Antiguo convento de San Benito de Sahagún
(fotografías del autor)
Cuenta una leyenda (y la Enciclopedia Galega Universal) que Cacabelos fue destruida por un terremoto en el año 1108 y que posteriormente fue reconstruida por orden del arzobispo de Santiago, Diego Xelmírez, quien además, la hizo repoblar ordenando la construcción de una iglesia. Para encontrar otro terremoto posterior en tierras leonesas hay que viajar en el tiempo hasta 1605 en que se dan testimonios en León. Molinaseca registró en 2006 el mayor evento conocido en la era instrumental, alcanzó una magnitud de 4,1 con una intensidad de V.
Queridas y queridos lectores, en un viaje imprevisto a Sahagún, tuve tiempo de revisar algunos edificios históricos y seguir apuntando datos sobre las afecciones del gran terremoto de 1755. En compañía de varios amigos visitamos el antiguo convento de San Benito y otras edificaciones y prometí en una red social comentar los efectos de dicho evento sísmico en tierras leonesas a quien tuviera el interés de conocer uno de los momentos más trágicos de la historia de las gentes de la Península Ibérica.
Existe una falla situada en los Montes de León que va desde el norte de la provincia de Zamora hasta El Bierzo con una profundidad de unos 30 km. Fue descubierta apenas hace dos décadas. Por sus características hay que descartar la posibilidad de que esta falla genere grandes terremotos en territorio leonés, sin embargo, la región sí puede sufrir movimientos de terremotos que se producen en otros lugares más o menos lejanos, como en Galicia. Pero sobre todo, al igual que en otras áreas de Iberia, fue el gran terremoto de Lisboa de 1755 el que —de momento— más impactó en esta zona, aunque el epicentro estaba en el mar, afectó a Marruecos, Portugal y a toda España.
Fue el día 1 de noviembre de 1755 cuando se produjo el terremoto más destructivo que recoge la historia de Europa. Brotó en algún lugar de la corteza oceánica entre Marruecos y Portugal. El mayor impacto fue en Portugal, especialmente en la ciudad de Lisboa, por eso se conoce como el gran terremoto de Lisboa. En España, los mayores destrozos y el mayor número de víctimas se dieron en el SO, en Huelva y Cádiz. Es muy ilustrativo, para ver los efectos de la catástrofe, visitar y observar con detenimiento los arreglos posteriores y las medidas tomadas para paliar los efectos sísmicos, por si algo así volvía a ocurrir, en la catedral de Zamora, allí golpeó con intensidad VI los casi diez minutos que duró.
En Galicia alcanzó intensidades de V y VI en el área que va de
Bayona a Pontevedra. Afectó con grandes olas a las costas gallegas y el mar se retiró en Avilés y en otros puertos de Asturias, tal y como nos contaba Francisco Reconco en esta crónica. El
epicentro de este gran terremoto ha sido revisado en varias ocasiones; alcanzó una magnitud de 8,8 y ocasionó cerca de 100.000 víctimas entre el propio evento sísmico, el
posterior tsunami, los incendios y el caos social de los días y meses que vinieron después. En el siguiente vídeo se recrea la sucesión de eventos catastróficos que afectaron especialmente a la capital de Portugal.
Lisboa, mañana del 1 de noviembre de 1755
1. Aspectos sociales3. Sahagún
En el año 1755 el gran terremoto afectó a la estructura del crucero de la basílica del Monasterio de San Benito, debiendo realizarse una serie de reformas profundas para evitar la ruina. El Monasterio de San Benito de Sahagún era la envidia y la codicia del poder de Castilla. Sus posesiones llegaron desde esta Tierra de Campos hasta Liébana por el norte y Segovia por el sur. El gran terremoto de 1755 remató su decadencia. Según se resume en la crónica de la Real Academia de Historia, "Fue a la propia hora, y duró dos minutos: repitió aquella noche siempre tan ligeramente que no dio lugar a temer las resultas", como se ve, ya salió entonces a relucir una réplica. Doña Urraca vivió aquí su nulidad matrimonial.
4. Valencia de Don Juan
En esta villa parece que los impactos fueron bastante leves, destacando que los terremotos y sus efectos sobre los edificios, animales o personas eran un fenómeno tan desconocido que fue toda una sorpresa y sus gentes no supieron hasta mucho tiempo después que existía tal fenómeno. Es probable que también se trate de un área de sombra o baja capacidad en la propagación de aquellas ondas sísmicas. Comentaba el Alcalde mayor, Miguel Francisco de Rada:
«La primera vez pocos minutos antes de las diez de la mañana, en que lentamente, y sin mucho estrépito, se sintió el movimiento de la tierra, y edificios de esta Villa, con temblor de los embobedados, que causaron más rumor y pusieron en alguna confusión a los habitadores, que ignorantes del inopinado suceso, como nunca experimentado en este país, cada uno conjeturaba proceder el estrépito de accidental ruina de sus habitaciones, hasta tanto que, por la generalidad, se conceptuó el movimiento de la tierra, cuya duración en este primero fue a lo sumo de un minuto. El segundo aconteció en el mismo día, y a la misma hora de las diez de la noche, minutos menos, con la misma lentitud y leve estrépito; y aún fue menos su duración, pues no excedió del tiempo en que pudiera rezarse un credo; y en medio de que los edificios de esta villa casi todos ellos son de tierra, y por antigüedad muy deteriorados, no se ha experimentado en ellos ni en las Iglesias y torres la menor ruina, ni más quiebra que las que ellos se temían, ni accidente fatal de heridos, ni muertos, en racionales, ni irracionales, ni alteración en las aguas ni mutación en sus colores. Y antecedentemente tampoco se produjo ni presagio por persona alguna el temblor de tierra, ni en bestias, ni por otra señal, ni prenuncio se vino en su conocimiento. Que es cuanto puedo informar a V. S. I. sobre la realidad de lo acontecido en esta villa, en que quedo anhelando perceptor de su mayor benevolencia, que acredita lo fino de mi rendimiento. Nuestro Señor guarde y prospere la vida de V. S. I. los muchos años que puede y deseo. Valencia de Don Juan, y noviembre 28 de 1755. Ilustrísimo Señor: A los pies de V. S. I. su más rendido servidor».
5. Villablino
En Villablino, como en León y en otras localidades, se dan detalles concretos del temblor previo al gran terremoto de Lisboa al que Johnson (1981) adjudicó una intensidad de V y a la mañana siguiente, al gran terremoto de Lisboa, el Alcalde mayor le estima una duración de unos ocho minutos y una descripción de cómo brotaron las aguas turbias y un comportamiento anómalo de algunas especies de animales:
«Ilustrísimo Señor: De orden de V. I., su fecha de 8 del corriente, comunicada por el Señor Intendente General de este Reino de León en 18 del mismo, respectiva al temblor de tierra experimentado, debo decir por lo que mira a esta jurisdicción en que ejerzo de Alcalde Mayor: Que en el día último del próximo mes pasado de octubre (31-X-1755), entre diez y once de la noche, se conmovieron las casas de sus habitadores con tanta nota y temor de estos, que muchos desertaron de ellas precipitadamente, contemplando se arruinaban, y otros quedaron con tal confusión, que según su relación llegaron con la novedad violenta a perder el conocimiento sin saber dar razón individual de lo que ella les acaeció. Y en el día primero del presente mes, a cosa de las diez de él, se repitió el mismo terremoto, visiblemente notado de todos estos moradores, pero gracias al Altísimo no ocurrió en estos suelos, en los ocho minutos que ocuparía según se conceptuó su duración en cada una de dichas dos invasiones, ruina ni quebranto la menor de casa ni fábrica alguna, si bien se notó en algunas fuentes y arroyos de estas montañosas, cerca más, que sus aguas, sin motivo de lluvia, se acrecentaron y, en algunas de ellas, mudaron de color teñida como es de teja o ladrillo. Mas antes de tan espantosa novedad no se notó señal, ni premisa, que pudiese prevenir tan irregular resulta, sí también se ha reparado en esta alta montaña, amena de todo género de fieras como son osos, lobos, jabalíes y de otras especies, que éstas por consecuencia de dicho temblor, se congregaron en número crecido y en diferentes partidas, y andaban cercanas a las poblaciones especialmente las de dicha especie de lobo, causando muchos daños en los ganados de estos naturales. Que es cuanto puedo informar a V. S. I. en este particular, y quedo con el debido rendimiento a su disposición, esperando cuantas órdenes sean del Real servicio, y de su agrado de V.S.I. para darlas el debido cumplimiento. Nuestro Señor guarde a V. S. I. muchos años como puede y tiene. Villablino, del Concejo de Laciana, y noviembre 25 de 1755. Beso la mano a V. S. I. su más rendido servidor».
Figura 5. Villablino hacia 1960. Fuente: eldiario.es
6. Villamañán
En Villamañán se da testimonio de un curioso acontecimiento en la Pobladura de Pelayo García, en una laguna que estaba situada en medio de la villa en la que el agua subió casi 2 m (más de 6 pies), dando la sensación de cuando el agua hierve a borbollones mientras duraba el temblor, para luego, una vez terminado éste, volver las aguas a su ser. Así lo describía el Alcalde mayor:
«Ilustrísimo Señor: El Caballero Intendente de esta provincia y su ciudad de León me escribe, con fecha de 16 del presente, en la que me comunica la Orden de V. S. I. de 8 del mismo; y me manda que, arreglado a dicha Orden, informe a V. S. I. acerca de el terrible temblor de tierra que se experimentó en el primero de el citado presente mes, en esta villa y lugares de esta jurisdicción y sus cercanías. En cuyo cumplimiento, paso a poner en noticia de V. S. I. que en dicho día, a cosa de las 10 de la mañana, pocos minutos más o menos, sin haber precedido la observancia de señal alguna que lo pudiese presagiar, hallándonos casi todo el pueblo en la Iglesia en la misa popular, al tiempo que se comenzó a cantar el evangelio, experimentamos todos dicho terrible temblor, moviéndose las lámparas y altares, con no poca violencia, y no obstante se prosiguió la celebración del Santo Sacrificio de la misa, sin pausa alguna. Duró dicho temblor todo el tiempo que se tardó en cantar dicho evangelio, que sería como cinco minutos. Y por lo que mira a los lugares de esta jurisdicción, y demás de esta cercanía, sucedió lo mismo, según estoy informado de sus Párrocos. Y a las 10 de la noche, de el mismo día, en toda dicha jurisdicción, volvió a repetir dicho terremoto, precediendo a el mismo tiempo, un grande estrépito, como si fuese ruido de coche, pero esto último pasó muy en breve. En cuanto a las aguas se experimentó en la villa de Pobladura de Pelayo García, del Señorío del Marqués de Villafranca, distante una legua de esta, según me ha informado don Joseph Amez, Párroco de ella, que una laguna que se halla en medio de dicha Villa se salió de madre más de seis pies por cual parte de sus orillas, subiendo para arriba el agua a borbollones al modo de cuando hierve una caldera, lo que duró todo el tiempo que el temblor de la mañana, a las 10, estando el agua siempre en su natural color, y luego se recogió a su centro. En cuanto a señales para dicho terremoto nadie observó ninguna, que a mi noticia haya llegado. No sucedió desgracia alguna en cosa viviente ni se ha arruinado ningún edificio en estos lugares, bendito Dios. Que es lo que puedo noticiar a V. S. I. conforme a lo que he visto y me han informado. Nuestro Señor guarde a V. S. I. muchos años como importa. Villamañán, y noviembre 27 de 1755. Ilustrísimo Señor: Señor: besa los pies de V. S. I. su más humilde y rendido siervo».
7. León
El cronista de la capital, León, habla de tres temblores, uno en la madrugada del 31 (como a las dos de la mañana), otro coincidiendo con el lejano evento del gran terremoto de Lisboa como a las diez de la mañana con duración de unos nueve minutos y otro más esa misma noche sobre las diez.
«El Viernes 31 de octubre después de las 2 de la mañana estando el tiempo muy sereno sintieron algunas personas verídicas moverse por espacio de una Ave María el piso de sus cuartos, crujir los techos, y desprenderse de ellas pequeñas porciones de material. Igual movimiento se percibió el día 1 de Noviembre a la misma hora, y esta repetición hubo también sujetos muy calificados que la aseguran, añadiendo que duró como 4 minutos, que les causó desazón de Estómago, y que oyeron dar 6 ó 7 golpes á una Campana de la Catedral, llamada La María. A las 10 de aquella mañana volvió el terremoto con poca sensación al principio, y con tan poca que nadie le reputó por tal, como que no es País sujeto a ellos, y que entre los mas Ancianos no había memoria de haber experimentado otro. Su permanencia fue de 9 minutos, y en los postreros tan violento que apenas podían los hombres mantenerse en pie según le sucedió al Intendente, que hubiera caído, a no haber hallado en quien apoyarse. Las vibraciones hacían perder a la Catedral mas de una cuarta de su nivel lo que se evidenció por el diámetro de una campana que se tocó tres veces; no obstante ni a este celebre Templo, ni a otro algún edificio resulto ruina, ni desgracia tampoco a las personas aun con haberse renovado el susto a las 10 de la noche y a las 24 horas menos perceptiblemente».
Figura 7. Catedral de León. Fuente: Barceló Xperiences
8. Astorga
En Astorga tenemos el mejor y más detallado informe de prácticamente todo el reino. Se nota que hubo una inspección exhaustiva por parte del experimentado arquitecto y maestro constructor Gaspar López, quien describió con todo lujo de detalles los efectos en la catedral de Santa María de Astorga. Ésta se construyó entre los siglos XV y XVIII, por lo que combina elementos góticos, renacentistas, barrocos y neoclásicos que se describen en el texto que informa de los daños. En Astorga se detallan ruinas exteriores y el daño a las torres, en especial la torre norte que, durante más de dos siglos, se mantuvo tal cual la dejó el terremoto de Lisboa:En la nave mayor, de ocho bóvedas, de largo doscientas y cuarenta y cuatro pies, y de hueco treinta y seis pies, y de dichas bóvedas sólo la Capilla mayor se ha reservado hasta ahora, según el reconocimiento sin lesión alguna, y las siete restantes se hallan con muchas quiebras de cruceros que se han descolgado al suelo de dicha bóveda, y en diferentes partes, la capuchería de ellas se halla amenazando ruina, y el lienzo de la nave mayor se ha reconocido desplomado, entre el Oriente y el Mediodía, y una pilastra de la nave mayor, que desde la superficie hasta lo elevado de la Iglesia, sube ciento y cuatro pies, se reconoce una quiebra en el arco toral y aunque de dicha pilastra y los dos jarciamentos de las dos bóvedas, manifiestan el empuje que hizo hacia la parte contraria y las siete bóvedas por los cuatro lunetos de cada una, se hallan desapartadas y unidas de sus formas. En las segundas naves se hallan cuatro bóvedas muy dañadas, y en la una los hundió por medio de un remate, que cayó de la parte exterior, y las otras dos se hallan un crucero desunidos, y la capuchería con muchas quiebras, por lo que se desmontará y volverá a fabricar de nuevo, y en las demás, hasta ahora, sólo en dos de las capillejas, se han caído algunos cruceros y desunidos otros de su centro, y los lunetos atormentados. Las dos capillas que hacen figura de crucero se hallan atormentados estos, y sus lunetos, y se reconocen se han descolgado y bajado de su centro, como también dos arcos formas de la capucha, se hallan arruinados en sus claves, y diferentes cornisas desbaratando algunos cañones del órgano con las piedras, que se descolgaron de dichas bóvedas.
Ruina exterior: En la coronación de la Iglesia y nave mayor se desplomaron dos tramos de corredores, de sesenta y tres pies de largo, y los remates que cayeron hicieron bastante destrozo en las naves bajas; en esta misma parte se cayeron cinco remates que se hallaban sobre los macizos de los arranques de los arbotantes que sirven de empujos a la nave mayor, y arranques de las bóvedas, que eran de bastante elevación, las que hicieron mucho destrozo así en los tejados, como en los corredores balaustrados, y también se despuntaron otros dos remates en la capilla de crucero, que se halla en esta misma parte, y en la nave menor, hacia el Poniente, se desplomó otro remate, siendo preciso apearlo por la ruina que podrá hacer, y en las naves bajas cayeron otros dos remates que hicieron mucho daño.
Daños de torres: En el frontis se hallan dos linternas, y a sus lados, dos torres, en las que se hallan dos arbotantes, en el cornisamiento de dichas linternas y frontis, el uno se partió por medio y el otro se deslocó de su sitio. Y en una de las dos torres se abrió por dos partes a plomo y otras muchas quiebras en sus cuerpos, por cuyo suceso la mayor parte de las gentes se salieron al campo».
9. La Vañeza (La Bañeza)
Parece que en la Bañeza se sintió con fuerza y con una duración de unos siete minutos. El cronista, el Alcalde mayor, detalla el acontecimiento en el contexto de varios edificios religiosos y destaca cómo la altura y la fábrica de éstos determinaron su balanceo.

1. «En cumplimiento de la de V. I., de 12 del corriente, digo: Que en todo mi Partido se experimentó el día primero de este mes, entre nueve y diez de la mañana, un temblor de tierra que duró como trece minutos, lo que asustó mucho a toda la gente y les precisó a salirse de las casas, e Iglesias, pero (bendito Dios) no ha habido ruina ni desgracia, en fábricas ni en gente, en todo este Partido y sus contornos. El mismo día, entre nueve y diez de la noche, repitió el mismo temblor de tierra, pero no tan fuerte, que habrá durado tres minutos. Tampoco ha hecho daño alguno, ni habido seña notable antes ni después. En este Partido no hay sujeto que pueda hablar del asunto. Si ocurriese alguna novedad la avisaré a V. I. De otras partes escriben lamentables sucesos, los que sabrá V. I., por lo que no quiero ser molesto. Quedo esperando honrosas órdenes del agrado de V. I. en que ejercite mi fiel rendimiento. Nuestro Señor guarde la importante vida de V. I. muchos años. Ponferrada, y noviembre 21 de 1755. Ilustrísimo Señor: Besa la mano de V. S. I. su favorecido servidor, Don Pedro Nolasco Garzía Zeldrán Ilustrísimo Señor Gobernador del Consejo.».
2. «Cumpliendo con la Orden de V. I., de 8 de noviembre, repito ésta dando noticia a V. I. que, después de la última que escribí, ha repetido el temblor de tierra. El sábado pasado, que se cuentan 22, a las once de la noche. Domingo 23, entre 6 y 7 de la mañana, y entre 7 y 8. Lunes 24, entre 5 y 6 de la mañana. Todos duraron como cuatro o cinco minutos, siendo el mayor el del domingo, entre 6 y 7 de la mañana y, aunque, bendito Dios, no ha habido desgracia ni quiebra mayor, está la gente muy atemorizada. Y esta villa ha determinado el domingo pasado sacar en procesión a Nuestra Señora de la Encina, y hacerle su novenario de misas, sermones, oración y penitencia, a que concurre mucha gente, pidiendo a Dios misericordia, y continuarán. Como yo, en avisar a V. I. todo lo que ocurra, pidiendo a Nuestro Señor guarde la importante vida de V. I. muchos años. Ponferrada, y noviembre 28 de 1755. Ilustrísimo Señor: Besa la mano de V. S. I. su más favorecido servidor, Don Pedro Nolasco Garzía Zeldrán Ilustrísimo Señor Gobernador del Consejo».
3. «Ilustrísimo Señor: En cumplimiento de la noticia que V. I. me tiene pedida del pasado movimiento de tierra, o terremoto, sin embargo de la dada en correos antecedentes, habiéndome restituido a ésta, participo: Cómo, de hecho, día de todos Santos próximo pasado, a cosa de las 10 menos cuarto de la mañana, se experimentó y sintió en ésta dicho terremoto, que duraría espacio de 5 minutos, con el ruido repentino que se experimenta en un tiro de escopeta, conmoviéndose todos los edificios, grandes, fuertes, o pequeños y débiles y, asimismo, el homenaje, incluido en ellos. Esto mismo se volvió a experimentar y sentir en las once menos cuarto de dicho día por la noche, en la misma conformidad y disposición y, asimismo: el día 22 de noviembre, a cosa de las 11 de la noche, y el siguiente, domingo 23, a las 5 y cuarto, y 7 de la mañana, y éste más ruidoso; el siguiente día, lunes, a las 7 de la mañana, más remiso; y día 1 de diciembre, lunes, a las 11 y media de la mañana, como el antecedente próximo. Es cierto que no se notó, ni se advirtió, signo especial ni en los terremotos precedió aviso de ruido grande ni sordo, antes bien, día de todos Santos: sol claro, y calor; en los más días, hasta aquí, sí, el cielo opaco, ceñudo, cubierto, las nubes, al parecer pardas y próximas a nosotros; el aire entre Poniente y Mediodía, remiso; y el tiempo como se suele decir «abochornado», o fogoso; y algún otro terremoto en los más días, aunque ligero, pues le han advertido pocos, y ésto sólo por la conmoción de algunas puertas, vidrieras. Lo que se ha experimentado de particular en esta Península y Circuito del Vierzo (Bierzo), es sólo: haberse separado algunos tabiques de las paredes maestras, cosa corta, aunque sensible; derribarse algunos Santos y otras cosas de bulto de algunos altares; haber levantado el río del Sil, y una laguna cerca de aquí, algunas brazas, aunque por muy poco tiempo, y ésto, en parte; verse los ganados en los campos juntarse amedrentados. Sin daños en cosa alguna. El efecto más especial y sensible en los ánimos ha sido, pues todos se demuestran compungidos, con varias penitencias y confesiones, disponiéndose como para morir, pues en vista de tan repetidos y fuertes terremotos creíamos ser sumergidos, a no ser la fe que tenemos con María Santísima de la Encina, Patrona de esta villa y su provincia, a Quien después de haberse sacado la procesión con la concurrencia de gentes de todo el pueblo, villa, eclesiásticos, seculares y regulares, grandes y pequeños cantando el rosario y letanía, desde el día siguiente a la procesión que fue el lunes 24 del próximo pasado, se ha hecho un novenario en misas y sermones, diez días vísperas solemnes, oración y rosario en todas las tardes, y creemos todos haber sido libres por los ruegos e intercesión de esta Soberana Patrona Milagrosa sobre todas, como se está experimentando cada día más de lo que se puede ponderar, pues lo ven todos. El juicio de los hombres es vacío, y sólo creemos ser obra sobrenatural de la grande Misericordia de Dios, que nos avisa para nuestro gobierno. Es verdad que se han visto algunas exhalaciones y relámpagos en dicho tiempo, más los naturales lo tienen por prenuncio de un riguroso invierno, como es el que sigue. Nuestro Señor guarde la importante vida de V. I. muchos años. Ponferrada, y diciembre 5 de 1755. Ilustrísimo Señor: Besa la mano de V. S. I. su más favorecido servidor. Don Pedro Nolasco Garzía Zeldrán Ilustrísimo Señor Gobernador del Consejo».