Vista general del campo de fútbol de San Jorge, recuperado tras los daños sufridos por la riada de diciembre de 2021. Redaccion DNN.
El día 15 de octubre de 2023 dicho Reglamento entró en vigor. Entonces, Julen Rekondo, Premio Nacional de Medio Ambiente, me propuso escribir con él este artículo divulgativo al haber sido el investigador y redactor del famoso informe de los microplásticos de San Jorge-Sanduzelai que impulsó Alianza por el Clima Navarra. El informe llegó a ser analizado y debatido, para tomar las decisiones oportunas, en el Ayuntamiento de Pamplona hace casi dos años.
Entonces el Consistorio pamplonés se comprometió a una serie de medidas temporales, como las enunciadas en el capítulo 7 de dicho informe, se trataba de medidas de contención (hablamos de una capacidad de maniobra de casi dos años antes de la entrada en vigor del Reglamento 2023/2055) tras la masiva dispersión de decenas de toneladas de partículas tóxicas sucedidas con las inundaciones del 10 de diciembre de 2021.
Ninguno de aquellos compromisos se llegó a cumplir y la pérdida de partículas sigue día a día con los mismos mecanismos descritos en el informe, especialmente tras cada episodio de lluvia se produce un arrastre de material importante que se puede observar en los alrededores del campo de fútbol de San Jorge-Sanduzelai por diversos lugares.
Las "bolitas negras" que acaban en el río Arga, en las huertas, los peces, las aves o en nuestros cuerpos, han seguido y siguen dispersándose exactamente igual que antes de hacer público el informe impulsado por Alianza por el Clima, ser debatido por nuestros gobernantes y alcanzar compromisos para evitar la dispersión continuada del material tóxico que ahora hay que prohibir por ley. La UE subrayó en el Reglamento 2023/2055 que una razón con mucho peso para prohibir la utilización de este material fue precisamente haber comprobado en estos años la irresponsable desidia de quines debieron tomar medidas de contención y no lo hicieron. Este fue el caso de Pamplona.
Durante este tiempo, además, se han publicado varios artículos científicos sobre el problema que la UE ha zanjado con la prohibición progresiva y definitiva. Nuestro informe de San Jorge-Sanduzelai se centró en el caucho sintético. Sin embargo, aunque nuestro estudio haya sido analizado e incorporado en varias investigaciones sobre el problema creado, como este que enlazamos de varios autores de varias universidades y centros de investigación, ha habido quienes, dando un paso más allá, han encontrado un peligro nada desdeñable también en las fibras de plástico que imitan a la hierba:
The dark side of artificial greening: Plastic turfs as widespread pollutants of aquatic environments. William P. de Haan et al. 2023.
En este estudio se muestra, sobre todo, que las fibras de césped sintético de los campos de hierba artificial, compuestos principalmente
de polietileno y polipropileno, pueden constituir más del 15% del
contenido de mesoplásticos y macroplásticos que dispersamos, lo que sugiere que estarían contribuyendo significativamente a la contaminación
plástica del medio que garantiza la vida y nuestra existencia. Los autores encontraron que hasta 20.000 "hierbas de plástico" al día fluyen por los ríos y que hasta 213.200 permanecen en la superficie del mar en zonas cercanas a la costa por cada kilómetro cuadrado. La hierba artificial, además de afectar a la biodiversidad urbana, la escorrentía,
la formación de islas de calor o la lixiviación de sustancias químicas
peligrosas, es una fuente importante de contaminación plástica en los
entornos acuáticos naturales.
Se puede acceder al informe completo para San Jorge-Sanduzelai desde este enlace con archivos multimedia de medios de comunicación o bien visualizarlo o descargarlo desde este campo:
Están en peligro los campos de fútbol de hierba artificial y, dependiendo de dónde se encuentren, abocados a la extinción. Los que contengan caucho de relleno sintético en llanuras de inundación serán clausurados. No deberían haberse construido nunca ahí. Muchos clubes, ayuntamientos, asociaciones, se plantean el futuro a la luz del nuevo Reglamento 2023/2055 de la UE que entró en vigor el pasado 15 de octubre sobre microplásticos y sustancias tóxicas. Obliga a revisar la composición del relleno de estos terrenos de juego y de otros deportes antes de 2030, ya que se prohíbe uno de sus componentes: el caucho sintético triturado.
El nuevo Reglamento 2023/2055 y los campos de hierba artificial
El nuevo reglamento restringe la fabricación y comercialización de micropartículas de polímeros sintéticos orgánicos, insolubles y resistentes a la degradación, tanto como sustancias independientes o añadidas a productos que liberen dichos microplásticos durante su vida útil. La definición de microplásticos utilizada para establecer esta restricción es amplia, incluye las partículas con forma esférica de 5 mm y de fibra por debajo de 15 mm.
Son pequeños fragmentos de plástico (polímeros sintéticos) que se liberan por la degradación de productos más grandes o por su uso en ciertas aplicaciones. Se estima que cada año se emiten en la UE entre 75.000 y 300.000 toneladas. Están presentes en los ecosistemas acuáticos y terrestres, también en los alimentos, el agua que consumimos y nuestros cuerpos. Su emisión constante genera la polución persistente de ecosistemas y cadenas tróficas. Los estudios de laboratorio han mostrado que los microplásticos pueden causar diversos daños (eco)tóxicos y físicos en los seres vivos. Cada persona de un país occidental ingiere el equivalente medio a una tarjeta de crédito semanal de microplásticos. Unas tres muñecas Barbie cada año.
Algunos ejemplos de productos comunes incluidos en el ámbito de aplicación de la restricción son el material de relleno granular utilizado en superficies deportivas sintéticas, que constituye la mayor fuente de microplásticos intencionales en el medio, también cosméticos y detergentes, suavizantes, purpurina, productos fitosanitarios, juguetes... Se espera que estas medidas supongan una reducción del 70% de las emisiones de microplásticos, lo que en los próximos 20 años equivaldría a evitar la dispersión de medio millón de toneladas.
Campos de hierba sintética y llanuras de inundación
Todo esto nos trae a la memoria lo ocurrido el 23 de enero de 2021, cuando en una operación de limpieza del parque fluvial de Pamplona y comarca, organizada por las asociaciones que conforman Alianza por el Clima, se recogieron medio centenar de contenedores con basuras y residuos contaminantes, la mayoría objetos de plástico, barreras de obra, piezas de invernaderos, aperos, botes, botellas… Una de las preocupaciones máximas, y que luego se confirmó, fue que tanto plástico recogido era el menor de nuestros problemas. Las organizaciones que conforman Alianza por el Clima impulsaron un estudio sobre la dispersión de caucho granulado y microplásticos desde el campo de hierba sintética de San Jorge, situado en la llanura de inundación del Río Arga. El material tóxico fue removido y transportado por la dinámica fluvial inherente a una llanura de inundación en las crecidas del 10 de diciembre de 2021. Pero no era la primera vez desde su construcción en 2007. Ha sucedido más veces.
Estos terrenos de juego contienen entre 100 y 120 toneladas de caucho sintético triturado, entre ellos hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP) cancerígenos, además de metales y ftalatos, de las cuales entre 3 y 10 toneladas se dispersan al año debido al desgaste y sobre todo, a la lluvia que se los lleva al no haberse tomado las medidas de contención mínimas recogidas en el Documento CEN/TR17519:2020 del comité PRI/57. Éste describe maneras sencillas y económicas de contener estos materiales tóxicos utilizados en campos deportivos con césped sintético, alcanzando, según estudios liderados por la UE y el sector, hasta un 98%.
Tampoco tras el pleno dedicado a tal respecto en el Consistorio en marzo de 2021, al acordar cumplir la normativa europea, se ha llevado a cabo ninguna de las acciones recomendadas y recogidas en el informe de Alianza por el Clima. Éste sigue en la web desde su publicación. Además, se detectó que los jugadores sacan una buena parte del caucho sintético en los zapatos, la ropa o el pelo. Así se viene dando desde que se construyó el campo de fútbol de San Jorge en 2007 en un área cartografiada y bien definida para los diversos proyectos urbanísticos que lo circundan como una unidad geológica con dinámica de llanura de inundación.
Las llanuras de inundación, tal y como se refleja en el estudio de Alianza por el Clima, no son lugares idóneos para acoger este tipo de instalaciones y si se opta por que sean estas unidades geológicas las elegidas para ubicar ciertas actividades deportivas como el fútbol, entonces la tercera generación de campos de césped sintético con gránulos de caucho reciclado de neumáticos no es la fórmula adecuada. En el capítulo 7 del citado informe se facilitan tecnologías como las que ahora recomienda el Reglamento 2023/2055.
Un mal invento
La UE, con el nuevo Reglamento, concluye que estos campos no han sido adecuados ni un buen invento para paliar el problema de los neumáticos al final de su vida útil, dándoles una segunda oportunidad a costa de generar desastres de salud muchos mayores. Pero especialmente, la UE subraya que la prohibición final, viene del hecho contrastado de que los responsables no se molestan en cumplir la normativa de contención del material tóxico exigido en el CEN/TR17519:2020. Es nuestro caso.
En el informe que fue presentado al Ayuntamiento de Pamplona, siendo alcalde Enrique Maya, se planteó y consiguió el compromiso necesario para “un estudio ambicioso de cuál ha sido el alcance del vertido y si es posible hacer un seguimiento de a dónde han ido a parar las toneladas de caucho reciclado granulado y microplásticos que se llevó el río Arga a su paso por San Jorge, si hay más campos en la misma o similar situación y si ahora, como es probable, al entrar en la cadena trófica a través de los alimentos, cuáles van a ser las consecuencias para nuestra salud”.
Tenemos constancia de que no se ha hecho nada, como tampoco lo ha hecho el actual equipo de Gobierno. Durante todo este tiempo ha habido un seguimiento ciudadano con inspecciones y un archivo de documentos gráficos. Especialmente tras las lluvias se corrobora la triste realidad que se adelantó con aquel estudio. El campo de fútbol de San Jorge va a desaparecer en su versión sintética, al igual que todos los demás que se encuentren en llanuras de inundación. En la actualidad existen soluciones viables sostenibles y más económicas. Involucran nuevas tecnologías de tierra batida, campos de caucho de fibras naturales o hierba natural. Siguen encima de la mesa una serie de medidas y alternativas eventuales que evitan los problemas generados para la salud, el sector agroalimentario y los ecosistemas.
El nuevo Reglamento 2023/2055 y los campos de hierba artificial
El nuevo reglamento restringe la fabricación y comercialización de micropartículas de polímeros sintéticos orgánicos, insolubles y resistentes a la degradación, tanto como sustancias independientes o añadidas a productos que liberen dichos microplásticos durante su vida útil. La definición de microplásticos utilizada para establecer esta restricción es amplia, incluye las partículas con forma esférica de 5 mm y de fibra por debajo de 15 mm.
Son pequeños fragmentos de plástico (polímeros sintéticos) que se liberan por la degradación de productos más grandes o por su uso en ciertas aplicaciones. Se estima que cada año se emiten en la UE entre 75.000 y 300.000 toneladas. Están presentes en los ecosistemas acuáticos y terrestres, también en los alimentos, el agua que consumimos y nuestros cuerpos. Su emisión constante genera la polución persistente de ecosistemas y cadenas tróficas. Los estudios de laboratorio han mostrado que los microplásticos pueden causar diversos daños (eco)tóxicos y físicos en los seres vivos. Cada persona de un país occidental ingiere el equivalente medio a una tarjeta de crédito semanal de microplásticos. Unas tres muñecas Barbie cada año.
Algunos ejemplos de productos comunes incluidos en el ámbito de aplicación de la restricción son el material de relleno granular utilizado en superficies deportivas sintéticas, que constituye la mayor fuente de microplásticos intencionales en el medio, también cosméticos y detergentes, suavizantes, purpurina, productos fitosanitarios, juguetes... Se espera que estas medidas supongan una reducción del 70% de las emisiones de microplásticos, lo que en los próximos 20 años equivaldría a evitar la dispersión de medio millón de toneladas.
Campos de hierba sintética y llanuras de inundación
Todo esto nos trae a la memoria lo ocurrido el 23 de enero de 2021, cuando en una operación de limpieza del parque fluvial de Pamplona y comarca, organizada por las asociaciones que conforman Alianza por el Clima, se recogieron medio centenar de contenedores con basuras y residuos contaminantes, la mayoría objetos de plástico, barreras de obra, piezas de invernaderos, aperos, botes, botellas… Una de las preocupaciones máximas, y que luego se confirmó, fue que tanto plástico recogido era el menor de nuestros problemas. Las organizaciones que conforman Alianza por el Clima impulsaron un estudio sobre la dispersión de caucho granulado y microplásticos desde el campo de hierba sintética de San Jorge, situado en la llanura de inundación del Río Arga. El material tóxico fue removido y transportado por la dinámica fluvial inherente a una llanura de inundación en las crecidas del 10 de diciembre de 2021. Pero no era la primera vez desde su construcción en 2007. Ha sucedido más veces.
Estos terrenos de juego contienen entre 100 y 120 toneladas de caucho sintético triturado, entre ellos hidrocarburos aromáticos policíclicos (HAP) cancerígenos, además de metales y ftalatos, de las cuales entre 3 y 10 toneladas se dispersan al año debido al desgaste y sobre todo, a la lluvia que se los lleva al no haberse tomado las medidas de contención mínimas recogidas en el Documento CEN/TR17519:2020 del comité PRI/57. Éste describe maneras sencillas y económicas de contener estos materiales tóxicos utilizados en campos deportivos con césped sintético, alcanzando, según estudios liderados por la UE y el sector, hasta un 98%.
Tampoco tras el pleno dedicado a tal respecto en el Consistorio en marzo de 2021, al acordar cumplir la normativa europea, se ha llevado a cabo ninguna de las acciones recomendadas y recogidas en el informe de Alianza por el Clima. Éste sigue en la web desde su publicación. Además, se detectó que los jugadores sacan una buena parte del caucho sintético en los zapatos, la ropa o el pelo. Así se viene dando desde que se construyó el campo de fútbol de San Jorge en 2007 en un área cartografiada y bien definida para los diversos proyectos urbanísticos que lo circundan como una unidad geológica con dinámica de llanura de inundación.
Las llanuras de inundación, tal y como se refleja en el estudio de Alianza por el Clima, no son lugares idóneos para acoger este tipo de instalaciones y si se opta por que sean estas unidades geológicas las elegidas para ubicar ciertas actividades deportivas como el fútbol, entonces la tercera generación de campos de césped sintético con gránulos de caucho reciclado de neumáticos no es la fórmula adecuada. En el capítulo 7 del citado informe se facilitan tecnologías como las que ahora recomienda el Reglamento 2023/2055.
Un mal invento
La UE, con el nuevo Reglamento, concluye que estos campos no han sido adecuados ni un buen invento para paliar el problema de los neumáticos al final de su vida útil, dándoles una segunda oportunidad a costa de generar desastres de salud muchos mayores. Pero especialmente, la UE subraya que la prohibición final, viene del hecho contrastado de que los responsables no se molestan en cumplir la normativa de contención del material tóxico exigido en el CEN/TR17519:2020. Es nuestro caso.
En el informe que fue presentado al Ayuntamiento de Pamplona, siendo alcalde Enrique Maya, se planteó y consiguió el compromiso necesario para “un estudio ambicioso de cuál ha sido el alcance del vertido y si es posible hacer un seguimiento de a dónde han ido a parar las toneladas de caucho reciclado granulado y microplásticos que se llevó el río Arga a su paso por San Jorge, si hay más campos en la misma o similar situación y si ahora, como es probable, al entrar en la cadena trófica a través de los alimentos, cuáles van a ser las consecuencias para nuestra salud”.
Tenemos constancia de que no se ha hecho nada, como tampoco lo ha hecho el actual equipo de Gobierno. Durante todo este tiempo ha habido un seguimiento ciudadano con inspecciones y un archivo de documentos gráficos. Especialmente tras las lluvias se corrobora la triste realidad que se adelantó con aquel estudio. El campo de fútbol de San Jorge va a desaparecer en su versión sintética, al igual que todos los demás que se encuentren en llanuras de inundación. En la actualidad existen soluciones viables sostenibles y más económicas. Involucran nuevas tecnologías de tierra batida, campos de caucho de fibras naturales o hierba natural. Siguen encima de la mesa una serie de medidas y alternativas eventuales que evitan los problemas generados para la salud, el sector agroalimentario y los ecosistemas.
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