sábado, 27 de mayo de 2023

BAU2. EL INCREMENTO DE LA PRESIÓN AMBIENTAL POR UNIDAD DE ACTIVIDAD ECONÓMICA

Conferencia en Dartmouth College, 1972: Jørgen Randers, Jay Forrester, Donella Meadows, Dennis L. Meadows y William Behrens.

Queridas y queridos lectores, me gustaría compartir las siguientes reflexiones que me han surgido mientras preparaba un artículo para la revista Tempos Novos sobre la actual estrategia en minería que va a sustentar nuestra transición energética "verde" y que se puede descargar en pdf (en gallego) en este enlace.

Se trata de una reflexión temprana sobre los pronósticos y actualizaciones de los Límites del Crecimiento (LDC), teniendo en consideración lo vivido desde 2020 hasta hoy, algo que nos pone en la pista de que el escenario denominado BAU2 de 2004 sería el más cercano a lo que describía en 2022 en este artículo encabezado por una frase de Donella Meadows (1941-2001).

Ella fue la líder del grupo de Dinámica de Sistemas (en la foto de arriba) que desarrolló la versión de World3 de 1972. Donella nos dejó en 2001 víctima de un cáncer, pero su compañero Dennis L. Meadows, quien formó parte del grupo, continúa su labor de actualización y revisión, además de la divulgativa, bien pasados los 80 años.

Antonio Aretxabala, 27 de mayo de 2023

BAU2

Si comparamos los datos empíricos con los cuatro escenarios de la última versión de World3, que fue la recalibrada de 1992 con dos variables añadidas en 2004, podemos observar, con más de tres años de retrovisor, un cierto parecido con qué ha pasado más o menos desde 2020. Recordemos que, a la sazón era cuando nos hablaban del crecimiento en V.

Hemos seguido unas políticas "verdes" consistentes en añadir nuevas tecnologías de captación y transformación de energías renovables sin reducir el incremento de quema de los cada vez peores y más escasos hidrocarburos. O lo que es lo mismo, que la introducción masiva de tecnologías renovables de carácter eléctrico industrial (REI) no han venido a sustituir a los hidrocarburos, sino a ser añadidas al mix.

El escenario más popular y extendido en los artículos de divulgación científica sobre Los límites del crecimiento de 1972 y posteriores es el denominado "Business As Usual" (BAU), o el que en 1972 consideraba que el ser humano seguiría haciendo las cosas prácticamente igual, era el denominado escenario de "los negocios como siempre", pero las revisiones sí cambiaron las cosas, especialmente la de 2004.

Figura 1. Con el doble de recursos geológicos (BAU2 a la derecha) que en el escenario BAU (izquierda) ambas en morado, el freno al crecimiento no viene de la mano del agotamiento de recursos como problema principal que acompaña a la degradación del medio, sino de la mano de la contaminación que acompaña al declive de recursos (en naranja). Es clave, como ya vivimos, considerar el impacto de los gases de efecto invernadero. El problema global del declive innegociable de recursos geológicos, que son los que realmente apuntalaban nuestra última organización social, no se soluciona con más recursos (ver diferencia en el inicio de la línea morada de recursos), especialmente poniendo la mirada en los minerales, los productos energéticos y los indeseables efectos secundarios derivados de su extracción desmedida. Así nacieron los 17 Objetivos para el Desarrollo Sostenible (los 17 ODS o Agenda 2030) el 25 de septiembre de 2015.

El incremento de la presión ambiental por unidad de actividad económica

Para cuando nacieron los 17 ODS en septiembre de 2015, áreas extensas del planeta ya habían tenido que ser abandonadas. El modelo extractivo que ha dominado nuestra relación con el medio que nos sustenta es incapaz de evitar su destrucción si el beneficio económico depende de que los impactos ambientales sean cargados a los habitantes, incluidos los no humanos.

En el siglo XXI ya vivimos en la paradoja de que este modelo económico, para crecer, necesita destruir las bases materiales y biológicas que hacen posible no sólo su crecimiento, sino su continuidad. La manera técnica de que disponen los gobiernos y los medios de comunicación para expresarlo sería la recesión, basada en un medidor: el PIB, es decir, si se estanca y no crece, nos dirigimos a un incremento de la pobreza. Pero la cuestión es más física o geológica de lo que reflejaría ese medidor y otros similares. Veamos.

Los líderes mundiales adoptaron aquel 2015 un conjunto de objetivos globales para erradicar la pobreza, proteger los ecosistemas que aún siguen funcionando y asegurar la prosperidad para todos como parte de una nueva agenda de desarrollo sostenible. Pero, aunque ya hemos recorrido ocho años y nos quedan siete (Agenda 2030), no hemos conseguido erradicar ni la destrucción de los ecosistemas ni la desposesión de las comunidades que los habitan. Tampoco la nueva minería especulativa ha sido erradicada, se supone que iba a ser sustituida por modelos de extracción sostenibles que iban a arreglar los impactos de manera notable. 

El resultado, muy al contrario, ha sido una creciente presión ambiental y social por unidad de actividad económica. Se desmienten así las afirmaciones del itinerario de transición ecológica y crecimiento verde o Green Deal impuesto en Europa especialmente tras la pandemia declarada en 2020 por la OMS. Además, se consolida tal contradicción con un hecho bien contrastado: que la eficiencia del mercado gracias a la tecnología digital (gran consumidora de energía y minerales) ha simplificado el saqueo a las comunidades y a la tierra. Sería otra muestra más del efecto rebote o Paradoja de Jevons de carácter extractivo.

En la revisión de 2004 de Los límites del crecimiento apareció el escenario BAU2 y como vemos, se asemeja mucho al itinerario al que nos estamos dirigiendo. La consideración de 1990 quedó clara —con los datos que el conocimiento de la geología industrial suministraba de algunos recursos geológicos clave—, en particular los combustibles fósiles resultaron algo más abundantes de lo que se suponía en el escenario BAU de 1972. Este hecho resultó en que nos volvió más derrochadores al mismo tiempo que la descomunal concentración de beneficios hizo que la mayoría nos volviésemos más deudores o más pobres, tal y como explicamos aquí y aquí. Si seguimos confundiendo decrecimiento con empobrecimiento seguiremos ahondando en lo que explicábamos entonces.

Sin embargo, aquella noticia de una contrastada abundancia de recursos nos pareció "una buena noticia", sobre todo a las empresas del sector de los hidrocarburos y a las mineras, pues en el caso de las primeras, dilataba los años de sus negocios sin muchos traspiés en el horizonte, como los de 1973, 1979 o 1990 y las segundas, que aún no han desarrollado minerías basadas en otra cosa que no sea el gasoil, veían la posibilidad de seguir con sus expectativas de crecimiento, aunque cada año añadido tuvieran que triturar más y más montañas o cordilleras para obtener la misma cantidad de mineral que unas décadas antes (recomiendo ver este artículo que lo explica poniendo el cobre como ejemplo).

No obstante, en la cumbre de Río de junio de 1992, no fueron pocos los grupos de científicos y ambientalistas que advirtieron de los efectos secundarios o iatrogénicos que esto acarrearía. Como todo el mundo sabe, nuestras opulentas sociedades industrializadas hicieron caso omiso de las advertencias que hoy ya forman parte de nuestra vida cotidiana, y no hablamos sólo de sequías, olas de calor, violentas tormentas o inundaciones, el calentamiento de la superficie marina, la desertificación de nuestro entorno...

La muerte de los suelos o esta sexta extinción masiva que hemos puesto en marcha lastran "el crecimiento" aunque los tentáculos y sus diabólicas corrientes sólo sean testificadas y descritas por un puñado de desesperados científicos, humanistas e investigadores independientes a los que, deliberadamente se ahoga en la irrelevancia. También hablamos abiertamente de cómo nuestros cuerpos han pasado a  formar parte de las nuevas corrientes artificiales, vehiculando a través de ellos los nuevos desechos que el planeta ya no digiere.

En efecto, al no poder metabolizarlos los pone en circulación, porque como comentaba en este artículo, nuestros cuerpos, además de vórtices, son parte de los nuevos itinerarios de estos recién llegados materiales del Antropoceno. El ejemplo que más "risas" produce en mis charlas es el de que, inmersos en nuestras opulentas sociedades industrializadas, nos comemos en forma de microplástico unas tres muñecas Barbie al año por persona, como explicaba en este artículo para la revista 151515.

Y una nueva manera contradictoria de hacer negocios...

En 2004, varios autores postularon entonces que no sería la escasez de recursos, sino la contaminación, especialmente los gases de efecto invernadero, lo que causaría la detención del crecimiento. Este escenario BAU2 tiene los mismos supuestos que el Business As Usual (BAU) de 1972 que, como decía, es el más conocido, excepto que asume el doble de recursos no renovables. Más recursos naturales no evitan el colapso en el programa de dinámica de sistemas World3; la causa cambia del agotamiento de los recursos a una grave crisis de contaminación (figura 1, línea naranja).

Los supuestos que subyacen a cada escenario abarcan una gama de factores tecnológicos, sociales y de recursos. En cada escenario, la causa del declive difiere y su escala varía de una caída temporal al colapso social (ver figura 1). Si consideramos BAU (el más conocido y utilizado) y especialmente el escenario BAU2, podríamos imaginar una constelación de historias y pronósticos que seguramente no se alejarían mucho de lo que ya estamos viviendo. Representarían narrativas como las que leemos o vemos en documentales que conllevan airados y apasionados discursos, intentos de monopolización de las soluciones, incluso críticas violentas y descalificaciones del tipo o estás conmigo o contra mí.

Sin embargo, al contrario de lo observado en la figura 1 (BAU) y visto que no podemos parar la presión ambiental (BAU2), observamos atónitos cómo aumenta el abandono de lugares que fueron fértiles. Ahora se topan con terribles dificultades para producir alimentos, en el trasfondo están las sequías prolongadas, inundaciones repentinas, degradación y muerte de los suelos o la desertificación, algo que desde hace tiempo notamos en la cesta de la compra (línea amarilla de la figura 1). Entonces, nos vemos obligados a reducir y optimizar el consumo de recursos por la fuerza.

La nueva anormalidad conlleva, por tanto, la paradoja del intento de reducción cuando las cifras de reservas y recursos aumentan sobre el papel (u hoja excel) pero no llegan como lo hacían antes. Ahora nos obligamos a identificar las materias primas estratégicas, establecer estándares de sostenibilidad y aplicarlos a todas las fases del ciclo mineral. La reutilización y el reciclado (actualmente un 14%) aparecen como primera opción, aumentando la disponibilidad. Así que en noviembre de 2020, el Consejo de ministros del Estado español aprobó la Estrategia de Descarbonización a Largo Plazo 2050 (ELP 2050) como parte de los compromisos de España con el Acuerdo de París (2015) y como Estado miembro de la UE. Nada se está cumpliendo.

Desde entonces estamos intentando trazar un itinerario para lograr la neutralidad climática en 2050 y con el Plan Nacional Integrado Energía y Clima 2021-2030 configurar el nuevo marco estratégico y normativo para la transición ecológica basada en el despliegue de tecnologías renovables con el fin de electrificar y digitalizar la economía. Al mismo tiempo, aumenta el número de suelos desertizados, el de acuíferos contaminados o los ecosistemas en defunción.

Es cierto que vivimos ciertas recuperaciones, con subidas y bajadas en la actividad económica. Pero las actuales crisis globales, relacionadas con la pandemia, la guerra o la falta de suministros, obliga a nuestros dirigentes y organizaciones sindicales a repensar una profunda transformación en cada uno de los sectores de la economía. Sin embargo, tenemos que destacar que tanto el conocimiento de los problemas sistémicos como las herramientas para capear este momento ya estaban en manos de las administraciones y habían sido y son motivo de movimientos ciudadanos que fueron y son ampliamente ignorados. Un ejemplo de lo argüido se puede ver aquí. En el trasfondo: la solución no era tecnológica ni empresarial, sino fundamentalmente social.

A medida que el espacio extractivo se hace más grande, más lucrativo y más subvencionado, no solo se contaminan las tierras, los ecosistemas o nuestros cuerpos, una de las víctimas que más toxicidad ha incorporado a su dinámica en este transcurso es el pensamiento económico. Vemos día a día cómo en su irracional deontología "crecentista" ya predomina más el aniquilar, destruir y matar que el "buscarse" la vida.

En la minería "sostenible" y no especulativa que se supone va a apuntalar nuestro "crecimiento verde", como sucedió en más de una veintena de colapsos civilizatorios que nos preceden, el fin siempre justifica los medios. Y es que en una sociedad termoindustrial, tecnológica y digital como la nuestra ya todo está minado, desde los suelos hasta la actitud de las personas en redes sociales, las economías digitales o el ocio y el arte. A nadie se le escapa que este despliegue digital y la automatización de una buena parte de la economía se la debemos a China, que controla el 95% de las cadenas de suministro de los paneles fotovoltaicos, a Chile con la tercera parte del cobre mundial o al Congo con más de la mitad del cobalto. Allí los impactos medioambientales son espectaculares. Pero todo tiene un fin...

Una economía tan verde que se basa en rebajar las exigencias medioambientales 

Los científicos chinos se han vuelto reticentes a seguir explotando a precio de ganga las valiosas tierras raras o los minerales necesarios para "nuestra transición verde" y ahora nos advierten de que sólo "la prospección geológica intensiva de los depósitos de minerales clave causa un daño extremo al medio ambiente". Como si en occidente no lo supiéramos. El camino hacia una economía verde europea ahora se ve también muy destructiva desde la República Democrática del Congo, donde hombres, mujeres y niños extraen las tres cuartas partes del cobalto de nuestros dispositivos digitales y de nuestras infraestructuras de  transformación y captación de energías "limpias" con la ayuda de fondos chinos y capital occidental que han convertido al país en uno de las más pobres del mundo (74% de su población). No son pocas las voces que intentan frenar semejante fuente de esclavitud y muerte. Pero permanecemos indiferentes ante su ensordecedor clamor, porque no vemos otra salida que el engaño del crecimiento verde y su infundado tecnooptimismo.

Qué fastidio los chinos. Con lo bien que nos iba cuando se saltaban las normas medioambientales a la torera, ahora también "les preocupa" que en sus territorios se hayan instalado de manera generalizada explotaciones con graves impactos en sus ecosistemas y comunidades debidos a la creciente demanda de las "industrias verdes de alta tecnología". Al menos, cuando no lo sabíamos éramos más felices. Las razones por las que la mayoría de los ecologistas y casi todos los consumidores de dispositivos y ecosistemas digitales sabemos poco (o nada) sobre las prácticas mineras destructivas necesarias para suministrar materiales geológicos a nuestros teléfonos, consolas o vehículos eléctricos, se reducen simplemente a que tanto la política minera china como la europea o norteamericana son profundamente opacas a mostrar esta realidad.

Así que visto que lo verde no funciona como nos habíamos imaginado, la tentación es volver a lo que se llama la economía de mercado y el crecimiento económico infinito, algo que ya no parece posible y menos aún deseable. Vemos cómo el criterio principal de las denominadas iniciativas de recuperación y resiliencia es asignar más recursos económicos para que los mismos mecanismos, decisiones políticas e inercias económicas solucionen la crisis que crearon. De esta manera, la crisis global que comienza con la energía y sigue con los recursos geológicos básicos necesarios para nuestra transición verde, tendría una única solución: la financiera-empresarial.

Dentro de este conjunto de soluciones financieras y empresariales destacaría uno de los desenlaces más Typical Spanish como es la denominada Ley Tapia en Euskadi. Ha sido otra paradoja: rebajar las exigencias medioambientales como excusa para promover la “economía verde”, tanto en la implantación de megaproyectos de polígonos eólicos o fotovoltaicos como en la minería que apuntala su despliegue y el de las infraestructuras de transporte, energéticas y digitales que la acompañan. El objetivo: favorecer la inversión y subvencionar el cambio de modelo extractivo.

Construir más infraestructuras que no podrán utilizarse y dirigiendo fondos a planes muy sectoriales, protagonizados por redes administrativas que, además toman a la ciudadanía como objeto de esas políticas y no como los sujetos activos de ellas, está hundiendo a comunidades enteras, creando zonas de sacrificio en los territorios que se vacían: todo un BAU2. La UE ya nos pide cuentas. A ver ahora cómo lo solucionamos... 

Nueva economía verde y digital en un planeta recalentado

martes, 23 de mayo de 2023

SEQUÍA EN ESPAÑA: TODOS NUESTROS ESFUERZOS PARA NO MORIR DE SED

PUBLICADO EN ZEIT ONLINE:

MIT ALLER MACHT GEGEN DAS VERDURSTEN


Normalmente a la iglesia de Sant Romà de Sau solo se le ve el campanario.

Davide Bonaldo/ SOPA Images/ LightRocket/ Getty Images

Sequía en España. Por Julia Macher

Represas, ahorro, desalinización: España lucha por cada gota de agua. Pero esta denominada sequía récord no será la última. ¿Está preparada la fábrica europea de frutas y hortalizas?

Queridas y queridos lectores, traigo aquí al blog, en español, el artículo Dürre in Spanien: Mit aller Macht gegen das Verdursten (Sequía en España. Todos nuestros esfuerzos para no morir de sed) publicado por Julia Macher en Zeit Online tras una larga conversación que tuvimos cuando visité Mallorca hace unos días con objeto de tener varias reuniones, una con la universidad, con la Euskal Etxea, presentar varios actos y ofrecer un par de charlas en tiempo récord con Antonio Turiel. Os dejo con Julia:

A toda máquina contra la sed

El símbolo de la sequía española está entronizado sobre un montículo de escombros, rodeado de tierra agrietada durante décadas, el de la iglesia románica de Sant Romà de Sau de la que sólo se podía ver el campanario, cuyos cimientos descansaban sobre el pie de la Pantano de Pantà de Sau. Ahora la iglesia está completamente libre y ligeramente elevada. El embalse, que una vez cubrió un área de 528 hectáreas, está solo a una décima parte. La iglesia y el embalse casi vacío. Esta imagen ha ilustrado decenas de informes de sequía en los últimos meses.

España ha vivido su primavera más calurosa y seca en décadas, con temperaturas récord que superan los 40 grados. “España es uno de los países del mundo donde más se nota el aumento de la temperatura”, afirma Jorge Olcina, geógrafo e investigador del clima de la Universidad de Alicante. Esto se ve sobre todo en el fenómeno de las noches tropicales: mientras en los años 80 había una media de 15 a 20 noches al año con temperaturas de 20 grados o más, en los últimos años ha habido más de 80.

Pero sobre todo, es demasiada sequía. Estamos hablando de una sequía histórica. Las precipitaciones son más irregulares y menos frecuentes. Y cuando llueve, solo es de manera localizada, y a veces tan fuerte que hace más daño que bien. A casi el 40 por ciento de su capacidad, las existencias de agua a nivel estatal están muy por debajo del valor comparativo de los últimos diez años: el 64,6 por ciento sería lo normal en esta época del año. Pero con el cambio climático, surge la pregunta de si esta "normalidad" todavía sería aplicable.

Una sequía histórica

La situación en Andalucía y Cataluña es especialmente grave. Las restricciones de agua ya están en vigor en el noreste de España desde marzo: los espacios verdes ya no se pueden regar y la agricultura tiene que arreglárselas con un 40 por ciento menos de agua. En algunas comunidades se cierra el grifo por la noche y ya no se pueden llenar las piscinas. Los agricultores ya han cancelado la mayor parte de la cosecha de trigo y cebada. 

Ya no podemos confiar en que vuelva a llover en primavera y otoño y que los embalses vuelvan a estar llenos, como solíamos hacer”, dice Olcina. Los embalses son el depósito de agua más importante de España. Ningún otro país del mundo tiene más grandes presas en tan poco territorio: hay más de 350 entre los Pirineos y Gibraltar. Muchos de ellos nacieron como grandes proyectos tecnológicos durante la dictadura franquista. Todavía se utilizan de forma intensiva en la actualidad para la generación de energía hidroeléctrica, para el riego en la agricultura y para el turismo. Pero ahora muchos de ellos casi se han secado.

“Necesitamos una forma diferente de administrar los recursos”, dice Olcina. No se trata tanto de llenar la piscina del hotel o de regar primero la huerta de fresas, sino de aumentar el uso de otras fuentes de agua: agua de plantas desaladoras y agua tratada. Muchas de las plantas de desalinización más pequeñas construidas en las décadas de 1970 y 1980 están obsoletas. Y hasta ahora, solo el diez por ciento del agua reciclada se vierte a la red de agua potable o se usa para riego.

Desalinizar y reciclar tanto como sea posible

Más de 4.000 hectómetros cúbicos, todo lo que puede albergar el mayor embalse de España en La Serena, en la provincia de Badajoz, salen cada año de las depuradoras. Un embalse gigantesco que la coalición de izquierdas española también quiere aprovechar. Cuando el Gobierno presentó su paquete de ayuda por 2.190 millones de euros por las consecuencias de la sequía el pasado 11 de mayo, la ministra de Medio Ambiente, Teresa Ribera, anunció que duplicaría el contenido reciclado en el agua doméstica para 2027. Olcina preferiría una obligación legal al 100% de su uso. Además, se dispondrá de 400 millones de euros para la construcción de tres nuevas desaladoras, en Málaga, Almería y Tordera.

Estos recursos hídricos alternativos ya se están utilizando. En la metrópoli de Barcelona, ​​la proporción de agua desalada y reciclada en el agua potable superó por primera vez este año a la de los embalses. La Desalinizadora del Prat, a medio camino entre el aeropuerto y el polígono industrial, lleva funcionando a toda máquina desde agosto del año pasado, más tiempo que nunca. Cuando se inauguró en 2009, la planta desaladora era considerada una de las más modernas de Europa y sigue siendo la más grande hoy en día que produce exclusivamente agua potable.

Desde que la sequía viene dominando las noticias, su director Carlos Miguel, ha guiado regularmente a grupos de visitantes a través de los enormes salones, explicando cómo, en ósmosis inversa, el agua de mar filtrada se presiona a través de membranas a alta presión; la salmuera resultante permanece cargada de energía y ayuda a transportar el agua. Esto reduce los costos de energía. El proceso sigue siendo costoso: cuesta alrededor de 70 céntimos tratar un metro cúbico de agua, 14 veces más que el agua dulce de ríos y embalses. "Las plantas de desalinización no son una panacea para la sequía, sino solo un componente básico entre muchos", dice Miguel. Principalmente brindan alivio donde vive la mayoría de la gente, en las ciudades de la costa. No ayudan contra la falta de agua en el país.

El principal problema del agua sigue siendo el regadío

El altiplano español y el interior han sido utilizados intensivamente para la agricultura durante décadas. El agua de los embalses ha permitido regar a gran escala. Allí se riegan cerca de 4,5 millones de hectáreas de tierra: olivares en Jaén, viñedos en La Rioja, maíz en La Mancha. Para el geógrafo Jorge Olcina, la agricultura española es el principal problema en el trato con el agua. Consume entre el 70 y el 80 por ciento de un recurso cada vez más escaso.

Si le pregunta a los agricultores cuánto usan en promedio, a menudo se encogen de hombros. El agua simplemente sale balbuceando de la boca de riego al campo, viene a través de canales del embalses cercanos, del río o de un depósito de agua subterránea. A menudo explotado ilegalmente. "Cuando se cultiva en invernadero, el consumo de agua se puede calibrar con precisión", dice Olcina. "Pero en la mayoría de las tierras agrícolas, nadie sabe exactamente cuántos litros fluyen".

La cuestión de la sequía en el sur de Europa

Hasta ahora, solo los requisitos de agua de los tipos de cultivo cambiantes han proporcionado una guía aproximada de cálculo. Los agricultores de Cataluña, por ejemplo, están plantando este año girasoles, más frugales con respecto al agua, en lugar del voraz maíz. Esto ahorra agua a corto plazo. Pero sin una infraestructura adecuada, sin contadores para medir la cantidad de agua que sale del grifo y sin estrictos controles administrativos, esta no es una solución sostenible a la escasez de agua a la que España tendrá que adaptarse a largo plazo debido al cambio climático. "Mientras el turismo lleva mucho tiempo tratando de utilizar el agua de manera más responsable y el consumo de agua en las ciudades está cayendo, la agricultura sigue siendo el niño problemático", dice Olcina.

España quiere gastar 2.100 millones de euros, en parte financiado por Europa, en parte por las arcas del Estado, para modernizar su sistema de riego para 2027. El país ya ha intentado reducir el consumo de agua para la agricultura. El riego por goteo basado en el modelo israelí se introdujo en la década de 1990. Inicialmente, se ahorró un 30 por ciento de agua, pero poco después las cifras se dispararon nuevamente: agricultores y empresas agrícolas duplicaron sus hectáreas para generar más con la misma cantidad de agua o cosechar dos veces al año. Solo en Huelva, la superficie cultivada con fresas se ha sextuplicado en los últimos 40 años.

"Por el momento solo se trata de soluciones de emergencia"

El geólogo Antonio Aretxabala, investigador en la Universidad de Zaragoza, habla de una "paradoja de la eficiencia". Ha estado divulgando y luchando por un replanteamiento fundamental durante mucho tiempo. "Debemos dejar atrás por fin la creencia ingenua de 'más y más, más y más'", dice. Casi un 80 por ciento del agua de la agricultura española directamente se exporta, la puedes encontrar en forma de fresas o tomates en los supermercados alemanes, o indirectamente como pienso para cerdos cuyo jamón se enviaba a China. "No tiene sentido que el país más seco de Europa sea el que más agua envía por todo el mundo" afirma.

Pero el sector agrícola es uno de los pilares de la economía del país, 2,8 millones de personas se ganan la vida en los campos y en los establos. Las fuerzas de inercia son grandes. La propia industria preferiría confiar en soluciones biotecnológicas. En marzo, científicos españoles patentaron un proceso que aumenta la resistencia a la sequía de las plantas mediante la adición de hormonas, lo que les permite sobrevivir a dos semanas de sequía.

Tales métodos mitigan las consecuencias inmediatas. No cambian nada del problema actual en sí, dice Olcina: "Por el momento solo se trata de soluciones de emergencia para los próximos meses. Pero lo que necesitamos, además de usar recursos alternativos, es un nuevo marco con controles más estrictos en todas las áreas." ¿Cuándo debería iniciarse una reforma estructural de este tipo? Tan pronto como termine la emergencia actual. En cuanto vuelva a llover.

Sequía en Europa y en España. Desaladoras. Gestión y aguas subterráneas. ¿Geoingeniería?
Domingo Zarzo, Jorge Olcina y Antonio Aretxabala


domingo, 21 de mayo de 2023

PENSANDO LA CIUDAD DEL FUTURO: IRUÑA GERORA DE AUZOLAN


"Atera gaitezen behingoz publizitate-logikatik eta egin dezagun, benetan, auzolan-kontzeptuaz eslogan bat baino zerbait gehiago. Eskerrik asko".

"Salgamos de una vez de la lógica publicitaria y hagamos que el concepto de trabajo en comunidad sea algo más que un eslogan. Gracias".

 Teresa Maldonado, Premio Euskadi de Literatura 2022

Figura 1. Plazara, 26 de abril de 2023

Queridas y queridos lectores, como podemos ver por todas partes, hay una fuerte marejada en lo que concierne a temas medioambientales, cambio climático, adaptación al declive de recursos, etc. Se suceden los eventos por parte de los partidos políticos, asociaciones de carácter cultural, científico, incluso sindicatos y grupos vecinales y de agricultores y ganaderos que han sido afectados por la sequía, las riadas o simplemente vivimos en primera persona las cuatro olas de calor de la primavera y verano de 2022, algo que como a la mayoría, no nos dejó indiferentes.

1. Los encuentros desde Iruña Gerora

El pasado día 26 de abril tuvo lugar el primer encuentro organizado por Iruña Gerora en Pamplona, en el centro comunitario sociocultural Plazara (figura 1), en el que, gracias sobre todo a las personas que se empeñaron desde hace meses en integrar miradas y experiencias, entre todas y todos, buscamos encuentros para prepararnos, afrontar lo que ya tenemos encima y protegernos como comunidad.

Detrás de aquel evento hay meses de trabajo sosegado y sereno, muy apacible, como el espíritu de Iruña Gerora, buscando una nueva manera de interacción e integración con las esferas de la sociedad que raramente se escuchan, poco se comprenden e incluso a veces, se miran con recelo. Desde la idea de que somos comunidad y trabajamos en auzolan (palabra que en euskera se refiere al trabajo de la comunidad en favor de la misma), pudimos hacer que lo transversal se volviese horizontal. Me explico:

Nos dimos cita medio centenar de personas, políticas y políticos del Gobierno de Navarra, alguna consejera de Economía y Hacienda, concejales, parlamentarias, gente de los barrios de Pamplona, científicos de cátedras que estudian el proceso de transición y adaptación desde la ciencia y la tecnología, nuestro representante de AEMET, activistas de movimientos ambientalistas y climáticos, empresarios, coordinadores de asociaciones vecinales que llevan años desarrollando el apoyo mutuo o simplemente gentes curiosas o preocupadas que quisieron participar, personal técnico del ayuntamiento y de la administración, etc. Sí es verdad que se echó de menos a los medios de comunicación, habíamos invitado a unos ochenta medios, pero sólo vinieron o se hicieron eco tres: RNE, Pamplona Actual y NAIZ.
 
Pensando la ciudad del futuro Iruña Gerora de auzolan. RNE
 
En los documentos oficiales del Ayuntamiento de Pamplona consta que “El cambio climático es el problema más grave que enfrentamos, la transición energética es el mayor reto social y las amenazas más prioritarias son el aumento de temperaturas y la disminución de agua potable. Todas las actividades humanas van a ser afectadas, con daños y pérdidas que no podemos prever. Vamos a ser más vulnerables y necesitamos adaptarnos. Este diagnostico es compartido por todos los países que se comprometieron a trabajar los 17 objetivos del desarrollo sostenible, a cumplir en siete años”.

Disponemos de un plan estratégico municipal sobre la transición que apuesta por medidas que necesitan combustible fósil para su producción, instalación y mantenimiento: digitalización, aislamientos, movilidad eléctrica e instalaciones de producción energética renovable. Estos retos necesitan un análisis multidisciplinar y una movilización social integral, pero la administración lo reduce a un problema económico con soluciones empresariales decididas por partidos y empresas privadas.
 
2. La respuesta ciudadana

La respuesta fue sorprendente. Por designio del grupo (y creo que por la potencia de voz) me asignaron el papel de coordinador y facilitador general para presentar una jornada de una hora y pico y dar voz a los presentes. En un tono de buen humor y lejos de la seriedad y lo formal que suele gobernar este tipo de reuniones, explicamos que no íbamos a arreglar la ciudad ni los retos de la crisis ecosocial en apenas ese tiempo, pero sí íbamos a intentar comprender que, desde la profunda idea de comunidad, estamos todas en el mismo barco. Pero en todo caso, lo importante era el poso emocional que dejase el encuentro con vistas a seguir escuchándonos para tomar las mejores decisiones, pues como quisimos incidir, nos vamos a necesitar.

El formato fue el siguiente: una presentación general, cada persona se presentó y nos dijo a qué se dedicaba y los motivos que le habían impulsado a acudir al evento. Más tarde se hicieron varios grupos de entre seis y diez personas con representantes políticos, científicas, activistas, gente de los grupos vecinales y ciudadanos motivados y, como decía, se notó la ausencia del sector de la comunicación; o no le dieron importancia o simplemente sus líneas editoriales les “aconsejaron” no cubrir una cosa tan poco ortodoxa por no decir perrofláutica. ¡Mira que juntar a consejeras y ganaderos con activistas que se pegan a cuadros…!

En esos grupos se debatió durante una hora sobre temas relacionados con la ciudad que necesitamos en el nuevo contexto de caos climático, declive de recursos, desigualdades sociales cada vez más acentuadas, movilidad, vegetación, participación, exclusión, etc. Luego nos volvimos a juntar para cada uno contar su experiencia sin un orden establecido, pero sí que se hizo un resumen por cada uno de los grupos que conformará un dossier. Con la serenidad y sosiego que caracteriza a Iruña Gerora, se hará público.

3. Y aprendimos mucho...

Mi experiencia personal —especialmente hablando de mi grupo— fue muy positiva y realista, me ayudó a ver otras perspectivas, entonces, una vez dentro del grupo yo no era ya ni coordinador ni facilitador, sino uno de los tres científicos. Una de ellas, investigadora y activista, que debatió con dos aspirantes a concejalías, una técnica del ayuntamiento y una señora que vino a ver qué se podía aportar o en qué podía participar.

El encuentro fue muy armónico y a mí me quedó clara la voluntad por parte de todas las personas de resolver nuestros retos y expectativas por la vía de la integración, huyendo de las imposiciones de unas administraciones poseídas por un entramado empresarial que vampiriza cualquier necesidad, incluido el derecho humano al agua (el agua es un derecho humano desde que en 2010 la ONU así lo declaró) si ello puede beneficiar económicamente a ciertas élites del ecosistema político-empresarial que cada vez toma con más ahínco a la ciudadanía y las necesidades vitales humanas como recursos a explotar.

Una de las cosas que más me llamó la atención en el capítulo sobre la crisis climática fue la intervención de una señora que se definió como una ciudadana y tocó en mi grupo. Ella vino a expresar más o menos que el clima lo estaban cambiando para controlar a la población, hacerla sufrir y que pasara necesidad, para ello, ¡cómo no!, se usaban las fumigaciones, los chemtrails y una serie de sustancias perniciosas para la vegetación, etc. Sin mucho preámbulo le explicamos el estado actual del consenso científico sobre el calentamiento global antropogénico y la señora lo comprendió y se dio cuenta de que esas teorías conspiranoicas carecen de toda base científica. Sí le expliqué que se han hecho muchos intentos de cambiar el tiempo local, no hace falta irse a Israel o la China ardiente del verano de 2022.

En España mismo, para controlar el granizo o intentar hacer llover sobre determinados cultivos, los cañones de ioduro de plata desde tierra o aire han sido utilizados muchas veces, de manera legal, alegal o ilegal, unas veces con éxito y otras sin absolutamente ninguno o con efectos indeseados que resultaron en lo contrario de lo buscado: granizos más gordos o lluvia a kilómetros de donde se pretendía. En Valladolid en 1975 ya se hacían los primeros pinitos. Para más información sobre geoingeniería, sequía, inundaciones y tecnologías de obtención de agua del mar, recomiendo este programa en el que hablamos de ello con expertos y directivos del sector de la tecnología del agua.

Quiero resaltar este suceso no por la cuestión de la abundancia (mucha o poca) o por el ruido que hacen estas teorías. El representante de AEMET me corroboró que su institución está siendo la diana de un constante bombardeo en redes sociales, la mayoría por parte de bots o perfiles automáticos de corta duración, hechos a miles desde alguna inteligencia artificial. El motivo es desconocido, pero sí que parece buscar un cierto grado de caos y descalificación de la ciencia en general y climática en particular o de científicos concretos que no responden a según qué intereses, seguramente porque se quieren monopolizar “las soluciones” como una fuente de beneficios para el ya mencionado ecosistema político-empresarial que estaría detrás. Quiero insistir: creo que en lo iniciado por Iruña Gerora está el germen de una constelación de soluciones que abarca aspectos políticos, científicos, vecinales o de integración con movimientos sociales.

4. No hay una solución exclusivamente tecnológica

Un empresario navarro ganadero, en uno de los grupos, afirma ante políticos y activistas que está muy preocupado a nivel empresarial y personal. Define el consumo como irracional (agua, hábitos, industrialización, sequía). Denuncia que las normas las firman los políticos. "La gente no nos compra lo que quiere, nuestro queso lleva más plástico que queso. Tomamos la alimentación como producto empresarial y no como un derecho humano. Tengo esperanza por un nuevo liderazgo social y otra sensibilidad política".

En el mismo grupo un físico e investigador en bioingeniería de la UPNA cuestiona el coche eléctrico desde las leyes físicas: "es un mecanismo muy pesado que gasta la mayoría de la energía usada en moverse a sí mismo". Considera que la gente no conoce la realidad del coche eléctrico: "la electricidad es escalable, para ciudad en usos individuales, pueden usarse patines eléctricos; un motor de combustión necesita una escala de vehículo más grande". El comentario resulta muy significativo para el empresario ganadero porque asegura que nunca había recibido información tan directa de una fuente que considerara legítima, más allá de los medios. Hay muchos más ejemplos que dan muchas pistas del valor de la comunicación horizontal que serán publicados por Iruña Gerora.


En efecto, ante todos estos retos no existe en absoluto "una solución tecnológica” basada en la imposición de una transición energética de carácter renovable eléctrico industrial (REI) que genera innumerables iatrogenias a las comunidades. Desde la relación circular con el medio que garantiza nuestra existencia hasta la gestión del agua en grandes comunidades, como pueda ser el área metropolitana de Pamplona (365.000 habitantes), pasando por la recuperación de algo tan valioso como poder cultivar en un suelo vivo, las decisiones más acertadas, así como las posibles reparaciones, tienen un marcado carácter multidisciplinar y eminentemente popular.

En los últimos tiempos hemos visto cómo proliferan las alertas sobre el impacto del cambio climático, por ejemplo. Series enteras como la de Angels Barceló en ETB2, debates y noticias constantes en los medios sobre su amenaza, y que si profundizamos lo más mínimo vemos que realmente se quedan muy cortas, llenan páginas y horas de programación. Así, el cambio climático sería el único culpable de nuestras penurias y nada tendría que ver con la nefasta gestión del agua, el abuso de beneficios de las grandes empresas energéticas o los pelotazos de la nueva burbuja renovable, o la especulación y los decretazos (como la Ley Tapia, por ejemplo) que presentan la REI como la única transición posible.

La guinda del sospechoso pastel mágico de la salvación suele ser la denominada participación público-privada, o sin eufemismos, la participación salvadora de las empresas que reciben nuestras jugosas subvenciones para imponer el modelo de transición centralizado de carácter renovable eléctrico industrial (REI). En la mayoría de los casos son las que, sobre todo, siguen explotando hidrocarburos como han hecho mientras el negocio fue rentable (figura 2). El greenwashing o pintura verde y su preocupación repentina por el medio ambiente surge simultáneamente a la aprobación de los llamados fondos de transformación, recuperación y resiliencia y Next Generation EU.

Figura 2. "Las renovables han avisado al Gobierno de que, si no se toman medidas, España puede entrar en una espiral de sobreproducción de energía verde e insta a la ministra a incentivar la demanda eléctrica para prevenir un escenario de exceso de generación que el sistema no pueda digerir". El Mundo 19/05/2023.

El criterio principal de las denominadas iniciativas de recuperación y resiliencia o Next Generation EU es asignar más recursos económicos para que los mismos mecanismos, decisiones políticas e inercias económicas solucionen la crisis que crearon. De esta manera, la crisis global que comienza con la energía y sigue con los recursos geológicos básicos necesarios para una transición verde, tendría una única solución: la financiera-empresarial.
 
Así que construir más infraestructuras que no podrán utilizarse y dirigiendo fondos a planes muy sectoriales, protagonizados por redes administrativas que, además toman a la ciudadanía como objeto de esas políticas y no como los sujetos activos de ellas, está hundiendo a comunidades enteras, creando zonas de sacrificio en los territorios que se vacían (figura 2). Es oportuno y necesario apuntar que desde 2008 el consumo eléctrico sigue bajando en España y en Europa.

No es de extrañar que un sector de la ciudadanía deje escapar su malestar contra la ciencia que, se dice, apuntala esa dinámica destructiva. Sin embargo, bastante menos se ocupa el tiempo en los medios con otros problemas enormes que desde Iruña Gerora se ha querido poner encima de la mesa y que vamos a tener que afrontar más temprano que tarde.
 
Por ejemplo, además del caos climático vivimos una enorme pérdida de biodiversidad, también la muerte de los suelos, la descentralización del sector energético que vive ya una contracción importante con la caída global de las tasas de retorno energético (TRE) de los combustibles fósiles y la generalizada subida de precios de las materias primas minerales o recursos básicos que acompaña a un sector primario industrializado. Y es que éste ya solo se sostiene sobre fertilizantes, pesticidas, grandes obras de infraestructura y la mecanización de la producción de alimentos, pero es que parte de todo ello va siendo cada vez más costoso de mantener y si algo sabemos con certeza es que ya no hay vuelta atrás.

Así que un sector emergente y creciente de la ciudadanía está cayendo en el escepticismo, la desafección política, la sospecha del papel de una ciencia al servicio de la desposesión y la destrucción de los ecosistemas que garantizan nuestras vidas al ritmo que zonas fuertemente industrializadas presentan ya diferentes grados de insostenibilidad, económica, social, de referencias culturales, de convivencia y crecientes desigualdades.

5. La protección de la comunidad es una cuestión de confianza

De esta manera se pone en tela de juicio cualquier posibilidad de una transición justa y frugal pilotada sobre una supuesta nueva ola extractiva (minerales, suelos, recursos madereros, alimentos) calificada de sostenible pero basada en la quema de gasoil. Al mismo tiempo que se piensa en una dirección, se avanza en la contraria.

La UE sigue poniendo el punto de mira en los medios de vida, las economías y las culturas locales, adquiriendo mayor relevancia impulsadas desde dictámenes como el SC/048 o los 17 objetivos para el desarrollo sostenible (Agenda 2030) de la ONU. Se sigue buscando la soberanía de los territorios con sus comunidades como base desde la que partir para construir un futuro de convivencia, de menor derroche de materiales geológicos, no autoritario y en un innegociable contexto de descentralización, descomplejización y decrecimiento.

Pero los mecanismos y dinámicas de antaño, desafortunadamente, siguen impregnando las mentes de quienes crecieron y se formaron en un mundo en contante expansión que ahora se desglobaliza y contrae, da igual si su sensibilidad política es conservadora o progresista. La necesaria revolución que se dejó asomar en Plazara es fundamentalmente interior, comienza en nuestras vísceras y se expande desde nuestros corazones.

Por ello sugerimos en la reunión del 26 de abril que todos se dieran las manos, se mirasen a los ojos y dijeran: ¡somos comunidad! Y lo hicieron, consejeras, catedráticos, activistas, coordinadores vecinales, concejales, investigadoras… Todas comprendieron que la dimensión ritual ha formado y forma parte de la expresión y comunicación del ser humano, del encuentro y la aceptación, especialmente cuando consolida lazos afectivos y emocionales para fortalecer la protección. Una corriente que en cualquier cultura ha dado fuerza y ha impulsado el auzolan allá donde fuera necesario.

En efecto, la protección, es una actividad intuitiva y permanente, tanto individual como colectiva, pero sólo es eficaz si está basada en unos conocimientos que crean hábitos de protección sistemáticos y emocionales. La práctica de la autoprotección por los componentes de un grupo social, además de favorecer a cada uno de ellos, genera la seguridad del colectivo: de aquí su importancia y necesidad de proyección a la comunidad a través de programas educativos serios y creíbles. Todos necesitamos la protección de la comunidad, incluso los más ricos. El año 2020 debería haber dejado algunas buenas lecciones.

6. La pedagogía horizontal es más efectiva que la vertical

Un ejemplo sorprendente de lo que está sucediendo con la falta de pedagogía de las instituciones y medios de comunicación se dio en Pamplona el pasado martes 16 de mayo de 2023 en una jornada debate sobre el cambio climático que relata Reyes Ilintxeta, quien actuó como moderadora en una puesta en escena clásica con la típica mesa de “expertos y dirigentes” frente a un público pasivo que acude a escucharlos y al final puede preguntar.

Tengo que subrayar que ese formato de encuentro fue el primero descartado por Iruña Gerora para la jornada del 26 de abril y las que sucedan, porque para resolver retos globales que afectan a una comunidad que, aunque no lo sepa, busca protección en sí misma, no es el más idóneo. Sí lo será en otros ámbitos divulgativos, pero con los temas que nos afectan, entre los que hay que dejar espacio para la salud afectiva, emocional y espiritual de la comunidad, es normal que salten las chispas. Y saltaron… Relata Reyes que:

“…Gritaban que todo esto era una dictadura, que no les queríamos dejar hablar, que no había habido un debate, sólo monólogos en una única dirección, que en esa mesa no había ciencia, que lo único que queríamos era meterles miedo… y que ellos querían seguir usando sus coches…”. Reyes Ilintxeta. Negacionistas, Diario de Noticias de Navarra 18/05/2023

¿A quién se refería? Ella les llamó negacionistas y de casi nada sirvió que los miembros de Alianza por el Clima Nafarroa o Ekologistak Martxan aportaran montones de datos y reflexiones del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático y de muchas otras entidades y autoridades en el tema. La autora denuncia en su artículo que los negacionistas le aseguraban que tras la pandemia “ahora empieza otra que es el cambio climático, es como tener a la gente con miedo siempre y que la gente no investiga fuera de lo oficial, y se cree lo que le cuentan. Nosotros vemos otra realidad.” A lo que califica y rubrica en el artículo como “Nivelazo”.

Efectivamente, nivelazo, pero algo tendremos que hacer para frenar la expansión de tanto nivelazo. A lo mejor comenzar con la autocrítica y la pasividad ante los atropellos de las grandes empresas —que se presentan como salvadoras gracias a las subvenciones— es un paso. Y quién sabe si la manera de comunicar y escuchar adecuda y protectora sea otra. Una cosa me quedó clara: en ambas experiencias, tanto al del día 26 de abril como la del 16 de mayo, había negacionistas y nivelazo, pero quizás la distancia que sigue imponiendo la jerarquía en una sociedad que se desjerarquiza a ritmo de caída de las tasas de retorno energético (TRE), comience a ser algo de un pasado basado en la autoridad. El sistema que nos sustenta ya está bajo estrés.

7. La revolución comienza en las vísceras

El crecimiento en el uso de energía per cápita, que había ido aumentando continuamente desde que comenzamos a utilizar los combustibles fósiles, comenzó a disminuir hace unos 30 años y el ritmo acelerado en el que se ha ralentizado sugiere que no habrá crecimiento en absoluto, por ejemplo, en la disponibilidad de alimentos.

El apremiante problema de la soberanía alimentaria y de la insostenibilidad de las complejas estructuras sociales e infraestructuras creadas por la sociedad moderna del siglo XX y XXI es mucho más grave y tiene un alcance mucho más profundo de lo que la mayoría de la población se pueda imaginar; hasta el punto que no sería desmesurado afirmar que el abandono o el colapso de ciertas conquistas sociales e infraestucturas serán de los mayores desafíos que tendremos que asumir y enfrentar en los próximos años. Por ello es apremiante y vital reaccionar cuanto antes. Y reaccionar supone trabajar en comunidad, en auzolan. Dice la sabiduría popular vasca: Auzolana, lurraren geroa (el auzolan, el futuro de la Tierra).

La presente revolución interna es, por su volumen y complejidad, sobre todo urbana y suscita cambios profundos en las formas de pensar, construir y gestionar nuestras ciudades. La evolución hacia nuevas necesidades que antes no lo eran porque estaban cubiertas, a nuevas formas de sentir y actuar, de los vínculos sociales, el desarrollo de nuevas ciencias y tecnologías ya presentes y el cambio de naturaleza y escala de los desafíos colectivos dejan fuera las maneras urbanas y de relaciones comunitarias que necesitaban formas de gobierno firmes, decididas y que dispusieran de poderes fuertes, para ser capaces de mantener el orden. Ya no es necesario reforzar fronteras entre un mundo rural y otro urbano, realmente ellas solas se van difuminando (quien quera ver cómo se puede remar a favor de corriente en este aspecto que le eche una ojeada al Proyecto Life de la UE como Lugo Biodinámico, por ejemplo).

Aquella autoridad se apoyaba en la intermediación social de un estilo de familia tradicional, de la escuela, la iglesia, el comercio, era un tipo de gobierno protegido y centralizado que hoy vemos cómo también se va desvaneciendo a pesar de la férrea resistencia de ciertos sectores poderosos de la sociedad. Ni siquiera hoy estas formas están siendo capaces de dar una respuesta contundente y satisfactoria a una desgracia natural como una inundación o una sequía. Con la pérdida de la capacidad de integración, esas maneras crecieron sin un modelo interactivo Sociedad-Naturaleza que enfatizara en el hecho de que ambas no pueden acabar destruyéndose mutuamente. "Auzolana altruismoarekin lotuko nuke nik; baina, batez ere, bizipozarekin (yo relacionaría el auzolan con el altruismo, pero sobre todo con la alegría de vivir)" Igor Elortza.

La Naturaleza, que tanto nos da y nos quita, es ya una cuestión social porque la hemos hecho social, cuando decimos “patrimonio natural” o “infraestructura verde” expresamos una actitud profundamente moderna, aunque también de apropiación de una dinámica que apenas comprendemos, pero menos aún podemos controlar proyectando todavía una mentalidad de dominio. Nunca mejor que antes se puede percibir: cada vez más jugamos con fuego, fuego como elemento arquetípico: físico, anímico, intelectual y espiritual. A su vez, una gran fuente de energía, como el amor (figura 3).

Figura 3. "El amor es una fuente de energía"
Simone Weil (1909-1943)