miércoles, 13 de mayo de 2020

GEOHISTORIA, CULTURA Y SISMICIDAD EN EL NORTE DE IBERIA. UNA INTERACCIÓN ENTRE LA GEOLOGÍA Y LOS PUEBLOS

Terremotos históricos y de la era instrumental en el norte de España y Portugal (IGN)

Queridos lectores, si vivís en algún lugar de la España física que va del Atlántico a los Pirineos, pasando por las sierras que delimitan las estructuras del norte y os interesa conocer el fenómeno sísmico de la España verde que va de Galicia a Navarra y Aragón, tanto por la costa como por el interior, dejo aquí varios estudios por territorios y algo en general de geohistoria. Cada zona tiene su sismicidad peculiar y muchas veces los terremotos de más magnitud no son los más dañinos. 

Encontraréis información de campo, hemeroteca, detalles singulares sobre algún terremoto histórico que quedó en el recuerdo de los habitantes y dejó su impronta en los edificios, caminos, iglesias..., sus efectos, cuáles fueron sus consecuencias y cómo algunas comunidades aprovecharon este fenómeno natural para poner en valor su historia y su cultura.

España fue pionera en Europa, en Asia y América de muchos asuntos relacionados con la Tierra, su dinámica y una ordenación óptima para paliar el embate de una tierra violenta, pero la debilidad política institucional no permite aflorar las históricamente brillantes ideas y posibilidades de a quienes ya se conocieron a la sazón como los pertenecientes a “la cabeza de Europa”.

Un trabajo que comencé en 2011 y que me ha llevado por archivos históricos, parroquiales, entrevistas a muchas personas, testigos de cada región, algunas muy mayores. Vivieron los impactos en primera persona sí, pero vivieron y enseñan mucho más. En estos trabajos no se pretendió una exhaustiva mirada técnica, profunda, sino que lo técnico fuera acompañado de otra mirada no menos importante, la humana, pues el ser humano y la tierra que habita se esculpen mutuamente.

Por eso la geología y la cultura se relacionan con la personalidad de cada pueblo, cada barrio, su folclore, sus leyendas, las historias que contaban los viejos, sus refranes..., y sobre todo su modo de vida, el que muchas veces se vio impactado por el fenómeno sísmico. Algunas comunidades que no le dieron importancia, quedaron afectadas por años, por décadas, a veces para siempre. Otras, tras sufrir los terribles impactos supieron aprovechar esa peculiaridad para poner en valor sus territorios y compartir sus experiencias con los demás.

En este blog existen artículos de otras zonas peninsulares e insulares, muchos de ellos son de carácter divulgativo, también los hay de un marcado carácter técnico en relación a la sismicidad de zonas del sur y sureste español o de la historia del fenómeno en España, su relación con las normativas de construcción y especialmente con el urbanismo. Sin embargo, en el norte de Iberia parece que tal fenómeno no existiera y no haya aportado su movimiento de cincel para esculpir la vida de sus pueblos, de sus ciudades.

Era para mí un reto cautivador abarcar toda la zona norte donde he nacido, vivido, he estudiado y trabajado y he escuchado y me he maravillado con las historias de aquellos terremotos de boca de mis abuelas, de mis tíos y de familiares, desde Vigo hasta Alicante, pasando por Asturias donde me encuentro ahora y donde estudié geología. Galicia, Cantabria, Euskadi, Navarra y Aragón han sido y son aún mis constantes destinos, bien por mis trabajos de investigación, docentes, profesionales y técnicos, de divulgación o por cuestiones familiares. Por eso también procuro continuar con el carácter orgánico de estas publicaciones, que suelo mantener actualizadas, una de las ventajas que ofrece vivir con la tecnología del siglo XXI.

Es por lo tanto, muy probable que los artículos enlazados puedan verse modificados según vayan apareciendo nuevos datos o cambien los que se vayan revisando. Siéntase la persona lectora libre de utilizar gráficos, vídeos o el propio texto para informar de lo que crea oportuno, pudiendo si lo considera, hacer referencia al autor.

Antonio Aretxabala
Piedras Blancas, Asturias.


GEOHISTORIA Y TERREMOTOS EN ESPAÑA:

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La Canal de Berdún, HUESCA, NAVARRA y ZARAGOZA: 

Ibérica: ZARAGOZA Y TERUEL: 

Sismicidad histórica en España: 

España y los pioneros del Urbanismo sismorresistente: 

martes, 12 de mayo de 2020

SISMICIDAD EN ASTURIAS: DESDE LA EDAD DE BRONCE, EL REY PELAYO, TIRSO DE AVILÉS Y RECONCO, HASTA LA MONITORIZACIÓN DE LA FALLA DE VENTANIELLA



MAPA GEOLÓGICO DE ASTURIAS
La geología de Asturias a través de las Topografías Médicas
M. Gutiérrez Claverol y J. C. García-Ramos
 Museo del Jurásico de Asturias


Aparte del recorrido histórico e instrumental aquí mostrado, cabe destacar que prácticamente todo el territorio de Asturias presenta de vez en cuando temblores que pueden ser más o menos percibidos.

Si bien en el occidente asturiano son más frecuentes e intensos los eventos sísmicos, además hay que sumar los que de vez en cuando se producen frente a la costa y que alguna vez han sido sentidos.

De momento el mayor terremoto registrado en la era científica e instrumental se dio en Teverga en 1950 con una magnitud de 4,7 y una intensidad de VI. El más destructivo se vivió en Avilés en 1522 con destrucción parcial de algunos edificios que aún hoy existen.

Al igual que otras áreas del norte peninsular, los impactos sísmicos más destacables en Asturias han venido de fuera, siendo el más violento el del terremoto de Lisboa de 1755. Es Avilés, posiblemente por su configuración geológica y la disposición comunicativa de varias individualidades, el mejor laboratorio geohistórico asturiano.


1. Sismicidad histórica en Asturias

Asturias no es una zona de sismicidad relevante en la Península Ibérica, sin embargo en la historia ha habido varios impactos con origen en el territorio, aunque los de mayor intensidad han venido siempre desde fuera de la región. El más potente, al igual que en otras zonas de España, Marruecos y Portugal fue el terremoto de Lisboa (M8,8) de 1755 que acabó con la vida de casi 100.000 personas tras el interminable temblor de varios minutos, el siguiente tsunami que impactó en las costas del que se tiene crónica en Avilés, y los posteriores incendios, pillajes, etc. Durante el siglo XIX se dieron varios episodios sísmicos en Cudillero y Gijón. Sin embargo los estudios arqueológicos e históricos nos ponen en la pista de sucesos geohistóricos relacionados con la sismicidad que le dan a Asturias un carácter peculiar de un gran valor científico y cultural.

La Fundación Parque Histórico de Navia recoge en su página web un hecho llamativo al respecto. El poblado del castro de Chao Samartín (Grandas de Salime), un recinto fortificado que data de la Edad del Bronce, entre novecientos y ochocientos años antes de Cristo, se mantuvo habitado hasta el siglo II después de Cristo, cuando fue abandonado por los romanos tras un terremoto que lo dejó en ruinas, aunque posteriormente, entre los siglos IX y X de esta era volvió a ser ocupado y utilizado como necrópolis. Se trataría del primer caso de sismicidad vivida por los primitivos astures estudiada por la arqueología.

Existen difusas recopilaciones de un suceso sísmico que afectó a Cangas de Onís en el año 718, fecha que coincide con la proclamación de Pelayo como primer rey de la monarquía asturiana, varios acontecimientos entre batallas en las que el suceso sísmico aparece en varias ocasiones con grandes derrumbes de rocas, marcaron destinos providenciales que favorecieron ciertas victorias épicas.

Mucho más cerca en el tiempo los terremotos más sentidos y que en algunos casos provocaron miedo en la población fueron en 1915 en Xinestaza, en el concejo de Tineo con un temblor que alcanzó una intensidad de VI. En 1938 el terremoto de Arredondo M5 en Cantabria en plena guerra civil, tuvo un impacto que se refleja en la prensa, sobre todo se sintió con fuerza en la zona oriental asturiana, en la zona epicentral alcanzó intensidad VII. En 1950 el más enérgico conocido alcanzó una intensidad VI en la escala de Mercalli, fue un terremoto de magnitud 4,6 que se vivió con bastante desazón aquel día 4 de abril. De momento es el mayor terremoto registrado en Asturias en la era instrumental.

Durante el siglo XX los terremotos gallegos del triángulo lucense se vivieron con fuerza notable, no sólo en Asturias, también en toda Galicia, Cantabria, Zamora, León y norte de Portugal. Todo comenzó el 15 de abril de 1994 con lo que luego se conocería como la serie lucense, con un terremoto M4,2 con epicentro en los límites de Galicia y Asturias. Se sintió con fuerza desde Vegadeo a Nava. La alarma fue noticia en los periódicos locales y durante varios días tema de conversación entre los ciudadanos de Oviedo, Avilés, Mieres, Pola de Allande y otras localidades asturianas. El 30 de noviembre de 1995 Asturias volvió recibir un buen susto con el terremoto M4,7 con epicentro en Triacastela (Lugo). Hubo escenas de pánico y fue portada de diarios y telediarios.

Sin embargo lo más impactante estaba por llegar. A las dos menos diez de la madrugada del 22 de mayo de 1997 Asturias vivió el mayor terremoto del siglo XX que haya impactado dentro de su territorio. Fue un terremoto M5,3 con epicentro en la comarca de Becerreá (Lugo) al que siguieron más de 100 réplicas. Se sintió en todo el noroeste español y norte de Portugal, provocó gran alarma desde Vigo hasta Santander. En Galicia hubo una víctima mortal, varios heridos y bastantes daños materiales. En Avilés mucha gente salió a las calles asustada.

2. El testimonio de Tirso de Avilés y Hevia

Pero mucho antes de la época científica, tanto cualitativa y descriptiva como instrumental, Asturias tuvo la suerte de haber disfrutado de unos cronistas que con gran detalle describieron terremotos cuyo impacto supera lo comentado anteriormente. Tal es el caso por ejemplo del terremoto del miércoles día 25 de junio de 1522 recogido por el cronista y canónigo de la Catedral de Oviedo Tirso de Avilés, en su obra "Armas y linajes de Asturias y antigüedades del Principado", escrita hacia 1590: 

Figura 1. Tirso de Avilés y Hevia. Crónica: «Miércoles veinte y cinco días del mes de junio, año de mil quinientos veinte y dos tembló la tierra en esta ciudad (Oviedo), estando aquí el Capítulo de los frailes de San Francisco (...) Así mismo fue general este terremoto de temblar la tierra en todo este Principado e Reyno, e cayó en este terremoto mucha parte del monasterio de San Francisco de Avilés, que es de la Orden de San Francisco, e fue general en muchas partes de España, e cayeron muchos edificios». Foto: todocolección.

Figura 2. Vista frontal del antiguo monasterio de San Francisco de Avilés, hoy Iglesia de San Nicolás de Bari o San Francisco que quedó dañada tras el terremoto de Avilés de 1522 según la crónica de Tirso de Avilés y Hevia.

Figura 3. La villa de Avilés hacia mediados del siglo XIV. Puede verse en la parte de abajo a la izquierda el antiguo convento con la iglesia de San Francisco, fuera de las casi desaparecidas murallas.

3. "Reconco", el terremoto de Lisboa y otras sacudidas

En España, el siglo XVIII fue especialmente desapacible por excepcional a causa de la conjunción de alteraciones climáticas, varias catástrofes naturales, entre ellas terremotos, lluvias torrenciales, tormentas, inundaciones y conflictos sociales... El 1 de noviembre de 1755 se produjo el más devastador terremoto vivido de momento por la Europa histórica. Es el conocido como terremoto de Lisboa. Tuvo una enorme repercusión en Portugal, España y el noroeste de África. No hay un rincón de la península que no tenga crónicas de lo sucedido aquel día y los posteriores.

Sobre cómo afrontamos los europeos este tipo de acontecimientos recomiendo echar una mirada a este artículo de carácter histórico con respecto a estos fenómenos naturales que escribí para varios medios. En este otro artículo, también de carácter histórico, se puede ver cómo la España de ultramar fue pionera en la estructuración de un urbanismo y un trazado acorde con la violencia de estos fenómenos naturales y cómo Europa fue adoptando la experiencia española a sus territorios, también un vídeo que recrea el terremoto de Lisboa y el posterior tsunami.

Entre los grandes cronistas asturianos y también uno de los más detallistas, está Francisco Fernández Reconco, conocido como "Reconco, el escribano del número de la villa de Avilés, sus concejos y jurisdicción". Una especie de bloguero de la época que dejó testimonios impagables de cómo se vivieron los acontecimientos de entonces. Reconco fue testigo de excepción desde Avilés de ese terrible momento que estremeció a toda Europa, del cambio en el régimen hídrico subterráneo y de la retirada de la mar, el repentino tren de olas del tsunami y nuevamente la retirada de la marea posterior; pero también describió lo que sucedió con respecto a otros fenómenos naturales que acompañan a la vehemencia de esos eventos, como el comportamiento de monjas, curas y frailes. Describe desde Avilés algo que recogió en su crónica privada de sucesos ocurridos entre los años 1750 y 1781. Parte de su narración de aquellos momentos dice:
«En el día de Todos Santos de este año de 1755 que nuestra Madre la Iglesia celebra de precepto, estando el día muy claro, sosegado en calma y sin vientos, siendo entre diez y once de la mañana, se reconoció un temblor de tierra en esta villa, y después por noticias que vinieron fue general en todo el mundo... En cuya ocasión, yo, Francisco Reconco, estando en la plaza mayor de esta villa, frente a la torre del reloj de ella, no siendo horas de dar campanadas, y con el motivo de este temblor, le oí dar siete campanadas chicas. Y de allí a una hora y media vi que los caños de esta villa, con el motivo de remudarse la tierra en su centro, se puso el agua por espacio de más de cinco horas más revuelta y turbia que el barro colorado, pues algunos decían que era sangre. Muchos vecinos de esta villa se salieron de sus casas, juzgando que caían sobre ellos, dando voces. En cuya ocasión estaba la ría vacía del todo, y en el pozo, junto a la puente, se levantó o vino del mar alta un golfo de agua que obligó a flotar los navíos que allí estaban y se dieron unos con otros y dentro de un cuarto de hora volvió a quedarse en seco toda la ría».
Lisboa, mañana del 1 de noviembre de 1755

Reconco escribió sobre lo sucedido el día 31 de marzo de 1761, para entonces, como también escribe, los frailes y las monjas salían asustados de los conventos, el miedo recorría toda Europa tras lo sucedido el día de difuntos de 1755, no sólo Avilés lo mantuvo en la memoria. La amnesia sísmica tardó muchos años en implantarse:
«Y a cosa de las doce y cuarto del día, a tiempo que estaba claro y sin vientos hubo un temblor de tierra bien reconocido en esta villa, y en España y Portugal, como después lo decían las cartas de muchos particulares, pero bendito Dios no hizo en este país ningún estrago. Y en el día 5 de abril de este año, salió en procesión y rogativa el Santísimo Cristo de San Nicolás y Nuestra Señora del Rosario, pidiendo todos, con mucha devoción, suspendiese tales castigos con que nos amenaza y avisa para que nos enmendemos de nuestros vicios. Y le suplicamos nos deje vivir y morir en su divina gracia».
También unos meses después:
«El día 18 del mes de febrero de este año de 1762 siendo las siete de la noche, y estando el tiempo en calma, se reconoció en esta villa y en otras varias partes, un temblor de tierra que muchos vecinos salieron de sus casas para la calle dando voces, temerosos si las casas se caían, pero bendito Dios no sucedió ningún agravio en gentes ni en las casas».
Avilés es una zona habitada y urbanizada en la que una parte de la villa se encuentra sobre terrenos de los denominados blandos. En estos lugares, al igual que como vimos en el singular y peculiar caso de San Sebastián, aunque con diferentes posibles mecanismos, las ondas sísmicas se amplifican (como los flanes sobre una mesa vibrante en contraposición a un objeto pétreo) y quizás por eso las mejores crónicas históricas nos han venido de la villa.  Como ya vimos en el caso de Sangüesa y los terremotos olvidados de la Canal de  Berdún, estos fenómenos conllevaban la organización de rogativas de índole religiosa ante el pánico producido, su origen se achacaba al mal comportamiento y los pecados humanos.

Figura 4. Vista de la ría de Avilés a finales del siglo XIX, principios del XX.

4. La Falla de Ventaniella

En algún sitio del mar frente a las costas de Galicia donde se registra una sismicidad constante, hasta algún otro lugar cercano a Burgos, unos 400 km, un accidente tectónico deja de cuando en cuando su rastro de movimientos y sacudidas generalmente leves y bastante espaciadas en el tiempo. Puede ser la responsable de lo que describen las crónicas arqueológicas, luego épicas, más recientemente Tirso de Avilés, Reconco, la amplia hemeroteca y hoy los modernos dispositivos, sismógrafos y estaciones móviles que la Universidad de Oviedo y Geocantábrica han estudiado con detalle.

Figura 5. Arriba la falla de Ventaniella (en rojo) en la zona emergida hasta Avilés y los principales terremotos estudiados (puntos) para este proyecto realizado entre 2015 y 2017 por el grupo Geocantábrica y la Universidad de Oviedo. Abajo: Asturias vista desde el norte con la plataforma continental y el talud mostrando el Cañón de Avilés ligado geomorfológicamente a la Falla de Ventaniella (en rojo) en su parte submarina. 

La falla de Ventaniella se encuentra a una profundidad de unos 20 kilómetros, nace frente a las costas de la frontera entre Galicia y Asturias, unos 150 kilómetros mar adentro. Pasa por Avilés, Nava, El Campu, el embalse de Riañu, el norte de León y Palencia y posiblemente llegue hasta la zona norte de Burgos. Hasta ahora el mayor proyecto de estudio de la falla es el GRUPIN14-044 promovido por el Gobierno del Principado de Asturias. El equipo investigador estuvo integrado por Carlos López‐Fernández, Gabriela Fernández‐Viejo, Javier Olona y Sergio Llana‐Fúnez.

En concreto, Carlos López-Fernández, profesor titular del Departamento de Geología, explica que “Asturias es una región de bajo peligro sísmico, pero esto lo podemos afirmar solo a partir de estos estudios y de momento hay muy pocos. Queda mucho por hacer. Creemos que el mayor terremoto que se puede dar debería rondar una magnitud 5, aunque son poco probables. El occidente asturiano es mucho más sísmico que el oriente (que apenas lo es). Precisamente la falla de Ventaniella actúa como límite de la sismicidad occidental asturiana. Definir el peligro o riesgo sísmico es fundamental para diseñar las casas, puentes, túneles, etcétera”.

5. Terremotos significativos en Asturias

Aparte del recorrido histórico e instrumental cabe destacar que prácticamente todo el territorio presenta de vez en cuando temblores que pueden ser más o menos percibidos, si bien en el occidente son más frecuentes e intensos, además hay que sumar los que de vez en cuando se producen frente a la costa. Los terremotos más significactivos se dieron en Tineo (1909 y 1915), Cangas del Narcea (1930, 1991, 1994, 1997, 1998 y 2001), Teverga (1950), San Antolín de Ibias (1974 y 1995), Beleño (1975), Pola de Laviana (1975), Arriondas (1976), Cangas de Onís (1976), Colunga (1983), mar Cantábrico (1989), norte de Cabo Vidio (1989), puerto de Ventaniella (1989), Pola de Somiedo (1991), Covadonga (1992), Sobrescobio (1993), Campo Caso (1993 y 2010), Villayón (1994) y Taramundi (1994). Durante o que va de siglo XXI ha habido algunos terremotos en Mieres (2001) y Vegadeo (2008 y 2011). Las magnitudes medias se sitúan en torno a los tres grados y las profundidades a las que se producen van de 0 a 22 km, con una profundidad focal media de unos 9 km.

LISTA DE LOS TERREMOTOS MÁS RELEVANTES OCURRIDOS EN ASTURIAS

Figura 6. Mapa de fallas y focos sísmicos en el NO de la Península Ibérica. Una de las aplicaciones directas del conocimiento de la sismicidad de una región es la estimación de la peligrosidad sísmica en la zona, siendo el conocimiento de su pasado sísmico uno de los principales aspectos a considerar. Fuente: colección "ITINERARIOS POR LA NATURALEZA. La costa occidental asturiana". Universidad de Oviedo. ISBN: 978-84-691-2370-6.

domingo, 3 de mayo de 2020

¿ENERGÍAS LIMPIAS? ¿CRECIMIENTO EN V? NUESTRAS TRAMPAS AL SOLITARIO DESCUBIERTAS

El parque eólico más antiguo de España, "El Perdón" al sur de Pamplona, cumplirá 26 años.

Queridos lectores, estoy percibiendo en los medios de comunicación de masas un aumento sin precedentes de la expresión "energías limpias" y ya no tan a menudo "energías renovables", que era y aún sigue siendo, la expresión dominante en los medios de comunicación y los documentales de carácter divulgativo. Obviamente lo hacen al referirse en general a la energía solar y a la eólica. También hay quienes incluyen a la hidroeléctrica, a la biomasa e incluso al gas natural fósil como energía de transición, y luego aún todavía quedan los indocumentados que incluyen a la nuclear.

Todo depende de los intereses que se depositen en tales expresiones. Ahora mismo por ejemplo "energías limpias" con el entrecomillado devuelve en Google 137.000 entradas en 0,20 segundos, "energías renovables" cerca de un millón y medio. Pero, ¿realmente las denominadas energías renovables o limpias lo son? ¿O no lo son tanto? Un polémico documental, estrenado en pleno confinamiento, ha resultado un revulsivo para millones de personas realmente preocupadas y comprometidas con la viabilidad de nuestra enferma sociedad.

El impacto de Planet of the Humans

En plena crisis de la pandemia de la COVID19, salta a los medios de comunicación de masas a nivel planetario, el documental de Jeff Gibbs producido por Michael Moore Planet of the Humans (28-05-2020, me acaban de pasar este otro enlace con subtítulos en español). En pocos días ha alcanzado millones de visualizaciones y ha originado una polémica tan intensa y visceral que incluso llegó a retirarse de la web de la distribuidora Films for Action, aduciendo el siguiente motivo: “falta de rigor e información errónea”.

Las críticas a la película han sido demoledoras, llegando a acusar a los autores de trabajar para el lobby petrolero, nuclear y cosas por el estilo. Más tarde volvieron a reponerla, aunque a veces no era accesible. Finalmente en la web de Films For Action volvieron a liberar el vídeo, pero curiosamente había seguido estando en YouTube todo este tiempo de "te quito, te pongo...". Además publicaron una nota al respecto de la polémica: Films For Action's Statement on Planet of the Humans. Comentan en él, por qué quitaron el documental después de las fuertes críticas recibidas, y por qué lo volvieron a subir (aunque el documental está distribuido oficialmente en YouTube, de donde no ha sido retirado en ningún momento). 

El artículo enlaza a las críticas recibidas, especialmente a los "errores encontrados" y más en especial sobre la energía solar. Con todo, también publican una serie de puntos interesantes. Son de destacar los siguientes:

1- Aún necesitamos transicionar hacia un 100% de "energías renovables".

2- Necesitamos “apagar” nuestra civilización (para reiniciarla).

3- Deberemos aceptar las difíciles realidades que tenemos aún a las que mirar de frente. La más importante es que pretender seguir con el crecimiento económico a base de renovables no es ni posible ni deseable y eso es exactamente lo que los denominados "capitalistas verdes" persiguen (yo tengo mi propia definición sobre capitalismo verde).

4- No conseguiremos nada parecido a una sana sostenibilidad sin asumir  la realidad de los límites al crecimiento.

5- Nuestra tarea es imaginar una civilización basada, no en el viejo paradigma del "desarrollo sostenible", sino en la regeneración ecológica, donde la presencia humana en la Tierra genera más y más niveles de biodiversidad y salud ecológica.

Por otro lado, quienes llevamos años vinculados a movimientos de transición y descenso energético, conocemos y hemos visto en la película a Richard Heinberg del Post Carbon Institute, uno de los estudiosos y autores del tema de la transición a las renovables más reconocidos. Aparece unas cuantas veces y también ha salido al paso de las críticas en un tono bastante frío y neutral, como es habitual en él, con un artículo titulado Review Planet of the Humans. Donde dice cosas como:
"... Descubrimos que la transición a las energías renovables va demasiado lenta como para marcar una gran diferencia durante las próximas dos décadas cruciales, y sería increíblemente costoso si intentáramos reemplazar todo el uso de combustibles fósiles con energía solar y eólica. También descubrimos, como la película subraya una y otra vez, que la intermitencia de la luz solar y el viento es un problema real, uno que solo se puede resolver con el almacenamiento de energía (baterías, bombeo hidráulico o aire comprimido, todo lo cual es costoso en dinero y términos de energía); o con redundancia de fuente (creando una capacidad de generación mucho mayor de la que probablemente necesite en cualquier momento, y conectando generadores remotos en una superred); o gestión de la demanda (lo que implica adaptar nuestro comportamiento al uso de energía solo cuando está disponible)... Además, las formas en que usamos la energía hoy en día se adaptan principalmente a las características únicas de los combustibles fósiles, por lo que una transición completa a las energías renovables requerirá el reemplazo de una cantidad extraordinaria de infraestructura en nuestro sistema alimentario, fabricación, calefacción de edificios, la industria de la construcción y incesantemente. En conjunto, la única forma realista de hacer la transición en países industriales como los EE.UU. Es comenzar a reducir el uso de energía en general de manera sustancial, eventualmente manejando la economía en una cuarta parte, una quinta parte, o tal vez incluso una décima parte de la energía actual... La película tiene pocos matices, pero nuestro dilema global del clima y la energía son todos tonos de gris. Gibbs parece decir que las energías renovables son una completa pérdida de tiempo. Yo diría que se ven mejor como una estrategia de transición marginal para las sociedades industriales. Dado el cambio climático y el hecho de que los combustibles fósiles están agotando los recursos finitos, parece que si queremos mantener cualquier tipo de infraestructura de energía eléctrica en el futuro, tendrá que ser alimentada por energías renovables: hidroeléctrica, eólica o solar. Como muchos estudios han confirmado, la industria de la energía nuclear tiene pocas posibilidades realistas de reactivación. El futuro será renovable; simplemente no hay otra opción. Sin embargo, lo que está en cuestión es el tipo de sociedad que las energías renovables pueden apoyar. El hecho es que ya hemos apostado todo nuestro futuro a la electricidad y la electrónica. Las comunicaciones y el procesamiento y almacenamiento de información se han digitalizado. Eso significa que si la red se cae, hemos perdido la civilización por completo. No creo que podamos mantener las redes mundiales a escala actual sin combustibles fósiles, pero puedo imaginar la posibilidad de un proceso de triaje mediante el cual, a medida que el consumo de población y recursos se reduce, el mundo digital también lo hace, hasta que sea lo suficientemente pequeño como para ser alimentado por electricidad renovable que puede generarse con un daño ambiental mínimo y aceptable. Sin embargo, estoy de acuerdo con Gibbs en que las energías renovables son realmente incapaces de mantener nuestros niveles actuales de uso de energía, especialmente en países ricos como los Estados Unidos. La transición a los coches eléctricos puede ser una estrategia útil a pequeña escala y a corto plazo para reducir el consumo de petróleo (yo mismo conduzco uno), pero los límites al litio y otras materias primas utilizadas en la construcción de autos electrónicos significan que realmente necesitamos pensar en cómo deshacernos de los coches individuales por completo. Los principales ambientalistas odiarán esta película porque expone algunos de sus defectos reales. Al centrarse en las soluciones tecnológicas, han dejado de lado casi todos los debates sobre la superpoblación y el consumo excesivo. Tal vez eso sea comprensible como estrategia de marketing, pero es un error dejar que los consultores de marketing separen la verdad de la ficción para nosotros. Durante las últimas décadas, las grandes organizaciones medioambientales se cansaron de decirles a sus seguidores que redujeran, reutilizaran y reciclaran. Llegaron a ver que los problemas globales como el cambio climático requieren soluciones sistémicas que, a su vez, requieren una inversión masiva y una planificación y supervisión gubernamental. Pero la realidad es que necesitamos tanto de alto nivel de un cambio sistemático y generalizado cambio de comportamiento individual. Esa es una de las lecciones de la pandemia de coronavirus: "aplanar la curva" exige planificación central y liderazgo, y sacrificio individual...".

¿Una sociedad 100% renovable?

El pasado noviembre, el Gobierno de Navarra en un ataque apresurado de transición y con bastantes prisas, sin saber muy bien qué hacer, pero con cierta lógica por un imperativo de la UE, organizó una serie de actos a los que fui invitado por la emergencia del asunto. Entonces recogí un reporte exhaustivo y pormenorizado en este artículo: NAVARRA: NUEVOS MODELOS ECONÓMICOS SOSTENIBLES Y TRANSICIÓN GLOBAL HACIA UN NUEVO MODELO ENERGÉTICO. Lo que pude sacar en claro era la visión apremiante. Navarra no está mejor que otras comunidades, y como pude contrastar, hay una falta de visión lógica y mucha carga emocional en esta cuestión. Por no hablar descaradamente de los intereses de algunas grandes empresas y ciertos dirigentes a su servicio.

Tomé apuntes y fotografías para poder testimoniar esos eventos desde el punto de vista de un científico que integra todos los factores posibles y no sólo los que interesan a ciertos grupos empresariales (que es para lo que realmente se realizaron tales actos). Todo ello se recogió en el extenso reporte de arriba, lo hice sin medias tintas. Obviamente la frialdad de dicho reporte tuvo tan mala acogida a nivel local como pudiera tenerlo el documental de Gibbs a escala planetaria, salvando las galácticas distancias, pero coincidimos en muchas cosas. La transición hacia esas energías va a ser una realidad, nos guste o no. Es, digámoslo alto y claro, una imposición geológica.

Tanto en el documental de moda, como en aquellas jornadas y muchas otras en la que he participado, lo que se trata al final es de buscar fórmulas para electrificar la economía. Sin embargo la electricidad supone todavía un 20% de nuestro consumo de energía primaria y más de la mitad se genera desde fuentes sucias. En el mundo, todavía el 14% de la energía primaria consumida es de la que llamamos renovable frente al 86% fósil o no renovable.

Por ejemplo, durante 2019 la solar fotovoltaica y la eólica supusieron menos del 7% del total mundial. Además de que nunca vinieron a sustituir a ninguna energía fósil, como expliqué en aquellas jornadas, sino a ser añadidas a nuestra insaciable dependencia energética (ver figura 1). Somos unos jonkies de la energía. Hoy por hoy, las denominadas energías renovables o limpias, son desafortunadamente fósil-dependientes. Nunca jamás un aerogenerador o captador de energía del viento ha sido construido con energía eólica, lo mismo es aplicable para el panel solar. No existen carreteras o autopistas eólicas y mucho menos aviones.

Detrás de cada instalación individual o parque eólico, o solar, hay en primer lugar una minería cada vez más costosa y agresiva; en eso el documental ha puesto las cartas sobre la mesa y ha provocado bastante irritación. Puede que estemos hablando de algo incluso más destructivo que las energías denominadas sucias si se hiciera una cuantificación de largos plazos. La causa es la dispersión de las menas de neodimio, cobalto, níquel, litio..., y que la maquinaria que investiga, explora, extrae, transporta, refina, transporta otra vez, construye, vuelve a transportar, mantiene..., no es eléctrica, sino que funciona con fósiles (normalmente diésel del que los líquidos extraídos hoy en día son potencialmente muy pobres para refinar).

En segundo lugar, la construcción de infraestructuras para la implantación de parques eólicos, fotovoltaicos, presas, requiere de carreteras, grúas, aspas de plásticos y fibras sintéticas, altos hornos de gas y carbón para el hormigón, la torre, las cimentaciones, etc. Por tanto, lo que llamamos "energías limpias" tiene una huella de carbono que depende de si se considera o no todo el proceso, nos da unas cifras u otras. Esto desafortuanadamente no lo ha profundizado el documental de Gibbs, pero sería absurdo por nuestra parte pedirle detalles técnicos exhaustivos a una película de 100 minutos.

Además la externalización de los procesos industriales y tecnológicos supone no sólo un engaño en cuanto a las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) sino tambien en lo que atañe a sus bajas tasas de retorno energético (las TRE como expliqué aquí siguen siendo menguantes). Jeff Gibbs es el niño del cuento del rey desnudo, el que miró con ojos nuevos y se atrevió a decirlo en alto: ¡el rey está desnudo!, y poco a poco, rechistando, todos fueron comprendiendo que un mundo 100% renovable va a ser una imposición, no una elección; en el medio-largo plazo es lo único que tenemos. Pero el mundo que pueden sustentar está muy lejos de ser el del capitalismo fosilista de carácter financiero que conocemos. Las leyes de oferta y demanda que regulaban el mercado se han volatilizado con el petróleo y la deuda impagable que dejamos a nuestros hijos.

Figura 1. Gráfica de la evolución del consumo mundial de energía de la humanidad desde 1800 a 2017. En cada transición energética, un nuevo tipo de energía no sustituye al anterior, solo se agrega para satisfacer las crecientes necesidades. Es un error afirmar que la humanidad pasó de la esclavitud y la madera al aceite de ballena y luego al carbón, o que la humanidad pasó del carbón al petróleo y al gas. La forma correcta de expresar la realidad es decir que la humanidad dispuso de esclavos (hoy más que nunca gracias a nuestra última organización social) y madera y agregó aceite de ballena, carbón, petróleo, gas, nuclear y renovables.

Sí, una sociedad 100% renovable

He estado escribiendo desde hace una década en prensa, revistas especializadas, he intervenido en programas de radio y televisión, he dado conferencias en universidades de Europa, Asia y América, en sindicatos, congresos, en ciclos culturales, participado en varios documentales, medios digitales..., sobre la gestión y planificación de catástrofes naturales o creadas por nosotros al desconocer el medio que tratamos. Uno de ellos es el medio físico o natural, otro, si se me permite, sería el medio humano o social, valga la abstracción, muchas veces por nuestro atrevimiento volvemos vulnerables a ambos. Ese atrevimiento es el efecto de desconocer la recurrencia histórica de eventos catastróficos, de confiar en nuestra capacidad de creer hacer entrar en razón a la naturaleza a base de hormigón armado o de considerar que por ejemplo, los ríos son un error de la naturaleza que derrocha el agua de lluvia para fastidiarnos enviándola al mar.

Desde las inundaciones y los terremotos hasta el pico del petróleo, la gran crisis energética o la imposibilidad de mantener a raya grandes infraestructuras que van siendo abandonadas sin remedio, todo desemboca en la creencia de que de alguna manera podemos echar un pulso a la naturaleza e incluso establecer una mentalidad guerrera para doblegarla; también sería aplicable en el ámbito del impacto de los recortes en sectores vitales que nos llevan al inevitable colapso, se hable de un edificio o una ciudad tras un terremoto, una pandemia, una terrible inundación o ésta nuestra querida sociedad tecnológica industrial, alimentada con combustibles fósiles. Siempre hay un factor común en nuestros fracasos: la falta de preparación y la subestima de los posibles impactos. Pero quizás se va a poder evitar en buena medida o incluso atenuar el inevitable colapso, tal y como se articuló la ley del suelo de 2008, las normas de construcción sismorresistente o la gestión colectiva de las infecciones más perniciosas que comenzamos a cursar.

Si algo tengo claro es que cierto grado de colapso es ya inevitable. No fuimos capaces en su momento de hacer caso a los científicos y frenar la diabólica maquinaria de destrucción y desposesión que pusimos en marcha, pero quizás estemos a tiempo de colapsar con cierto control, y posiblemente de diferentes maneras, algunas realmente desagradables de imaginar y trazar por involutivas, como vimos aquí. Pero una de ellas es pilotando el descenso energético y por tanto económico al que estamos abocados. Hay vías para acometerlo y posiblemente de manera muy enriquecedora para la mayoría, tal y como le comentaba a un medio en esta entrevista en mitad de nuestro encierro por la pandemia de la COVID19.

Las energías renovables, de momento no están reemplazando a las plantas de gas natural, ciclo combinado, nucleares o carbón, simplemente porque éstas son necesarias como respaldo para nuestro modo de vida y para la construcción, el funcionamiento, la instalación y el mantenimiento de los captadores de la energías llamadas renovables, y esa trampa al solitario ha quedado al descubierto con la crudeza y rudeza a la que Michael Moore nos tiene acostumbrados. No existe suficiente almacenamiento de energía, especialmente las baterías, de momento ni son una alternativa ni tienen sustituto a la vista.

Las energías renovables requieren cantidades impresionantes de combustibles fósiles para generar el extraordinario calor necesario derivado a fundir los materiales geológicos como el silicio de las arenas cuarcíferas o los minerales metálicos que conforman los captadores de energías renovables. Nada de lo que he escrito o pudiera escribir en estos años puede describir la sorprendente cantidad de energía necesaria que contienen los hidrocarburos, el regalo a coste cero que nunca mejor se denominó "oro negro" cuando vimos las posibilidades -hace menos de un siglo- de uno de ellos. Conocer aunque sea de manera somera qué nos ha regalado la tectónica de placas da una idea de esa magnitud. Son tan necesarios para construir y mantener artilugios captadores de energías renovables que la secuencia de búsqueda, extracción y preparado de docenas de metales que se están fundiendo en los hornos ahora mismo, comparada con los cientos de millones de años del trabajo de la Tierra es irrisoria.

Nuestra economía se basará en las energías renovables, cuanto antes asumamos ese veredicto menos sufriremos. Pero tan descarnada afirmación va acompañada de otra: “la economía no puede crecer indefinidamente”. Una afirmación todavía más perturbadora que admitir el cambio climático como una iatrogenia de nuestras incoherencias, o la destrucción de los ecosistemas como incubadora de grandes pandemias, o la contaminación de la atmósfera y la hidrosfera y nuestros alimentos como una predisposición a la enfermedad y la muerte. Nuestra sociedad será 100% renovable, pero no será como la que dejamos antes de comenzar a transicionar por una nueva edad, la edad del decrecimiento.

Estamos rediseñando con apremio nuestros conceptos de valor y prosperidad, de ética y solidaridad; precisamente para reconstruir nuestras sociedades con miras a ir adaptándolas a esta extraordinaria era de transición en la que la pobreza a nuestro alrededor se va a convertir en una compañera habitual y un quebradero de cabeza si no tomamos medidas urgentes, técnicas y sociales. Lo que sí podemos saber con certeza es que la era del crecimiento económico ilimitado, el que es la característica definitoria del capitalismo financiero neoliberal, globalizado, fosilista, tal cual lo conocemos, ha terminado de verdad.

Juan Luis Arsuaga para la BBC