Cuando se produjo este terremoto, el más intenso en el norte (Asturias, Cantabria, Euskadi) hasta la fecha, España entera estaba inmersa en una sangrienta guerra cívil, por lo que geólogos, sismólogos, arquitectos, no estaban para tomar muchos datos. España no podía en esos momentos atender muchos estudios científicos. El sismo fue especialmente dañino con edificaciones viejas y de baja calidad en el Valle de Ruesga. Se sintió en amplias zonas del Norte, en la capital
Santander fue perceptible por la mayoría de personas dentro de los edificios y por muchas en el exterior. Crujieron las casas de ladrillo, las puertas y ventanas, hubo rotura de cristales por toda la ciudad. Las paredes de las casas, se comentó, hicieron ruido en todo Santander y muchas quedaron agrietadas. El fenómeno se dio en tres episodios, el segundo fue el más violento.
Este es el terremoto más fuerte del que se tiene constancia en el norte de España, se hacen eco periódicos y diarios sorianos, asturianos, gallegos, vascos... En Santander hubo desperfectos en varias viviendas y fue especialmente violento en el Sardinero, Peñacastillo y zonas altas del centro.
Se habla de desprendimientos de ladrillos, agrietamiento de edificaciones y rotura de cristales por toda la ciudad. También, se dan detalles de tres impactos, el segundo el más intenso y duradero. Por otro lado, los periódicos de Álava, Soria, Vizcaya, Asturias y Galicia dan detalles de la extensión que el fenómeno abarcó y de una cierta direccionalidad hacia el Oeste.
Este fenómeno
pone en evidencia la consideración de Cantabria como de una zona de actividad símica nula o muy baja, como hemos venido afirmando en círculos espcializados hasta ahora; en comparación al Sur peninsular es verdad que es mucho menor, pero también es verdad que las fallas que generaron semejante violencia aún están sin estudiar.
Ni si quiera es seguro qué falla o juego de ellas lo generó, tampoco su longitud (dato fundamental para conocer su potencial sísmico) y actividad pasada, menos aún se han realizado estudios históricos, no hay diálogo entre ingenieros, arquitectos, o estadistas que publican normativas de construcción o directrices urbanas e historiadores, y poco más de lo que aquí divulgamos se sabe del carácter sismogenético de las fallas del Ruesga.
Esa carencia podría ser letal.
El denominado terremoto de Arredondo tuvo la suficiente intensidad como para causar desperfectos en viviendas, infraestructuras y varios tipos de edificaciones religiosas, de uso comunitario, etc., en la capital Santander, aunque mucho más por supuesto en Val de Asón, Arredondo y otras poblaciones de las que desgraciadamente no se tienen datos debido especialmente a las circunstancias históricas de guerra, necesidad y falta de infraestructuras de comunicación adecuadas.
Hay que añadir que además de esa falta de infraestructuras para evaluar adecuadamente el impacto, el estado de guerra en España y de rearme bélico en Europa, fueron responsables del hecho de que este evento sísmico haya llegado hasta nuestros días como una sombra de lo que realmente significó desde el punto de vista científico; y aunque en los años 70 del siglo XX fue objeto de un estudio más detallado, hoy debiera contemplarse no como un hecho aislado, singular o anecdótico, sino como un potencial que Cantabria alberga en su configuración tectónica y que podría suponer la exposición de buena parte de la población metropolitana del área
Santander-Torrelavega (cerca de 400.000 personas) a un riesgo por desgracia bastante desconocido.
Prueba de ese entorpecimiento en la comunicación de esa época sobre estos fenómenos naturales lo tenemos en la difusión desde París de la noticia el día 17 de octubre de 1938, pero en un inevitable contexto bélico. Francia se rearma ante el avance de la sobrecogedora y aplastante industria armamentística alemana e italiana; mientras, la capital Santander, sufre
los bombardeos de las legiones franquistas, tres años más tarde aún deberá llegar la mayor desgracia conocida en la historia de las ciudades españolas, ante la que el terremoto de Arredondo sí sería algo anecdótico:
el incendio de Santander y una recuperación basada precisamente en los criterios fascistas de las leyes urbanísticas italianas; como vemos en la crónica de
"El Liberal" del 18-X-1938, entre tanto bombardeo y rearme hay un espacio para la desgracia que supone el impacto de un terremoto en la capital, es normal en ese marco histórico y social que no haya noticias del Alto Asón, al menos Santander albergaba cerca de 100.000 personas; una réplica y la rotura de elementos no estructurales, cristales, tejados., etc., son detalles que merecieron ser destacados por el corresponsal (Fabra).
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EL LIBERAL, MARTES 18-X-1938
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Todo ello ayudó a que la cortina de humo esparcida sobre el fenómeno por la guerra y posteriores años de posguerra, la falta de recursos científicos y de medios especializados, supusieran una forma de
amnesia sísmica cántabra que ha llegado de esta manera tan manifiesta hasta nuestros días. Hoy un fenómeno natural similar a aquel de 1938 podría acarrear bastantes más daños de los previstos en las pocas publicaciones que se pueden encontrar al respecto (o no, esa es la incertidumbre de la falta de conocimiento del medio), en primer lugar porque la población ha pasado de casi 100.000 habitantes cuando se produjo el terremoto de Arredondo, a 200.000 tan sólo en la capital, Santander.
El área metropolitana de Santander-Torrelavega aglutina ya a cerca de 400.000 personas, un número más que suficiente para ser considerado y volver la mirada a esas fallas, abarcar un estudio dedicado y sopesar y evaluar el riesgo símico acompañado de una inspección técnica de edificaciones vulnerables anteriores a los años 60 del siglo XX, la hasta ahora considerada una de las zonas menos sísmicas de Iberia no depende exclusivamente del juego de sus fallas, también del entorno, y éste podría ser más vulnerable, pues ha cambiado mucho en tres cuartos de siglo; un análisis que nuestras instituciones nacionales, o las administraciones locales, o autonómicas, aún nos deben a los cántabros.
Cantabria es una región de una riqueza geológica inigualable, pero eso no sólo significa abundancia de especímenes geológicos: suelos, rocas, formaciones y formas más o menos bellas y llamativas, supone también una presencia de configuraciones y disposiciones peculiares de sus macroestructuras, la mayor parte de ellas invisibles por situarse en el subsuelo. Pueden ser especialmente dañinas a la hora de actuar como medio de transmisión, amplificación, expansión o redireccionado de las ondas sísmicas generadas en nuestras aún desconocidas fallas; nos referimos a efectos locales, licuefacciones, colapsos, amplificaciones en zonas cuaternarias o sobre auténticas cajas de resonancia sísmica, etc., estudios pendientes todavía en nuestra región. Ni siquiera sabemos si sobre alguna de esas circunscripciones singulares ya viven miles de personas; podría ser el caso de algunos de los nuevos asentamientos urbanos originados de esa manera desmedida que la vorágine constructiva y especulativa de las dos últimas décadas nos legó.
La obligatoriedad de un mínimo (y verdaderamente escasísimo) estudio del terreno de tipo geotécnico data de la entrada en vigor del CTE (Código Técnico de la Edificación) en 2007, y en su homeopático aspecto sísmico se basa en la norma NCSE02 aún en vigor, pero objeto de una profunda revisión
después de lo de Lorca. Fenómenos de amplificación local en la costa suelen ser comunes, y por las nuevas revisiones de las hemerotecas nos tememos que el efecto de foco repetidor
como hemos descubierto en San Sebastián, puede repetirse en Santander
En el
catálogo del
GLOBAL SEISMIC HAZARD ASSESSMENT PROGRAM para la
ONU, encontramos la siguiente información histórica que nos da las coordenadas en la parte suroeste de Arredondo. Como se puede ver, el movimiento se dio cerca de la localidad de Val de Asón, a unos 500 metros al oeste (A), y en este caso la magnitud considerada llega a 5,2 según este catálogo histórico:
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EPICENTRO (A) DEL EVENTO SÍSMICO DEL 16 -X-1938 A UNOS 500 m AL OESTE DE VAL DE ASÓN 5,2Mw |
Year | Month | Day | N-Latit | E-Lg | Size | logM0 | Mw | Catalog |
1938 | 10 | 16 | 43.2500 | -3.6167 | IMSK | 23.9226 | 5.2 | Spain |
Algunos creyeron que era cosa de las bombas. Estábamos en guerra. También se notó en
Bilbao y en
Vitoria, hay muy poca documentación, pero el IGN conserva un mapa de isosistas de J. Mezcua, fruto de sus estudios décadas después, que muestra en términos de intensidad sísmica todas aquellas zonas donde se pudo recopilar información al respecto después de la guerra y también en los años posteriores. He querido retomar sus investigaciones en el epicentro, para ello aún dispongo de los recuerdos de más de una docena de vecinos de Arredondo que guardan testimonio directo de sus familiares, o que lo vivieron en primera persona hace 75 años.
He de agradecer al párroco Don Marcelino, que me pusiera en contacto con estas personas, ellos me contaron sus experiencias y con una lucidez en algunos casos envidiable, me dieron detalles que son un lujo de cómo podría haberse desarrollado el evento. Son de destacar el hecho de que hubo temblores premonitorios días antes, a los que la población se había acostumbrado, una sensación de haber durado entre 6 y 10 segundos, y es de destacar el hecho de que los que lo vivieron no podían aguantar el equilibrio, todo se movía, las casas parecían "de goma". Cuento también con lúcidos testimonios de la capital, Santander, entre ellos los de Pilar Rodríguez Fontecilla, que vivía en la calle San José, esa zona de Santander lo vivió con especial notoriedad, quizás un efecto local o topográfico así lo hizo. Ella cuenta cómo se levantó sobresaltada de la cama al ver moverse estanterías y lámparas y vio a mucha gente asustada que salió a la calle, al día siguiente todo el mundo lo comentaba, en la Iglesia de los Jesuítas la cruz metálica de la torre se dobló y se partió sin llegar a caer, Pilar tenía entonces 14 años.
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ISOSISTAS DEL TERREMOTO DE ARREDONDO DEL 16 DE OCTUBRE DE 1938. J. MEZCUA |
Para buscar las huellas de aquel suceso, además de a partir del testimonio de las gentes que lo vivieron hace 75 años, y ya son pocos los que quedan, hay que practicar una arqueología de las grietas bajo otras generadas en etapas posteriores. Luego vinieron años en los que se enmascaró el sello de ese fenómeno con lucidos, ampliaciones, aparición de las carreteras asfaltadas que generaron
sus propias patologías vibratorias, y otros cambios en las construcciones. Es muy difícil después de casi 75 años explorarlo, sin embargo en un par de edificaciones viejas, semi-abandonadas, pueden encontrarse las posibles pruebas de aquel acontecimiento sísmico. El tipo de distribución de las isosistas que nos legó Mezcua, no muy ampliamente repartido, remarca también la superficialidad y violencia local de este terremoto de magnitud cercana a 5 en la escala de Richter e intensidad destructiva en la zona epicentral VII.
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AUNQUE EL SISTEMA CONSTRUCTIVO DE SILLARES DE PIEDRA Y MAMPOSTERÍA NO ES MUY FIEL A ESTAS OBSERVACIONES, EN ESTA EDIFICACIÓN SITUADA A LA SALIDA, EN DIRECCIÓN A RIBA, Y QUE HA SIDO EPICENTRO DE UNOS CUANTOS TEMBLORES EN EL SIGLO XX, SE PUEDE OBSERVAR UNA CONJUNCIÓN DE GRIETAS EN ASPA O A CORTANTE QUE PODRÍAN REVELAR LA DIRECCIONALIDAD DEL MOVIMIENTO DEL SUELO. A LA DERECHA TAMBIÉN SE PUEDEN VER GRIETAS EN DIRECCIÓN A LA CARRETERA CA-261. |
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DETALLE DE LA EDIFICACIÓN |
A la salida de Arredondo, una edificación prácticamente abandonada que se utiliza como gallinero, muestra una cantidad de grietas importante, destaca una conjunción en forma de aspa que atraviesa también el alféizar de la puerta principal, un enorme sillar de roca caliza. Esta configuración puede dar idea de la direccionalidad N-S del movimiento del suelo.
El haber catalogado la zona como VII en la escala de Mercalli en su momento coincide perfectamente con varios de los testimonios que aún pude encontrar entre los vecinos que lo vivieron. Fue advertido por todos.
La gente huyó al exterior asustada. Como según me han dicho varias de las personas que lo vivieron, ya se habían dado movimientos previos antes del grande del 16 de octubre, durante el verano del 38 unos cuantos; tenían ya como costumbre, ante lo que ellos llamaban "temblores de tierra", el bajar a dormir a las cuadras, pues en la zona alta de las casas se notaba mucho más.
Pero siempre llegaba ese segundo temblor. Leandro Madrazo tenía 12 años, afirma que los padres y familiares adultos les hicieron bajar a dormir a las cuadras, el temor era siempre ese otro temblor por venir. Pero éste del día 16 de octubre fue el más fuerte.
"... Cayeron peñascos de las montañas, también árboles y algunos de los muros de las casas...".
Parece que los daños fueron de poca importancia en edificios de buena construcción y ligeros en la mayoría de Arredondo; fueron considerables en las edificaciones débiles o más pobres; en algunas casas hubo rotura de las paredes, recuerda Carmen Gómez que a la casa de una familia conocida se les vino abajo uno de los muros y comenta con Leandro Madrazo cómo se movían los muebles.
También Carmen Gómez trae a la memoria que
"... una no se podía tener en pie, y luego cuando acabó, todos los chiquillos corríamos como locos por la calle...", en esa sensación de inestabilidad coincide con Leandro Madrazo y Ángel Silverio Ruiz, para éste último el temblor duró
"... más que segundos...". No fue una mera sensación de explosión.
TESTIMONIO DE ÁNGEL SILVERIO RUIZ
Este dato de movimientos premonitorios durante semanas y meses antes es importante, ello quiere decir que ya se estaba preparando el movimiento más fuerte de 4,9 a 5,2 que fue el último, y aunque la mayoría de la población se refugió en las zonas bajas de las edificaciones, cuadras, etc., en espera del que ya se había anunciado como una réplica, finalmente no hubo un segundo evento significativo del que haya quedado constancia. Posteriormente en los años 1987 y 1997 se detectaron dos temblores más de 3,1 y 3,4 entre Arredondo y Riba. Posiblemente se puedan asociar a la misma fuente sismogenética, aunque no hay datos ni estudios al respecto.
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EN LA CALLE ARTURO LÓPEZ |
Los daños a los edificios de estructura muraria bajo la acción sísmica siguen un patrón reconocido y ampliamente estudiado. Los planos murarios sometidos a esfuerzos de cortante se dañan en fisuras características en forma de aspa o X, mientras fuera de plano las estructuras murarias sufren deriva y pérdida de enlace con los muros de arrostramiento perpendicular.
El cerramiento entra en carga resistiendo los esfuerzos horizontales de la estructura, por lo que muestra los mismos mecanismos de daño que las estructuras murarias, fallando por cortante con grietas también en forma de aspa. Los fallos por cortante en forma de aspa o cruz parece que muestran este proceso también en una edificación de la calle Arturo López. Su dirección también es aproximadamente N-S.
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IGLESIA DE SAN PEDRO EN RIBA, SUS CONTRAFUERTES Y SILLARES MUESTRAN SEÑALES DE AQUEL SISMO |
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DESPLOME DE UN SILLAR DE LA PARTE
ALTA DE LA VENTANA EN LA IGLESIA
DE SAN PEDRO EN RIBA, SE PUEDE VER
TAMBIÉN EN OTRAS DE LAS VENTANAS |
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CONTRAFUERTE NE ABIERTO |
La Iglesia a la entrada del pueblo de Riba, en honor a San Pedro, situada a algo más de 3 km de Arredondo, muestra las grietas en el contrafuerte de la zona Norte y el desplazamiento de sillares en la parte alta de algunas de las ventanas.
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CONTRAFUERTE ABIERTO (SAN PEDRO) |
Este tipo de patología suele aprecer en otros terremotos, pero a falta de un estudio profundo pueden existir otros mecanismos que también los generan, el problema es (como siempre) que no se investigan profundamente estas cuestiones.
En cualquier caso, los pocos datos y estudios existentes en la zona donde se ha dado el terremoto más grande conocido en Cantabria, reflejan que Cantabria es una comunidad autónoma con una peligrosidad sísmica muy baja dentro de la Península Ibérica.
Además, no cabe esperar que se produzcan grandes terremotos en el futuro ya que de momento, no se han identificado fallas potencialmente peligrosas ni con la longitud suficiente para superar el terremoto de Arredondo de 1938.
MÁS NOTICIAS SOBRE EL TERREMOTO DE ARREDONDO DE 1938
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LA TORRE DE LA IGLESIA DE LOS JESUITAS PERDIÓ LA CRUZ QUE
LA CORONABA EN EL TERREMOTO DE ARREDONDO DEL 16-X-1938
LOS DAÑOS A EDIFICACIONES VIEJAS Y POBRES FUERON NOTABLES |
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EL DIARIO MONTAÑÉS, 22 DE NOVIEMBRE DE 2012 |
PILAR RODRÍGUEZ FONTECILLA FUE TESTIGO EN SANTANDER, VIVÍA EN LA PLAZA DE SAN JOSÉ
4. EL TERREMOTO DE REOCÍN, 7 DE ENERO DE 1965 (4,1-VII)
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EL ENTIERRO DE LAS VÍCTIMAS DE LA LUCIANA, 1960 |
El terremoto de Reocín de 1965 fue precedido cinco años antes por
una desgracia con 18 víctimas, 9 de ellas eran niños, la
rotura de la presa de estériles en
"La Luciana" debiera haber servido como aviso. Se estaba ya sobrepasando la capacidad del territorio para albergar los desechos de nuestras actividades, esa zona entre Torrelavega y Cartes ya estaba sometida a un estrés que acabó en catástrofe y que no se supo evaluar. Cinco años después manifestó otro episodio que pudo ser aún peor.
El terremoto de 1965 fue ampliamente sentido por la población de
Santander, muchos se asustaron y salieron de los edificios, hubo muchas llamadas a protección civil. En Torrelavega hubo gente que salió lanzada, fue especialmente fuerte, hubo daños en viviendas, grietas, caídas de mobiliario, etc., la gente salió despavorida de sus casas. La peor parte se la llevó Reocín, una galería de las minas colapsó, lo que produjo un
"efecto dominó" que se llevó otras galerías con ella, lo que contribuyó al hundimiento instantáneo de más de 300 casas. No hubo muertos
"de milagro" pero sí hubo heridos y enormes daños materiales además en las infraestructuras. La Vanguardia Española recogió detalladamente la noticia. La catástrofe fue portada de ABC el sábado 9 de enero de 1965.
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LA NOTICIA EN LA VANGUARDIA ESPAÑOLA DEL 8 DE ENERO DE 1965 |
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PORTADA DEL ABC DEL 9 DE ENERO DE 1965 |
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ALGUNAS DE LAS FOTOGRAFÍAS DE LOS DAÑOS EN LAS CASAS EN EL INTERIOR DEL ABC DEL 9 DE ENERO |
Cantabria no posee grandes estudios de sismicidad, de momento tampoco los ha necesitado como en otras comunidades peninsulares o isleñas, no obstante, el hecho de haber sufrido los dos terremotos mencionados en Arredondo de 4,9-5,2 (VII) y Reocín de 4,1 (VII) durante el siglo XX, pone de manifiesto que ni siquiera la considerada zona menos sísmica de la Península Ibérica se libra de estos fenómenos naturales. En el futuro acometer en Cantabria una campaña de estudio dedicado, con el objeto de prever con un detalle más pormenorizado su potencialidad y consecuencias, no estaría de más.
5. LA LECCIÓN QUE EL TERREMOTO DE REOCÍN NOS ENSEÑÓ
En 1960 ya se debería haber aprendido una buena lección geológica cuando 18 personas, 9 de ellas niños, murieron como consecuencia de la
rotura de la presa de estériles de la compañía minera que operaba en Reocín. En 1965, con el terremoto de Reocín aprendimos, aunque no la memorizamos, una buena lección: que por mucho que consideremos una zona como
"no sísmica", la Naturaleza siempre estará dispuesta a demostrarnos lo contrario y darnos una sorpresa. Por lo tanto, construir viviendas encima de galerías de minas fue un error que pudo costar aún más caro de lo que costó.
Además hay que destacar como causa y efecto, el colapso por el
"efecto dominó" de una zona amplia de la corteza sometida a estrés, ésta tuvo como ejes principales a las propias galerías. Distribuir el territorio acorde con la disposición natural (y en este caso también artificial) del subsuelo
se fue haciendo durante el siglo XX más y más necesario, a pesar de los pocos pasos que se han dado en esa dirección desde entonces. Aún la ley del suelo de 2008 no se ha desarrollado. Tan solo Aragón ha dado tímidos pasos, pero después de una tragedia con muchas víctimas.
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LA RECIENTE RECUPERACIÓN DE LAS MINAS DE REOCÍN |
Unos años después del terremoto de Reocín, en 1982, con la conocida como
"crisis sísmica del 82" cuyo origen está vinculado a la Falla de Pamplona, un escenario parecido volvió a repetirse en el pueblo de Astráin y sus alrededores,
muy cerca de Pamplona. En este nuevo caso de principios de los ochenta, también colapsaron galerías mineras, algunas abandonadas ya, pertenecían a la explotación de Potasas S.A., lo hicieron
después de varios movimientos sísmicos muy concentrados en ese año. También hubo un
"efecto dominó".
Varios edificios fueron afectados, al igual que en Reocín, primero por el propio sismo, sobre todo uno que golpeó con epicentro cercano a Puente la Reina, y segundo por el colapso de las galerías a unos 100 m de profundidad; entre los edificios más dañados estaba la bella iglesia de la villa de Astráin, los edificios resultaron muy afectados en una línea que coincidía con una galería de la que ni siquiera se tenía constancia, durante varias noches los vecinos no se atrevieron a volver a entrar en sus casas.
El autor de estas líneas ha estudiado la expansión de Cizur hacia Astráin bajo este prisma, y debido a este fenómeno hay prubas fehacientes de colapsos del terreno. Asociaciones de vecinos de la Cendea me invitaron en ocasiones a comentar estos aspectos con ellos en charlas formales organizadas por grupos de carácter cultural, son ciudadanos muy comprometidos con el rico patrimonio que sustenta su entorno; no había constancia por parte de los urbanistas de que, considerando los nuevos barrios de expansión de Pamplona en esa dirección, se hubiesen
aprendido la lección.
Este último ejemplo de Astráin sumado al de Reocín, pone de manifiesto también lo mucho que tienen que cambiar la mentalidad de nuestros urbanistas a la hora de contar con el subsuelo como escenario de distrubución de las ciudades y villas. El gran fallo ha venido siendo el mismo desde el principio de los tiempos en que se ha hecho urbanismo sobre plano:
se considera al terreno como una superficie, no como un volumen. Un gran error que arquitectos, urbanistas e ingenieros pocas veces solventan.
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ASÍ SE VE HOY LA ZONA AFECTADA EN REOCÍN, EL ECOPARQUE DEL BESAYA |
Más tarde, en los años 90 del siglo pasado, la Naturaleza se volvió a empeñar en que su violencia no se anda con miramientos en cuanto a los caprichos de distrtibución sobre plano de las actividades humanas. No perdona ni un error; esta vez
la desgracia tuvo como escenario un cono de deyección.
Biescas tristemente pasó a la historia como el ejemplo de lo que los urbanistas y distribuidores sectoriales de villas y ciudades no deben hacer. Hubo 87 muertos y cientos de heridos, desde entonce Aragón es la única autonomía que, aunque tímidamente avanza, considera los riesgos geológicos a la hora de distribuir su territorio.
Un ejemplo más reciente, en pleno 2011, lo tenemos en
el barrio de San Fernando de Lorca, construido sobre una auténtica caja de resonancia sísmica; una lupa capaz de duplicar y triplicar el poder destructor de las ondas sísmicas. Otra vez los criterios de expansión, en este caso de la ciudad del Sol, se hicieron sobre plano
sin tener en cuenta el volumen del terreno bajo nuestro ámbito de existencia, viéndolo como una mera superficie, igual que como se hacía en el siglo XX (San Fernando se pensó en los años 70 del siglo XX). Lo peor es que tristemente aún, en la mayoría de las autonomías y ayuntamientos se sigue viendo así: como un plano sobre el que trazar barrios enteros, áreas de recreo, polideportivos. Lorca no se escapa todavía a ello.
Pero el ser humano aprende poco, y como hemos visto en Reocín, Astráin, Biescas, Lorca y en muchas otras áreas (además de las que tristemente veremos), es necesaria una gran desgracia para que nuestros dirigentes escuchen la voz de los geólogos. El terremoto de Reocín sentó las bases, pero no nos podemos confiar excesivamente cuando designamos sobre Boletín Oficial del Estado la categoría sísmica o inundable de una zona con pocos criterios científicos, menos aún debemos construir vivendas sobre galerías susceptibles de colapsar con un sismo pequeño o mediano, tampoco sobre conos de deyección, o sobre lupas sísmicas. Lo triste es, que ahora que lo sabemos, deberíamos pensar (si esta actividad verdaderamente la practican nuestros dirigentes) que otras disposiciones urbanas o rurales, pueden suponer también el que se esté sometiendo a la población a un riesgo innecesario. Son siempre las consecuencias de no contar con la naturaleza de una geología que en España, a día de hoy, sigue siendo un capítulo de las
"ciencias ocultas".
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FOTOGRAFÍA DE LAS MINAS DE REOCÍN EN 1930, (FOTOGRAFÍA: CARLOS ODRIOZOLA) |
6. ALGUNOS DE LOS TERREMOTOS MÁS SIGNIFICATIVOS SENTIDOS EN CANTABRIA
6.1 El terremoto de Santander del 16 de enero de 1899
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EL TERREMOTO DE SANTANDER DEL 16 DE ENERO DE 1899 (J. M. MARTINEZ SOLARES, J MEZCUA, Mº DE FOMENTO) |
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LAS PROVINCIAS 17 DE ENERO DE 1899 |
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LO SOMATENT 18 DE ENERO DE 1899 |
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LA RIOJA, 17 Y 18 DE ENERO DE 1899 |
Nótese que en el terremoto del día 16 de enero de 1899 las zonas más afectadas en Santander capital, son prácticamente las mismas que casi 40 años después que con el terremoto de Arredondo de 1938 mostrarán los mismos desperfectos; toda una lección de geofísica de los efectos sísmicos sobre las edificaciones en algunas circunscripciones de la ciudad de Santander y la distribución de su subsuelo, topografía, y posibles efectos de resonancia, efectos locales, y otros detalles que suponen un importante reto para las futuras ordenaciones de la ciudad.
6.2 El episodio sísmico de julio de 1902
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EN EL CATÁLOGO DE JOSÉ GALBÍS, TOMO I ENCONTRAMOS ESTA REFERENCIA DE 1902 DE "LA NATURE" |