viernes, 13 de mayo de 2016

CATÁSTROFES NATURALES Y EUFEMISMOS

Queridos lectores, comienza una serie de pequeños artículos que se centrarán en una idea y la desarrollarán, en mi experiencia hablando con las administraciones, veo que no hay mucho camino por recorrer para cambiar mentalidades en la parte "de arriba", un buen grupo de científicos conectados por redes sociales, intentaremos hacerlo desde y cómo la ciudadanía, de tal manera que el pensar lógico se imponga sobre el ideológico. Comenzamos como muchas veces con una de eufemismos.

Antonio Aretxabala


CATÁSTROFES NATURALES Y EUFEMISMOS


El problema es que la mentalidad especulativa que se nutre de los recursos públicos ha anidado entre nuestros dirigentes, especialmente se manifiesta en la corrupción de nuestras administraciones. Desde la ciencia disponemos de herramientas efectivas para ir trabajando y creciendo en armonía con el medio que habitamos, de tal manera que el medio humano y el medio natural no acaben destruyéndose mutuamente.

Son eufemismos de una sociedad acomodada, este tipo de mecanismos, los explicas para evitar que vuelva a suceder en el futuro y resulta que eres rojo, verde, e incluso de la ETA (ahora vuelve a estar muy de moda ser de aquella organización terrorista cuando lo que se argumenta va en contra de intereses personales cortoplacistas), pues hay "algún señor de mucho poder" que se lucrará volviendo a edificar, poniendo sostenimientos artificiales de corta efectividad y corta vida, para luego volver a lo mismo...

LO LLAMAN CATÁSTROFE NATURAL

Las soluciones temporales tras las catástrofes suelen computar en el PIB, y parece así que se suman al crecimiento. Por ejemplo, la catástrofe de Fukushima supondrá inversiones de más de medio billón (europeo) de euros, algo que hizo que el PIB aumentara notablemente y los economistas nos dijeran que había un crecimiento importante. Pero no hace falta ser muy avispado para darse cuenta del engaño, de cómo nos hacemos trampas al solitario.

El hecho de dejar zonas del planeta inhabitables para siempre, o de contaminar el océano y la atmósfera con Plutonio, nunca podrá ser computado como crecimiento, sino como una pérdida irreversible de riqueza, biodiversidad, recursos y un incremento de las amenazas a la salud, al medio que garantiza nuestra propia existencia y a la propia vida.

jueves, 12 de mayo de 2016

CINCO AÑOS DEL TERREMOTO DE LORCA, EL MÁS MEDIÁTICO DE EUROPA


Estado en el que quedó la iglesia de Santiago en Lorca tras el segundo terremoto del 11 de mayo de 2011. La única que colapsó por culpa de unas obras de restauración desacertadas en 1994-1995.


Tengo que dar las gracias a un periodista: Manuel Cuellar del Rio por publicar estas reflexiones cuando se cumplen cinco años del ‪#‎Terremoto‎Lorca‬, el más mediático de la historia de ‪Europa‬. Estos días y hoy en especial, han salido muchos artículos al respecto, todos ellos bastante reiterativos e incluso aburridos que no aportan ya nada singular, por eso le he dado este enfoque nuevo, no cabe duda de que los medios de comunicación tuvieron por primera vez en la historia de Europa un papel protagonista en una catástrofe tan grande. 

En realidad este pequeño artículo es un reconocimiento a los periodistas y medios que nos echaron una mano a los científicos, sin ellos no hubiera sido lo mismo, pero sin la más mínima duda. Al cumplirse los cinco años de los terremotos de Lorca, el segundo impacto el más mediático hasta ahora de todos los ocurridos en Europa, hay que reconocer que ellos, los periodistas, fueron la pieza clave que nos despertó a la vehemente realidad del medio que nos sustenta. Gracias a su labor, existe un antes y un después en la concienciación de una sociedad, como la española, que vive sobre fallas activas.

Además, veo que estos días aparecen noticias en los diarios locales del lamentable estado de cientos de familias que aún no han normalizado su situación, algo que años después de tantas y tantas promesas, proyectos solidarios, festivales y ayudas muestra la insuficiencia e incapacidad de nuestras administraciones para afrontar este tipo de fenómenos naturales, aprender las lecciones y salir fortalecidos, es decir la resiliencia.

Pamplona, 11 de mayo de 2016
Antonio Aretxabala.        


ARRIBA: LA FALLA DE ALHAMA DE MURCIA (FAM) ABAJO: TRINCHERAS  DE ESTUDIO DEL MOVIMIENTO (FUENTE: MARTA FERRER EL AL. Active tectonics, paleoseismology and associated methodological challenges posed by the slow moving Alhama de Murcia fault (SE Iberia).


Hace cinco años la ya famosa Falla de Alhama de Murcia estremeció por tres veces Eliocroca (Ciudad del Sol), Lorca. Aquella tarde del 11 de mayo de 2011 a las 17.05 horas, un primer terremoto de 4,5 grados de magnitud puso en aviso a vecinos, autoridades, cuerpos de seguridad, de emergencias…, pero sobre todo a medios de comunicación. Por este motivo se acercaron a reportar la noticia de un terremoto que no había causado daños graves, pero sí había asustado a una población que enseguida acudió, siguiendo las recomendaciones por radio y de las autoridades, a zonas abiertas y seguras por aquello bien conocido de las réplicas.

Mientras radios, televisiones locales, autonómicas y nacionales grababan los testimonios de unos vecinos sorprendidos y asustados, a las 18.47 horas, quedó para siempre cincelado en la memoria colectiva el terremoto principal de magnitud 5,1, cuyo latigazo (aceleración básica) sobre el terreno, los edificios y toda la ciudad impactó con una violencia insólita. Las cámaras estaban activas, los micrófonos abiertos. Los dispositivos de seguridad de negocios y oficinas sirvieron más tarde para valorar aquel daño en muchos casos irreversible que impactó a toda Europa. La torre de Santa María de las Huertas colapsando en directo se vio en todo el orbe, la espadaña de San Diego desplomándose y casi atrapando a varios reporteros que estaban cubriendo la noticia del primer terremoto nos dejó estupefactos; coches aplastados, gente corriendo asustada, nubes de polvo y ambulancias por doquier…, pero sobre todo, y a cuentagotas, nos fue llegando la peor de las noticias: las víctimas. Finalmente fueron nueve. Pocas podríamos decir, gracias al primer aviso de 4,5, pero muchas al fin y al cabo. Hacía dos años que en l’Aquila (Italia) un terremoto de 5,8 no fue adelantado por un primer aviso como sucedió en Lorca; el resultado: 309 víctimas.

Lorca pasó a la historia. Aquel terremoto de mediana magnitud y de fuerte intensidad (VII-VIII) supuso un antes y un después en la concepción de España como país sísmico. Pronto los estudiosos del fenómeno natural nos acercamos a comprobar in situ la vehemencia y el poder de la Naturaleza, algo que nos empequeñeció. Nuestras normas de construcción se habían quedado cortas, muy cortas. Las expectativas de aceleración básica del terreno para Lorca que eran 0,12g (el 12% de la aceleración de la gravedad) se habían más que triplicado (0,37g). Nos dimos cuenta de que Iberia puede causar mucho daño con terremotos moderados. El terremoto principal se dio a poco más de 1 km de profundidad y a tan sólo 2 kms de una ciudad histórica que aglutinaba a cerca de 90.000 personas. El movimiento sísmico fue sentido en toda Murcia, Almería, Albacete, Granada, Jaén, Málaga, Alicante, Ciudad Real y Madrid, donde el tipo de suelo amplificó los movimientos.

Esa noche, a las 22.37 horas, cuando ya se había asumido la catástrofe, nuevamente la tierra tembló, esta vez lo hizo con menor intensidad; miles de familias se fueron al campo o a casas de familiares lejos de Lorca, los días posteriores las réplicas fueron continuas. La primera estimación de las pérdidas económicas superó los 1.650 millones de euros.

Hoy muchos de los retos que una situación tan extraordinaria nos dejó como legado aún no se han solventado. Cierto es que la reconstrucción y mucho del daño ya está curado o cicatrizado; no obstante, el sistema de ayudas y compensaciones muestra carencias por el hecho de que cientos de familias aún no han normalizado su situación y las denuncias de malas prácticas se acumulan por cientos en los juzgados.

Los terremotos de Lorca pasarán a la historia como los más mediáticos del devenir de Europa, las circunstancias descritas así lo propiciaron. Nunca antes en directo se había captado a la Tierra en acción con tanta violencia, unas imágenes impactantes que, gracias a los medios de comunicación de masas, estuvieron varios días dando la vuelta al mundo. Más tarde se relajaron y los técnicos comenzamos nuestro trabajo. Todo es poco cuando se trata de salvar vidas; es nuestra responsabilidad estar bien preparados, nadie está libre de verse afectado por una catástrofe natural, ni el rico ni el pobre, ni grande ni pequeño.