La EPA ve en el fracking un daño limitado al agua. Pero la falta de cooperación de la industria para la realización del último estudio presentado podría socavar los resultados.
La EPA cree que el fracking no ha causado daños significativos al agua potable, pero sí plantea varios riesgos. En resumen: no se ha encontrado lo que no se buscaba.
Traducción del artículo de William Yardley para Los Angeles Times
Un nuevo estudio de la EPA afirma que la fracturación hidráulica plantea riesgos para el agua potable, pero que el daño es limitado. Existen dudas acerca de cómo se han manejado los datos limitados del estudio. En la fotografía fluidos de fracking son almacenados en tanques de contención en los pozos de petróleo cerca de Bakersfield. |
Ayer jueves día 4 de junio de 2015, con la publicación del nuevo informe sobre fracking por parte de la Agencia para la Protección Medioambiental de los EEUU (EPA), "Evaluación de los impactos potenciales de la fracturación hidráulica para petróleo y gas sobre los recursos de agua potable", varios medios de comunicación, redes sociales, afectados, analistas independientes de todo el mundo, etc., se hacían eco del mismo y opinaban con argumentos contradictorios sobre las implicaciones medioambientales de la técnica. Desde quienes manifestaban que por fin quedaba claramente demostrada la absoluta limpieza del fracking hasta quienes argumentaban justamente lo contrario, se pudieron leer opiniones para todos los gustos.
He ojeado el informe completo de más de 900 páginas, el cual no he podido leer aún, pero no cambia mucho con respecto a otros anteriores; algunos de los análisis que he encontrado en los medios, en general evitan las calificaciones de "sistemático" o "contaminación", pero no faltan quienes los resaltan. En España los medios que he consultado reproducen también a su manera el contenido del borrador desde todos esos puntos de vista.
La verdad es que este nuevo informe de la EPA aporta más bien poco, aunque destacaría como pilar argumental principal que al menos han sido honestos al reconocer la falta de colaboración de la industria, o más bien la colaboración tergiversada o interesada aportada desde un sector que hace que volvamos a las sospechas originales, aquellas que envolvían a la controvertida técnica en una atmósfera de sospecha. No obstante este artículo del analista William Yardley para Los Angeles Times me parece de los más equilibrados que he encontrado y por ello lo he traducido; aporta no sólo comentarios a las conclusiones más polémicas, sino que además podemos saber lo que opinan algunos de los autores del informe, también lo que la propia industria ha acogido con alegría.
Antonio Aretxabala, Pamplona 5 de junio de 2015
Sobre el autor: William Yardley
La fractura hidráulica ha transformado a los EEUU en un líder internacional en la producción de petróleo y gas, pero suscita profundas preocupaciones sobre sus riesgos medioambientales, no ha causado daño "sistémático" al agua potable, pero sí plantea riesgos, el Gobierno Federal concluyó así el jueves 4 de junio de 2015, después de una revisión de cuatro años detallada del controvertido método de perforación.
Sobre el nuevo estudio de la Agencia de Protección Medioambiental (EPA) de los EEUU
La Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA por sus siglas en inglés), en un proyecto de informe que suma más de 900 páginas, afirma que si bien las operaciones de fracking "no han dado lugar a impactos generalizados sistemáticos sobre recursos de agua potable, son posibles vulnerabilidades en el ciclo de vida del agua que podría impactar en el agua potable."
EXTRACTO DEL INFORME: "...Desde nuestra evaluación, concluimos que hay tanto en la zona alta como baja, mecanismos del terreno por los cuales las actividades de fractura hidráulica conllevan un impacto potencial sobre los recursos de agua potable. Estos mecanismos incluyen el consumo del agua en momentos o en áreas con baja disponibilidad, derrames de los fluidos de la facturación hidráulica y del agua utilizada, fracturación directa de las zonas subterráneas con recursos de agua potable, migraciones bajo el suelo de líquidos y gases, e inadecuados tratamientos y desalojo de las aguas de desecho...". El informe completo aquí.
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El estudio encuentra claras evidencias de problemas asociados con ciertos procedimientos que implican la inyección de líquidos a alta presión en formaciones subterráneas para extraer petróleo y gas. Cita los casos específicos en los que la integridad del pozo y la gestión de las aguas residuales en relación con actividades de fracking han afectado a los recursos de agua potable, pero afirma que estos casos "son pocos en comparación con la gran cantidad de pozos fracturados hidráulicamente en todo el país".
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Sigue en duda cuán vinculante y completo es este nuevo informe, tal y como la propia EPA afirma. Thomas Burke, asesor científico de la EPA, lo denomina "la compilación más completa de los datos científicos hasta la fecha", incluyendo más de 950 artículos técnicos e informes científicos publicados, así como las aportaciones de las partes con intereses en el tema. Pero el propio informe destaca los problemas bien documentados que ha tenido la propia EPA en la recopilación de información, incluyendo la negativa de la industria a cooperar con pruebas.
Limpiando un derrame en Sta. Bárbara |
Estas limitaciones de los datos disponibles por parte de la EPA, según el informe, impiden una determinación "con certeza" de la frecuencia con que el suministro de agua se ha visto afectado por las actividades del fracking. En la fotografía de la izquierda, algunos manifestantes que advierten contra el uso de sustancias químicas en el condado de Santa Barbara, limpian un derrame de petróleo de la industria del fracking. La agencia de protección medioambiental (EPA) cree que el número relativamente pequeño de casos con efectos negativos que había identificado "podría reflejar como una rareza los efectos sobre recursos de agua potable, pero también podría deberse a otros factores limitantes".
Esos factores, afirma, podrían incluir datos suficientes sobre la calidad de los recursos de agua potable, tanto antes como después de la fractura hidráulica: la escasez de estudios a largo plazo o la presencia de otras fuentes de contaminación, por lo que es difícil establecer un vínculo definitivo con respecto al fracking, en especial "la inaccesibilidad a cierta información sobre la fracturación hidráulica".
Cuando se esbozó el estudio inicial en 2010, se esperaba que incluyera pruebas de referencia inicial de lugares donde los pozos se iban a perforar para más tarde seguir con las pruebas durante las operaciones de fracking; según Geoffrey Thyne, el geólogo de Wyoming que participó en la junta asesora científica inicial en el estudio entre 2010 y 2011, esos planes se detuvieron después de que la industria se negara a cooperar. "Estoy muy decepcionado al ver que no tenemos estudios prospectivos, como parte de este esfuerzo, y creo que así se socavan precisamente los puntos fuertes de las conclusiones", afirmó Geoffrey Thyne en una entrevista el jueves 4 de junio de 2015 al salir el informe.
La EPA aporta además que carece de información completa sobre "el número y la ubicación de los pozos fracturados hidráulicamente, la ubicación de los recursos de agua potable, y la información sobre los cambios en las prácticas de la industria". Señala que se basó en las fuentes de notificación voluntarias suministradas por la propia industria y financiadas por FracFocus para estudiar los productos químicos utilizados en el fracking, con una información muy limitada.
"Los operadores de perforación reclamaron al menos un producto químico como confidencial en más del 70% de los pozos reportados a FracFocus y analizados por la EPA", dice el informe. "La identidad de estos productos químicos y otras sustancias químicas en el agua producida, serían necesarios para entender sus propiedades y también ayudarían a informar sobre qué productos químicos habría que considerar para las pruebas que estableciesen las condiciones de referencia y así poder ponerlas a prueba en el caso de sospechas de impacto al agua potable".
La preocupación por la contaminación del agua del fracking ha sido particularmente alta en California, donde la agencia estatal que regula la industria del petróleo ha sido un auténtico desastre. El verano pasado, funcionarios de la agencia admitieron que durante años habían permitido inadvertidamente a las empresas el inyectar aguas residuales de las operaciones de fractura hidráulica y otra de producción de petróleo en cientos de pozos de eliminación dentro de los acuíferos protegidos, lo cual es una violación de la ley federal.
Desde marzo, la agencia ha cerrado 23 pozos de inyección no aprobados que se encontraban dentro de los acuíferos para uso potable, había sido la zona escogida ilegalmente para la eliminación de los residuos. Nuevos requisitos de información estatales han llevado a preocupantes revelaciones por parte de algunos perforadores de que el agua implicada para el fracking contenía niveles de benceno que en algunos casos eran miles de veces superiores a los estándares federales y estatales para el agua potable.
El informe de la EPA señala muchas maneras en que el agua puede ser afectada por el fracking, ya sea por los derrames, las grietas en los equipos destinados a sellar los pozos, la eliminación de las aguas residuales, la contaminación por productos químicos o de reducción de los niveles de agua subterránea... Cita un estudio de Texas que encontró "reducción excesiva" de agua subterránea local en una pequeña proporción: alrededor del 6% sobre la formación Eagle Ford Shale que subyace gran parte del sur de Texas y que está relacionada con el agua utilizada para las operaciones de fracking.
El informe también cita datos muy limitados que recopila de FracFocus en 453 productos químicos contaminantes utilizados para el fracking y que afirma que pueden "persistir en el medio ambiente como contaminantes a largo plazo". Señala que "una gran parte de los productos químicos para fractura hidráulica tienden a permanecer en el agua".
La industria del petróleo y el gas contenta con el informe
"Después de más de cinco años y millones de dólares, las pruebas reunidas por la EPA confirman lo que la agencia ya ha reconocido y lo que la industria del petróleo y el gas ha conocido" apunta Erik Milito, director del Upstream Group, Instituto Americano del Petróleo, éste dijo en un comunicado en la página web del instituto: "... La fracturación hidráulica se está haciendo de forma segura bajo la fuerte gestión ambiental de los reguladores estatales y las mejores prácticas de la industria...".
Amy Mall, una analista de políticas para el Consejo de Defensa de Recursos Naturales, ha negado la evaluación final que afirma que "Este estudio demuestra que se está haciendo de manera segura", dijo. Concluye que "... el fracking ha llevado a la contaminación de fuentes de agua potable, para mí no es seguro...".
Marcos Brownstein, vicepresidente del programa de clima y energía en el Fondo de Defensa Ambiental, asegura que "... los mayores riesgos del fracking serán a largo plazo... El proceso de fracking en sí es un factor de riesgo", concluye. "... Pero la integridad física permanente de los pozos y el problema de los millones de galones de aguas residuales procedentes del retorno a la superficie después del fracking son desafíos aún mayores...".
En menos de una década, el fracking ha aliviado temporalmente las preocupaciones sobre el suministro de energía a largo plazo de la nación, incluso habiendo planteado nuevas preocupaciones sobre el potencial del fracking para causar terremotos, amenazar los recursos hídricos subterráneos y contribuir al cambio climático.
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