DESPRENDIMIENTOS EN LOS TÚNELES DE BELATE (NAVARRA) |
Desprendimientos, deslizamientos, aludes..., también cierta actividad volcánica y sísmica son ampliamente consideradas ya como efectos indirectos del cambio climático.
Pero lo que no se había tenido demasiado en cuenta hasta ahora (tan sólo por algunos autores aislados) es que el incremento de erupciones y sismicidad, no sólo son uno de los resultados del calentamiento global, son también parte de su impulso.
1. INTRODUCCIÓN
Puede que hablar sólo del aumento de la temperatura no importe tanto ya, pero se necesitó un parámetro para que todos nos entendiéramos y pudiésemos ser sensibles a lo que se nos venía encima. Lo que verdaderamente importa es lo que le está pasando al clima, y ya lo estamos viendo: vivimos eventos extremos que hasta hace bien poco (y hablamos de un par de años) la comunidad científica aún dudaba si pudiera ser una consecuencia del denominado “cambio climático”, o no…; ahora lo que nos deja estupefactos es la intensidad y la frecuencia de los eventos extremos, lo que han aumentado. Y eso sí está muy claro: catástrofes y concatenaciones de respuestas climáticas que se daban cada cien años ahora están ocurriendo cada cinco o diez.
La civilización y por lo tanto la sociedad de cada país, necesita invertir en investigación, necesita de científicos cualificados y avezados para dotarnos de armas eficientes capaces de resistir los embates de la Naturaleza sobre la ciudad (vista ésta ya como la unidad estructural planetaria de la sociedad del siglo XXI) y viceversa, adelantando propuestas urbanísticas efectivas para que ambas no lleguen a destruirse mutuamente; adelantándose también a los acontecimientos desde la idea de que determinados elementos del medio humano, pueden ofrecer resistencia a los efectos negativos de una catástrofe si comenzamos ya a desarrollar las mejores herramientas para conseguirlo: la ciencia, la cultura y el urbanismo del siglo XXI.
Los efectos del calor latente del agua de deshielo al aumentar la temperatura de las comarcas afectadas, supone también un aumento de la temperatura del aire; según varios estudios como los de Huggel en 2009, o los de Hoelzle et al, en 2010, el efecto transmisor por la atmósfera es mucho mayor de lo que creíamos. A nuevas temperaturas (más altas), más hielo se funde aún, y la fuerza o peso del hielo que queda es menor como un resultado que finalmente afecta a la corteza, el tamaño y la frecuencia de las avalanchas de barro, piedras, rebotes isostáticos, etc., pueden aumentar (Huggel et al, 2004, Caplan-Auerbach y Huggel, 2007). Los cambios extremos, pueden asimismo exportar las grandes avalanchas de rocas y de hielo en las zonas de montaña a zonas más bajas.
Los cada vez más altos niveles de sismicidad en la Antártida, Groenlandia, Alpes, Pirineos..., son consecuencia de la pérdida de carga de la capa de hielo; el rebote isostático asociado con el deshielo acelerado de estas regiones puede dar lugar a un aumento en la actividad sísmica de zonas de la Tierra propensas a esos cambios, tanto cercanas como más alejadas, y sucederá en escalas de tiempo tan cortas como de 10 a 100 años según apuntan Turpeinen et al, 2008 o Hampel et al, 2010.
2. EL PAPEL FUNDAMENTAL DE LOS VOLCANES, LOCAL Y GLOBALMENTE
EL AUMENTO DE LA TEMPERATURA POR DÉCADAS |
2. EL PAPEL FUNDAMENTAL DE LOS VOLCANES, LOCAL Y GLOBALMENTE
La pérdida de masa de hielo futuro en los volcanes y glaciares, sobre todo en Islandia, Alaska, Kamchatka, la Cordillera de las Cascadas en el noroeste de los Estados Unidos, y en los Andes, podría dar lugar a erupciones violentas, ya sea como consecuencia de las presiones de carga reducida en las cámaras magmáticas o mediante una mayor interacción magma-agua.
Por ejemplo, la carga de hielo reducida derivada del futuro adelgazamiento del Vatnajökull en Islandia, se prevé que resultará en una expulsión adicional de 1,4 kilómetros cúbicos de magma. Así su producción también se incrementaría de manera proporcional en el manto subyacente (Pagli y Sigmundsson, 2008). La descarga de hielo también puede promover el movimiento más ágil de magma superficial acumulado, como consecuencia de ello, se produce una perturbación en el ciclo volcánico natural (Sigmundsson et al., 2010). El reflejo de tal fenómeno en el cambio climático global es notable.
Inicialmente, un adelgazamiento de hielo de 100 m o más en la parte alta de los volcanes con los glaciares actuales que ya van perdiendo sus medias de más de 150 m de espesor, como el Sollipulli en Chile, pueden causar erupciones explosivas, con ello aumenta el riesgo de expulsión de piroclastos (Tuffen, 2010).
Además, el potencial de colapso lateral de los edificios volcánicos podría ser impulsado por la pérdida de apoyo previamente proporcionada por el mismo hielo (Tuffen, 2010) o elevación de las presiones de poros de agua derivado de agua de deshielo (Capra, 2006;. Deeming et al, 2010). La incidencia de deslizamientos de tierra también pueden aumentar debido a la mayor disponibilidad de agua, lo que podría desestabilizar las pendientes. Muchos volcanes proporcionan una fuente de escombros no consolidada que puede ser transformada rápidamente en lahares potencialmente peligrosos por precipitaciones extremas (Carol Finn 2013).
Además, el potencial de colapso lateral de los edificios volcánicos podría ser impulsado por la pérdida de apoyo previamente proporcionada por el mismo hielo (Tuffen, 2010) o elevación de las presiones de poros de agua derivado de agua de deshielo (Capra, 2006;. Deeming et al, 2010). La incidencia de deslizamientos de tierra también pueden aumentar debido a la mayor disponibilidad de agua, lo que podría desestabilizar las pendientes. Muchos volcanes proporcionan una fuente de escombros no consolidada que puede ser transformada rápidamente en lahares potencialmente peligrosos por precipitaciones extremas (Carol Finn 2013).
EL ETNA Y SUS ERUPCIONES POR PÉRDIDA DE HIELO HAN CAMBIADO EN LAS ÚLTIMAS DÉCADAS |
Volcanes en localidades próximas a la costa, o de zonas insulares en el trópico, son ya particularmente susceptibles a las lluvias torrenciales asociadas con ciclones, y la tasa de precipitación asociada a los ciclones tropicales se prevé que aumente, aunque se prevé también que el número de ciclones tropicales disminuya o permaneczca esencialmente sin cambios. El impacto de las futuras grandes erupciones volcánicas explosivas también puede ser elevado.
Los cambios en los extremos climáticos y sus impactos sobre el Medio Ambiente y Medio Físico se deben fundamentalmente a los eventos extremos de precipitación que proporcionan un medio eficaz de transferencia de grandes volúmenes de cenizas y escombros no consolidados con flujo piroclástico en los flancos de los volcanes hacia las zonas bajas y gran expulsión de polvo y ceniza a la atmósfera.
Los cambios en los extremos climáticos y sus impactos sobre el Medio Ambiente y Medio Físico se deben fundamentalmente a los eventos extremos de precipitación que proporcionan un medio eficaz de transferencia de grandes volúmenes de cenizas y escombros no consolidados con flujo piroclástico en los flancos de los volcanes hacia las zonas bajas y gran expulsión de polvo y ceniza a la atmósfera.
La cuantificación de las posibles tendencias en la frecuencia de deslizamientos y las avalanchas de hielo en las montañas es difícil debido a la incompleta documentación de los acontecimientos pasados. Existe una gran convicción en el ámbito científico de que los cambios en las olas de calor, retroceso de los glaciares, y/o permafrost, supondrá una degradación inevitable que afectará a los fenómenos de alta montaña como la pendiente y la inestabilidad, los movimientos de masas, y las inundaciones repentinas de los lagos glaciares. También se es consciente de que los cambios en las precipitaciones intensas afectarán por doquier a deslizamientos de tierra en muchas regiones y a fenómenos hidrosísmicos en zonas propensas y sensibles, aunque hasta ahora su consideración fuese de actividad baja o nula.
3. EL PAPEL DE LOS TERREMOTOS EN EL CAMBIO CLIMÁTICO
3. EL PAPEL DE LOS TERREMOTOS EN EL CAMBIO CLIMÁTICO
Una reciente investigación (Fischer et al., 2013) apunta a que los terremotos también contribuyen al calentamiento del planeta a través de la liberación de gases de efecto invernadero, en especial metano, (veinte veces más potente que el CO2 ) del subsuelo de los océanos. Los autores, de la universidad alemana de Bremen, han comprobado entre otros ejemplos que un gran terremoto ocurrido en 1945 en el mar de Arabia, liberó más de siete millones de metros cúbicos de metano.
El permafrost ártico guarda asimismo una buena cantidad de metano, la pérdida directa del mismo supondrá en breve la expulsión a la atmósfera de unas 50 gigatoneladas de este gas de efecto invernadero. Un reciente estudio de Gail Witheman et al., 2013, así nos lo muestra, apunta que el proceso ya irreversible se desarrollará en las próximas décadas.
El permafrost ártico guarda asimismo una buena cantidad de metano, la pérdida directa del mismo supondrá en breve la expulsión a la atmósfera de unas 50 gigatoneladas de este gas de efecto invernadero. Un reciente estudio de Gail Witheman et al., 2013, así nos lo muestra, apunta que el proceso ya irreversible se desarrollará en las próximas décadas.
Este descubrimiento, tanto la pérdida directa de metano atrapado en el permafrost, como especialmente el liberado en los grandes terremotos, revela una fuente natural de emisión de gases de efecto invernadero que hasta ahora no se había considerado. Según el estudio alemán, hay enormes cantidades de metano almacenadas en estructuras heladas llamadas "hidratos" en el subsuelo de las plataformas continentales que rodean a los continentes emergidos. Han calculado que los hidratos de metano contienen entre 1.000 y 5.000 gigatoneladas de carbono, más que la cantidad total que se emite cada año por la combustión de fósiles.
Los análisis realizados en 2007 de los sedimentos de la parte norte del mar arábigo revelaron indicios químicos de emisiones de metano a gran escala. El trabajo científico ha sido compaginado con el histórico, así, de los archivos históricos, se ha podido confirmar que en 1945 en esa zona un terremoto de una magnitud de 8,1 puntos tuvo ese papel de liberación de metano.
Dice el director de la investigación, Fischer: "De acuerdo con varios indicadores, sostenemos que el terremoto llevó a la fractura de los sedimentos, lo que permitió la liberación del gas que estaba atrapado debajo". "Probablemente hay más zonas en el área que fueron afectadas por el terremoto", lo que podría permitir profundizar en la investigación y comenzar a sumar la actividad sísmica como un indicador de cambio climático a la vez que lo propicia.
EL INCREMENTO DE LA ACTIVIDAD SÍSMICA DE LA TIERRA INFLUYE EN EL CLIMA, Y VICEVERSA |
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4. GEOLOGÍA Y CAMBIO CLIMÁTICO EN NAVARRA
Creemos, como hemos visto en Navarra, que los desechos de alta montaña y los flujos, comenzarán habitualmente a principios de año debido a la fusión de las nieve un tiempo antes de lo hasta ahora visto, y que la continua degradación del permafrost de las zonas de alta montaña y la retirada glaciar reducirá aún más la estabilidad de las pendientes rocosas de las zonas pirenaicas.
Lo que aún no se puede predecir es cuándo y dónde comenzarán a darse estos fenómenos, pero el conocimiento de la geomorfología de las zonas y la planificación inteligente, supondría un freno a su impacto adelantándonos de manera práctica, ya que los desprendimientos generalizados dependen de las condiciones geológicas locales además de otros factores no climáticos. Estos aspectos no se consideran importantes a la hora de abarcar una investigación, ésta, aún ni se ha contemplado.
DESPRENDIMIENTO EN LOS TÚNELES DE BELATE
Tampoco hay un claro conocimiento del indiscutible efecto antropogénico sobre dichos fenómenos, debido a que éstos son fuertemente influenciados por las actividades humanas dentro de un gran rango de causas y efectos, tal y como hemos visto por ejemplo en Yesa. Algunos, como el mal uso del territorio (Pamplona y las inundaciones de junio de 2013), la deforestación y el pastoreo excesivo, traerán consecuencias negativas a corto plazo.
Está bien establecido que la pérdida de masa de hielo a partir del final de la última glaciación condujo a un aumento de los niveles de actividad sísmica por un cambio climático natural, pero no hay buenos datos ni investigaciones claras aún sobre la naturaleza y las respuestas sísmicas futuras y recientes en relación al cambio climático antropogénico. Ni siquiera el estudio de la sismicidad histórica se percibe como garantía de proyección futura exitosa.
Ciudades como Pamplona por ejemplo, que engloba en su área metropolitana a 350.000 habitantes, ha vivido en lo que va de año tres inundaciones, una de ellas catalogada como “histórica”, una docena de impactos sísmicos que se pueden catalogar como "climatequakes" o sismos climáticos que despuntan de los cerca de 400 temblores iniciados en febrero después de varios meses de lluvias históricas, acompañados de una infinidad de deslizamientos en laderas que aún permanecen en movimiento; avisos no nos faltan: a buen entendedor sobran las palabras.
Nos dijo en febrero John K. Costain con motivo del brote hidrosísmico:
"... El público en general ha aceptado el hecho de que no podemos hacer nada frente a los terremotos asociados con la tectónica de placas. Además, creo que el público aceptará siempre la realidad de que no podemos hacer nada tampoco con respecto al clima. Pero en mi país (EE.UU.) hemos respondido bien, estableciendo normas de construcción sismorresistente en ambientes interplaca.
Sin embargo, no hemos tomado las mismas precauciones en ambientes intraplaca. Tenemos que pensarlo cuanto antes y planificar en consecuencia. Ya no podemos asumir más que no se derivará daño alguno con la reducción y cambios de la capa freática, pensando de esa manera seguir con esas prácticas sin tomar medidas que se incluyan en las normas de construcción.
Espero que con el tiempo los gobiernos reconozcan que el daño antropogénico puede convertirse en una realidad; y peor si seguimos evitando aportar fondos de investigación que deberíamos dedicar a la comprensión de la frágil interfaz en la que vivimos. Gracias por tus traducciones al español, especialmete la palabra "hidrosismicidad"...".
Espero que con el tiempo los gobiernos reconozcan que el daño antropogénico puede convertirse en una realidad; y peor si seguimos evitando aportar fondos de investigación que deberíamos dedicar a la comprensión de la frágil interfaz en la que vivimos. Gracias por tus traducciones al español, especialmete la palabra "hidrosismicidad"...".
John K. Costain
LOS MOVIMIENTOS EN YESA NO CESAN, DESLIZAMIENTOS, COMO TODOS LOS DE LA PRESA, PROVOCADOS |
NAVARRA TV, ENTREVISTA 22 DE JULIO DE 2013