradice las investigaciones de los forenses, guardia civil o fiscalía. Sí es verdad que siempre ha habido pirómanos, pero en condiciones climáticas normales no tendrían prácticamente efecto alguno (figura 1).

El #CambioClimático es una realidad que no se puede obviar ni parar, será cada vez más violento e intenso (figura 5) y ya deberíamos estar preparando las herramientas para su impacto ineconómico: #Cultura, #Ciencia y #Urbanismo.


LOS INCENDIOS DE OCTUBRE DE 2017 EN CADENA COPE:
CONVERSACIONES CON ATENEA. CADENA COPE (A PARTIR DEL MINUTO 8):


Figura 1. Gráfica estadística para precipitaciones y temperaturas anuales de la comarca de Vigo. Sin negar la acción del viento, del combustible que suponen los eucaliptos, la acción de los pirómanos y las nefastas políticas arriba apuntadas, cualquier acción coordinada por pirómanos (en un octubre habitual  con unos 240 mm de lluvias frente a ninguna, y temperaturas máximas de 17ºC frente a 30ºC) hubiese estado condenada al fracaso.


Desde la comunidad científica damos voces de alarma, pero nuestros Gobiernos y burocracias sufren una sordera que se traduce en la más absoluta inactividad (figura 2). El crecimiento económico se ha ido afianzando como el objetivo central del esfuerzo humano en este insólito planeta. Su motor ha sido el suministro de energía fósil fácil de obtener, la sangre geológica que ha movido y aún a duras penas mueve la economía mundial, pero con un grave inconveniente: la acumulación de emisiones de gases de efecto invernadero a causa de la combustión de ingentes cantidades de combustibles fósiles.

Lo hacíamos porque podíamos, porque la energía estaba tan a mano que era fácil su extracción, refinado y transporte, tres actividades que también requieren de energía para poder culminar y contribuir a nuestro desarrollo tecnológico, la agricultura, la sanidad, el bienestar, la cultura. El homo tecnologicus que aún habita este extraño planeta fue posible gracias al carbón, al petróleo accesible o al gas natural, energía solar fósil, acumulada hace millones de años y que nos hemos “ventilado” en unas décadas.

Pero el suministro que mueve nuestra maquinaria ya no está tan a mano, el coste energético y por lo tanto económico de la extracción, refinado y transporte es tan alto y con tantos efectos nocivos que el bienestar, la cultura, la sanidad, se resienten. Esta es la manera en que hemos traído a nuestra casa a este invitado al que hemos llamado ‘cambio climático’, pero que no venía solo, de la mano traía la destrucción de la Biosfera, en términos económicos: la deuda.


Figura 2. Un día histórico en el planeta Tierra, el 16 de octubre de 2017. El huracán Ophelia que alcanzó categoría 3 frente a las costas de Europa supone un acontecimiento hasta ahora desconocido, alcanzando zonas tan septentrionales como las islas británicas, ya como tormenta tropical.


Ya somos un tercio de la población del planeta la que está expuesta a condiciones climáticas con olas de calor letales (figura 2). Las represas y los embalses que ha construido el hombre, son mayores emisores de gases de efecto invernadero de lo que creíamos, en especial de metano por descomposición de la materia orgánica que aportan los ríos. No existe tampoco una coordinación ni una ordenación del territorio y los pueblos en muchas localidades de Portugal, Galicia, Asturias o Cantabria están cercados por eucaliptos, algo que aumenta el riesgo para la población en caso de incendio.

La biodiversidad aumenta en proporción a la superficie cubierta por bosques autóctonos, incluida la presencia de peces en ríos y embalses. Los ríos y regatos con mayor presencia de eucaliptos en sus ecosistemas tienen una mayor probabilidad de secarse completamente en verano, según concluye el estudio realizado por el Laboratorio de Ecología Evolutiva y de la Conservación (Ecoevo) de la Universidad de Vigo.

Este aspecto es “muy relevante”, según los autores de esta investigación, porque indica que la tendencia a un cambio climático global hacia ambientes más secos podría agravar el problema, por otra parte bien conocido, ya que los árboles de crecimiento rápido como los eucaliptos consumen mucha más agua que las especies autóctonas participando de ciclos de reposición de agua, materia orgánica, y evapotranspiración disarmónicos y disruptores de los ecosistemas locales.

La segunda ley de la termodinámica es inapelable: la energía ni se crea ni se destruye, se transforma, y lo hace en una sola dirección: de disponible a no disponible, se disipa en la atmósfera y los océanos. No es la atmósfera nuestro único basurero favorito, los océanos mantendrán más toneladas de plástico que toda masa de vida marina en un par de décadas. También nuestros cuerpos lo son.

Figura 4. Hectáreas dedicadas al cultivo del eucalipto en la Península Ibérica.

Figura 5. Incendios en el área mediterránea la primera quincena de octubre de 2017 tras una sequía histórica en la zona. ¿Está el "terrorismo incendiario" al que apunta el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, detrás de semejante catástrofe? Fuente: Global Forest Watch Fire VIIRS y MODIS (NASA)



4. URGE UNA NUEVA ACTITUD ANTE EL CAMBIO CLIMÁTICO